(Entrevista aparecida en el nro. 8 de Lima Gris)
x Rodolfo Ybarra
Ricardo
Ruíz tiene 42 años, mide un metro treinta centímetros y tiene más de veinte años
dedicados a la pornografía, tanto a la venta de material visual como a la
producción de películas eróticas, triple equis y/o de adultos. Todo empezó,
según cuenta, como un juego, como quien
no quiere la cosa, hasta que entendió o se dio cuenta de que eso era lo que él quería hacer. Y, a
pesar de lo extravagante, raro o “mal
visto” que resulta encontrar en Lima a un pornero
de polendas, nuestro personaje no escatima en dar su nombre de pila y en
mantener en absoluta reserva su seudónimo o avatar –siempre requerido en el
mundo triple equis–, guardado en secreto bajo siete llaves.
Esta
entrevista, contradictoria en muchos casos, fue en directo y sin ambages ni
formulismos de ningún tipo y con recomendación para leer fuera del horario de
protección del menor.
−RY:
Cuéntanos cómo así se te dio por descender/ascender al mundo de la pornografía
y conste que en el mundo actual no existen muchos “especialistas” del tema. En Estados
Unidos, está el judío Luke Ford y Robert Rimmer. En España, están Lucas Soler,
Paco Gisbert, Álex Basas y uno que otro por ahí…
−RR:
De chibolo, de niño, cuando empiezas a ver películas de forma caleta, alguna
española o italiana, los desnudos, esas cosas; y, después, cuando ya se
empezaron a alquilar películas con la familia y los mayores siempre alquilaban
sus películas para adultos. Recuerdo, a veces, cuando ya se iban todos, uno
husmeando miraba las carátulas porno para verlas. Recuerdo mucho que un amigo,
que era mayor y cuyo hermano estudiaba conmigo en el colegio, nos decía: “Oye,
vamos a ver una porno”. Y recuerdo la primera vez que vi una porno.
−RY:
¿Y a qué edad habrá sido eso?
−RR:
Puta, no recuerdo…
−RY:
¿Antes de los 10 años o después…?
−RR:
Yo creo que a los 10 o algo así.
−RY:
¿Recuerdas cuál fue la primera película que viste?
−RR:
La primera película que vi fue con Ginger Lynn, una actriz porno de los ochenta.
El agregado “Lynn” era un nombre que siempre se les ponía a las actrices de
películas para adultos, un poco para diferenciarlas del resto. Después vi Pizza ass girl, las chicas repartidoras
de pizzas que salían en patines de cuatro ruedas. Roller Boogie, esa huevada. (Risas).
−RY:
Y, después, ¿cómo así incursionas en el negocio de venta de películas y qué
tipo de películas ofrecías?
−RR:
Bueno, cuando comencé, primero, a vender películas, es algo que yo siempre
había querido. No tanto la pornografía en sí, sino que me interesaban más los
géneros fetichistas, pero, siempre, claro está, podríamos considerarlos
pornografía. Primero, mi negocio fue la música y dije: “Ah, ya, aquí voy a
vender porno, porque siempre me gustó el rollo…”.
−RY:
¿Y qué estilo buscaban más? Según entiendo, hay más de mil categorías de porno,
mil maneras de entender la pornografía: hay “ecopornografía”, “pornografía
cristiana”, “porno electrónico”, “porno terror”, etcétera.
−RR:
Cada vez hay más categorías nuevas que se van integrando; pero, en el caso de gang bang (género porno donde hay
docenas de participantes con una actriz o actor porno), por ejemplo, había
gente que me pedía bastante; después, embarazadas, que no era tan popular, pero
había una gente interesada. En gang bang,
interracial, recuerdo a Dana DeArmond, Bobbi Starr, Annabel Chong, y hay muchas
que ya están tías y otras que han regresado, que es el caso de Katja Kassin,
que todavía está buena, y entran en el género MILF, que significa ‘mother I’d like to fuck’ o ‘mamá que yo
quiero tirarme’.
−RY:
Para ellos, “tías” ya son a los 30, 40.
−RR:
MILF son películas en que se crean situaciones donde ellas son las mamás o las
suegras.
−RY:
¿Cómo ves a la gente limeña, tú que estás en el “mercado”, que has vendido
porno?, porque es tímida, ¿no?, no consume mucha pornografía o sí consume, pero
lo hace a escondidas.
−RR:
Son tímidos a la hora de pedirte la huevada:
cuando ven que hay bastante gente, se quedan mirando, no se animan a pedir; cuando
está vacía (la tienda), ahí sí piden.
−RY:
Se hacen los cojudos.
−RR:
Sí, se ponen un poco caleta.
−RY:
Mujeres y hombres por igual, ¿cómo es el asunto?
−RR:
Generalmente, los hombres; las mujeres en la vida te van a pedir, pero sí ha habido
oportunidad cuando venía más temprano a abrir la tienda, en la mañana, ahí se
aparecía una chica y…
−RY:
¿Y cómo se llamaba tu tienda?
−RR:
Ja, ja, ja. No tenía nombre, siempre le quise poner nombre en algún momento,
pero no.
−RY:
Sin nombre, pero más te conocen como Ricky…
−RR:
Sí.
−RY:
¿Cuál es tu nombre completo?
−RR:
Ricardo Ruiz.
−RY:
¿Cuántos años tienes?
−RR:
Ahorita tengo 41.
−RY:
¿Y desde qué edad te dedicas al negocio? Sé, ya, que desde niño te descubriste y
todo, pero entiendo que son más o menos veinte años en el porn world.
−RR:
Primero, comencé vendiendo videos y discos de música; y, luego, con el material
porno y más; lo malo es que la pornografía la vendían en Polvos (Azules) y en
todas partes, y, en Polvos, siempre era mucho más barato y la gente ya, cada
vez un poco más, quería que se las regalara, ja, ja, ja, a un sol cincuenta,
una huevada así.
−RY:
¿O sea que tú pensabas que la competencia desleal de la piratería terminó con
tu negocio? Pero si tus vídeos también eran piratas.
−RR:
Sí. Ja, ja, ja. O sea, la piratería servía para comer, para sobrevivir, pero yo
estaba en contra de que la competencia agarrara y vendiera más barato que yo.
Hubiera preferido que todos vendieran a un mismo precio, y entonces, bacán,
todo el mundo podría vender ahí tranquilo, y comenzaron a…
−RY:
Tirarse al suelo.
−RR:
Tirarse al suelo, y ya, ni cagando, no me convenía. Comencé a vender más, a
especializarme más en lo que era sadomasoquismo, fetichismo.
−RY:
Cosas más ultra, más radicales.
−RR:
Más difíciles de conseguir y, aunque no era un público masivo, sí podía cobrar
más, vender a más precio.
−RY:
¿Y cómo así decides dedicarte a producir videos? Ahora estás “detrás de
cámaras”, digamos, intentando producir material pornográfico.
−RR:
En realidad, tanto como pornografía no es lo que hago, aunque sí hay desnudos,
tiene que ver con sexo también, pero como pornografía no como yo lo veo; al
menos, para mí, pornografía es cuando hay coito, o sea, cuando hay coito,
estamos hablando de pornografía, pero cuando no hay coito es algo más erótico,
un erotismo o algo o, en el caso de los videos que yo hago, es más un estilo
fetichista: cosas de pies, o relacionado con el sadomasoquismo, con el bondage, con el sometimiento y todo ese
tipo de cosas, dominación; en esta también hay algo sexual, tiene que haber algo
sexual, la gente que ve esos videos es para excitarse, para masturbarse, pero
no hay coito, al menos todavía no hacemos coito. Sí, eso sí, hay algo que se
llama orgasmo forzado: se amarra a la chica y se le provoca orgasmos
manualmente o con vibradores y cosas así o, puta, manoseándola…
−RY:
Tienes una idea muy particular de la pornografía. Pero, entiendo que hay hombres,
hay eyaculación…
−RR:
No, en este caso, la eyaculación viene de parte de la mujer: eyaculación
femenina.
−RY:
Y no te interesan los actores hombres; tu inclinación heterosexual apunta al
género femenino…
−RR:
Sí, me interesa la mujer, ja, ja, ja; si es que hubiese coito en una pareja entre
hombre y mujer, en todo caso, entraría yo y participaría. No me interesa
participar porque bueno…
−RY:
Pero ¿sí actos lésbicos?
−RR:
Lésbicos, sí, estoy buscando. Todavía no hemos hecho actos lésbicos porque es
bastante difícil. Ya es difícil convencer a una chica para hacer este tipo de
videos e, imagínate, mucho más difícil que una chica haga una escena lésbica
con otra chica sin ser lesbianas, porque dicen: “Ay, no, qué asco”.
−RY:
¿Cómo haces para conseguir las chicas?, ¿pones anuncios en los periódicos…?
−RR:
Puse anuncios en…
−RY:
Cuéntanos eso…
−RR:
Comencé poniendo avisos en internet, y, al principio, resultó bastante bien y
habíamos conseguidos varias modelos, pero el problema comenzó cuando primero
comenzaron a salir esos tipos que también hacían películas pornográficas o
cuando lo que en realidad buscaban era extorsionar a las chicas, a las modelos;
las agarraban, las filmaban desnudas, teniendo sexo y, en vez de hacer un negocio
bien, sano como cualquiera, las agarraban y las extorsionaban y les pedían
plata: “Sí, que voy a colgar tu video en internet”, que “Cholotube”, que “Putamadre”,
o, si no, “Tu papá, tu enamorado se va a enterar de lo que haces…”.
−RY:
¿O sea que esas chicas que actúan no provienen de las canteras de la
prostitución, son chicas de su casa, universitarias que quieren experimentar
algo y, aparte, ganarse algo haciendo una película?
−RR:
Algunas que, de repente, son exhibicionistas. En general, mucha gente sabe que
muchas chicas no son prostitutas que trabajan en una esquina, son chicas que
estudian, trabajan, que quieren comprarse su ropa; no sé, algunas para
divertirse, para estudiar también se prostituyen con amigos o con gente que por
ahí conocen, muy caleta, pero que
cobran por sexo: dinero a cambio de sexo. Ahora más difícil es que las filmen.
De ahí a ser filmadas ya es otra cosa.
−RY:
He visto que algunas se tapan la cara con máscaras, antifaces, ¿eso no te gusta
a ti?
−RR:
Nunca me ha gustado. Lo que pasa es que a la gente lo primero que les excita es
la cara, el rostro, el cuerpo; si no, imagínate, me llenaría de plata haciendo
videos con huevonas sin cara, a las que solamente les filme la parte del cuerpo
y listo; no puede ser. También me gustaría hacerlo. Imagino que hay gente que
le gustará eso, ¿no? Yo he visto gente que le gusta. He visto casos que
filmaban así y…
−RY:
Ley del pescado… Todo el mundo sabe eso.
−RR:
Ja, ja, ja. Sí. Por ejemplo, un pata, un señor bien conocido, Canessa, que
hacía porno…
−RY:
¿Qué opinas de Canessa?
−RR:
Bueno, cuando lo conocí, la primera impresión me pareció bacán, interesante,
pero después me enteré de que estafaba a la gente, te pedía plata…
−RY:
Veinte lucas por foto.
−RR:
Así, veinte lucas por foto, ja, ja, ja.
−RY:
Ese era su “negocio”.
−RR:
Sí, te decía: “Yo te llamo” y, al final, nunca te llamaba y así se hacía de
plata el huevón. No sé si alguna vez habrá filmado algo el huevón.
−RY:
Decía que filmaba y mandaba el material a Centroamérica. Ese era su floro.
−RR:
Creo que él se masturbaba con las cosas que hacía, y el pata, hasta donde yo
supe, tenía sus oficinas en Garzón, en un edificio.
−RY:
Vivía en el Centro, en un edificio cochambroso en la avenida Tacna.
−RR:
También, y de ahí pasó a…
−RY:
Carabaya, Jirón de la Unión y después por Jesús María.
−RR:
Cuando tenía mi tienda en Galerías, siempre me lo cruzaba: iba con su bolsa del
pan, así, bacán, bastante carismático el tío.
−RY:
¿Y qué títulos has producido? ¿Tienes alguna idea?, ¿les pones nombres?
−RR:
No.
−RY:
¿O es para ti nomás?
−RR:
No. Lo que pasa es que ahorita hay varios tipos de videos tanto para
pornografía como para el tipo fetichismo, sado, esas cosas. Hay algunos que los
venden con nombres de películas como Anal
express o cosas así, relacionadas con lo que hay, pero nosotros hacemos más
con el nombre de la chica, de la modelo: por ejemplo, si la actriz se llama Ana
Lucía o Cristina, entonces la película se podría llamar: Los orgasmos de Cristina.
−RY:
O sea, ¿tú mismo haces toda la producción: me refiero al escenario, el
vestuario?
−RR:
Sí, yo y un socio. Cuando recién empezamos, éramos tres. Cuando recién
empezamos, creamos la idea de filmar haciendo fotografía de la chica, pero
solamente fetichista. Luego vino un pata que había sido mi cliente, que
compraba videos de fetichismo, sobre todo de las cosquillas de los pies. El
huevón era gringo, sus padres eran gringos, no sé si él nació acá o vivió acá y
traía videos de allá, pero le salía más barato comprar un video de acá
pirateado, y yo le había comentado mi idea de hacer videos, porque siempre
soñaba con la idea de hacer videos de cosas que me interesaban a mí, pies, esas
cosas sado, y entonces el huevón: “Ah, bacán yo también quisiera hacer; si
alguna vez haces cosas de ese tipo, me pasas la voz para colaborar”, y, una
vez, después de tiempo, de hacer fotografía, las hicimos con una modelo; en
realidad “quisimos”, porque nunca se logró hacer nada; quisimos hacer sesiones
donde la persona le hiciera cosquillas a la chica, se la amarraba y se le hacía
cosquillas y cosas así, tras pagar una cierta cantidad de dinero. O sea,
quieres hacer eso sin necesidad de llegar al coito. Entonces, pusimos anuncios
en internet con la primera modelo que tuvimos y…
−RY:
Las mujeres desconfían. No creo que las mujeres digan: “Págame. Sí, yo voy
hacer esto y lo otro”, así de fácil.
−RR:
La primera, obviamente, pensaba que había otra cosa más, pero, en este caso,
todavía no habíamos pensado en lo de las películas. En este caso, se le decía:
“Yo voy a estar sentado y voy a hacer así, y, bueno, el pata paga, yo me quedo
con un porcentaje y tú ganas tanto, quedamos en eso”. La primera sesión, el
pata nunca llegó, creo que arrugó y también había problemas porque decía: “No,
yo quiero quedarme solo con la modelo” y, puta, no, porque el huevón se queda
solo con la modelo amarrada y, si por ahí había uno que…, ya después querían
otra cosa, querían tener sexo y ¿entonces qué?, ¿me volvía un caficho yo, un
proxeneta?, y, entonces, ni cagando; la idea no era eso porque −si en todo caso
quisiera ser proxeneta, me hubiera dedicado a eso− yo quería dar la oportunidad
a esa gente fetichista de tener esa opción de hacerlo, porque le daba vergüenza
decirle a una amiga: “Mira, quieres hacer esto”, “Bueno”, “¿Por qué? “Para sexo”,
“Sí”, porque la amiga o la enamorada lo verían medio raro.
−RY:
O sea, ¿la sociedad, el mundo considera eso como algo torcido?
−RR:
¡Claro!
−RY:
Generalmente, el sexo es algo que se hace entre dos y, “normalmente”, a oscuras.
−RR:
Con la luz apagada, ja, ja, ja.
−RY:
Pero, ya, otras cosas, como sometimiento u otras variantes, las consideran como
perversión. En ese caso, ¿tú te consideras pervertido?
−RR:
¡Claro! Yo soy un pervertido, ja, ja, ja, y ¡a mucha honra!
−RY:
Algo así como un queer. O sea, serías
un freak.
−RR:
¡Claro! ¡Completamente!
−RY:
Ok, ok. Me interesa este rollo de saber
cómo tú te hallas cuando vas a hacer las películas y te presentas con la
modelo, te mira y… ¿Qué te dice?, ¿qué opina?
−RR:
En el momento de la previa entrevista, yo agarro, o sea, después, vamos a
volver a cómo comenzó todo. Ya yo pongo el aviso en internet, me comunico,
primero, bueno, en la época que había todavía Messenger, bla, bla, bla.
−RY:
¿Y Facebook?
−RR:
Yo no uso Facebook, después te digo qué pasó. Entonces yo le digo: “Dame tu número
de teléfono para llamarte y mi número es tal, me llamo Ricardo, ¿eres hombre o
mujer?”. Yo siempre digo la verdad, el que va a ir a la entrevista soy yo, y es
así, asá, pero yo siempre le digo...
−RY:
¿Qué le dices?
−RR:
Nos vamos a encontrar en un sitio, y yo le digo…
−RY:
¿Qué le dices?
−RR:
Yo le digo: “Soy bajo de estatura, mido un metro treinta; al principio no me
creen, pero pongo por ahí una imagen mía para que tenga una idea o le llamo y
le digo ya: “Soy chato, tengo el pelo largo, voy a ir vestido así”. Claro, se
sorprenden, primero, pero, normal, o sea…
−RY:
Imagino que a la primera no te creen.
−RR:
Claro, no creen que soy yo el que hago los videos. Ahora ya no ocurre tanto esto
porque ya he dejado de poner avisos en internet, ahora como que las chicas
desconfían más: como te decía, en un principio, eso de las extorsiones, hay
demasiados casos y hay también esos patas que agarran y buscan menores de edad.
Yo nunca he trabajado con menores de edad.
−RY:
¿Siempre con adultas? Nada con el género teen
ni Barely legal.
−RR:
Lo que pasa es que con la empresa esta que distribuye los videos nos piden que
sean mayores de edad y, obviamente, es ilegal hacer un video con una menor de
edad. No nos interesa tampoco, de preferencia incluso.
−RY:
¿Qué edades, más o menos, eliges?
−RR:
De 18 hasta 45.
−RY:
MILFS.
−RR:
Sí, incluso hasta 50 si la tía está buena.
−RY:
¡¿También?!
−RR:
También, como las huevas.
−RY:
Una vez me contaste que participaste en un evento público en que latigueabas a
unas chicas en una performance.
−RR:
En realidad, la perfomance no era mía,
sino de unas personas que fueron a ese local, ahí, en Miraflores, el Crypto, y,
entonces, fue un pata con unas chicas, y se subieron a la barra y comenzaron a
bailar. Ya, yo había llevado mis látigos y mis cosas, así, entonces, por ahí les
dije que quería participar y entonces subí con mis látigos y la gente empezó a
enloquecer.
−RY:
¿Te tomaron fotos, quedó algún registro?
−RR:
Tomaron por ahí algunas fotos, pero yo siempre he preferido seguir trabajando
con nuestros videos.
−RY:
La idea del “mito urbano” siempre es más potente.
−RR:
Potente o impotente. Nunca hay que reprimirse.
−RY:
Entonces, ¿a ti te interesa más ser director y no “actor”, digamos?
−RR:
No, sí.
−RY:
Si hay que hacerla, también la haces.
−RR:
Yo también soy actor. Generalmente, yo soy actor y director. Pero, como actor,
yo solamente llego a dominar y a someter, pero nunca a tener algo de sexo.
−RY:
Pero ¿te pones los implementos: alguna máscara?
−RR:
No, generalmente uso los látigos, alguna ropa así que tenga a la mano, negra;
por ahí me pongo alguna máscara o un pasamontaña, pero ya no uso tanto eso,
lentes más que nada, mi capucha y listo, o un sombrero por ahí, pero yo
procuro, a mí nunca me ha interesado participar, a mí, más quiero hacer cosas
de mujeres y ahorita no quiero nada que tenga que ver con el coito ni sexo oral
ni nada de ese tipo por lo menos en las que yo participe, no. Aparte, estoy en
una relación seria y no quiero…
−RY:
Eso ya tiene implicancias a la hora que haces el trabajo, la pareja se puede
quejar…
−RR:
Claro, de alguna manera, siempre hay eso, a pesar de que yo voy a dividir los
sentimientos del trabajo, siempre, pero no para qué más me gusta y me excita
más ver a dos chicas, este, puta haciendo su… Cuando uno filma no se llega a excitar:
o sea, puedes excitarte de cierta forma, pero no, porque te preocupas en que la
escena salga bien, que salga como tú quieres que salga y más estás preocupado
en eso, hay un poco de tensión. No hay tanto, como que “Ah, me voy a tirar a
una flaca”, pero no es eso, es preocuparte para que lo que estás haciendo salga
bien y otra persona lo pueda comprar, porque, al final, lo que estás haciendo
es para el público, para la gente, no para excitarse, no para uno mismo. Yo, en
realidad, cuando edito los videos, más me cago de la risa que excitarme; o sea,
no me masturbo viendo lo que hago. Me cago de la risa o reniego si la escena
salió mal; puta, reniego, una huevada que no sale como yo quiero, puta, me
llega al pincho, sobre todo cuando hay que cortar varias partes porque han
salido mal u hay una huevada que no me gusta y tener que editar eso, puta, me
llega al pincho.
−RY:
¿Ya no lo vuelves hacer? ¿No hay mucha plata para volverlo a hacer?, o sea, ¿con
lo que hay se trabaja? Explícanos esto, por favor.
−RR:
Es, de alguna manera, Tercer Mundo; no es una producción, puta, como muchas
otras, donde hay mucho dinero. No, nada que ver, solamente hay vestuario,
luces, una cámara digital chica, ni siquiera HD, porque ni siquiera hemos
comprado HD. Y la gente consume, le gusta más lo que es un “video hecho en casa”
que una producción así, grande, que es muy artificial; hay gente que le gusta
ver algo más natural, que se ve que es real; no me gustan las cosas fingidas.
−RY:
Que parezcan tal cual, no impostado. No
plastic dolls.
−RR:
No, las cosas fingidas no me gustan. Si hay spanky
(dar de nalgadas), si a la huevona le voy a pegar en el culo o la voy a azotar,
puta, me gusta que le duela, que grite, a pesar de que ha habido algunas veces en
que la huevona no se lo esperaba y, puta, se molesta. “No, que duele y que arde
y que la putamadre” o “que se va a ver mi piel roja o que la putamadre”. Eso me
llega, me molesta, porque a mí me gusta que las cosas sean reales; por eso se
han hecho cosas bien interesantes.
−RY:
Y, así, ¿las chicas con que has trabajado, que has filmado con cosas, te han
dicho algo por tu talla: se han quejado?
−RR:
No, no se han quejado. Más que nada se divierten: “Sí, ay, su manito de gatito”,
dicen las huevonas.
(Risas).
−RY:
¿Y te ponen motes, apodos…?
−RR:
Claro, ja, ja, ja.
−RY:
Es que las mujeres son bien raras, tienen otra percepción. Y no estoy hablando
en el sentido de Voltaire y las diferencias biológicas…
−RR:
Sí, cómo no…
−RY: Y eso del sadomasoquismo… ¿A ti te
interesa más la dominación que ser dominado?
−RR:
Sí. Pero me gusta ser dominado, si se trata de serlo, con los pies o que se
sienten encima de mi cara, cosas así. No me gusta que me azoten.
−RY:
Ah, el azote no te gusta.
−RR:
No, para nada. No me gusta ni que me azoten, ni que me amarren; puedo estar, de
repente, inmovilizado de alguna manera, pero, como yo soy el director, ja, ja, ja,
digo: “Quiero que me hagan esto o que me hagan lo otro”, ja, ja, ja.
−RY:
¿Usas marrocas, esos implementos?
−RR:
Sí, tenemos esposas, muñequeras tipo esposas, pero de cuero, tobilleras con
cadenas, cuerdas para lo que es el bondage.
Mi socio es el que se especializa en bondage,
él es el que sabe de nudos, la posición del hogtied.
−RY:
¿Cuál es la posición del hogtied?
−RR:
Es cuando estás bocabajo, con los brazos hacia atrás, amarrados, y con los
tobillos atados…
−RY:
Y con la boca hacia abajo…
−RR:
O puede ser con una bola en la boca. También tenemos una especie de camisa de
fuerza, pero de cuero, y cosas así, y, bueno, látigos.
−RY:
Y esas bolas que les meten por todos lados, esas bolitas…
−RR:
¡Ah!, ¡las bolitas! Sí, eso también tengo, pero no los hemos usado analmente,
sino de forma vaginal. Son unas tres modelos con las que hicimos cosas un
poquito más fuertes. Los otros videos que hemos hecho son más con ropa o con
ropa interior y más bondage o cosas
de piel. Hay un fetichismo que es bastante conocido, que es el de las
cosquillas: las amarras y les haces cosquillas.
−RY:
Hasta relajar la teoría de los esfínteres y la escatología.
−RR:
Claro, muchas se orinan, otras se excitan, y es también una especie de tortura.
Hay gente sadomasoquista que no opina lo mismo, piensa que las cosquillas no
son una “tortura”, que la tortura vendría a ser el dolor, el látigo, el
garrote, pero las cosquillas también son una tortura. Imagínate que te amarren
y te hagan cosquillas y tú no puedas hacer absolutamente nada y llega un
momento de desesperación y ya no es tan… Ja, ja, ja, es terrible. A ver a esos
huevones que tanto hablan que no es tortura, a ver que les hagan eso, a ver si
no piensan diferente después. Entonces, nosotros hacemos eso, porque es más
fácil que una chica atraque que le hagan cosquillas a que, puta, se desnuden y
que le metan una huevada en la vagina; lo podrán hacer entre cuatro paredes,
pero que la filmen, sobre todo acá, que es un país en el que no son muy abiertos
de mente, entonces “Ay, que me va a ver mi enamorado, que me va a ver mi papá”.
−RY:
¿Y no sería mejor la posibilidad de contratar a una prostituta? Digamos que eso
facilitaría el “trabajo”.
−RR:
Es que esas son las más difíciles, porque las prostitutas sí van a aceptar todo,
pero no van a querer que se les filme el rostro tampoco, y he tenido la
oportunidad de hablar con alguna prostituta para hacer mi video, pero “Ya, sí,
pero con máscara”. Y, no, ni cagando, solamente usamos máscara cuando es
absolutamente necesario, o sea, cuando la escena lo amerita. Por ejemplo, en el
caso de que la huevona sea una dominatrix
y es parte de su atuendo, o de repente estamos haciendo un video que es otro
fetiche, que es el de las superheroínas, en que se disfraza a una huevona de
luchadora y sale peleando con otra y es sometida, la amarran y la torturan, etc.,
y la huevona, de repente, sale con un antifaz, pero porque es parte de su
indumentaria.
−RY:
O sea, ¿el antifaz no es para cubrir la identidad, sino parte del rollo/discurso
que se maneja en la escena?
−RR:
Sí.
−RY:
¿Y tú, con el pata que fundaste esta pequeña productora, le pusieron algún
nombre al proyecto?
−RR:
Tenemos un nombre, pero no lo diría, porque los videos que hacemos van
dirigidos a público de otros países, porque hay mucho roche con la huevonas de
acá, porque, primero, “Que se va a ver mi rostro, y si me va a ver mi hermano,
mi familia, mis amigos” y entonces les da mucha vergüenza; sin embargo,
publican sus fotos en Face, como las huevas.
−RY:
Ya, ok. Es para guardar el secreto.
−RR:
Yo, incluso, tengo un nombre también.
−RY:
¿Nombre artístico? ¿Y tampoco lo puedes decir?
−RR:
No, porque lo googleas y sale.
−RY:
O sea, ¿tú prefieres decir tu nombre real?
−RR.-Sí.
Ja, ja, ja. Ahorita no entras a Google, pero, en algún momento, quizá lo hagas.
−RY:
Está bien.
(Risas).
−RR:
Es que mi nombre real no lo vas a ver en internet ni cagando.
−RY:
¿Y cómo ves el futuro pornográfico en un país como este? ¿Digamos hacer un
erotismo que no llega a ser pornografía, porque, según tu visión, no hay coito?
Y aquí quiero volver a algo que no quedó muy claro. O sea, para ti, ¿lo que
define la pornografía es que haya coito…?
−RR:
Sí, es una idea muy particular mía, o sea, de repente…
−RY:
O sea, que no es así porque, en lo real concreto, la pornografía puede…
−RR:
Es que la gente confunde mucho: cuando ven algo erótico dicen: “huy, ya,
pornografía”; ahora no tanto; pero antes, en un canal tal, hay desnudos, “Uy,
hay pornografía”. Y no es así. Erotismo es erotismo y pornografía es
pornografía, aunque, en España, se conoce como erotismo al cine pornográfico.
Acá puede ser llegar a porno soft sin
llegar al coito hardcore.
−RY:
Y hablando de porno hardcore, ¿qué
opinas de actores como Nacho Vidal?
−RR:
¡Ah, bacán! Es uno de mis actores favoritos. Ja, ja, ja.
−RY:
Es medio sádico, medio violento. Se nota la diferencia con actores como Tom
Byron, Jeff Stryker o Harry Reems.
−RR:
Sí, es sádico, le gusta el sexo agresivo; eso me gusta; aparte me gusta porque
se siente cómo la vive, cómo se emociona, cómo la está gozando; no como otros
huevones que hay … muchos incluso parecen gays, parece que no les excitara
mucho la mujer…
−RY:
Quizás hay alguna relación con lo que dijo alguna vez, que solo había leído dos
libros en su vida.
−RR:
Quizás…
−RY:
Y la cuestión es que no se vea mecánico el asunto.
−RR:
Sí, que no se vea mecánico.
−RY:
¿De qué otros actores, así, que conoces, te parece muy buena su actuación?
−RR:
Actores como Nacho Vidal… Antes de él estaba Rocco Siffredi, que estaba a fines
de los ochenta, principios de los noventa. Para mí, Nacho Vidal viene a ser un
discípulo de la manera de Rocco.
−RY:
¿Ese otro señor de pelo en pecho?
−RR:
¡Ah! Este, ¡carajo!, ¡no puede ser que me olvide su nombre ahorita! Siempre
hablo de él y, cuando quiero acordarme, puta, no…
−RY:
Ron Jeremy.
−RR:
Sí, me gusta cuando sale en algunos programas.
−RY:
Él es mediático.
−RR:
Le gusta salir en la televisión.
−RY:
Es una leyenda.
−RR:
Es un personaje, una leyenda de la pornografía; aparte, es el único que pudo
hacerse una autofelatio; eso dicen,
nunca llegue a ver la película.
−RY:
Sí, la he visto en un antiguo cine de barrio llamado “Alameda”, de la avenida
Grau. Eran los ochentas.
−RR:
¡No me imagino cómo pudo haberla hecho! De repente, con algunos kilitos menos.
Comenzó bien chibolo. Yo tengo por ahí una película de él donde está más
delgado y con una cara de niño, de chiquillo.
−RY:
Según sus biógrafos, que son muchos, ha hecho casi cinco mil películas.
−RR:
Sí, debe tener bastantes, como mierda, ha hecho de todo; y hay algunas actrices
porno que se vacilan haciendo películas con él y otras que nunca. Les han
preguntado y dicen: “No, ni cagando, con ese huevón para nada”.
−RY:
¿El cine gay, transexual, etc., no te interesa?
−RR:
No, no me llama la atención, no me excita. Lo que pasa es que a mí me gusta el
cine gay de lesbianismo, porque me excita ver dos mujeres juntas besándose y
lamiéndose y metiéndose huevadas o dominando una a la otra, pero el de hombres
no, porque a mí no me gustan los hombres; yo hago lo que me gusta, yo no voy
hacer algo que solamente porque me dé plata; si no me gusta, entonces no lo voy
hacer. Bacán que haya, pero para la gente que le gusta…
−RY:
Pero tampoco vendías ese tipo de películas.
−RR.
Llegué a vender ese tipo de películas porque por ahí me llegó una colección de
videos, que eran de homosexuales, gays, y es una anécdota bien bacán, porque es
de un amigo que, bueno, falleció y un día me llamó su hermano y me dijo: “Tengo
unos videos que creo que son tuyos”, ja, ja, ja, y me trajo una maleta, así, de
deportista (hace un gesto simulando un bulto grande), llena de videos de VHS, y
yo, puta, la cagada, y el huevón me dice: “Son videos porno”, y yo dije: “puta”,
y yo que soy recontra pornero, así
que agarré, me fui a mi casa así, todo contento, abro la maleta, voy a ver la
huevada y, puta, el primer video, un huevón con otro huevón y el otro video
también lo mismo y así… todos, los doscientos, ja, ja, ja.
−RY:
¡?
−RR:
Comencé borrándolos, porque, en esa época, vendía videos en VHS y grababa encima,
pero por ahí me cayeron unos clientes gays y bacán, porque pagaban y se vendían.
−RY:
¿En qué año fue eso?
−RR:
¡Putamadre! Mi tienda fue el 2004, eso habrá sido 2002…
−RY:
¿Se vendieron todos esos videos entonces?
−RR:
No todos, pero algunos cuantos sí. Mi público era más heterosexual y hombres
más que nada, y mujeres sí me compraban, pero no muchas.
−RY:
Y, bueno, tú como “productor hombre”, ¿qué tipo de mujer es la que te atrae
como figura para que sea tu frontwoman?
−RR:
Para una película que yo quiera hacer, en realidad, que la huevona sea
simpática, que sea atractiva…
−RY:
¿Que sea baja de estatura, que sea alta, flaca, carnosa, etc., generalmente…?
−RR:
Lo que pasa es que yo no busco la que me pueda gustar a mí, sino la que le
pueda gustar al público al que yo voy, y, como mi público es bastante amplio,
dentro de la rama a la que yo voy, que es fetichista, usualmente, puta, les
pueden gustar las huevonas negras, las blancas, las chinas, las cholas, las carnocitas, la famélicas…
−RY:
Eso es en cuanto a la actriz para una posible película o video y, ¿en lo
personal?
−RR:
Puta, me gustan carnosas, que tengan bastante carne. Y, en cuanto a la talla,…
−RY:
¿Que sean altas o chatas? A ver, ¿cómo es eso...?
−RR:
Ahorita me gustan las altas, pero, en algún momento, no tenía ningún…
−RY: Ningún prejuicio…
(Risas).
−RR:
Lo único que me gusta es que su cara me resulte atractiva, que su cuerpo me
resulte atractivo; yo soy más de tetas que de culo, digamos, aunque también me
gustan las culonas, pero me gusta que tengan buenas piernas y pies bonitos y
una cara que me resulte atractiva.
−RY:
Ya, los pies, ese fetichismo de los pies que explicaba Freud se manifestaba en
la infancia por un asunto de fijación con la madre.
−RR:
Sí, claro…
−RY:
Curiosamente, Lombroso también hablaba de la asimetría y los pies grandes en
relación con los delincuentes. Quizás, por eso, hay una eterna fijación por los
pies pequeños, que se explica mucho mejor en el vendaje de los pies en la China
milenaria…
−RR:
Los pies son importantes. Yo siempre, a una mujer, más que verle el culo, le
veo los pies o las piernas. Cuando voy por la calle y veo a una mujer, ¡ay, su
pie!, si está…
−RY:
Entonces, ¿lo primero que tú miras no es la cara…?
−RR:
Sí, la cara y los pies.
−RY:
Un escaneo.
−RR:
Si veo los pies y no me gusta la cara, no pasa nada, ja, ja, ja. Pero,
generalmente, cuando voy por la calle y veo una flaca, no voy con la intención:
“Ah, quiero follarme a esta huevona”, sino, “Qué buena flaca para este video”,
o “Quisiera que esta huevona participe en el video”, pero no que veo a la
huevona y quiero tirármela. ¡No!, pero sí, más que nada con esa vista más
comercial era; bueno, a la hora de la hora, ni siquiera voy a acercarme a la
flaca a decirle: “Oye, te gustaría ser modelo”. Lo primero qué pensaría es: “¡Ah!,
¡quieres que sea actriz porno!”. ¡Pah!, me mete un cachetadón en primera.
(Risas).
−RY:
Yo me acuerdo que tú, un día, hiciste unos volantes e ibas a la calle y le
dabas la información a las chicas que te parecía que podían aceptar.
−RR:
De eso, por ejemplo, muchas chicas me recibieron los volantes y se rieron y
todo bacán, pero ninguna de las que recibieron los volantes terminó trabajando
conmigo.
−RY:
Pero ¿te llamaron?
−RR:
Nada. Las únicas modelos que yo pude conseguir fueron las que puse en los
avisos de internet y en el periódico. Nada más. En el periódico, pusimos aviso
una vez y ahí encontramos una chica.
−RY:
¿En El Comercio?
−RR:
En El Comercio, claro, pero ahora
quiero poner en el Trome, que es…
−RY:
Más barato.
−RR:
¡No! Más caro es el Trome, porque
llega a más gente; más gente compra el Trome
que El Comercio, es más popular; por
eso creo que resultaría mejor con el Trome.
−RY:
Otra pregunta que me interesa es tu entorno familiar. ¿Nunca le ha molestado,
nunca te han dicho algo por la dedicación, digamos, a la pornografía, a esta
cuestión erótica?, ¿nunca te han llamado la atención? Imagino yo que de joven te
dijeron algo…
−RR:
¡Mi papá! A él nunca la ha gustado que vea este tipo de cosas, y mi mamá como
que ha respetado mi gustos, o sea, no quería saber mucho al respecto,
simplemente dejaba que yo hiciera lo que a mí me gustaba, con tal de que
supiera que no estaba metido en drogas o robando o matando gente, ja, ja, ja, creo
que normal.
−RY:
Pero ¿tu papá sí un poco que jodía…?
−RR:
Mi papá sí, porque era más cucufato;
bueno, por su generación, coleccionaba las calatas del Ojo, pero, sin embargo, se horrorizaba cuando veía lo que yo vendía,
cuando vendía porno. Una vez vino a mi tienda y se quedó viendo la vitrina, y las
cosas que yo ponía todavía no eran porno común y corriente, eran unas huevonas
así, puta, ja, ja, ja, encadenadas, azotadas, torturadas, ja, ja, ja.
−RY:
¿Y eso le molestaba?
−RR:
Y eso es lo que él llegó a ver; bueno, nunca vio un video de esos. Sí, bueno,
me dijo que no le gustaba lo que estaba vendiendo, simplemente, y cosas así. Una
vez, recuerdo que había pedido por internet a una tienda on-line de cómics eróticos. Eros
Comix, recuerdo, y ellos te mandaban un catálogo gratuito de todos los
cómics que ofrecían, y agarré: llené todos los datos que me pedían, y me
enviaron un sobre con un catálogo bien bacán de cómics porno y llegó a mi casa
y yo estaba en Galerías y regresé a mi casa en la noche y mi papá me dice: “Oye,
ha llegado un sobre para ti”, y estaba curiosísimo por saber qué cosa era, ¿no?
“¿Será plata?”, me dice, ja, ja, ja. “No”, le digo, “yo sé lo que es”, y lo
dejé ahí, no le di importancia, comí y todo, pero el huevón quería saber lo que
era y yo lo dejo ahí y subo a dormir y el huevón sube atrás de mí, queriendo
saber, y “Qué, ¿no lo vas a abrir?”, ja, ja, ja, y yo le digo: “Ábrelo, pues”,
y, puta, cuando lo ve, se le salieron los ojos. “Puta, esta huevada, ¡cómo ves
esto!, te va a malograr la mente”. Ja, ja, ja, “Es tu opinión”, le digo, “Es la
forma de pensar que tienes tú, yo pienso de otra manera y tienes que respetar
mi opinión”, y nada más, y no se habló más del tema, pero yo sabía que no le
agradaba mucho la idea.
−RY:
¿A tu pareja tampoco le jode, o sí le jode un poco?
−RR:
No, bacán.
−RY:
¿O a ella también le interesa?
−RR:
Cuando yo la conocí, le gustaba bastante ese tema. Ahora, sí, está un poco más
celosa, antes era más abierta a eso, ja, ja, ja, pero, ahora, como la cosa va
más en serio −bueno, siempre fue serio: fue serio para mí, pero no sé−, conforme
pasa el tiempo, los lazos se van fortaleciendo más y entonces como que las
personas se van volviendo más celosas; yo también soy celoso, tampoco me
gustaría que ella esté mirando por ahí a otro hombre ni a otra mujer, tampoco,
a menos que la lleve y compartamos, ja, ja, ja, aunque no creo que lo hagamos,
pero sí respeta lo que hago.
−RY:
¿Practicarías a lo swinger, por
ejemplo?
−RR:
No sé, en ciertos momentos, he pensado que sí me gustaría, pero hay una parte
de mí que dice sí y otra parte que dice no, ja, ja, ja, como que mi mente
todavía no es muy abierta a esas cosas. A veces pienso que, en una mujer, es
distinto que en el hombre: por ejemplo, en mi caso, lo que yo tengo es miedo de
perder a esa persona a la que amo, de repente porque encuentra al otro hombre
más atractivo, no sé, tanto física como mentalmente y, de repente, a la huevona
le parece más atractivo este hombre y se va con él y me deja, ja, ja, ja, y,
puta, me cago y, como la quiero, no me gustaría que pase eso. Si fuese una
cuestión más sexual y no habría riesgo de que se termine enamorando, no creo
que habría problema.
−RY:
¿No crees que eso que podría ser una desventaja no lo es? Me estoy refiriendo a
que eres chato y tal vez eso se convierte en una ventaja.
−RR:
Sí. No me quejo de eso. Eso no, pero puede ser que el huevón sea más chato que
yo, más feo que yo, etc., pero eso no es lo que importa a la hora que uno se
enamora; o sea, uno se enamora de la persona, de repente ella puede conocer a
esa persona y le parece más atractivo que yo, de repente le excita, no sé,
tiene mucha labia y le invita muchas cosas y de repente…
−RY:
Y, en la cuestión íntima, ¿cómo es la cuestión con tu pareja o tus parejas de
turno?
−RR:
No hay problema. Sexualmente hablando, no hay problema de que me puedan dejar,
para nada.
−RY:
¿Te consideras un buen competidor?
−RR:
Sí, puta. Ja, ja, ja, no sé, habría que hacer una encuesta. No creo que tenga
problemas por ese lado, pero, a la hora de la hora, cuando uno se enamora, no
se enamora de lo sexual, sino de todo; aparte, dicen −yo no creo mucho, pero−
que el amor dura cuatro años y después la química se muere. En otros casos, se
transforma y se vuelve algo más de compañeros y cosas así; pero no sé, yo creo
que mientras uno mantenga viva esa cosa del sexo, del juego…
−RY:
Del fuego.
−RR:
Del juego y del fuego creo que se puede llevar una vida amorosa que dure años y
años, hasta, de repente, la vejez, hasta que la muerte los separe; una huevada así.
−RY:
¿No has pensado que podrías filmar con tu pareja cosas así?
−RR:
Sí, claro. Me gustaría.
−RY:
¿Le has propuesto, le has hablado…?
−RR:
Sí, pero todavía no creo que sea conveniente; pero, si alguna vez pasa, no sé,
ya veríamos la forma de hacerlo, pero, sí, me gustaría, porque estoy seguro de que
ella conmigo venderíamos muchísimo.
−RY:
¿Algunos otros planes que quisieras hacer más adelante, que te hayas imaginado
de aquí a un tiempo, en que tengas un poco más de recursos quizás? ¿Qué es lo
que harías con todas estas cosas de eróticas?
−RR:
Yo había pensado, en algún momento, hacer muchas “cositas”. Quizás, ahora, ya
no las haría; en algún momento, pensé en ser un Badani y tener cuatro mujeres
viviendo conmigo, y yo creo que, de repente, lo habría comprendido, pero, al
parecer, ahora no creo que sea una opción viable, porque…
−RY:
Ahora estás optando por la monogamia religiosa, mejor dicho. No te olvides de
que el rey Salomón, del Antiguo Testamento, tuvo setecientas mujeres y trescientas
concubinas.
−RR:
Sí, la “monogamia religiosa”, a veces uno es feliz monogámicamente, ja, ja, ja.
Sí, eso antes de que la relación se vuelva seria. Antes incluso de que tenga esta
relación, había pensado en eso; sí, hubiera sido bacán, imagínate, tienes cuatro
mujeres, tienes a una que cocina, tienes a una que limpia la casa, tienes a una
que lava la ropa, o sea, comparten las actividades de la casa mientras tú
trabajas, yo trabajo, como Badani; entonces, es más fácil para ellas, porque,
imagínate, no es una mujer que tiene que hacer todo en la casa, sino ciertas
cosas y no trabajan tanto y comparten las cosas e incluso podemos hacer unas
cositas bien bacanes entre todos, una cosa grupal, ja, ja, ja.
−RY:
¿Te has dado cuenta de que, en Lima, y yo creo en el Perú, no hay gente que
esté tan dedicada, digamos, al erotismo, a la pornografía? Hay gente, como me
dijiste, que filma y después extorsiona, pero ¿no consideras que tú eres uno de
los pocos que realmente se dedica a la pornografía, al erotismo, y, digamos,
que vive de lo que hace?
−RR:
Yo creo que sí, pero, de repente, no estoy muy enterado del tema, porque hay
mucha gente que, como yo, hace videos, pero caleta,
que no son tan conocidos, y se cuidan y venden en el extranjero.
−RY:
Sí, porque no hay…
−RR:
Es que el problema de acá es la piratería.
−RY:
¡¿La piratería es un problema para ti?!
−RR:
¡Claro!
−RY:
¿Tú, que has vendido piratería, te quejas?
−RR:
Sí. Imagínate, pero yo pirateo productos extranjeros, no producto nacional.
−RY:
Ya, ya, ya. Ok, ok, ok. Hay una ética.
−RR:
Claro, hay una ética.
−RY:
Medio rara esa “ética”, será “hética”, con /ache/, relativa a la tisis.
−RR:
Claro, ja, ja, ja, pero funciona así. Es como la industria discográfica: acá
los músicos se quejan, puta, la gente no compra, la gente compra a los piratas
y entonces muchos dicen: “No, yo vendo piratas de grupos extranjeros, pero no
de nacionales, porque apoyo al talento nacional”.
−RY:
Pero tienen alguna razón, ¿no? Pero volviendo a lo que te estoy preguntando, ¿esa
gente que presumimos que existe, que se dedica también al video, no da la cara?
He preguntado por ahí, he indagado antes de entrevistarte; lo que sí he
encontrado es a gente que lo hace para sí, para ellos, son directores y actores
y tienen sexo con la “artista”, pero para verlos ellos y sus amigos, o sea,
para “autosatisfacerse” y no para que lo vean en otro país. Eso he visto que
hay acá.
−RR:
Sí, claro, pero muchas veces las chicas no saben que están siendo filmadas.
−RY:
Esas son pendejadas, ya ni siquiera menciono el término ilegal.
−RR:
Sí. Es una maldad.
−RY:
…Tienen sexo con la vecina del barrio y de ahí lo ponen en Cholotube.
−RR:
Hasta la huevas.
−RY:
Yo, la vez pasada, bajé al Hueco y vi como cien cintas de Cholotube. Hay
hoteles donde te ponen la cámara e incluso hay hoteles donde tú vas un día
antes y le dices: “Mañana voy a venir de 4 a 5 p. m.”, le das un billete, y el
pata te da tu video después.
−RR:
Es una maldad lo que están haciendo y es una pendejada; además, se meten en
problemas: imagínate que los ampayen, puta, se cagan.
−RY:
Volvemos con el asunto “ilegal”. Pero tú sí respetas todas las normas: no te
metes con “niñas”, imagino yo que hasta un contrato hay por ahí que…
−RR:
Sí, claro, ella sabe lo que se va hacer, sabe que su rostro va a verse y todo.
Aunque, por ahí, he tenido problemas con un par de chicas una vez: una que
agarró y quería todo lo que habíamos hecho con ella, quería todo lo filmado,
porque, puta, supuestamente la habíamos engañado, no le habíamos dicho de qué se
trataba, y nada que ver, e incluso grabamos su aprobación, cuando ella dijo: “Sí,
acepto”; estaba todo grabado, o sea, entonces, dijeron que “No se veía bien el
rostro”; puta, no jodas. En un principio comenzamos filmando con ella un video
de cosquillas, así, con ropa y todo, y algo inocente, en donde ni siquiera
había desnudo, y fue porque ella necesitaba plata y, entonces, le dijimos: “Hacemos
estas cosas, no va a ver coito, etc., te masturbamos, te metemos estos
vibradores” y la huevona atracó y todo bien y la huevona que no venga después…
−RY:
¿Por eso te aseguras con una grabación?
−RR:
Todo siempre se graba, y la modelo tiene que estar de acuerdo. No hacemos nada
contra la voluntad de nadie.
−RY:
O sea, ¿que todo sea claro y de acuerdo a las leyes?
−RR:
Claro, incluso.
−RY:
No hay muchas leyes en el Perú respecto de la pornografía, algo se dice en el Código
Civil, pero nada en específico. Total, las leyes son para interpretarlas al
gusto del cliente.
−RR:
Y ojalá que no haya porque la podrían cagar, porque, de repente, por ahí a
alguien se le ocurre que es ilegal, inmoral y toda esa huevada. Ahora, por
ejemplo, tenemos bastantes problemas en poner avisos en internet, antes los
podíamos poner, pero ahora hay mucha censura, pones palabras y te cagaste.
−RY:
Palabras, ¿como cuáles?
−RR:
Fetichismo, bondage. ¡Imagínate! Pones
en esos anuncios gratuitos que hay en internet, tipo Adoos o Clasificados.com.pe,
pero vete a poner algo relacionado con pornografía o sexo, desnudos o cualquier
huevada de esa, te cagaste, porque a los dos días queda eliminado tu anuncio.
−RY:
Y, en cuanto a los anuncios en los periódicos de acá, ¿no hay problema?
−RR:
No hay problema. Lo raro −no sé a qué se debe−, porque yo he visto muchas veces
anuncios clasificados en internet que dicen: “Se buscan chicas para
anfitrionas”, pero tú sabes para qué es eso, ¿no?
−RY:
En muchos casos es un eufemismo de prostitución y trata de blancas.
−RR:
Claro, y, sin embargo, cuando tú pones una huevada que dice: “Las cosas como
son”, ahí sí, y te cagas porque te meten la censura, hasta las huevas. Eso me ha cagado porque,
últimamente, no he podido encontrar muchas modelos nuevas.
−RY:
En tu época de vendedor de pornografía, de videos “triple equis”, ¿había gente
así como sacerdotes, como doctores, burócratas que iban a comprarte?
−RR:
Había uno con pinta de cura, pero solamente venía a sapear, no compraba nada.
Doctores sí. Tú sabes que una vez, cuando vendía videos por delivery, había un pata que le gustaba
lo que era el scat, o sea coprofilia,
que buscaba videos en los que la huevona lo cagara encima al pata y cosas con
excremento, y, entonces, me pedía ese tipo de videos, y al tipo este le llevaba
el video a su trabajo. Nunca lo conocí, él nunca me conoció, simplemente fue
todo por correo.
−RY:
¿Y cómo era?, ¿Él no te recibía?
−RR:
Lo que pasa es que él trabajaba en una empresa en la que el encargado, el que
cuidaba afuera, me decía: “Él te va a pagar”. Y, entonces, yo iba y todavía
tenía que envolver el DVD en un paquete sellado y poner “Para el señor tal”, y,
entonces, lo llevaba a su chamba y el que me pagaba era el portero.
−RY:
Interesante eso, pero ¿tú nunca le viste la cara?
−RR:
Y era buen cliente, me pagaba bien y bacán; yo prefería venderle a él porque
pagaba bien.
−RY:
Hay un argentino que filma películas con su esposa. Aquí, en Perú, le hicieron
una nota periodística…
−RR:
Sí. Lo vi en televisión, en un reportaje sobre eso.
−RY:
¿Qué te pareció?
−RR:
Bacán, alucinante, me parece interesante eso.
−RY:
Y su esposa es la actriz.
−RR:
Yo quiero hacer eso. Me gustaría mucho hacer eso, y no me daría ninguna
vergüenza, ni nada, de lo más normal, o sea, soy yo, y no tengo que
avergonzarme de nada, y mi mujer tampoco tendría porque…
−RY:
Lo que pasa es que vivimos en una sociedad cucufata,
como decíamos al inicio, y eso hace que los prejuicios estén delante de todo y
no hay claridad, aparte de que la Iglesia siempre se manifiesta contra todo, y
eso, sumado a la carga histórico-religiosa, no te deja ser.
−RR:
Puta, no te dejan hacer nada.
−RY:
Y, volviendo a las leyes, ¿cómo las ves?
−RR:
Bacán que todavía no haya ninguna ley, ojalá que no existan. Tengo mucho miedo de
que nos volvamos en un país como Venezuela o China, un país donde la autoridad
dice tal cosa y el pueblo tiene que obedecer lo que dicen las leyes y a la mierda,
o sea, no hay libertad de expresión, de opinión, no hay libertad de nada;
entonces, esa huevada no me parece: si no, te meten bala, ¿qué es eso?, y uno
no puede hacer ciertas cosas. A mí no me gusta ni que la Iglesia esté en el
poder y ni que esté en el poder algún seudosocialista o seudocomunista que, a
la hora de la hora, puta, es el que come bien rico mientras que los otros se
cagan de hambre.
−RY:
A ti no te interesa la política ni la religión, nada, ¿no eres creyente de
nada?
−RR:
Yo soy creyente de Dios, nunca he visto a Dios, pero sé que hay una fuerza
natural así; creo, digamos, en Jesucristo.
−RY:
¿Y a ti nunca te ha fastidiado? Por ejemplo −disculpa que te haga esas
preguntas, pero son necesarias−, yo recuerdo que, en la década de los ochenta,
apareció una película que se llamaba El enano
erótico. ¿Alguna vez te han dicho…?
−RR:
¡Ah! Nunca llegué a ver eso, pero…
−RY:
Era una película bien conocida de la época de Seka la Erótica.
−RR:
Recuerdo el nombre.
−RY:
Tuvo una saga.
−RR:
¿La viste tu?
−RY:
Sí, yo la vi, la parte uno y la parte dos.
−RR:
Yo he visto películas de enanos, en donde un enano se folla a una chica linda,
alta, gringa; era un enano negro, todavía, y ella era una mujer alta, un ángel,
buenota; creo que fue la mujer más
rica que había visto en mi vida, en aquella época, y no me acuerdo el nombre de
la actriz ni de la película para conseguirla. El pata sí, los enanos tienen una
“vainaza”, así, gigantesca, generalmente, los que he visto, pero son esos
enanos, así que son medio deformes.
−RY:
Son acondroplásicos. Pero, en tu caso, tú eres pituitario ¿no?
−RR:
Pituitario es una persona que tiene todo normal, todo proporcionado, cabeza,
brazos. Tengo una que no puedo decir: “¡¡¡Ahhh!!!, ja, ja, ja, pero, por ahí,
cumple lo que puede.
−RY:
¿Pero te ha molestado o no te han dicho nunca nada…?
−RR:
Sí, pero, cuando era niño, me molestaban las cosas que podían decir, pero, cuando
crecí y viví muchas cosas y aprendí y me acepté a mí mismo como soy y me
comencé a querer yo mismo, ya me llegó al pincho y me llega al pincho todavía.
Algunas veces, sí tengo fobia a los niños, no soporto a un niño cerca, sobre
todo cuando comienzan a gritar y, puta, es una fobia que me viene de la época
de cuando yo fui niño, como que no sé, prefiero no estar cerca de un niño, ja, ja,
ja, ni de las niñas tampoco.
−RY:
¿Y otras fobias que tengas?
−RR:
Puta, varias fobias: fobia a las cucarachas, por ejemplo; me dan asco, tengo
que matarlas.
−RY:
¿Sigues viviendo con tus padres?
−RR:
Con mi tía y con mi mamá en este momento.
−RY:
¿La relación con tu tía, con tu mamá es una relación normal?
−RR:
Normal.
−RY:
¿No has tenido hermanos tampoco?
−RR:
No, soy hijo único.
−RY:
¿Y cómo así te vinculas por internet con otra gente que le interese la
pornografía?
−RR:
Claro, desde que nació el internet, fue una cosa que abrió muchas puertas:
antes, por ejemplo, uno decía, lo que a mí me gustaba, el fetichismo, cuando
era más pequeño, más joven, mejor dicho, ja, ja, ja, como que decías: “Putamadre,
yo soy el único huevón al que le gustan esas cosas”. A todo el mundo le gusta
la pornografía, pero las otras cosas me gustaban demasiado y veía que a los
otros no. Yo veía los pies y los otros huevones veían los culos y las tetas,
cosa que tampoco quiere decir que no me gusten los culos y las tetas. No sé,
tengo especial predilección por lo pies.
−RY:
Y, también, imagino, por correlación, ¿los zapatos de taco?
−RR:
Me encantan los zapatos de tacón alto y sobre todo mientras más alto mejor.
−RY:
¿Plataforma, taco aguja?
−RR:
El pie arqueado que termina en punta. Me encanta esa huevada. También me gusta
como mierda el ano. No me gusta el culo en sí, la nalga, si no el ano, el
orificio, el recto, esa huevada me fascina.
−RY:
Pero ¿te fascina cómo objeto sexual o, digamos, para jugar, para ejercer un
acto de dominación?
−RR:
Para jugar, para besarlo, para todo, siempre y cuando esté todo higiénico.
−RY:
¿Una obsesión?
−RR:
Sí, una obsesión que adquirí durante la época en que comencé a ver porno; por
ejemplo, a mí no me gustaba el sexo anal, pero, al final, me terminó gustando y
la vagina me encanta, la vulva me fascina también; es una fascinación por la vulva
y por el ano; me gusta el clítoris, me gustan los labios vaginales grandes.
−RY:
¿Y jugar con eso?
−RR:
Jugar, chupar, incluso me excita más que el coito en sí, me gusta más que la menstruación.
La menstruación se siente rico, pero me excita, me estimula más chupar, meter,
oler, saborear.
−RY:
¿Y qué posiciones del Kamasutra o del
shijūhatte japonés?
−RR:
El perrito, sobre todo por esa vista panorámica del culo. El culo siempre es
más grande cuando estás en posición de perrito.
−RY:
Ah, claro, se arquea, pues, el cuerpo: la posición de lordosis.
−RR:
Y huele rico. Sobre todo la parte visual, me gusta eso bastante, verla así, ya
en posición de cuatro, es una cosa bacán. Después de costadito. No soy de
muchas posiciones.
−RY:
¿Y así de tríos y esas cosas?
−RR:
No, siempre y cuando se tratara de dos mujeres. Conmigo sí, pero dos hombres
con una flaca no me interesa. No corre.
−RY:
¡Muy egoísta?
−RR:
Son gustos, pues. Hay otros hombres a quienes les excita ver cómo se follan a
su mujer otros hombres y son simples voyeuristas,
y les gusta ver cómo se la tiran, pero a mí no, podría excitarme, pero no, me
interesa estar metido en la acción y nunca con otro hombre, sobre todo porque,
imagínate, rozarte con otro pene o de repente el huevón eyacula y tú agarras el
cuerpo de la mujer y sientes el semen en tu mano.
−RY:
¿Y esos que hacen doble penetración…?
−RR:
Y ya se acostumbran, es su trabajo y, al final, de repente hasta son bisexuales,
y uno no sabe, porque yo me acuerdo haber visto películas en los ochenta donde
veía a un actor porno que se suponía que era heterosexual y después lo veía en
una porno gay también; entonces, puta, este huevón es bisexual o es homosexual
y solamente se tira mujeres por la plata. Ahora, cómo se excitarán, ¿no? Imagino
que también les gustarán las mujeres.
−RY:
¿Y algún consejo que tú quieras dar a la gente que tiene prejuicios con la
pornografía, con el erotismo, o que son muy recatados? Esto, para acabar con
una moraleja, como un cuento para niños.
−RR:
De lo malo de esta sociedad −yo creo− mucha culpa tiene la Iglesia. Todo comienza
por la Iglesia, y el machismo también tiene mucho que ver. Siempre a la mujer
se la ha visto… y el hombre es pendejo, o sea, cuando el hombre está con varias
mujeres, es un pendejo; pero las mujeres que está con muchos hombres son unas
putas; o sea, esa huevada me parece hasta las huevas, me parece que debería haber cierta no igualdad, porque el
hombre es diferente a la mujer físicamente y, hasta en las cosas del trabajo,
el hombre tiene mucha diferencia en relación con la mujer, pero tienen los
mismos derechos −pienso yo− sexualmente hablando, derechos en todo ámbito: como
personas, pueden desempeñar la actividad que más le plazca (si quiere ser actrices
porno, está bien, y no tener ninguna vergüenza de enseñar sus cuerpos o si les
gusta hacerlo y nadie las está obligando, putamadre); si te gusta tirar dentro
de cuatro paredes y lo disfrutas, muy bien, porque no lo puedes hacer en cámara,
¿no?, o sea, simplemente, puta, por el qué dirán; ese es el problema del
peruano: siempre están pensando en que “Uy, si me ven, qué pueden decir”,
generalmente las mujeres, porque a la mujer se le ha enseñado que es de su casa
y nadie sabe que es una tremenda puta, pero, en su familia, todos creen que es
una santa.
−RY:
Listo.
−RR:
¿Terminó? Ja, ja, ja.
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