ADIÓS A LA PESTE

Hizo que el país "creciera" de un lado (casi como una pierna elefantiasiaca) y enriqueció a unos cuantos. Gobernó de espaldas a una mayoría que exigía en las calles mejores sueldos, mejores tratos, ser escuchados y considerados como ciudadanos, pero sólo recibieron represión sangrienta, balas y cárcel.
Hoy, Alan García, esa peste negra que tuvimos que soportar en dos periodos, está condenado al ostracismo, a los escupitajos y las pedradas (ni siquiera va a entregar la banda presidencial donde, de hecho, iba a ser abucheado), eso antes de irse al infierno (si es que existe).
Quizás lo único que podemos agradecerle es (y estuvo a punto de hacerlo) no haber soltado al reptil Fujimori, su homólogo y otra cara de la moneda so pena de que el país sufriera un cisma o pudiera levantarse. 

Si Ollanta quiere enderezar a este país debería empezar por meter a la cárcel a Alan García y Cía  (y trasladar a Alberto Kenya Fujimori a un penal de máxima seguridad). Millones de peruanos se lo pedimos.