domingo, 24 de enero de 2016

EL ARCÁNGEL CON CABEZA DE NEÓN, ENTREVISTA A ENRIQUE VERÁSTEGUI


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EL ARCÁNGEL CON CABEZA DE NEÓN

Después de varios años de amistad y de visitarlo en su casa de la calle O’Higgins, de Cañete, nos volvimos a encontrar con el poeta Enrique Verástegui, o “Jarry” como le dicen familiarmente en su casa. Fue a mediados de los noventa cuando le hicimos una entrevista para un canal de televisión de UHF, donde el poeta se atrevió a cantar una ópera y contarnos que nos gustaría recitar sus poemas en el cielo*. El tiempo ha pasado, Enrique ha publicado más de una treintena de libros, y hoy encontramos al poeta de hierro, en su nuevo domicilio de la avenida Brasil, para seguir conversando de literatura, artes y todo lo que es su reino natural.
Quizás esta conversa no sea “políticamente incorrecta” porque, nos pareció, había otros temas del cual ocuparnos, como su salud y su opinión necesaria con respecto a lo que viene sucediendo en el mundo, y, claro, cómo no, el trabajo de otros poetas y escritores reconocidos que, en cierta forma, han copado los medios periodísticos. Es curioso que Enrique Verástegui, el aedo que dedicó toda una vida a la poesía y que sacrificó, incluso, su familia, y su entorno más cercano, ahora se encuentre prácticamente olvidado y hasta cierto punto negado por los nuevos letratenientes y demás prensa encargada de imponer un canon a base de amigos, cercanos o tributarios de necedades. Sin embargo, la voz de Enrique Verástegui permanece inamovible, lejos de toda mezquindad. Acerquémonos, pues, al maestro.
 Por Rodolfo Ybarra
—RY: Muchas cosas han pasado desde que te mudaste a La Molina y ahora estás viviendo en Jesús María, ¿qué pasó,Enrique? Cuéntanos sobre esta situación nómade…
—EV: Sigo estando en Lima, aunque yo estaba en ciertos distritos que no colindan con el centro de Lima y ahora estoy en Jesús María dedicado a leer, a escribir, a cuidar y a conversar con mi mamá, que este año cumple 99 años y de la cual estoy muy orgulloso no solo porque es una gran madre, sino también porque es una gran intelectual, gran artista y escultora. Yo paso mi vida dedicado a pensar, dedicado a producir, que es lo que hago, que es lo que he hecho durante toda la vida.
—RY: Sigues escribiendo entonces, porque muchos jóvenes te siguen y quieren saber en qué anda E.V., y, claro, muchos, mal hablados, también dicen que ya dejaste de escribir, a eso se suma lo que tú una vez dijiste, que ya no escribías poesía…
—EV: No, no, no…
—RY: …tú lo anunciaste a unos medios en unas entrevistas, ¿qué pasó?
—EV: Fueron unos anuncios desproporcionados, no quise decir eso.
—RY: Ok.
—EV: Porque nunca he dicho que he abandonado la poesía, sino que estaba en un momento de descanso del efecto de los anteriores libros que había escrito. No abandono la poesía, sino lo que abandono es el poema, que es otra cosa, porque la poesía es el ideal, el numen, el goce de la vida; el poema vendría a ser el continente, el que contiene a todo ese ideal que es la vida y que es por ejemplo o podría ser el orgasmo que uno alcanza con la mujer luego de pasarse toda una noche haciendo el amor sin eyacular, conforme recomiendan los sacerdotes tantras tibetanos.
—RY: Y ese orgasmo, digamos, ¿no se aminora con el paso de los años? O sea, me refiero a que uno alcanza la maestría a la vez que entiende que el cuerpo envejece y deja de ser lo que era. A esto hay que sumarle los distintos planos del tantrismo kundalini en sus niveles de tantrismo negro, gris y blanco, que es más o menos tu línea de monje asceta y dedicado a la poesía.
—EV: Tú me entiendes…
—RY: Y estamos hablando en el plano de la poeiesis y en el plano físico también, pero ya las fuerzas decaen a cierta edad, ¿cómo consigues mantener la fuerza poética de los primeros años de “Los Extramuros del Mundo”?
—EV: Acabo de terminar un libro que se llama “La Partitura Peruana” que es sobre el Perú y sobre lo mejor que tiene el Perú desde el punto de vista de un poeta del siglo XXI que se alegra por eso, que hayamos llegado al siglo XXI sobre todo que nos proyectamos hacia el siglo XXII, hacia el siglo XXX, hacia el L y de aquí a mil o dos mil años.
—RY: Esa es una proyección…
—EV: Una proyección, claro.
—RY: Y tú como te reconoces un poeta solitario…
—EV: Sí.
—RY: …a veces aliado a un grupo como Hora Zero, que fue tu grupo inicial, pero, generalmente, te has mantenido solo en estos tiempos. Quiénes podrían ser aliados de E.V. o, si lo quieres de otra forma, qué poetas crees que se emparientan con Verástegui o, de repente, que te causen algún tipo de admiración…
—EV: Que yo admire… o que no admire. Lo que admiro es a la gente que se entrega a la poesía, que entrega su vida a la poesía, que pasa días, décadas y décadas  inmensas dedicadas a escribir poesía aunque a veces no tenga la suerte de encontrar un editor, pero si se encuentra a alguien así, por suerte, entonces estén seguros de que ese poeta está reconocido. Y ahora que me haces esta pregunta, acabo de recordar a un poeta de veras fascinante, es un poeta de los “Poetas del Asfalto” de Lima que han tomado las calles y los bares de la plaza San Martín para dictar una vigencia de la poesía desde el punto de vista de la sensibilidad que ellos encuentran en Bukowski, por ejemplo, que puede responder, con autorización, a las embestidas del capitalismo, entonces ese poeta cuyo apellido no me acuerdo, y que tiene unos bellísimos poemas, que creo es una afición suya sobre el Albatros, que es el pájaro de Baudelaire, y eso, sí, creo que es un gran poeta de nuestros tiempos.
—RY: ¿Y es de Poetas del Asfalto?
—EV: Es amigo de Poetas del Asfalto.
—RY: ¿Será Ángel Izquierdo Duclós?
—EV: Sí, él es a quien yo admiro mucho, a Izquierdo Duclós, él es el poeta a quien yo me refiero y admiro y quiero mucho.
—RY: Excelente porque también es un librero que vende textos en La Parada donde la vida no vale nada…
—EV: Porque lo que ha valido y va a valer siempre es el poema…
—RY: Ya, claro, claro. Y en la tradición peruana, en la tradición poética peruana quién te parece rescatable, digamos de todos estos años que has vivido y que has leído.
—EV: Baudelaire, cuando yo tenía 23 años…
—RY: Pero es francés y quien además acuña el término modernidad o modernité, como diría él. Creo que todos empezamos por el simbolismo…
—EV: Este otro poeta rescatable es Wolgfang.
—RY:¿Wolfgang Borchert?
—EV: Wolfgang, sí, quien es famoso y te podría interesar, un poeta de los años 30 sobre quien escribió Toro Montalvo. Toro Montalvo es un muy importante poeta, pero creo yo, digamos, que el lugar al que correspondería es el lugar expectante siempre…
—RY: Y Enrique Verástegui se encuentra sobre los 60 años…
—EV: 65 ya mismo, el 24 de abril.
—RY: El 24 de abril, claro, ya viene tu cumpleaños, no se me puede pasar este año.
—EV: Vas a venir, ¿no?
—RY: Habrá que venir de todas maneras, me comprometo.
—EV: No puedes faltar.
—RY: Así, en estas décadas que han pasado, ¿cómo ves tú la poesía? Muchos dicen que has alcanzado un tope. ¿Estás en la cúspide de tu carrera, de este viaje que es vivir? En fin, digamos, nuestro cuerpo físico decae y el espíritu viaja, trasciende. Cómo ves tú esto, te quita el sueño, te perturba, piensas en eso o simplemente lo dejas así nomás.
—EV: Es una reflexión interesante.
—RY: Nos explicas.
—EV: Nunca lo había pensado así. Nunca había pensado en el asunto de la muerte para empezar. Para hablar de estas cosas siempre hay una cosa, que Cristo solucionó el problema de la muerte y los poetas solucionaron los problemas de la vida; no solucionamos los problemas del amor, que eso sí te golpea en las espaldas…
_RY: …con látigos de cilicio…
_EV: …para liberarnos a nosotros del pecado original. Ahora la muerte es la vida, que es lo que me has planteado.
—RY: Sí en el sentido platónico, pero también está la propuesta de Savater quien pensaba que la propia muerte era lo más importante en comparación a la muerte del resto. A esto hay que añadirle que para Epicuro solo pensar en la muerte era horrible…
—EV: Yo creo que la vida es una preparación para el encuentro con la muerte y en esa relación vida – muerte podemos encontrar un camino hacia un cuerpo, hacia una muerte que se manifiesta feliz de pensarse como tal, esto es eternamente, que es el alma. Que interactúa con el mundo sin mala conciencia, que es a lo que se relaciona tu pregunta. El problema de la muerte no es de la muerte, que es el problema del caos, tenemos miedo a morir porque somos pecadores.
—RY: Y relacionado con esto, hablando un poco de religiones, qué opinión tienes sobre… -tal vez, suena un poco raro esto que extrapola lo que estamos conversando-, pero me interesa lo que está ocurriendo en el mundo, no importa que estas ideas entren de contrabando…
—EV: Sí.
—RY: El Estado Islámico que quiere conquistar Europa, que está avanzando, es una guerra fratricida. Žižek dice que los islamistas se consideran inferiores frente a la sociedad de consumo y que esta sería una de las causas de los ataques a Occidente, a lo cual remata con unos versos de William Butler Yeats: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores están llenos de intensidad apasionada…”
—EV: Ya.
—RY: …esa imagen del islam que también es una religión, digamos, y que también podría llamarse una guerra de forma antipoética, qué opinión tienes tú sobre esto en la coyuntura del mundo, la “hora cero” del mundo. Estamos viviendo una mundo bastante diferente, digamos unipolar, tenemos a China, Rusia, tenemos la crisis europea, tenemos que se acaba el agua en el 2025, tenemos la crisis mundial, contaminación ambiental, invasiones, guerras de rapiña, etc, etc., pero con todo esto tenemos la cuestión de los países árabes. ¿Qué visión tienes tú sobre todo esto?
—EV: Tengo televisión por cable. No leo periódicos, entonces estoy desinformado sobre ese asunto, pero hay algo que me llama la atención sobre una cosa y yo quisiera que tú me respondieras, si la palabra ISIS -que es el E.I.- se escribe en inglés así o en castellano es ISIS.
—RY: ISIS es un acrónimo de Estado Islámico de Irak y Siria, pero en sus siglas en inglés.
—EV: Lo que entiendo es que Estados Unidos está fracasando porque da la guerra y no la paz en los mundos. En Siria por ejemplo se mató o lo mataron -no me interesa- a Gadafi y hasta siguen en plena guerra civil. Yo veo por fragmentos la televisión por cable, porque me niego a ver los periódicos que siempre tienen que traer sangre en sus páginas y yo estoy harto de sangre. Viene desde los años 60, o sea más de 50 años con accidentes aéreos, con accidentes automovilísticos, fallas en la producción de las fábricas que se llenan de sangre y que se empapan de sangre.
—RY: Generalmente siempre se tiene una idea del poeta que mira la luna, pero tú eres el poeta que escribía o que escribe mirando su realidad, su entorno, porque en tus textos primeros, y en los posteriores, hay una necesidad por no desprenderse de la realidad y a esto se suma el dominio de la técnica, la magia, los recursos, asumiendo todo lo que te toca vivir.
—EV: Sí, pues, ¡claro!
—RY: Eso me hace pensar que este mundo que estamos viviendo de repente ha influido también en tu nueva poesía o ha cambiado, no lo sé. Yo me acuerdo que con los poetas del centro de Lima, cuando hablábamos de E.V., siempre nos referíamos al ángel Enrique, el arcángel con cabeza de neón…
—EV: Mira, a quien le haces esta entrevista es el más importante pensador peruano, fundador de la filosofía en el Perú con mi “Albus” y en todos mis libros de ensayos filosóficos, físico y matemático. Entonces, mira tú, te diré una sorpresa, hace aproximadamente un año o dos años terminé mi libro “Splendor” que tiene mil páginas y hace poquito, hace un mes, acabo de terminar un libro de poesía también, pero que no está en verso ni en prosa, no poema en prosa sino poesía en prosa… Bueno ya me perdí…
—RY: Ya, ya, no importa, luego retornaremos sobre eso.
—EV: La poesía en prosa para expresar la calidad de ser peruano. Se dice algo: que E.V., en un momento determinado, pasará a la inmortalidad con la “Partitura de la Literatura Peruana”.
—RY: ¿Pero tú no crees que eso de que la poesía al querer imponer un mensaje filosófico…
—EV: Ya…
—RY: …pierde en su forma, en su estética, que acaso no es mejor hacer un ensayo de filosofía que escribir un poema filosófico?
—EV: Las dos cosas son válidas, aunque el problema filosófico nadie lo escribe y solo se escribió a comienzos de la civilización occidental, Parménides, por ejemplo.
—RY: Parménides, que es el fundador de la metafísica occidental, y sin embargo de él solo han llegado algunos versos y pedazos o retazos de pensamientos con los que se ha construido el pensamiento occidental…
—EV: Escribió un problema filosófico, donde dice que “el pensar es el ser”, en razón a eso he escrito también un libro de ensayo que espero publicar alguna vez, si se puede este año, y que trata de estas cosas.
—RY: Entonces, si este uno, el ser, niega al otro, el pensar…
—EV: No, al contrario, lo enriquece y yo sigo luchando hace años, y tú me comprendes, porque tienes un nivel altísimo de análisis, que quiero unificar de una vez la gramática con los números, la poesía con las matemáticas, es lo que he tratado de hacer siempre y lo he hecho, pero y esto ¿por qué hago esto? Porque yo vivía en un mundo sangriento y no me encontraba feliz, porque no estoy involucrado con nadie, para llegar a la libertad pienso que la poesía perdió su prestigio que era sustentado por la clase obrera que estaba en el poder. Fracasó el comunismo, los poetas caímos por esas cosas del pecado original, caímos en el desprestigio, cosa que yo trato de vivir haciendo matemáticas.
—RY: La poesía moderna, la poesía de estos años es como un commodity.
—EV: Ya.
—RY: O sea es como un negocio, como una mercancía…
—EV: Ya, claro.
—RY: …hasta como una empresa. Los jóvenes poetas en España, por ejemplo en la revista “Qué Leer”, son jóvenes que más parecen modelos de televisión que los poetas de chalina de los 70.
—EV: Sí, pues.
—RY: Entonces mi pregunta es: ¿qué reflexión tiene Verástegui con respecto a los jóvenes de ahora que de repente quieren intentar alcanzar la fama antes de escribir un buen verso? Es decir, para ellos es necesario ser reconocido como poeta o tener el aplauso de las multitudes en vez de escribir un gran poema como fue tu caso cuando eras joven.¿Qué opinión tienes de ellos, de esta nueva generación que se ha trastocado con el neoliberalismo, los vicios de la “aldea global” y sus aparatos de alienación o, de repente, simplemente, no entienden la poesía?
—EV: Yo siempre defiendo el proyecto que se ha hecho de buena voluntad, así sea la locura, entonces si se ha hecho de buena voluntad yo apoyaré esto porque hace bien a todo el mundo. Como decía un texto de Wittgenstein: en la filosofía encontró él su terapia, yo digo que en la poesía encontraremos nuestra terapia mental, por tanta angustia que nos causa las malas relaciones que hay entre las personas de esta civilización, que es tan capitalista y que lo quiere ser aún la civilización occidental, que lucha además por una proyección de la totalidad de los derechos humanos en todo el mundo, en todo el planeta.
—RY: Otro tema que siempre preguntan los jóvenes, muy interesados en E.V., es si E.V. está bien de salud, seguro porque te han visto un poco demacrado, de repente algún mal neurológico o los mitos que se hablan en el centro de Lima, que E.V. es un poeta alucinado o de la alucinación.
—EV: La gente me ve delgado.
—RY: Sí, te ven delgado; entonces quisiéramos que tú nos digas cómo te sientes de salud para dejar en claro los aspectos de tu estado físico.
—EV: Yo me siento bien de salud, pero el peso, como se dice, mi peso ha bajado. Ok y no sé si eso sucede por la dieta que hago o porque estoy con cáncer, ¿no? Pero cáncer no tengo, todavía no me duele ninguna parte del cuerpo.
—RY: Ok.
—EV: No me duele nada
—RY: Y el habla, tienes un problema en el habla.
—EV: Sí, sí, pequeño problema, ya.
—RY: Y eso de qué se trata exactamente.
—EV: Mal tratamiento en el psiquiatra que he tenido.
—RY: ¿Te han recetado pastillas malas?
—EV: Ya, a propósito lo han hecho.
—RY: Ya, claro.
—EV: En algún momento van a estar detrás de ti.
—RY: Digamos, te han saboteado la salud…
—EV: Sí, pues.
—RY: Pero, ahora, ¿estás tomando pastillas?
—EV: Sigo yendo al hospital.
—RY: Pero, disculpa el posible morbo, solo es una sana preocupación: ¿qué pastillas tomas?
—EV: Diazepam, pues. En el psiquiatra estoy…
—RY: ¿Diazepam? ¿Carbamazepina?, ¿Largactil?, etc.
—EV: Ya ni me acuerdo.
—RY: Y estás yendo continuamente al psiquiatra.
—EV: Sí, estoy yendo continuamente.
—RY: Otro asunto que nos interesa es: ¿tú no tienes una relación con los poetas de tu generación?
—EV: Pero es que ellos no se llevan bien conmigo.
—RY: Pero, ¿por qué crees tú que no se llevan bien contigo?
—EV: No sé pues, porque yo no he hecho nada en contra, al contrario yo siempre he dado mi apoyo en todo lo que ellos han querido. Y estoy orgulloso de ser amigo de ellos. Creo que ellos piensan otras cosas, tienen demasiados celos. De repente, creo que estoy equivocándome en las respuestas, porque Pimentel tiene celos de que a mí me trata bien la burguesía y a Pimentel todo el mundo lo trata mal, entonces, por unas razones, yo me opuse a Pimentel y él me mandó a la mierda, entonces tuve que oponerme a Pimentel (risas) porque así son las cosas de la gente, o es blanco o es negro.
—RY: Ok. Pero a ti la burguesía te trata bien, te reconoce, es más, te aplaude.
—EV: Sí, pues.
—RY: Y te aplauden de pie.
—EV: Eso es consecuencia de mi política, hay algo de mí que viene de mi familia, la expresión del catolicismo cuyo motor es el amor, como quería Juan Pablo II y los sacerdotes del Opus Dei que creen que estoy bien, estoy más o menos bien.
—RY: Tú vivías en Cañete, recuerdo que te visitaba en esa casa muy bonita, una casa antigua en la calle O’Higgins.
—EV: Sí, ya se derrumbó.
—RY: A eso iba. Y yo fui una vez, en las épocas del terremoto, y se había caído…
—EV: Sí, pues.
—RY: Y la casa se había destruido y el Estado no te reconoció nada.
—EV: No ha reconocido nada a nadie.
—RY: ¿No te ayudaron en nada? A eso quería llegar, si tú tuvieras al presidente frente a ti (y esto lo vamos a hacer llegar como sea a palacio de gobierno), si tú tuvieras al presidente aquí sentado, ¿qué le dirías?
—EV: Le diría que está gobernando bien, usted y su esposa, ¿y nosotros qué somos? (risas). Y diez horas después, borracho, le diría ponme mi casa. (Risas).
—RY: Ok, ok, le dirías que te regale una casa. E.V. no tiene una casa, la verdad es que E.V. vive en la casa de sus familiares, sus hermanos…
—EV: Mis hermanas.
—RY: Sí, tus hermanas, y así has vivido todos estos años.
—EV: Así, tal cual.
—RY: Pero tampoco tienes una pensión.
—EV: Una pensión, tampoco.
—RY: No tienes un seguro, mejor dicho.
—EV: Seguro tengo.
—RY: ¿Y cómo te otorgaron el seguro?
—EV: Por Carmen.
—RY: Entonces tu esposa Carmen Ollé te extendió su seguro.
—EV: Sí.
—RY: Pero casa no tienes.
—EV: Casa no tengo y comida tampoco. Mi familia tiene casa pero yo soy el que no tiene casa.
—RY: Pero el Estado debiera darte una, tú eres un poeta grande, que ha llevado a las letras peruanas a un nivel de reconocimiento en el extranjero, o sea, lo lógico es que el Estado, por lo menos, te diera una casa.
—EV: Sí, pues, normal, a la Kina Malpartida le dieron un departamento.
—RY: Sí, es que el asunto del boxeo, como el fútbol, es mediático y forma parte de la regla: “pan y circo”.
—EV: Y se ganó su medalla sacando pecho, luchando como un hombre, y, mira, ahí tiene su casa propia.
—RY: Verástegui es un soñador también, un combatiente en la poesía y también creo que eres una especie de visionario y algunos reconocen a los poetas como videntes. Tú qué auguras en este país a los artistas o a este país en general, qué auguras a este país Perú 2016, lo que nos viene de acá…
—EV: Hay un despertar hoy día en la juventud movida por las fuerzas productivas, el auge de la maquinaria que avanza en el mundo favoreciendo a los jóvenes, aunque los jóvenes no tienen una hoja de ruta, que será una nueva poesía, si se trata de hablar de poesía, porque la poesía siempre va a hablar de otros temas y estos otros temas darán una visión a un planeta que ya está globalizado. Ya no podrá haber un espacio para la microcomercialización, sino una especie de razón en el mundo que tenga en cuenta la defensa de la calidad de vida y la defensa de pensar la vida, están en el deber y la necesidad de hacer literatura en un país, en un mundo que necesita una nueva literatura.
—RY: Se supone que tú con “Ética” concluiste un trabajo.
—EV: Se llama “Splendor”.
—RY: Pero se llamaba “Ética”, ahora se llama “Splendor”, y con esto concluiste un trabajo acromegálico, elefantiásico…
—EV: Claro.
—RY: Un trabajo que te ha tomado toda tu vida.
—EV: Sí, pues.
—RY: A partir de allí se inicia otro trabajo, es como una especie de renacimiento. ¿Estás construyendo otra obra similar a “Splendor”?, a eso me refiero.
—EV: Tengo otros libros publicados, como “Los Extramuros del Mundo”, y mil páginas más de poemas ya publicados. Ahora lo que quiero publicar es un libro de prosa, mi diario y cuentos que se han perdido con el pavoroso terremoto de Pisco.
—RY: ¿Qué fue exactamente lo que se perdió?
—EV: “Se perdieron” entre comillas, han sido secuestrados o están escondidos o están perdidos, pero no están en mis manos y el diario no es un diario poético, es existencial, hago una prosa que a mí me gusta y que es la prosa que yo hago, y también mi libro de cuentos, que ojalá puedan aparecer algún día, y tengo otras cosas nuevas que no sé cómo sacarlas, pero bueno, así es.
—RY: Eso, digamos, no está, esos diarios tú no los tienes, se perdieron en todo caso…
—EV: Se perdieron o una mano se los ha llevado.
—RY: Pero, ¿tú no tienes un nombre? O sospechas de alguien.
—EV: Me da miedo decirlo, porque de repente es el SIN.
—RY: Entonces es una posibilidad de que el SIN se haya llevado tus textos.
—EV: Mi libro y mis cuentos.
—RY: Eso será de la época de Fujimori o algo así.
—EV: De la época del terremoto de Pisco.
—RY: Ok. Ok. A Verástegui también lo buscan los poetas jóvenes, muchos poetas jóvenes de las universidades preguntan por Verástegui o buscan tus libros. Es más, tu libro “Los Extramuros del Mundo”, en su primera edición, es muy cotizado y lo venden a 200 soles en internet.
—EV: Eso está bien, ¿no?
—RY: Ese es un libro que alguien lo pone en internet y lo compran inmediatamente. Tu relación con los nuevos vates, ¿a qué crees que se debe que los jóvenes te idolatren y te busquen?
—EV: A no haber perdido la inocencia de mi vida, seguir viendo la vida con los mismos ojos con los que la vi a los 15, 19 años, y a mis 65 años conservo esa inocencia de vida que es energía, es movimiento, que es el sustento de la acción de la eterna vida.
—RY: Recuerdo cuando una vez viajamos por Cañete en un taxi y no sé exactamente por dónde nos llevó en la carretera, y tú estabas muy feliz de estar en el auto y en ese tiempo estábamos tomando vino, celebrando a Baco. ¿Ya no consumes bebidas espirituosas?
—EV: Siempre me dan ganas de tomar.
—RY: Entonces todavía existe el deseo en su sentido más freudiano.
—EV: No, no, antes me daban ganas, ahora se me han ido las ganas de tomar.
—RY: Porque a ti te gustaba mucho el vino, eras prácticamente un enólogo.
—EV: Sí, me gustaba el vino, pero ya no me dan ganas de tomar licor.
—RY: Y fumabas también.
—EV: Me enorgullezco de haber dejado el vicio del cigarrillo, dejé de ser adicto al cigarrillo gracias a unos parches que me trajeron de Australia y me quitaron ese vicio.
—RY: ¿Cuánto estás pesando, Enrique?
—EV: ¡Uy! Yo creo que entre 60 y 63 kilos.
—RY: Estás delgado.
—EV: Antes pesaba 80 y ahora estoy light.
—RY: Muy bajo de peso.
—EV: Engordo y bajo de peso, el que tiene diabetes, ¿engorda o baja de peso?
—RY: Hay dos tipos de diabetes, el que engorda y el que baja de peso.
—EV: Ah, ya ves.
—RY: Otra pregunta, también se relaciona con el extranjero, porque en el extranjero de alguna forma siempre brota el nombre de Verástegui.
—EV: Ya.
—RY: O sea, hacen antologías o preguntan, la referencia es E.V. Hace poco leí que ibas a estar invitado al Caribe.
—EV: En la República Dominicana.
—RY: Sí, perdón, en República Dominicana. Eso es cierto, por ejemplo.
—EV: Es cierto.
—RY: Cuándo va a ser eso, cuéntanos.
—EV: Del 27 de abril al 4 de mayo de este año, o sea, son seis días o siete días en los cuales voy a estar ahí, yo y mi hermana Isabel que me va a acompañar. Tenemos que estar ahí.
—RY: ¿Es un homenaje o qué es?
—EV: No sé exactamente qué cosa es, es una feria del libro en la que tengo que leer un poema y tengo que leer un ensayo y voy a tener que hacerlo en solo 15 minutos.
—RY: Bueno, es ya un reconocimiento de los años que tú tienes y que, de alguna forma, es también un homenaje, cualquier invitación al extranjero termina siendo un homenaje. Por cierto, qué recomiendas a los jóvenes escritores. Yo veo, retomando la pregunta anterior sobre los jóvenes, que en general los escritores jóvenes tienen una necesidad de reconocimiento, creo que es por el mismo sistema de mercado que establece pautas del triunfo inmediato del “american way of life” de los Estados Unidos, quieren triunfar rápidamente, pero a costa de la escritura, la escritura es como un pretexto de “éxito” en la vida. ¿Qué les recomendarías a estos jóvenes?, ¿qué opinión les darías a ellos?
—EV: Creo que es una cuestión del mercado y que están siendo injustos con los escritores cuando al escritor le dan el 10% de un libro publicado, como dice la ley, y nos dan eso frente al 90% del editor, ahí todo está mal. Desde ese nacimiento absurdo, está formado el mercado, no solo peruano sino en toda la lengua castellana y, por lo tanto, los jóvenes deben responder una pregunta fundamental: ¿por qué escribo? y ¿para qué escribo? Si ellos ven que pueden ganar plata con eso, pues bienvenido sea, si pueden o si quieren hacer revolución, pues bienvenido sea. Yo veo una cosa que empiezan a ver los jóvenes en México, y es que la escritura ha perdido su sentido en pleno siglo XX, porque no tiene sentido entregar la vida a algo que no tiene valor, que es la vanguardia desde el punto de vista cero, que es el proceso del conocimiento que te puede hacer producir una gran ola y que como toda gran ola, como todo efecto en el mercado, va a buscar, va a ser recibido por una demanda, los lectores de tales países por donde editan los libros.
—RY: Porque ahora el sistema de mercado, volviendo a los libros, por ejemplo: hay libros que no te dicen mucho, no te dicen nada como “Harry Potter” o el libro “50 Sombras de Grey” que ha vendido 40 millones de ejemplares, que son 40 millones de libros que contienen una historia que no te cuenta nada más que las relaciones de un hombre con una mujer, en las cuales el hombre somete a una mujer a golpes o el sistema masoquista, el bondage, el sistema moderno del trato sexual entre los hombres y las mujeres, pero se olvidan para siempre del súmmum de lo que tú siempre hablas, del súmmum de los libros, del súmmum de la creación, ya no importa nada. Estamos viviendo tiempos en los que el conocimiento no se valora y los que quieren escribir sobre ese conocimiento terminan en la indigencia o segregados y apartados, es una lucha a contracorriente, que es también la lucha de muchos contra la máquina falogocentrista y la sociedad del patriarcabro, pero no tenemos, digamos, o no tiene esta gente un algo de qué cogerse. Entonces cuál es la respuesta, Enrique Verástegui, que tienes más de 60 años, 65 años, y que has persistido y para muchos eres como un héroe, qué palabras exactas les darías a estos jóvenes que están ahí, atrapados en una lucha a contracorriente y no tienen a qué acogerse, ¿qué palabra les darías?
—EV: Yo me remito al testamento de Marcuse que se llamó “La Dimensión Estética” donde dice que las civilizaciones se juegan su destino en la necesidad que tienen de producirla y no el mamotreto que gobierna el mundo hasta ahora. El destino de la civilización occidental está en que se haga un arte y eso implica libertad, que es un pretérito de que las obras son necesarias o no son necesarias.
—RY: Este mundo es de violencia, vivimos en un mundo violento en el que el más fuerte somete al más débil, las fábricas de armas son grandes negociados, no solo las fábricas de armas sino también los grandes laboratorios farmacéuticos que inventan enfermedades y con “chemtrails”, que es también una teoría de conspiración, segregan, inventan bacterias y virus y los lanzan a la gente del pueblo para que la gente del pueblo se enferme y pague por esos medicamentos.
—EV: Sí, pues.
—RY: La libertad del hombre está aniquilada por el lado económico y por el lado político militar del sistema. Cómo alcanzar la libertad en un sistema como este, o sea cómo E.V filósofo avizora  este mundo así, digamos un mundo tipo “Mad Max” que alucinaban en los años 80 y que es en mundo al cual estamos llegando, porque hay un país dominante que está destruyendo la naturaleza y a la poesía; entonces cuál es la visión de E.V., filósofo, sobre este mundo que te ha tocado vivir en esta edad de madurez.
—EV: El filósofo es alguien opuesto a Mario Vargas Llosa porque yo puedo dar la sustancia de lo que significa el concepto mismo de libertad, cosa que hasta ahora no ha podido hacer MVLL, y que es sencillamente una palabra clave: la felicidad. Si no se lucha por la felicidad no tiene sentido la libertad. Apoyándome en esta tesis de buen sentimiento te puedo responder que lo que tienen ganas de hacer los muchachos es ser felices o, como dirían The Rolling Stones, “Satisfaction” con la libertad.
—RY: Y tú qué opinas de otros poetas peruanos, por ejemplo, Mario Montalbetti, el poeta que escribió “Perro Negro”, “Fin Desierto”, “Llantos Elíseos”, etc. Qué opinión tienes de él, porque también es un filósofo chomskyano.
—EV: Yo de chibolo he hecho un mejor trabajo sobre Chomsky que Montalbetti.
—RY: Explícanos eso.
—EV: Claro, he hecho un trabajo extenso sobre Chomsky, Chomsky y su relación con las computadoras, la lingüística y las computadoras.
—RY: Y poéticamente.
—EV: Yo soy mejor poeta y mejor filósofo que Montalbetti.
—RY: Entonces tú te consideras mejor que Montalbetti.
—EV: Sí, en todo caso. Poética y filosóficamente también. Y ahora todo el mundo se va a estudiar la filosofía…
—RY: Perdón, no te entendí.
—EV: Yo entré en la filosofía y ahora se va todo el mundo a estudiar la filosofía (ríe) y tanta gente ahora me van a sacar de ahí.
—RY: ¡Ah! te van a sacar de ahí y eso no puede ser, caracho.
—EV: No puede ser (ríe).
—RY: ¿Qué opinas del neobarroco?
—EV: Es algo interesante y complejo porque en los 60 Cuba perseguía a Lezama Lima.
—RY: Bueno, estaba Lezama Lima y, poco después, como que hay un bloque histórico ahí, Urteaga Cabrera, Severo Sarduy, quien murió de sida. Y habría que sumarle a Reynaldo Arenas…
—EV: En los 70 Cuba aceptó a Lezama Lima y el entorno de Cuba latinoamericano, y los países del entorno de Cuba que aceptaban a Lezama Lima en los 60, no son los latinoamericanos que aceptaban a Lezama Lima en los 70, entonces…(silencio), ya me pierdo…
—RY: Ok, ok, no hay problema.
—EV: Defendía a Lezama Lima por la libertad, en nombre de la libertad. Cuando Castro opina que Lezama Lima debe ser leído como tal, entonces todos, derecha e izquierda empiezan a pensar en la revolución, empiezan a pensar en Lezama Lima, eso es lo que quería decirte, que era una situación interesante.
—RY: Porque en tus poemas de “Los Extramuros del Mundo” aparece Lezama Lima: O como dice tu poema: “…y tú no hacías nada por mí, viejo Lezama, estás ya viejo, pero te guío por estos sitios…”, etc.
—EV: Aparece Lezama, claro, es un saludo a Lezama.
—RY: En todo caso, Lezama estaba vivo.
—EV: Estaba vivo.
—RY: Y de los poetas de Kloaca, qué opinas tú de Roger Santibáñez, Dalmacia Ruiz Rosas, Mariela Dreyfus…
—EV: Me gustaría opinar de ellos, pero no puedo porque nadie de ellos se me acerca ni yo me acerco; entonces sería mentir respecto suyo, si son subterráneos, si son punks… Desde los poetas de mi generación hasta los más jóvenes no puede haber conversación porque no me entregan sus libros.
—RY: Entonces, no los has leído.
—EV: No los he leído porque no puedo, no me dan sus libros.
—RY: No te han alcanzado sus libros…
—EV: No me los han alcanzado, ni me los han recomendado, quiero conocerlos, me duele mucho, no puedo opinar porque no me dan sus libros.
—RY: Y de los poetas de los 60, aparte pues ya de las típicas polémicas que hubo cuando apareció Hora Zero y el parricidio que ustedes acometieron en esas épocas, desde ahora, desde esta visón de la madurez, ¿qué opinas de esta generación del 60? Bueno, Cisneros murió, relativamente, hace poco.
—EV: Cisneros murió. Y con Cisneros murió la ilusión pues del foquismo del Che Guevara, los que quedaron, los sobrevivientes, esos que se embarcaron en la larga marcha de Mao Tse-Tung hacia la conquista del poder…
—RY: Y la polémica, ésa que hubo de Rodolfo Hinostroza con respecto al poeta guerrillero Javier Heraud, ¿qué opinas de eso?
—EV: No me gustaría pensar mal de Hinostroza ni pelearme con Rodolfo.
—RY: En todo caso, ¿qué opinas de la poética de Hinostroza?
—EV: No tengo nada que opinar, porque creo yo que no ha hecho nada. Ha hecho un librito de 100 páginas “Contranatura” y nada más. Y 50 años después, ¿qué ha publicado?
—RY: Ha intentado con la novela, con “Fata Morgana”.
—EV: Dramaturgo también. Y cocinero, aunque en eso le ha ido mejor.
—RY: De estos otros poetas que han aparecido, bueno ya son del 90, digamos que son poetas que te admiraban a ti antes, yo me acuerdo de varios…
—EV: Me admiraban…
—RY: Sí, te admiraban. Bueno, de todos ellos, se han armado otros grupos de poetas que están asociados a la cátedra…
—EV: Ya.
—RY: Y tú qué opinas de eso, son poetas pero son catedráticos universitarios.
—EV: Cuando Enrique estaba en Estados Unidos así era, contrataban a los poetas para que  dicten clases de poesía, pero cuando un líder eliminó esto en Estados Unidos condenó al poeta a sobrevivir y ya no sé cómo estarán los poetas en los Estados Unidos y estaba muy bien visto cuando Estados Unidos apoyó a los poetas.
—RY: En todo caso, cuál es la profesión ligada o asociada a la poética para que el escritor pueda vivir bien, porque sabemos que el poeta no vive de lo que escribe, aunque debiera hacerlo, o sea, las editoriales debieran pagarte por escribir y las editoriales debieran pagarte muy bien por cada libro que sacas, pero como eso no ocurre, cuál sería la profesión accésit al poeta.
—EV: El periodismo.
—RY: Me has hecho recordar cuando en La República te pagaban con latas de atún.
—EV: Que es lo que hemos hecho toda la vida, trabajar como periodistas, obtener un salario que permita tener un hogar, porque no hay nada más hermoso en la vida que un poeta se case, tenga su esposa, tenga sus hijos y vaya todos los fines de semana a comprar al minimarket, así creo yo que es en los Estados Unidos: comprar en los supermercados los fines de semana.
—RY: Con respecto a la crítica literaria, siempre ha sido muy, digamos, no voy a decir blanda, pero siempre ha asentido mucho tu obra, es decir González Vigíl te ha hecho muy buenos ensayos, te reconoce como uno de los más grandes poetas de este siglo en el Perú y siempre está al tanto de tu obra, siempre la defiende. La mayoría de críticos no han hecho una crítica negativa de tu obra, yo creo que es porque tu obra en sí tiene un peso tal que impide que pueda haber una crítica, digamos, maliciosa.
—EV: ¡Maliciosa!
—RY: Pero con respecto a tus últimas obras, este poemario que sacaste con el título de “Tratado sobre la yerbaluisa”, por ejemplo, muchos hablaron mal, muchos críticos o seudocríticos incluso se atrevieron a ponerte nota y  “desaprobarte”.
—EV: (Risas).
—RY: ¿Que les dirías a estos señores?
—EV: No estoy informado, no le hago caso y no me interesa saber.
—RY: No sabes de quién o quienes estoy hablando.
—EV: No sé ni quién es, ni me interesa saber lo que ha escrito.
—RY: En todo caso, tú no escribes para la crítica…
—EV: Cuando empiezo a conversar con gente del público o con un escritor como tú, siempre converso con gente de buena voluntad, siempre digo que yo produzco para la gente de buena voluntad.
—RY: En todo caso, defiendes tu obra “Tratado sobre la yerbaluisa”, para ti es tu obra…
—EV: Yo no tengo por qué defender, eso está publicado, si quieren lo reeditan, o si quieren no lo reeditan, si quieren lo leen o no lo leen. Ni siquiera tengo necesidad de pensar el Perú y al Perú viviente, como la yerbaluisa, que es, por ejemplo, una de sus plantitas más tiernas y más pobres del campo, esa bebida que la sirven los hombres y mujeres de la sierra en sus fiestas, en sus noches, en sus días, genera conciencia que esa plantita sea bebida en un protocolo elegante por las mayorías de mi país.
—RY: Recuerdo una entrevista que te hicieron en el diario “Gestión” o en “Expreso”, no recuerdo bien, publicaron una foto que te tomaron en una pista sentado en un mueble y tú hablabas o pedías invadir Chile o algo así. Recuerdas o no, hablabas sobre Chile en una entrevista, y decías hay que invadir Chile. ¿Sigues opinando lo mismo?
—EV: No, ya fue.
—RY: Bien, entonces, una cosa simple, me interesa saber un día normal de E.V., que nos cuentes un día tuyo…
—EV: ¿Quieres que te cuente cómo era mi día con Carmen?
—RY: Si gustas.
—EV: O ¿cómo son mis días hasta ahora?
—RY: Lo que gustes. Es tu entrevista, somos librepensadores.
—EV: Muy joven me casé.
—RY: Sí.
—EV: Era levantarse todos los días a las seis de la mañana y acostarse a las doce de la noche, de seis de la mañana hasta las doce de la noche no hacía más que escribir, escribía y escribí incansablemente, décadas sobre décadas, hasta que produje, ya pues, la  visión del mundo de un poeta, de un joven intelectual limeño que vivió su adolescencia en la provincia de Cañete y que vuelve a Lima para cambiar su destino a través de sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que es mi alma mater y a la cual me debo.
—RY: Siempre hay conversaciones en relación con Roberto Bolaño. Bolaño es muy admirado en Chile, México y aquí por parte de los escritores jóvenes también, pero creo que Bolaño no te trató muy bien a ti…
—EV: ¿En la novela?
—RY: Sí, en la novela “Los Detectives Salvajes”. Puedes hacer un descargo, no sé qué opinión te merece eso, aparte que Bolaño es visto como una especie de factótum de la literatura joven en Chile y aquí en Perú también tiene admiradores y seguidores. Cuéntanos algo mejor de Bolaño contigo, de las experiencias que tuvieron en París, cómo era tu relación con él.
—EV: Yo no sé si estuve con Bolaño en París, creo que fue en Barcelona, que es lo que ocurrió.
—RY: Lo que pasa es simple, él te puso a ti en la novela y te maltrató en su novela,
—EV: Claro.
—RY: Ya, pero eso creo que es por una rencilla, que él se cobraba o vengaba de algo.
—EV: No sé de qué se pueda vengar, no sé.
—RY: Da la impresión.
—EV: De celos, de celos políticos, porque ahora que me acuerdo, me ataca porque soy admirador de Octavio Paz, eso revienta su hígado.
—RY: Ok, te ataca a ti por ser admirador de Octavio Paz.
—EV: Sí, por ser admirador de Octavio Paz.
—RY: Y eso ¿en qué le molestaba a él?
—EV: Supongo yo, me ataca por ser “revisionista”. Yo no tengo la culpa de que Rusia elija el mejor destino que quiera elegir, ¿no? Era cochino como novelista  y no porque yo acepte o no acepte a Bolaño, tampoco voy a aceptar a MVLL. Vargas Llosa, en su novela, ataca a un autor por hacer la revolución sexual y Bolaño me ataca a mí por ser y por vivir en la época que vivía que era la política rusa.
—RY: Recuerdo que hace más de 20 años -entre el 92 o 93, han pasado 23 o 22 años-, tú declamabas poemas sin leerlos, te acordabas.
—EV: ¡Ah, sí!
—RY: ¿Puedes acordarte de un poema y declamarlo?
—EV: Puedo tratar de declamarte un poema a mi madre.
—RY: Dale.
—EV: Si quieres.
—RY: Para recordar los viejos tiempos.
—EV: “Madre tu nombre viene lento como la música sublime y de tus manos vuelan palomas, mi recuerdo te viste siempre de blanco como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante…”. (Silencio).
—RY: Bien, Enrique. ¿Alguna cosa que quisieras decir para cerrar esta entrevista?
—EV: En estos momentos no tengo un representante a la vista, ¿no? Porque toda mi vida escribí para sentirme bien y publicarlo para sentirme mejor. Yo soy el culpable de que mis cosas sean aceptadas o sean rechazadas, en la medida de lo posible quiero que mis cosas sirvan de algo y para que la gente sea feliz. Ahora, si no son aceptadas o inclusive no gane nada tendré que retirarme de la literatura y dedicarme a los negocios para ser más millonario de lo que ahora ya soy.
(Risas).
—RY: Y algunas palabras más, si estuviera MVLL acá, ¿qué le dirías?
—EV: ¡Hermano!, ¡hermano! No sé qué le diría.
—RY: Es un premio Nobel, pues. Es uno de los grandes escritores del siglo XX, que ha hecho casi cien libros, creo que no hay ningún escritor peruano que pueda ni siquiera acercársele o superarlo…
—EV: Superarlo en qué si todavía no ha hecho nada bueno.
—RY: Por lo menos “Conversación en La Catedral”, “La guerra del fin del mundo”, “La Casa Verde”…
—EV: (Risas).
—RY: Ya, ya, ok. No quieres hablar de MVLL.
—EV: No, no, por favor, yo lo he querido tanto a MVLL que ya no quiero hablar más de él.
—RY: Ya, ya claro, pero tú una vez comentaste que él había escrito unas palabras sobre ti.
—EV: El tótem de la literatura peruana, latinoamericana y mundial…
—RY: Y Oswaldo Reynoso, ¿qué te parece?
—EV: Es un gran narrador que, a la vejez, está escribiendo bien, creo que en su juventud no escribió bien. Por ejemplo “En Búsqueda de Aladino”, ahí encuentras una absoluta belleza en ese texto que yo no sé si es la sonrisa de Aladino o es la sonrisa de Reynoso, no sé de quién es la sonrisa, es tan buen narrador como Miguel Gutiérrez.
—RY: Miguel Gutiérrez.
—EV: E Higa.
—RY: Higa, sí, cómo no, desde su “Final del Porvenir” hasta sus últimas ‘nouvelles’: “La iluminación de Katzuo Nakamatsu” y “Gaijin”.
—EV: Son un grupo de gente que apostó por la prosa y lo han logrado.
—RY: Y Ampuero, Niño de Guzmán y Bryce Echenique, ¿qué te parecen?
—EV: Por delante de todos los que has citado está Ampuero, Ampuero delante de MVLL. Y Bryce también me gusta.
—RY: Thays
—EV: Thays no, no lo he leído, no sé.
—RY: Y algún filósofo peruano que te importe acá de los profesores universitarios
—EV: Giusti.
—RY: Giusti, sí, justo lo acabo de ver hace poco hablando sobre las problemáticas del futuro dentro del pensamiento clásico de Hegel…
—EV: Giusti es un filósofo que también me ha leído.
_RY: Muy bien, Enrique, eso es todo, un saludo especial y te veremos pronto en tu cumpleaños.
*Una parte de esa entrevista se extravió, pero aquí se puede ver la parte inicial:https://www.youtube.com/watch?v=yLphPRDQxro

-Entrevista publicada en la revista Lima Gris nro. 10.

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