martes, 19 de junio de 2018

POETRAKAS POETALICAS





 Desde la generación de los noventa que no se veía a grupos tan compenetrados con la urbe, con los bares, con las noches de panza de rata o muca limensi. Y más aún con la poesía en su baudeleriano spleen ideal. Estos poetas no tienen el ego inflado ni están queriendo un pedazo de cielo o de infierno, simplemente existen, se reúnen para tomar impulso, proyectar recitales, conciertos, intervenciones, etc., bebiendo ajenjo, ron, cerveza o cualquier pócima que les ayude a avanzar en las noches sin piernas y sin destino.
Se arrejuntan en la calle, a menudo en el jirón Quilca o alrededores. Traen guitarras, tarolas y, a veces, un micrófono con su respectivo amplificador y se arma la jarana. Rock liberado para las masas y para los transeúntes que quieran escuchar lo que se tiene que decir. Tomar las calles, para ellos, es un desafío, una forma de reinventarse en un mundo que no le interesa la poesía, y, menos, lo que ocurra con los poetas. Al fin y al cabo, todo está perdido y si hay algo que salvar esto será las ganas de no salvar nada.
Miguel Fegale es uno de los fundadores de Poetalica (parónimo de Metálica, aunque esto es incierto), es también miembro del Rock Liberado y director de un programa de radio: “Miguel de Mierda” con su respectivo canal de youtube, donde cualquier cosa puede pasar y siempre mostrando los dientes a un mundo que no deja de morder el lomo de los avisados y de los incautos; pero hay que entregarle batalla y para eso están los versos, las palabras que brotan como aguas servidas de una cloaca inmensa que es Lima, la pútrida, la madrasta de estos hijos que claman por más trago. Y para rebalsar el vaso o la copa rota diremos que Fegale es también fundador de una banda de rock sui generis que se hace llamar “Los Eyaculadores” (para los curiosos o sapos eléctricos, lo pueden encontrar en internet).
La presencia inmanente del gran Cooper (con nombre de esos pequeños carros ingleses de los años sesenta) es de vital importancia. Sus “Poemas de la Muerte” son la muerte misma que viene con una hoz y una mentada de madre y patada en las criadillas; pero eso no es todo, Cooper es también ufólogo y gran conocedor de las ciencias ocultas, grado 33 con cabeza del demonio o de chivo (o chivato, como el mismo Cooper dixit). Y su acción es también performática y, por ratos, enmascarada al modo de Foucault y su controversial entrevista en el Le Monde. Y conversar con Cooper siempre es un placer, la información fluye como si estuvieras con gente de La Mossad, la KGB o la CIA, información privilegiada y guardado bajo siete llaves. Ni siquiera su archienemigo Antonio Choy podría acercarse a la planta de sus zapatos. Sé lo que dijo y no exagero.
También está la presencia de Lillian Carol Carvo Garcia que le otorga al grupo ese efecto y razón del ying yang, la balanza que mantiene el equilibrio y quizá es en vano decir cualquier cosa porque su poesía habla por sí misma sin audífonos o sin altoparlante y se te mete al cerebro para escarbarte con una cuchara de palo todo el cacumen, terquedad, parsimonia o irreverencia: “Hay una puta nostalgia y/ mezcla de amargura/ que me enoja de manera,/ ésta puta inocencia/ que me sigue/ desde que tengo conciencia/ de mi realidad./ Vivo en un país/ que cree aún/ que denunciando/ se hará justicia/ y que marchando/ su política de estado cambiará./ Maldita inocencia/ de Ana María, llorando en la tele/ dice que se indigna./ La mamá de Jimena/ piensa que marchando se hará justicia./ Perdón que no confíe/ y hasta suene cruel,/ pero jamás he visto en mi país/ un indultado regresando a prisión,/ a un presidente cediendo la vacancia, a un policía haciendo lo correcto,/ o a un corrupto devolverte la cartera.”
Y no podríamos olvidarnos de Érasu Ranilla y su fuerza explosiva que viene en tono de hip hop, con letras fulminantes, cañones o balazos. Escucharlo leer sus poemas nos dice mucho. Los tiempos cambian y quizás el futuro esté en el slan y aquí está la semilla o la habichuela que nos llevará a la tierra de los gigantes. Solo hay que dejar el micro libre para que esto suceda: Yo le escribo al viento/ Yo le escribo al ave/ Yo le escribo a la naturaleza/ Yo le escribo a la sociedad/ Yo le escribo a una injusticia/ Yo le escribo a un delito/ Yo le escribo a un amigo/ Yo le escribo a mi amada/ Yo le escribo a los que me aman/ Yo le escribo al odio/ Yo le escribo al perdón/ Yo le escribo al olvido/ Yo le escribo a tu corazón/ Yo le escribo a la fantasía/ Yo le escribo a la realidad/ Yo le escribo a la tristeza/ Yo le escribo al llanto/ Yo le escribo a la música/ Yo le escribo y me desahogo/ Yo le escribo a un hermano, que se va y volverá muy pronto./ En todo lo mencionado, te escribo a ti, que dentro de 2 días me leerás y te darás cuenta que seguiremos ahí, contigo, no nos olvides. Nosotros te llevaremos siempre.”
Pero el número de miembros de Poetálica va creciendo, multiplicándose como las siete plagas y hay que agregar a Guille Lirics, Oscar Flores y Jose Carlos combe. Gente que pisa a fondo el acelerador y corren a alta velocidad por las autopistas de la poeisis. La camaradería está asegurada. La fuerza de choque no dará su brazo a torcer. Estos samuráis de la poesía vienen con su katana, las cabezas rodarán en fila y la sangre, en forma de salsa de tomate, llegará al río. Solo es cuestión de tiempo. Y todo será desde la plaza Francia como en la Toma de la Bastilla, pues el mundo será un poema o no será. Y Poetálica lo sabe bien. El aquelarre no nos defraudará.
Avanti poetas trakeros, poetrakas, poetrash.
La mesa está servida.

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