Maldita, entre todas las
malditas
Pedro Novoa
¿Vienes del
cielo profundo
o surges del
abismo,
Oh, Belleza?
Oh, Belleza?
Charles
Baudelaire
Maldita seas por caótica, por lucir el
cabello en constante tempestad, por regurgitar mis recuerdos y flores
encarnadas como los crepúsculos. Maldita por no regalarme magnolias y solo
prodigarme espejismos y desiertos entre mis dedos.
Maldita por ser la única langosta de
mis plagas, por ser melodía nefasta, reptante y sorda. Piano que se hundió en
este pantano sin orilla que es la devastación, los delirios y tu pelo. Maldita
sea tu imagen y la bestialidad de tu imagen; tus colmillos, tu baba caliente,
tus serpientes tibias.
Maldita por tu colección inacabable de
puñales, por tu sevicia pura, por bailar desnuda en las matanzas y por no haber
tenido nunca dulce la boca ni los sueños.
Maldita por la cal viva que arrojaste
a mis ojos, por acumular los desvelos en un cenicero y dibujar mis ojeras
negras en los espejos. Maldita por no haber llorado mi muerte y ni siquiera mi
vida, por haber arrojado mis órganos y mis manos al vacío como pañuelos.
Maldita por no permitir que nadie te toque la tristeza que pintarrajeas en tus
uñas. Por la música entrecortada de los grillos, por tus relinchos azules, por
tener permanentemente el corazón y el ánimo, agitados y en pie de lucha.
Maldita por tu sexo de nutria, por tu
mitología y su guarida de flores. Por los albatros, los cuervos, los cisnes
degollados, por toda la sangre que resbaló encima y dentro de tus senos.
Maldita seas, entre todas las
malditas, por haber tintineado las cuerdas más frágiles de mi alma, por haberme
perdido y por haberme encontrado con la misma melodía, en el mismo abismo de
siempre. Maldita por cantar quebrando cristales, paradojas, silencios; por
haber perturbado mi tranquilidad, mi paz, esa delgada inmovilidad que separaba
tus labios de mis infiernos.
Maldita seas por haberme tomado como
un utensilio, por haberme usado mal, incluso, por no haberme usado con mayor
frecuencia. Maldita, mil veces maldita, por la costumbre de apuñalar milagros y
hacer picadillos a la esperanza.
Por último, maldita por la furia que
me llenó de nubes los ojos y tormentas las manos; por tus tatuajes de iguana,
por tu lengua de sable, por tu ombligo infinito, y por haber dejado tantos gorriones
muertos entre mi almohada, la nostalgia y tu pecho.
1 comentario:
Hermoso, muy hermoso
Publicar un comentario