Se arrejuntan en la calle, a menudo en el jirón Quilca o alrededores. Traen
guitarras, tarolas y, a veces, un micrófono con su respectivo amplificador y se
arma la jarana. Rock liberado para las masas y para los transeúntes que quieran
escuchar lo que se tiene que decir. Tomar las calles, para ellos, es un desafío,
una forma de reinventarse en un mundo que no le interesa la poesía, y, menos, lo
que ocurra con los poetas. Al fin y al cabo, todo está perdido y si hay algo
que salvar esto será las ganas de no salvar nada.
Miguel Fegale es uno de los fundadores de Poetalica (parónimo de Metálica,
aunque esto es incierto), es también miembro del Rock Liberado y director de un
programa de radio: “Miguel de Mierda” con su respectivo canal de youtube, donde
cualquier cosa puede pasar y siempre mostrando los dientes a un mundo que no
deja de morder el lomo de los avisados y de los incautos; pero hay que
entregarle batalla y para eso están los versos, las palabras que brotan como
aguas servidas de una cloaca inmensa que es Lima, la pútrida, la madrasta de
estos hijos que claman por más trago. Y para rebalsar el vaso o la copa rota
diremos que Fegale es también fundador de una banda de rock sui generis que se
hace llamar “Los Eyaculadores” (para los curiosos o sapos eléctricos, lo pueden
encontrar en internet).
La presencia inmanente del gran Cooper (con nombre de esos pequeños carros
ingleses de los años sesenta) es de vital importancia. Sus “Poemas de la
Muerte” son la muerte misma que viene con una hoz y una mentada de madre y
patada en las criadillas; pero eso no es todo, Cooper es también ufólogo y gran
conocedor de las ciencias ocultas, grado 33 con cabeza del demonio o de chivo
(o chivato, como el mismo Cooper dixit). Y su acción es también performática y,
por ratos, enmascarada al modo de Foucault y su controversial entrevista en el
Le Monde. Y conversar con Cooper siempre es un placer, la información fluye
como si estuvieras con gente de La Mossad, la KGB o la CIA, información
privilegiada y guardado bajo siete llaves. Ni siquiera su archienemigo Antonio
Choy podría acercarse a la planta de sus zapatos. Sé lo que dijo y no exagero.
También está la presencia de Lillian Carol Carvo Garcia que le otorga al
grupo ese efecto y razón del ying yang, la balanza que mantiene el equilibrio y
quizá es en vano decir cualquier cosa porque su poesía habla por sí misma sin
audífonos o sin altoparlante y se te mete al cerebro para escarbarte con una cuchara
de palo todo el cacumen, terquedad, parsimonia o irreverencia: “Hay una puta
nostalgia y/ mezcla de amargura/ que me enoja de manera,/ ésta puta inocencia/
que me sigue/ desde que tengo conciencia/ de mi realidad./ Vivo en un país/ que
cree aún/ que denunciando/ se hará justicia/ y que marchando/ su política de
estado cambiará./ Maldita inocencia/ de Ana María, llorando en la tele/ dice
que se indigna./ La mamá de Jimena/ piensa que marchando se hará justicia./
Perdón que no confíe/ y hasta suene cruel,/ pero jamás he visto en mi país/ un indultado
regresando a prisión,/ a un presidente cediendo la vacancia, a un policía
haciendo lo correcto,/ o a un corrupto devolverte la cartera.”
Y no podríamos olvidarnos de Érasu Ranilla y su fuerza explosiva que viene
en tono de hip hop, con letras fulminantes, cañones o balazos. Escucharlo leer
sus poemas nos dice mucho. Los tiempos cambian y quizás el futuro esté en el slan y aquí está la semilla o la
habichuela que nos llevará a la tierra de los gigantes. Solo hay que dejar el micro
libre para que esto suceda: “Yo le escribo al viento/ Yo le escribo al ave/ Yo
le escribo a la naturaleza/ Yo le escribo a la sociedad/ Yo le escribo a una
injusticia/ Yo le escribo a un delito/ Yo le escribo a un amigo/ Yo le escribo
a mi amada/ Yo le escribo a los que me aman/ Yo le escribo al odio/ Yo le
escribo al perdón/ Yo le escribo al olvido/ Yo le escribo a tu corazón/ Yo le
escribo a la fantasía/ Yo le escribo a la realidad/ Yo le escribo a la
tristeza/ Yo le escribo al llanto/ Yo le escribo a la música/ Yo le escribo y
me desahogo/ Yo le escribo a un hermano, que se va y volverá muy pronto./ En
todo lo mencionado, te escribo a ti, que dentro de 2 días me leerás y te darás
cuenta que seguiremos ahí, contigo, no nos olvides. Nosotros te llevaremos
siempre.”
Pero el número de miembros de Poetálica va creciendo, multiplicándose como
las siete plagas y hay que agregar a Guille Lirics, Oscar Flores y Jose Carlos
combe. Gente que pisa a fondo el acelerador y corren a alta velocidad por las
autopistas de la poeisis. La
camaradería está asegurada. La fuerza de choque no dará su brazo a torcer. Estos
samuráis de la poesía vienen con su katana, las cabezas rodarán en fila y la
sangre, en forma de salsa de tomate, llegará al río. Solo es cuestión de
tiempo. Y todo será desde la plaza Francia como en la Toma de la Bastilla, pues
el mundo será un poema o no será. Y Poetálica lo sabe bien. El aquelarre no nos
defraudará.
Avanti poetas trakeros, poetrakas, poetrash.
Avanti poetas trakeros, poetrakas, poetrash.
La mesa está servida.
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