domingo, 15 de abril de 2007

Por la boca, Muertos. Ybarra/Portals (2002)

Personas, caracteres y conductas
Por la boca, Muertos
David Antonio Abanto Aragón

I. Persona y carácter
Una de las sensaciones del lector que se asoma a la construcción de la Personna del díptico elaborado por Ybarra y Portals es la angustia, pero asociada a la incredulidad que se engendra al encontrar un discurso que pone en duda y/o dinamita las imágenes y alocuciones “normativas” de la poesía peruana de los últimos años dando inicio al discurrir de dos caudalosos torrentes verbales que por momentos rebasan los límites de la dialogicidad internándose en el “críptico” devenir de la palabra por ella misma sin interesarse en el sentido que esta pueda develar.
Por ello lector curioso que te acercas a la construcción de esta Personna no pierdas de vista que Persona(ae) que etimológicamente alude a la máscara del actor ha pasado a designar la configuración externa del ser, el contorno, lo físico, lo material. Por la boca, Muertos nos pone frente al proceso de constitución del dintorno, lo interior, lo moral, lo espiritual que surge de la travesía de la palabra en la que se van grabando estos caracteres con rasgos propios que imprimen la talla de las personas.
Aquí uno de los valores mayores del díptico de Ybarra y Portals. A lo largo de la lectura la atención se concentra en la expresión de las líneas de conductas que van delatando y descubriendo los perfiles que en un juego de luz y sombra asoman sus contornos y los esconden. Todo por efecto y obra del lenguaje o mejor será decir los lenguajes que los autores aportan agrandando y magnificando las figuras.
II: Carácter y conducta
El carácter según Jean-Paul (Johann Paul Richter) es un rayo de voluntad que se refracta y colorea en el prisma de la vida. Desde luego que esa sola cualidad no basta, pero este es el eje en torno al cual se estructura, aunque el carácter suponga el equilibrio de distintas cualidades sin que ninguna prive sobre las restantes.
Pero, además —siguiendo a Richter— el carácter debe ofrecer rasgos exteriores representativos que sean como una condensación de las cualidades. El carácter debe vestirse de personaje.
En el díptico de Ybarra y Portals los caracteres debemos reconocerlos por el juego de pasiones que, obedientes a una profunda unidad interior, aseguren al personaje una continuidad de rasgos, y que se manifiesta por uno de ellos dominante, como condensación de la pluralidad. Aunque según algunos estetas cuando un rasgo priva exageradamente en la configuración de un personaje, ya no se trata de un carácter (entendido, claro está, como tecnicismo literario) sino de una pasión. Cabe entonces la denominación de ‘tipo’, que será ‘prototipo’ si primero en una serie y ‘arquetipo’, si modelo en la misma.
Según los preceptistas clásicos, (Aristóteles en la Poética fue el primero) la perfección artística de un carácter aparte de la continuidad, armonía y equilibrio de sus manifestaciones, se da en la movilidad, en la acción. Vita in motu sentenciaban los retóricos latinos y la movilidad de los caracteres —su conducta, por lo tanto— proviene del choque de pasiones en el alma de los personajes y del acuerdo o desacuerdo de sus resultantes con la circunstancia exterior. El carácter se revela por medio de una conducta exterior...La conducta la realiza el personaje al dictado del carácter.
III. Jerarquía de los personajes
¿Quiénes son estos personajes? ¿Jóvenes o viejos?¿Hombres o mujeres?¿Qué tan cercanos o lejanos a sus contemporáneos? Según dictamina Guy Michaud en su Introducción a la ciencia de la literatura es labor del escritor corporificar en el lenguaje los personajes, darles figura humana. Crear seres vivos; pero sin vísceras, como decía Paul Valery.
Desde luego no es indispensable que el personaje sea idéntico al autor bastará con que encarne una de las virtualidades del ser humano para alcanzar plena vida artística...
Turbulencia y esencia se nos muestran en el díptico de Ybarra y Portals, pero no para caracterizar a cada uno de ellos. Ambos rasgos se pueden apreciar en cada uno de ellos, nacidos de la observación exterior y de la introspección de los creadores. Los personajes aquí tallados que actúan por ausencia como “los personajes de humo” de Roberto Arlt (como “el Hombre Cúbico” de Trescientos millones) se manifiestan con dualidades de introspección y observación exterior que hace penetrante su capacidad de verosimilitud, porque así como saben observarse, saben observar a los demás. Del mismo modo que observan a los demás nos observan y ahí la razón por la cual, como lectores, nos sentimos interpelados, cuestionados,...
En la esencia de la creación de estos personajes está la necesidad de enfrentamiento, del choque, la confrontación, del conflicto con su circunstancia y con la nuestra. Antagonistas y protagonistas a la vez, estos persona (ae) llevan el peso de la acción y se oponen a ella o la obstaculizan por momentos.
Por la boca, Muertos tiene el admirable privilegio de mostrarnos el proceso de aproximación introspectivo —de afuera hacia adentro en una especie de “viaje a la semilla” como en el célebre relato de Alejo Carpentier— y extravertido, hacia fuera de personnas capaces de pasar de un destino a otro, y que superiores a las personnas de carne y hueso que nos aproximamos a ellas pueden recomenzar sus vidas en condiciones nuevas.
Pero por más históricos o a-históricos, justificados o injustificados que aparezcan los personajes de Por la boca, Muertos —eso es sabía decisión del “hipócrita lector”— estas criaturas a parte del interés humano ofrecen al propio tiempo, como entidades poéticas, un interés estético.
IV. Invitación a la persona
Si el crisol donde se gesta la vida humana es un misterio para el hombre, no menos misteriosa es la simbiosis que favorece el nacimiento de las criaturas literarias, de esos seres vivientes, pero sin entrañas. Su creación, su conducta, sus acciones han de haber significado para sus autores una serie de dificultades y retos que han escapado de sus manos asumiendo una proporción diversa a la preconcebida en sus mentes. Con razón confesaba Miguel de Unamuno en “Almas sencillas”, incluido en Visiones y comentarios con relación a la novela algo que parafraseamos para la ocasión: No es el autor de una ficción quien mejor conoce las intimidades de ella (y de sus personajes). Son las criaturas las que se nos imponen y nos crean.
Asistamos “desocupado lector” a la labor que corresponde a recorrer nuevamente, en sentido inverso, la constitución de estas dos personas en manos de dos diestros creadores que por esas casualidades de sus itinerarios inventivos nos entregan al alimón este díptico para que en nuestras manos hallen sitio para colocar la discreta ofrenda de nuestra lectura y todas las sugerencias de eternidad que contiene.

Diciembre de 2002

domingo, 8 de abril de 2007

Rodolfo Ybarra/bio-biografía/poemas

RODOLFO YBARRA (Lima-Perú)
Rodolfoybarra@hotmail.com
Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones.
Ha delinquido en poesía acometiendo los siguientes atentados:

-“La Túnika de Ankou” Edición de autor. (1989)

-“Sinfonía del Kaos” Ediciones Humo Bajo el Agua. (1993)

-“Vómitos” Editorial Mantaro (1998)

-“Por la Boca, Muertos” Editorial Duodeno (2002)

-“Ruptura de Heje” Editorial Caparazón (2006)

-“Carne Humana” Editorial VL (2006)

-“Construcción del Minotauro” Editorial Zignos (2006)

En el plano teórico ha publicado un panfleto de agitación y propaganda titulado “Las Armas del Escritor” de más de dos mil páginas, y del cual ha salido el primer tomo (primer atentado).
En video ha registrado “La Decadencia de Lima” (1998) 1 h. 45``.
En música, aparte de haber compuesto más de 100 temas musicales y 3 óperas, ha participado -desde inicios de los noventas- en la campaña de “Terrorismo Musical” con la banda “Distorsión Acida” y apoyado a otras como “Melchor Malo”, “África Caníbal” “Acido” “Plátano Contaminado”, etc.
Ha dirigido también un programa de televisión cuasi clandestino en canal 27 UHF bajo el nombre “Degeneración”, programa político-cultural que se emitía los sábados de 1997 y 1998 y que acabó por culpa del déspota, tirano y execrable Fujimori, quien secuestró ilegalmente la antena de Chorrillos.
En radio coprodujo “Nuestra Época” que se emitió por Radio Santa Rosa
Ha editado la revista “Via Expresa”, “El Moscón Rojo”, y el fanzine “Acido” corrosivo literario, producido en tándem con el inefable Carlos Rengifo.
Como diseñador vintage ha intervenido trajes de Giorgio Armani, recibiendo la aprobación de varias revistas de modas entre las que se encuentran la revista “Facto”. "El Comercio" en su revista “Somos” le dedicó 5 páginas.
La falta de acceso a las editoriales lo ha obligado a participar en oscuros concursos literarios, habiendo ganado algunos y perdido en otros. Ha sido 3 veces finalista (con otros tantos libros) en el Premio Copé de Poesía. Ha ganado el Premio Nacional de Poesía 500 vl organizado por la municipalidad de Lima con el libro “Carne Humana”
Ha dado cientos de recitales en universidades públicas y privadas, en institutos, casas culturales, sindicatos y pueblos jóvenes, así como también en instituciones penitenciarias en los que ha colaborado en talleres artístico-literarios.
Ha dictado las conferencias “Una Teoría Para La Contracultura” en el Instituto Peruano-Británico de Miraflores.
En el campo tecnológico-científico ha mejorado la Eolípila de Herón constituyéndola en una máquina compleja que podría ayudar a producir electricidad a bajo precio; así también ha diseñado su propia “Máquina del Orgón” en base a los estudios inconclusos de Wilhen Reich, y que podría detener y curar el cáncer.
Sus textos se encuentran desperdigados en un sinnúmero de antologías y muestras entre las que están “La generación de los noventa” editada por la Biblioteca Nacional, “Antología Premio Copé” Ediciones Petroperú, “Revista Aedosmil”, “Revista Homúnculos”, “Encuentro de escritores nuevos” Universidad Científica del Sur, “Antología poética 51 poetas”, “Revista Camión de Ruta”, “Revista K’ollana”, “Polis Lima” Editorial Zeta, etc.
En la web circulan decenas de páginas no autorizadas por el autor.
Su obra ha cruzado el pacífico y ha sido invitado como miembro de número por el Instituto Patafísico de Francia.



De “Construcción del Minotauro” Editorial Zignos (2006)

I

Me he buscado occiso bajo los escombros de la tarde
este día en que no espero a nadie
este día desprendido de su orilla
como un barco en el vaivén de las olas
sin puerto, sin espera
y sólo he hallado una sombra que se niega a sí misma
acompañarme.

Paso los días contando estrellas,
moldeando el aire inexacto entre mis dedos inexactos;
de esta forma pago mis culpas,
no sé si este cielo se repite
al otro lado del abismo,
entre el paso que doy y el paso que dejo atrás
volteando la esquina.
Sólo quisiera encontrar un pedazo de vidrio
y despacio como cualquier loco
desfigurarme el rostro.




II


En días azules enfrento el destino
golpeo con mis alas las pupilas del ocaso;
el día se abre como canéfora mitológica
y entro en ella ángel minotauro.

El sol sucumbirá en mis brazos, la luna, los planetas;
con una cadena protegeré lo que es mío:
dolor-náusea-soledad
mientras cuerpos atormentados se azotan contra la noche
y el mañana nos arroja al hijo muerto de su vientre.

Arriba muere el dios blanco con su corazón acuchillado
muere el edificio lagarto, la urbe ácida, el hombre hostil
al fondo la ciudad es una cáscara de plátano en la que
resbala la muerte.






III


Oscurece.
A medias tintas distingo calles fragmentadas
donde la noche es la horrible cara de un fantasma que no
quiero contemplar;
los carros pasan arrastrando una pesada sombra de escarabajo,
los ángeles recién perfumados por el smog caminan ensayando
una mueca de pavo real
Y expectoran una moneda de diez centavos.

La polución de los días me persigue, arrastra, acosa, avienta,
y no encuentro puerta o ventana que me acerque a la luz,
no encuentro el camino que me lleve a una casa con hijos, con
jardines,
con paredes blancas en las cuales colgar un cuadro de colores.

Siempre he disimulado mi tristeza, la forma de estar así, solo
Como un cactus creciendo en el desierto.
Mi alegría se reduce al último color de la escala cromática,
a ese color que se proyecta en las crayolas de mis ojos,
y que aún no logran plasmar esa mirada.


IV


No reconozco los recovecos del odio
Pero mis ojos desorbitados arden en los candelabros de la noche,
mi cadáver adormecido tropieza en lugares oscuros, silenciosos
como reflujos de arena en el desierto,
y sólo una luz guía mis pasos,
sólo un sonido resuena a lo lejos y me devuelve la calma.

Estoy harto de observar el ojo imposible del mañana;
el olor a pólvora me ahoga y obliga a testimoniar rostros
quebrados por el espanto.
Los días pasan como balas,
el invierno es una enorme mancha en mi camisa que ningún azul
Brasso puede limpiar.


La sombra que fluye de una cañería arrastra un pedazo de noche
y en cada fragmento logro distinguir los gritos de un loco
con la mirada de Vulcano que ha incendiado su sonrisa.
Nuevamente la náusea se apodera de mi frente y como en un sueño
una flor asoma por mi boca.

V


Abro las ventanas de la noche,
afuera encontraré un corazón de dos cabezas
envuelto con papel periódico,
sólo un latido bastará para levantar el polvo del polvo,
el agua del agua que es mi líquida forma de amar
lo que aún es amago en lo amargo,
sólo un latido bastará para impulsar mis labios
sobre las olas de un mar sabio denso,
mar sabio denso, que es mi propia sombra que no reconozco
mi espejo distorsionado donde recobro la mirada,
esa luz estéril volátil como yo mismo:
ángel minotauro, triste ángel minotauro, estúpido ángel minotauro
cuando caen fetos de los techos
y el silencio invade las calles y levanta su bandera.

Un corazón de dos cabezas ha dejado de latir.
Un cadáver con los brazos en cruz se hace polvo
Y se eleva con el viento.



VI


No sé qué quieren de mí estas noches góticas con avisos
de muerte recién pintados
mis ojos ciegos giran como planetas
y en un salto de araña logro eludir las maquinaciones
ciegas de la náusea
mis días transcurren simples y tristes como raros pájaros
migratorios
y no hay señal de vida a mil kilómetros a la redonda
todos están muertos.
Camino a tientas con mis párpados pesados y enormes como
Caterpillar
mis pasos devuelven el eco de héroes y bandidos cuyo suicidio
no sirvió para nada
mi rabia muerde el lomo sanguinolento de la tarde
sombras temerosas cruzan las esquinas y se esconden en los
parapetos-soledad.

El chirrido de un carro enerva mis alas
y detrás del parabrisas alguien gira el tambor de su revólver.
El reloj detenido de una iglesia gira innumerables veces sus
manecillas
y estalla sobre alambres de púas y fáculas de luna.

VII


Cansado de pudrirme en el sereno
volando de rama en rama sobre casas derruidas
invento un universo de cucarachas, moscas y polillas
-hórridas criaturas en el jardín de la memoria-
prefiero los colores de la tarde, pero es mejor un bestiario
que una sórdida belleza.
Un viejo camina y pisa mi universo
Pude ser el dios de los insectos, pero ahora no soy nada
o quizá un minotauro alado buscando su camino.

Encontraré a dios en una de mis borracheras
lo bañaré en gasolina
cortaré sus largas barbas de pelos hirsutos
y prenderé fuego a todo mi pasado
entre sombras y pedazos de insectos
nublando mi visión del paraíso.






VIII


Sobre farallones de edificios maldigo los tentáculos del día
espanto con mis alas los horrores de la vida, plúmbago color
en el desamor;
quienquiera llegar a la luz tiene que vencer a su propia sombra
construir como Diógenes un camino de fuegos.

Mis alas sucumben ante el vértigo y sólo queda cerrar los ojos
para no ver,
cerrar los ojos y desaparecer, tocar el cielo plúmbeo
narcisa mirada en el espejo de los párpados
y ahí afuera el cíclope, el monstruo de los tiempos derribando
espacios.

Quisiera ser esa nube que arrastra el viento a lo lejos,
volar de comarca en comarca este mundo derruido
regar con mis orines su cuerpo carcomido.

No se engañen lluvia ácida caerá.


IX


Persigo sombras amorfas que surgen de los desagües
acuchillo siluetas de rojas sirenas que desafiaron el olor
de los basurales
el eructo de los ángeles me incomoda y trato de encontrar
un lugar donde inventarme
mis pasos retumban en las paredes descarachadas de los . salones subterráneos
mi angustia no tiene otra forma de expresarse
soy el sucio arcángel, el que nunca perfumó sus ropas con los
olores del parnaso
el que nunca escuchó los sabios consejos de los rapsodas.

La felicidad es la línea de un autobús que no pasa a esta hora.

Desde el obelisco se observa el suicidio de las estatuas,
la muerte de los puertos, la decapitación de las orillas.

El océano es un enorme monstruo que nos observa con su ojo
de espanto.





X


Un perro acompaña mi soledad o la soledad es el perro mismo
una prolongación de mi sombra disipada por la luz
sin saberlo camino en dirección contraria a los astros
y sólo encuentro un puñado de cosas por las cuales reír
un puñado de cosas por las cuales contar mi historia.

Debería preguntar por ése que escapa de mí
ése aquel ladrón de mi compañía
ladrón de este tiempo, báscula de mis caminos,
relámpago sin cielo.
El paraíso sigue siendo la gris morada
donde todos fuman el mismo cigarro
el mismo humo que nos borrará el color de los ojos.

Un perro ladra y cae por toboganes de locura
toneladas de angustia lo sepultan.


Sombras de ángel desaparecen entre destellos y aullidos
de dolor.


XI


Sostengo un incendio entre los brazos
dos velas encendidas para caminar resucitado este día
con la posibilidad de ser la sombra que proyecto y que no
reconozco
mientras la luna me pudre los recuerdos y algo crece en los
ojos
como manos tratando de dibujar una puerta
una estúpida puerta para huir con el rabo entre las piernas
ocultando mi cobardía, mi desamor amando lo inevitable,
la lucha del ser contra el no ser
porque a mí mismo me tengo miedo
y aunque lo niegue yo soy todos:
un grito en la garganta del ocaso
una voz de todos desprendida.




XII


A lo lejos
un hombre herido me mira desde una estera
lo ayudo a ponerse de pie y me abraza desconfiado
el dolor se contagia como un virus y no soy inmune
todo se enferma a mi alrededor
y caen cuerpos derrotados por la angustia
-púrpura caída de miradas convexas-
trato de avanzar y me siguen los recuerdos
la vida se cierra en esquizofrenia y paranoia
alguien tiene que sacrificarse
dar la vida para la vida
efluvio-coraza-minotauro

Subo a un edificio y pretendo la caída
abajo nadie sólo sombras esperan
abrazarme.







XIII


Parado frente al mar una ola amenaza,
presiento una feroz tempestad
el frío del cuerpo no es comparable al frío del alma
pero estoy solo y nadie me abriga
ni siquiera las gaviotas que dibujan remolinos de fuego
en las mayólicas del cielo
de pronto descubro que esta piedra es mi planeta y yo su
único habitante
miro mi rostro reflejado en el agua
y una mano de angustia me coge del cuello
toda mi vida corre en una pantalla y me detengo triste
solitario
en el mismo instante en el que traspuse la puerta fallida.

El cielo rojo como un coral cae sobre mi cabeza.

Dentro de mil años todo será escombros
ya no existirán las aves, ni el agua
la muerte habrá roto las cadenas
reinará con su corona de mil espinas.


XIV


Amarrado a una estaca silencio los ruidos del tormento
mis ojos retornan a mi rostro
pero a mi diestra la rabia es ciega,
la cornamenta del sueño se quiebra y los ángeles que asoman
no tienen alas para remontar una utopía.
Mi cuello no soporta el peso de la angustia
seguro, de mi cuerpo acéfalo brotarán alas de ángel minotauro o
impertérritas nubes de plomo.

“Resurrección” es un palabra que no me gusta
pero encaja en la oración del hipócrita.

Inexorable es el regreso al origen de la especie.
Un río de aguas negras cruza a través de mis labios y en la
oquedad de mi lengua
una frase se torna incompleta
una parábola enseña el camino de la luz
una blasfemia enseña la trocha deleznable
arriba, la luna gótica no parirá más misterios esta noche
sólo las almas y los perros aullarán el sacrificio del
minotauro

XV


La noche me trae retazos de cuerpos que rodaron
en oscuros manicomios
parcho mi cuerpo con pedazos de otros que no conozco
y a los que nunca se les prenderá una vela
camino fragmentado reconstruyendo la mirada en losetas
que se quiebran
mientras lobos de vidrio intentan engañarme
y cuásares de tiempo borran los vestigios.


Las sábilas crecen detrás de las puertas
los esqueletos vivientes llaman poderosamente:
“pagarán el daño que causaron,
llorarán con lágrimas de sangre y no estarán más”,
y no serán más los hombres, la carne vestida en la hoja
donde el miedo se alza y pierde su fe en los helmintos.






XVI


El sereno de los días
trae un intenso frío que congela humus en los ojos
dos miradas que se cruzan son dos miradas que se apagan.

Todos se buscan y nadie se encuentra
un laberinto para el ángel minotauro es una calle con millones
de caminos
lugares donde la risa ha perdido todos los dientes
ciudades donde es posible morir sin que nadie se dé cuenta.


Estoy muerto y mis alas resucitan dando golpes en la acera
espasmos de dolor me castigan
pero mi cuerpo logra elevarse
cuando verdugos de dolor muestran sus panoplias
y formas calcáreas entumecen mis alas.


Lágrimas son pedazos de hielo cayendo en el
sereno.



XVII


Amanece
todo vuelve a mí en forma de piedra
y tengo que abrir la celda a mi alma enjaulada
limpiar de una vez por todas las alcantarillas de mi pecho
despejar el estrecho espacio donde habito.


Un lugar para las flores es todo lo que quiero
olvidarme que existo, que soy un gusano más que se retuerce
sin poder avanzar,
olvidarme que los días traen noches con lunas marrones,
noches con los ojos abiertos y una lágrima de sal.


A veces entiendo que es preferible el olvido
al recuerdo constante y doloroso
al recuerdo de los pies sobre el cemento y una llaga
en la espalda sin alas.




XVIII


Pájaros metálicos surcan el firmamento
rasgan el cielo en tiras y rafias de neón.

Rescato a un niño de su propia trampa
soy tan pequeño ante el dolor
tan miserable ante la angustia
que piojos y moscas podrían matarme
herido ayudo y soporto el látigo de gárgolas.

Espacio y tiempo son coordenadas que nunca
podré descifrar.

La tierra abre su boca y me traga con un bostezo
¿Qué hago aquí dios de la mirada atroz?
¿Sobreviviré al genocidio de los tiempos?
Mis alas se agitan cuando caigo al centro del universo.
Miles de cabezas claman horrorizadas en los sótanos
del sueño.


XIX


Camino cien cuadras y descubro dos ojos como lenguas
que lamen mi espectro
debería emprender el vuelo o morir boca arriba
quemándome en el día.

Existo mientras muero y caigo por ventanas de edificios
dos alas cortadas suavizan los temblores
ya no hay tiempo para el arrepentimiento
una terrible furia se apodera de mi cuerpo
y me escondo antes de perder el conocimiento
perros y coyotes atenazan los cabellos del sol
-tenue iluminación en el velorio de los tiempos-
desde aquí callo y observo
cómo un arco-iris se hunde en el océano
y obtusos planetas se precipitan al vacío
mientras vahídos de agonía son notas musicales
en el pentagrama del silencio.


XX


Alas de ángel minotauro es lo único en la acera solitaria
mañana será un fósil más,
una osamenta para hombres utópicos
porque la muerte será sólo grotescos gestos de muerte
Torcidos rostros enderezando al silencio.

Aquí ya nada tiene sentido y escapo del remolino
mi sombra recorta la silueta de un arcángel
y lo extraño.

Una bola de fuego incinera el firmamento.
El mundo arde, el cielo escupe lava
la muerte sobre un caballo decapita al ángelus
es el final,
gallinazos escoltan al minotauro
el sol parpadea en el horizonte.









XXI


Otro laberinto me espera con signos de espirales
puedo cruzar las calles, volar sobre cordones eléctricos o quedarme para siempre detenido en los arenales.
Poco importa el acto heroico de los días
sólo avanzar con las alas adulteradas
caminar cientos de cuadras, miles de espacios cotejando a la nada
reptando-dando botes-gimiendo-aullando
preguntando por el lugar inexistente de la felicidad y el rostro dibujado
en la arena
el rostro del sin rostro el que sólo tiene la nuca de la duda.

Este mundo sólo tiene un camino llamado angustia
un derrotero endosado por la náusea y la soledad
una vía rápida hacia el fin de los principios
y aunque no quiera avanzo tras la procesión que no he convocado:
el funeral de ángel minotauro que soy o que dejo de ser
cuando aprendo a ser humano.