Ante la calumnia y la difamación que presenta el grupo feminista "Comando Plath" contra mi persona, dejo aquí mis descargos y mi contradenuncia. Asimismo, dejo este asunto en manos de mi abogada Esperanza Chilca Ibañez: CAL Nro. 46326 para todo aquello que se pueda desprender de esta falsa e infame acusación.
Anita Rodríguez, no es necesario
mentir ni escribir para las masas falseadoras o hambrientas de escándalos.
Yo nunca te he
tratado mal. Y hasta ahora he respetado tu alejamiento, tal como me escribiste
en una carta, la que postearé aquí solo por un asunto de credibilidad (lamento
los bloqueos, pero ahí están y dejo carta libre para que cualquier perito pueda
verificarlas). Y las cartas que me escribiste después (1), (revisar fechas), misivas que ya no
contesté porque un caballero, como una mujer, deben ser de una sola palabra y
no andar en juegos o en la táctica del yo-yo. Y que de paso contestan tus
falsas acusaciones: ¿cómo así, si te he tratado tan mal, me dices después que
me extrañas y que quieres verme?; ¿cómo así si te he obligado a hacer cosas terribles,
terminas buscándome otra vez? Y aquí no hay cuentos de “síndromes de Estocolmo”
o alguna cosa parecida. Simplemente, y lo sé perfectamente, nunca te traté mal.
De todo lo que
cuentas aquí, en la que incluso hasta, según tú, te he propuesto “hacer videos
sexuales que vendería para no tener que volver a trabajar”. Son totalmente
falsas. Yo nunca te he obligado a nada
ni te coaptado para que hagas cosas que podrían calificarse como “trata de
blancas”. Y si algún comentario hice alguna vez referido a ese tema, fue en las
épocas en que estaba haciendo un reportaje a un videasta pornógrafo y me
sorprendí por sus ganancias crematísticas (de ahí mi comentario que lo has
retorcido), como cuando te comenté que si me pagarán 1 sol para entrar a mi
página de fb ya no tendría que trabajar en otras cosas. No sé cómo has llegado
a manipular mis expresiones solo para levantar una supuesta “denuncia” que no
tiene pies ni cabeza.
Y si alguien
obligó a hacer algo que no quería fuiste tú, por eso terminé ayudando a cargar
tus cosas en tu mudanza y armando una especie de camastro que tenía un
sinnúmero de piezas y para lo cual después terminaste contratando a un señor
mecánico o algo por el estilo; e incluso me exigiste que te envíe todas las
fotos donde estábamos juntos y diciéndome que yo quedaba terminantemente
prohibido de usar o mostrar cualquiera de esas imágenes para lo que sea aun
cuando yo mismo apareciera ahí. Y así lo hice, solo para no molestarte.
Sobre el dinero que tú dices que es una deuda,
quisiera hacerte recordar que tú fuiste la que se ofreció un día mientras
caminábamos por la avenida Sucre en Pueblo Libre y me dijiste vamos al banco,
te presto y, ante mi sorpresa, me dijiste “no te preocupes me pagas de a pocos
o cuando puedas”. Eso incluso está escrito y me los has repetido varias veces.
Pero el grueso de esa suma S/. 2900 soles corresponde a un alquiler que tomaste
(y que, según tú, yo te convencí) habiendo estado en mi casa decenas de veces y
conocido perfectamente la esctructura y los servicios. Lo cierto es que un día
decidiste irte y sacaste un papel y un
lapicero y me dijiste ahora me debes tanto. Y yo no te dije nada y así fue como
me convertí en “deudor”. Y he ido amortizando esa “deuda”, solo para no causarte
algún problema o tener alguna posible desavenencia contigo. Y si me he demorado
los últimos meses, es porque tengo un juicio por mi activismo político-social (por
el cual, según tú, “soy un monstruo hacia dentro, que percibe la vulnerabilidad
afectiva para aprovecharse”) y que me ha puesto entre la espada y la pared por
el pago de abogados y un proceso inútil de desgaste físico y económico. Dejo aquí
el último vaucher de mi depósito a tu cuenta (2) y una de las citaciones policiales que tengo (3), porque ya veo que,
en esta página, es difícil que le crean a uno solo por ser hombre.
Es cierto que
dije “cuando un barco se hunde las ratas saltan” (y no «Saltas como las ratas
del barco»), que, para todo efecto, es una frase hecha, un refrán que no
significa que seas una “rata”, como cuando uno dice quijotescamente “si los
perros ladran, es señal de qué avanzamos”, nadie está hablando que el referente
sea un perro. No sé porque tengo que explicar estas cosas tan simples que tú,
como correctora de estilo, deberías entenderlo mejor. Y peor, eso de que te
golpeé la pierna nunca ocurrió. Yo nunca te he levantado la mano, como nunca le
he levantado la mano a ninguna mujer. Los que dudan de esto pueden buscarme las
posibles denuncias policiales o denuncias en redes sociales que tenga por estos
motivos. Y seguro encontrarán una vez que acabé, en la comisaría de la curva de
Chorrillos, por defender a una mujer cuya expareja le había quitado su
bicicleta y la tenía ahorcándola en el suelo. Y bueno, a mucha honra, me gané
una noche en la carceleta por enfrentar a un abusador.
Yo sé
perfectamente quién está hablando de tocamientos indebidos y que se ha
encargado de publicitar esa historia a todo el mundo solo con el afán de
desprestigiarme y hacerme ver como el malo de la película. Y, sí, es parcialmente
verdad, y se trata de una señora a la que yo la abracé fuerte en una fiesta
delante de muchos amigos. Pero la historia que está detrás es un poco larga,
solo diré que esa señora (que ahora es una abanderada del feminismo) botó a su
esposo de su casa cuando estaba en cama muy mal de salud y lo engañaba con otra
persona, alguien del círculo de poesía. Esa persona, mi amigo poeta, no quería
salir de la casa y quería suicidarse y me dijo que buscará quien es la persona
con la que salía su esposa. Y yo pensando que el amante saltaría en la defensa
de la señora cometí esa acción aquella noche. Júzguenme y macháquenme por eso,
pero no por otra tontería. Si menciono este caso, es porque sé perfectamente
que no existe ninguna otra mujer a la que yo haya faltado el respeto o haya
hecho “tocamientos indebidos”. Si
quieren seguir inventando, háganlo con pruebas y con personas de credibilidad.
Y para más
señales de esa señora que me difama por
todos lados, dejo aquí una pequeña aclaración de la denuncia que puso
ella misma en esta página “Comando Plath” sobre un posible acoso y “tocamientos
indebidos” por parte del poeta Percy Hinostroza y que, al parecer, no fue tal y
la otra versión es la que presento en este screamshot (4).
Lamento que
esta página, que debería funcionar en defensa de las mujeres, funcione como una
parrilla donde cualquier hombre sin mayores pruebas o evidencias, puede ser
expuesto al chantaje, la burla y el escarnio. Y si decir la verdad, así eso
vaya en nuestros perjuicio o el de nuestro amigos, es “desprestigiar a activistas
feministas”, pues así será. A estas alturas, no tengo nada que perder y si la
izquierda caviar y golpeadora de mujeres quiere motejarme de “radical”, o las
feministas burguesas me llaman “machirulo” me da por igual. Yo solo predico y
me comporto como la verdad me lo exige. Pero, eso sí, tampoco voy a dejar que
me difamen con insanía y ventaja.
En todo caso,
dejo esta infame denuncia a manos de mi abogada Esperanza Chilca Ibánez CAL Nro.
46326, que me acaba de informar que toda esta patraña que aquí se cuenta es
delito de difamación. Y procederé de acuerdo a ello no solo porque todo lo que
aquí se dice es falso y sentencioso, sino porque en nombre de la lucha de la
mujer no se puede avasallar a las personas y atropellar la honra de los que sí
se paran fuerte contra la violencia política, social, económica o de género que
hay en nuestro país.
Lamento por las
personas que integran este “Comando Plath”, a muchas de las cuales conozco en persona y considero mis amigas e incluso han ido a mi casa y yo las he visitado,
hasta en las madrugradas o las he acompañado a tomar su carro o su taxi a altas
horas de la noche, sin faltarles jamás el respeto. Espero que puedan reconsiderar
su posición que no solo le hace daño a su imagen y credibilidad sino a la misma
razón de ser de su organización.
Salud y libertad.
Siempre,
Siempre,
Rodolfo Ybarra
DNI_ 09441432
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