jueves, 31 de marzo de 2011

"LIBERTAD PARA EL FUNDADOR DEL TEATRO CAMPESINO"

Trazos de Víctor Zavala Cataño por Víctor Humareda


Las cárceles en nuestro país son pudrideros, lugares de violencia, olvido y ensañamiento estatal donde los presos jamás se rehabilitan (no podrían) y sobreviven a duras penas bajo la "ley de la selva" o del más fuerte. Si éstas son, a groso modo, las condiciones para un preso común, el problema se agudiza cuando se trata de presos políticos; para ellos se ha creado las cárceles tumba (con celdas de 2 x 2 y con media de hora de sol al día) o las cárceles del destierro (como la de Yanamayo más conocida como "la congeladora", por las bajísimas temperaturas que ahí se registran) para incomunicarlos y alejarlos de sus familias y de los organismos de derechos humanos; o las mazmorras de fusilamiento como ocurrió con El Frontón en 1986 a manos del genocida Alan García (en su momento caso condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos) o el Castro Castro en mayo de 1992 a manos del reptil Alberto Kenya Fujimori (También condenado por la misma CIDH en noviembre del 2006).

Lo incongruente de esto es que la justicia y las cárceles en este país no son iguales para todos. Un claro ejemplo son los narcotraficantes quienes gozan de "prisiones doradas" con lujos, vicios, protección particular y vedettes (los escándalos han sido de mofa en la prensa chicha). Lo mismo pasa con los políticastros usados como "cabeza de turco" a quiénes para pagar alguna prebenda o costo político los mandan a ese lugar vacional que es el penal "San Jorge" (donde enviaron a Agustín Mantilla, quien gozaba el trato de un barón turfman y con salidas de fines de semana; caso probado por la prensa no adicta al régimen). Aquí los alcaides son los anfitriones y participan de las fiestas y bacanales a vista y paciencia de un gobierno-hiena que como aquel dios castigador y benefactor de las guerras sabe a quién otorgarle el "libre albedrío" y la libertad bajo la luz tenue de la cárcel.

El caso de Víctor Zavala Cataño es verdaderamente vergonzoso para la conciencia de este país. Más de 20 años preso, acusado de ser dirigente del PCP-SL (sindicación negada por la misma cúpula) con una enfermedad grave a un paso del cáncer y casi ciego, no es como se debe castigar a un profesor universitario, dramaturgo y creador del teatro campesino en el Perú. Esto es el equivalente al ensañamiento que las tropas aqueas daban sobre el cadáver de Héctor vencido por Aquiles (pinchándolo y dejándolo para que sea "pasto de aves y perros salvajes"; sin embargo, ante la súplica del anciano padre de Héctor, el implacable Aquiles demuestra su humanidad para que el viejo pueda enterrar al cadáver). Víctor Zavala Cataño todavía vive y está a la espera de un acto de humanidad, un acto de perdón que nos haga creer que todavía no hemos perdido la condición de "humanos". Si el padre del Teatro Campesino tuvo alguna culpa creemos que con más de 20 años de cárcel bestial e inhumana ya pagó con creces esta infamia a la que llamamos "justicia", "estado de derecho", "democracia", "leyes", "códigos penales", "valores éticos", "constitución política", "país", etc., etc.

Un minuto más de cárcel para Víctor Zavala Cataño es un minuto más de sanguaza y lodo para la memoria, la paz, la armonía, la historia y la civilización de nuestro país que hasta ahora sólo ha probado estar en la barbarie o ser la misma barbarie.


PD: Les dejo con el artículo valiente y sentido del profesor, poeta y director del "Instituto del Libro y la Lectura", Inlec Perú, Danilo Sánchez Lihon; artículo que da nombre a este post y que trae una entrevista a VZC hecha hace unos días en el penal Castro Castro:



VEINTE AÑOS
EN PRISIÓN
POR SUS IDEAS


LIBERTAD PARA
EL FUNDADOR DEL
TEATRO CAMPESINO

Danilo Sánchez Lihón

“Hay que luchar porque en la tierra
un nuevo día amanezca”
Víctor Zavala Cataño

I. LA VISITA

A.

Hoy, 27 de marzo del año 2011, Día Mundial del Teatro, decido visitar en el penal Miguel Castro Castro, que es una de las temibles prisiones del Perú, ubicada en el extremo este, en donde termina el tablazo de Lima y comienzan los cerros inhiestos de roca, cascajo y neblina, a Víctor Zavala Cataño, un hombre de teatro, dramaturgo, actor, profesor universitario y artista legendario, quien desde hace veinte años sufre prisión continua, como preso político.

Hacerlo es como tocar una fibra honda y herida, triste y a la vez apasionada, de lo que es el Perú dulce y cruel. Es sentir en carne viva el drama y la aventura del anhelo de forjar un Perú distinto, con impaciencia y descalabro, con indignación sacrosanta de sublevarse ante tanta miseria y ante tanto miserable.

Mientras llego en el ómnibus por calles polvorientas, recuerdo la espectacular y admirada puesta en escena de su obra “El gallo”, por el director teatral Hernando Cortés, en un escenario emblemático y central como el de La Cabaña, allá por la mitad de los años 60.

B.

Víctor Zavala Cataño realizó la proeza que en el escenario antes reservado para la alta aristocracia de las letras limeñas, que tiene sus aires, sus gestos y sus bucles, que selecciona con sutil refinamiento sus temas y hasta los moños de la gente, ahora lo veamos inundado de ponchos, chullos y lampas. Y del modo de hablar, candoroso y jocundo, de la gente del ande, de peones, labriegos y cargadores de bultos también con su dejo, una homérica popular pisando firme en las tablas, antes reservadas para lo áureo, nobiliario y que supiera a blasonado.

¿Qué portento ha ocurrido para que de la noche a la mañana esto cambiara? Con obras en donde los campesinos eran inicialmente maltratados, pero pronto terminaban reivindicando sus derechos, venciendo, aporreando a sus verdugos y avizorando la aurora para un país victorioso que inauguraba un tiempo nuevo de justicia e igualdad.

Esta proeza se debía a un hombre que puso calidad en el teatro y que impuso una óptica y una propuesta ideológica distinta. Logró darle a la escena peruana de la década del 70 y 80, una fisonomía como no se había visto nunca antes: hacer que las grandes salas, los grandes actores y los grupos de teatro atildados, profesionales y galantes hicieran teatro campesino. Una hazaña y un territorio liberado sin que se hubiera disparado una sola bala ni que hubiera bajas entre muertos y heridos.

C.

Alguna vez lo vi fugazmente acompañado de Luis Figueroa en el bar El Palermo, acompañado de dos hermosas damas, de hermoso color capulí, y ojos arrobados. Hasta en eso era distinto.

Era un artista de éxito, consagrado y quien ya podía vivir de prebendas y halagos, si lo hubiera querido. Podría haberse convertido en un señorito, o en un señorón; en áulico del poder, medrando agazapado en las academias o en los mostradores de los medios de comunicación.

Tenía para eso condiciones y estampa, que no lo tienen otros que sin embargo no han tenido escrúpulos para allegarse y ser rastreros. Él prefirió otros caminos, abruptos, peligrosos y hasta mortales.

Eso sí, me conmueve el sacrificio de una obra de arte que pudo ser más amplia, contundente y transformadora para el Perú de base. Me conmueve ¡veinte años en prisión!

Me conmueve el drama de una familia: esposa, hijos, nietos, que sin duda toda su vida han visto a su padre o ubicado a su ser querido en una prisión. Me conmueve esa dimensión de leyenda que él tiene.

Me conmueve y fortalece su coherencia, su tajancia y su renuncia. Porque todo su teatro arribaba al resultado que él ahora padece y este ser consecuente emociona.

D.

Y me resulta increíble pensar que en estos tiempos haya escritores que sufren cárcel, desde hace veinte años. Creía ingenuamente que eso ocurría en épocas bárbaras, oscuras y primitivas, en que se encarcelaba a los escritores y artistas y se les hacía sufrir mil calamidades. Pensaba que eso ocurrió pero en épocas arcaicas y remotas.

Pero heme aquí ya conversando con él, en la biblioteca del pabellón 2A del penal de máxima seguridad del estado, el Miguel Castro Castro. Encuentro en él a un ser dulce, humano, cordial, claro en sus ideas, sin cortapisas ni ambages.

Encuentro en él a un ser convicto y confeso no de crímenes sino de ideas. Encuentro en él a un ser convencido, que piensa que si la vida hay que sacrificarla por las causas justas del pueblo, he ahí la inmolación. He aquí un ser cabal y un hombre íntegro.

II. LA ENTREVISTA

1.

– Víctor, ¿hace qué tiempo sufres prisión?

– Primero fue un año, de 1987 a 1988, para después volver a ingresar el año 1991 hasta ahora, que es veinte años continuos, que sumados hacen 21. Antes estuve en el penal de Yanamayo, a 3,800 metros de altitud, que es una cárcel gélida e inhumana en el departamento de Puno.

– ¿Y, cómo te sientes?

De acuerdo al diagnóstico, acerca del estado de mi salud, debería estar postrado, sin levantarme de la cama. Padezco de diverticulitis al colon, que es previo al cáncer. En su estado actual es una enfermedad feroz y agobiante, con la cual la vida se torna en una pesadilla y en un desastre, porque postra y limita. Debieran operarme, pero entiendo que el propósito es matarme, no recibiendo la atención médica debida. Y, de otro lado, padezco de los ojos; con uno puedo ver un 50 por ciento y con el otro peor, veo apenas la cuarta parte y que esta dolencia también está pendiente de operación. Sin los ojos no puedo leer ni escribir que es lo que más me apena.

– ¿Y la parte anímica, Víctor?

– Firme, sólido, invencible. Sé que la vida es un proceso que abarca nacer, crecer y morir. Eso lo entiendo. Todo es una evolución.

2.

– En estos veinte años, estando aquí preso, sintiendo la injusticia y la impotencia, ¿has llorado?

– Jamás. Yo estoy de pie, incólume. Nada me ha vencido, nada me ha doblegado. Estoy enfermo, es cierto, pero esa es la naturaleza de la vida, siendo la intención de mis captores, y de quienes quieren que yo sufra, la de matarme de ese modo, dejando que la enfermedad melle mi cuerpo. Pero mi espíritu es luchar.

– ¿Te sientes culpable de algo?

– De nada. Yo no inventé la pobreza ni la miseria de mi país. Yo las he encontré aquí arraigadas desde hace siglos. Lo que no puedo ser es insensible ni indiferente a ella. He escrito y he denunciado la explotación del hombre por el hombre y los abusos, aspirando un mundo mejor para mi pueblo. No soy un desquiciado. Lo son aquellos que piensan que la miseria es normal, que hay que convivir con ella. Que a unos les ha tocado ser pordioseros y víctimas y a otros adinerados y victimarios. Quien piensa distinto a ese modelo no es ni loco, ni extremista ni un ser delirante o desquiciado. El que se rebela contra la pobreza atroz e infame es más bien un ser moral. Mi teatro y mi arte no podían ser indiferentes a este hecho.

3.

– ¿No sientes, acaso, que has sacrificado tu vida, tu arte, tu familia, tus amigos y toda tu realización personal?

– Si debo pagar con mi vida, y con otras exigencias y abnegaciones esta protesta y posición, está bien, entonces pago esa cuota y sacrificio. Y lo dejo como herencia esta oblación a las nuevas generaciones.

– ¿Qué se te imputa?

– Crímenes que jamás he cometido. Me dieron pena como dirigente máximo. Y cuando a alguien se le coloca en ese nivel, ya no se le juzga sino que solo ya se le condena. Y simplemente se le hace cargo de todo, achacándole lo mínimo y lo mayúsculo. Por eso yo no he sido juzgado sino simplemente condenado.

– Estar en la cárcel, teniendo tanto qué hacer, es una condición que debe ser explosiva. ¿Es así?

– Jamás he lanzado un quejido ni menos me he retractado de sentir y pensar como siento y pienso, ni mucho menos me he arrepentido de nada.

4.

– ¿Qué es para ti el Perú, Víctor?

– El Perú es una propuesta a cumplir, un desafío. Es un país convulso, hermoso y formidable, que tiene que reencontrar su porvenir y su grandeza. En cualquier momento el Perú volverá a ser magnífico, en la medida en que haya organización de las masas y conciencia social en el pueblo que se desarrolle en el contexto de nuestra cultura, que es pujante y asombrosa.

– ¿Y la actual situación, que te parece?

– Esto va a cambiar. Mi visión del Perú es una visión del futuro. Hay fuerzas ocultas que anuncian grandes cambios y transformaciones. Los sucesos de Bagua y Moquegua así lo atestiguan y nos dan muestra de una nueva conciencia en sectores que antes no se hubiera imaginado que lo tuvieran, como las comunidades nativas. ¿De dónde han extraído esas lecciones? Esto va a cambiar, tiene que cambiar. Ya lo vemos que está cambiando, cuando las poblaciones salen al frente a defender sus tierras, el agua de sus acequias y sus derechos en general.

5.

¿Cómo nació tu afición por la literatura?

– En mi comunidad, libro que encontraba era libro que leía, devoraba todo. Texto que cayera en mis manos lo asimilaba. Mi hermano que ya estudiaba en Lima me envió “La madre”, de Máximo Gorki, que me fascinó tanto que lo leí varias veces, y me dio un rumbo muy claro para lo que yo quería hacer y escribir.

– Y ¿lo primero que escribiste?

– Fue una obra de teatro escolar, que era una recreación del cuento Paco Yunque de César Vallejo. Se presenta a un maestro leyendo a sus niños aquel relato, pero ahí en su clase están todos los personajes del cuento: Humberto Grieve, Paco Fariña, todos. Al final de la lectura Paco Yunque rompe a llorar inconsolable, sollozando de sentimiento, pero todos lo consuelan y lo alientan, diciéndole: ¡No llores Paco Yunque! Es una obra muy simple, pero a la vez muy enternecedora. Es como imaginar todo lo ocurrido en el Perú, que alguien nos lo cuente, vernos involucrados en ello, llorar y que alguien nos consuele. Ganó el Concurso de Teatro Escolar que organizaba el Teatro Universitario de San Marcos, que dirigía el profesor Guillermo Ugarte Chamorro.

6.

– Y ¿cuál crees que es la razón para que el teatro campesino que tú propusiste, creaste y le diste camino, haya tenido tanto impacto e influencia?

– En él se juntaban muchos factores. Por ejemplo, en aquel tiempo el teatro era un discurso hacia adentro, un alegato más bien psicológico. El teatro campesino en cambio es un discurso hacia afuera, hacia el problema social. Todo sale de adentro hacia afuera. Borramos la idea de escenario, de local y de tabladillo. Al final lo presentamos en la calle, en el suelo, en el llano; a veces en una hondonada, con los campesinos alrededor, sentados en los cerros, haciendo nosotros varias funciones al día, pero los de la primera función no se querían mover y veían la segunda y la tercera vez, causando aglomeraciones. Fue época de muchas salidas a provincias. Mi obra “La yunta”, por ejemplo se estrenó en las alturas del centro del Perú. Y nos dimos el lujo de citar mediante boletines de prensa, que publicaron los periódicos, a su estreno en Ahuac, en Huancayo. Como es lógico nadie llegó, salvo Jorge Acuña que la hora en que salíamos a actuar entró gritando: “Aquí estoy, ah” “Aquí estoy, ah” “¡Que conste que he venido desde Lima, ah!”. Tuvo que trepar la cordillera de los andes para asistir al estreno de la obra.

7.

– Marcó mucho, ¿no es cierto?

– Habían tantos grupos de teatro campesino que se creó una Federación Nacional de Teatro Popular y que era en realidad de teatro campesino. En el Festival de Teatro del año 1981 en Cerro de Pasco, de treinta grupos, 18 eran de teatro campesino, tanto que un comentarista del exterior dijo: “¿Tanto poncho y tanto chullo en el teatro peruano?”

– Ahora, ¿a qué te dedicas?

– A escribir y leer, aunque ahora seriamente limitado por este problema de los ojos, sin que pueda hacerlo como antes. He escrito mucho. Tengo obras por publicar. Tengo ahora una visión panorámica de muchos hechos y cosas.

– Y la familia, ¿bien?

– Toda mi familia está íntegra, indemne e indestructible. Y esto ocurre cuando los motivos por los cuales se sufre cárcel son de conciencia. En un preso común la familia acaba el día en que se entra a la cárcel. Lo sé porque converso con gente de otros pabellones. En un preso político, como yo, la familia permanece fiel e intachable. Por ejemplo, estando en Yanamayo, que es puna, con un frío gélido, y para llegar al cual hay que hacer un viaje de varios días, hasta ahí sin embargo iba a verme mi familia, cuando la visita duraba únicamente treinta minutos. Y era después de 15 días.

8.

– ¿Sufriste escaseces y privaciones en tu infancia?

– Yo me rebelo no por haber sufrido privaciones sino por ver sufrir a los demás. Yo soy de extracción campesina, pero de comunidad y de condición media. Mi padre tenía tierra y toros para arar los campos, lo cual otorga una posición. El único resentimiento que guardo es que nos castigaba a sus hijos como un gamonal a sus peones, hasta un día en que mi madre, que era dulce y pequeña, se le cuadró y él retrocedió. Pero cuando voy a trabajar a Huamanga, a dirigir el teatro de la universidad, salíamos todos los fines de semana a la parte rural y ahí veía cuadros desgarradores de miseria extrema. En una de esas tantas ocasiones encontramos en plena puna una covacha donde vivía un campesino con sus cuatro hijas, enfermas todas de tuberculosis. La madre había muerto escupiendo sangre y todos ellos también estaban afectados y lo hacían, tanto que parecían cadáveres. Sin embargo, porque así es el campesino, nos ofrecieron su comida. Nadie aceptó, por su puesto. Pero, yo sí. ¿Qué era? Agua con unas cebadas flotando, con una pizca de sal, su comida de todo el día. Prácticamente nada. Ni una papa, ni un maíz. Yo cogí el plato que me sirvieron y lo devoré, como un juramento, como una promesa, como una inmolación. Era como morir, ir directo al hospital o al panteón. Fue mi elección. Pero estaba con ellos, asumiendo y compartiendo su destino. Lo contrario hubiera sido limitarme a mirarlos y tenerles compasión. Ahí asumí hacerme carne y aliento de su destino, junto a ellos.

PROPUESTA

A.

En el momento de despedirnos Víctor quiere acompañarme hasta la puerta final del pabellón, y así lo hace. Me presenta a todo compañero que encuentra a su paso. Y me conmueve la deferencia y el respeto con que me trata, su cariño y su distinción. Porque, yo me digo: ¿quién soy para una persona como él, que lleva veinte años preso?

Ya afuera, siento para mí este día como decisivo y memorable. Y se me hace muy nítido que la literatura no solo son textos, sino las imágenes fascinantes y legendarias de la vida de los autores. Para apreciarlo basta sintonizar con algunos pasajes del acontecer vital de César Vallejo, José María Arguedas, Ciro Alegría, José Carlos Mariátegui, vidas de titanes y gladiadores de fábula.

Respecto a la trayectoria de Víctor Zavala Cataño la encuentro solo comparable a la vida de Guamán Poma, aquel indio lacuaz, irredento, quien nació el año en que los españoles ingresaban al Perú, perdió toda su hacienda por escribir con su sangre una denuncia, arriesgando su posición por su afán justiciero, que le deparó ser perseguido, encarcelado y finalmente olvidado. Encuentro en él la misma pasión, la misma pertinacia y el mismo delirio en cuanto a su adhesión a los desposeídos, a su proeza creativa, al sacrificio de su vida y a su aureola mítica.

B.

Solo falta una página por agregar en esta vida legendaria. Y es: que salga libre por acción de quienes desde el arte, las humanidades y el civismo, podemos solidarizarnos con la gestión, el reclamo y el compromiso que pongamos en ello.

Para que quede en la historia que el pueblo organizado pudo romperle sus cadenas, en honor al teatro que hizo o hace, a la obra grandiosa que alcanzó a realizar, no solo por la calidad inmensa que tiene como documento estético, sino por su autenticidad, su repercusión y su moral profunda. Hagamos que las generaciones nuevas y las del futuro, con las páginas que él ha escrito en su obra y en su vida, se llenen de orgullo y fortaleza.

Y que sepan que es designio de los escritores no poder callar. Que escriben, declaran, proclaman. Y en eso su vida entra en peligro y corren riesgos y padecen cárcel. Pero qué hermoso es ver la coherencia entre lo que se escribe y se paga con la vida; considerando que los escritores son francotiradores del verbo, de la palabra y de las ideas, no de balas, ni de bombas ni de morteros. No es su ejercicio ni dominio las mortíferas armas de guerra, sino aquellas que crean vida y abren nuevos horizontes como él los ha abierto.

C.

Como movimientos culturales, como intelectualidad alerta, como generación histórica sensible y consciente, breguemos porque salga a curarse, a concluir y consolidar la gran obra de teatro campesino, legado y patrimonio del Perú eterno, en el cual está agregando a la calidad estilística el ejemplo de ser consecuente, al solidarizarse con lo más dolido y sufrido del Perú.

Porque hay algo más que ser célebres y es ser hombres de conciencia; hay algo más que los éxitos y son los principios; y hay algo más que la calidad literaria y es ser coherentes con una realidad dramática como es el Perú. Y todo esto es pedagógico, educativo y formativo de conciencia social.

Quedará en las páginas indelebles del Perú que el autor del teatro campesino sea liberado. Y, a la inversa, quedará como un baldón y un bochorno que él fenezca y no hicimos nada por defenderlo. Porque de lo que sí estoy seguro es que él quedará como una página proverbial, como el paradigma de un escritor encarcelado por sus ideas. Y que todo esto lo sufrió por ser fiel al pueblo, a aquel Perú pendiente por redimir, el de los pobres y desposeídos, siendo su coherencia un valor nacional que la sociedad del futuro lo sabrá reconocer.

D.

Él ya hizo su parte, ahora corresponde que nosotros hagamos la nuestra, reclamar que él salga libre a curar sus enfermedades, porque esa es una razón mínima de Derechos Humanos que nos corresponde por ser inherentes a la especie humana.

Que salga libre y culmine su proyecto creativo y que el teatro campesino tenga su corolario, como la mejor épica teatral del Perú de la segunda mitad del siglo XX, que se sustenta además en las legítimas aspiraciones de ser un país más justo.

Seamos y hagámonos grandes en esta página de la historia, en razón del glorioso teatro campesino que él delineara y dejara como una realización para el Perú y América, ya que dicha expresión se forjó aquí, irradió aquí y gracias a un hombre proveniente de una comunidad campesina, la de Huamantanga.

En razón de todo ello, solicitemos el indulto para Víctor Zavala Cataño, pidámoslo en razón del centenario de José María Arguedas.

Hagamos en tal sentido una movilización, dada la situación delicada de salud en que se encuentra, para que la historia sea compasiva no con él sino con nosotros. Y que en la Tierra y en el Perú, como él lo expresara: “un nuevo día amanezca”.

Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente

Teléfonos: 420-3343 y 420-3860

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martes, 29 de marzo de 2011

PAGANINI, CAPRICE nro 24



Esta es una de las piezas de Paganini más difíciles para violín; de ahí el nombre "Caprice" (capricho) que requiere dominar las octavas paralelas, escalas menores en terceras y décimas,y arpegios en muchos intervalos (aparte de los pizzicatos del que hemos hablado antes en este blog). La posteo aquí porque hace unas semanas fui testigo de una de las más bizarras y mejores interpretaciones hecha por Felipe Diosdado, violinista de extraordinario talento, a quien agradezco por el concierto para una persona, perfecto en las once variaciones que requiere esta pieza, difícil incluso para los diestros o para los que tienen años en el manejo del violín.
Este tipo de regalos me convencen de que el verdadero arte hace tiempo se alejó de los salones burgueses, de los escaparates y de los lugares de exhibición crematística donde reina la mediocridad, la argolla y, muchas veces, la arrogancia y el oportunismo.

domingo, 27 de marzo de 2011

HUMOR NEGRO: GASTÓN ACURIO "LEE" POEMA DE JUAN RAMÍREZ RUÍZ



Cuando la estupidez, el arribismo y la ignorancia se mezclan en un todo puede dar origen a un sketch mal protagonizado, un mohín o boutade que nos puede llevar como por un tobogán a la risa o a la náusea.
El hecho que un cocinero de la burguesía lumpenparásita lea poemas en televisión de Juan Ramírez Ruíz no sólo es irónico --por el mismo hecho de que JRR era cuasiindigente y, literalmente, se moría de hambre--, sino que podría interpretarse como una burla, una sorna de mal gusto, más todavía si a esto se le agrega el eructo: "¿qué sería de nuestros poetas sin las tabernas?". Y, claro, la respuesta fácil y digna sería: sin tabernas los poetas seguirían siendo poetas {respuesta que no pudo dar el dueño del Queirolo quien se negó a financiar un libro de JRR cuando éste estaba vivo; sin embargo, ahora presume diciendo que ha fundado un salón dentro del bar Queirolo al que ha llamado "Hora Zero" para congraciarse con la memoria del creador de "Vida Perpetua" y sus supérstites. El interés subalterno (el principal) sería el de seguir arreando borrachos a su "taberna". No veo otro}. En todo caso, sólo nos queda blindar la memoria de JRR de todos estos aprovechadores, diletantes y exégetas de la gula, vicios y borracheras.
Una lástima.
PD: Éste vídeo me parece intragable. La "lectura poética" está en el minuto 6:90.

miércoles, 23 de marzo de 2011

LIBIA ABOGA POR CESE AL FUEGO

Mientras las protestas crecen en el mundo, China y Rusia se unieron a Venezuela y Cuba en el rechazo contra la invasión a Libia. El mundo se pregunta por qué cuando Israel bombardeó la franja de Gaza el 2008 y 2009 no se les impuso la "zona de exclusión aérea". Por qué el mundo (y ese elefante blanco llamado "Naciones Unidas", así entre comillas) no hizo nada cuando los hutus y los tutsis se mataban a machetazos en Ruanda en 1994 dejando un saldo de un millón de muertos. Ahora que los valuartes de la "democracia", encabezados en esta ocasión por Francia y el águila de rapiña (USA), han iniciado nuevamente la barbarie (o la "nueva cruzada" como lo ha llamado Vladimir Putin) sería bueno recordar lo que un militar canadiense,Roméo Dallaire (miembro de los engañados "cascos azules") dijo cuando sucedió la masacre de Ruanda donde Francia tenía, como vemos, el interés de que esos grupos contrarios se exterminaran uno al otro:
"Los franceses se mueven en la zona por la llamada francophonie, por el orgullo de controlar. E invariablemente ayudan a los hutus. Enseguida comprobé asombrado que tanto franceses como belgas y alemanes tenían allí consejeros a docenas. Ellos sí sabían lo que pasaba, pero ninguno proporcionaba a la ONU, es decir, a mí, su representante, la información que poseían. Y al mismo tiempo, esos países que estaban en el Consejo de Seguridad tampoco dejaban a la ONU, a mí, montar mi propia unidad de información, porque, decían, el mandato no contemplaba eso. Incluso cuando tuve constancia de que se pasaban armas de contrabando a través de la frontera de Uganda y pedí permiso para buscarlas, me contestaron que no."
http://www.fluvium.org/textos/cultura/cul149.htm

Piden Cese al fuego



civiles sufren los ataques de "aliados".




Caen misiles a doscientos metros de zona residencial.

domingo, 20 de marzo de 2011

EMPEZÓ LA CAMPAÑA DE EXPROPIACIÓN DEL PETRÓLEO A LIBIA



Para EU y la Otan (compinches, sicarios y gendarmes de la destrucción) Libia sólo es un botín. Las primeras víctimas civiles se empiezan a contar por decenas; de seguro las fuerzas pretorianas del sachacapitalismo draconiano dirán algunas palabritas sobre el "daño colateral". Mientras tanto, ninguna guerra de invasión ha solucionado problema alguno (mucho menos solucionarán un problema interno). Hay que recordar que ya Gadafi ha dicho que hará un alto al fuego, pero para Zarkozi y Cameron (y todos los hematólatras que los acompañan) es demasiado tarde. La operación para destruir Libia y convertirlo en satélite proveedor de oro negro ya está en marcha. El mundo "civilizado" espectará otra atrocidad:
http://www.youtube.com/user/telesurtv#p/u/25/48snKgvc9WA

miércoles, 16 de marzo de 2011

CONCIERTO "CELINE: EL RÉPROBO" ESTE SÁBADO 19 EN EL SALÓN IMPERIAL DEL JIRÓN CAILLOMA


"MORIDOR O LA LUCHA CRUENTA POR EL LENGUAJE" RESEÑA DE HERNÁN NÚÑEZ TAPIA


MORIDOR, poemario de Willy Gómez Migliaro. Lima, Pakarina Ediciones, 2010


Precedido de un epígrafe de T. S. Eliot, el libro está compuesto por veintinueve textos, que van de “La hiedra en las paredes” a “Últimas letanías”.

El tramado temático, tan diverso, es coherente y unitario aunque pareciera no serlo. Sucede que en esta nueva entrega la poesía de Willy Gómez Migliaro es tanto o más aluvional que en entregas anteriores. Y el intento es fructuoso en el querer condensar lo malo y lo bueno de la condición humana, a despecho del otro intento infructuoso del hombre por encontrarse en su esencia ética y estética, a través de una cotidianidad poetizada en palabras profanas que se rompen, que no cuajan en comunicación pero que, eso sí, adquieren estatus poético: “Debe ser él mismo quien entienda ahora/que tampoco su hijo se graduará en ninguna universidad (…) / Pero si es una ilusión incontestable la hiedra que toma la pared, /dentro carga el desenlace de no conocer hasta donde avanzará.”

Por esa línea discursiva, Gómez Migliaro hace honor al titulo de su libro. Pues bien, en MORIDOR hay un yo poético que se adentra, tenaz, en la búsqueda del puerto que salve al náufrago del reino del mercantilismo; en batirse con lanzas contra la estulticia, que se impone como signo del mundo moderno, graficado en bailes y músicas “juveniles” que acentúan su animalidad; también rompe lanzas cual Quijote posmoderno, contra la fatuidad cada vez más endiosada. Por ese derrotero, el yo poético discurre entre un nosotros fallido y un ego triunfante de libremercado, de consumismo. Aun así, el poeta busca erigir un nosismo ideal sobre los escombros de una polis laberíntica, que vive con sus gentes en permanente naufragio, sin terminar de naufragar y como caminando sobre el filo de navaja de ese no ser que es el hombre moderno.

Parra decía: “Pero el poeta está ahí/para que el árbol no crezca torcido.” Pues bien, Gómez Migliaro aprendió con creces la fórmula sugerida por el autor de los antipoemas y construye con las palabras (su lenguaje, sus metáforas) y desde luego con la actitud poética un parapeto que deviene esencial en su búsqueda tenaz, existencialista: he ahí el refugio que acaso podrá salvar al naufrago.

En este punto debo referirme a la bien lograda simbiosis de estilo conversacional y narrativo, reminiscente de Cardenal y del propio Nicanor Parra, enigmas y paradojas surrealistas y trazos nítidamente neobarrocos. Así, por ejemplo, en “El rulemán golpeado” se sugiere convivencia (o pugna) entre la fe y la celebración, por un lado, y la falta de fe y el reclamo, por otro:
“Hay una especie de celebración de virgen esculpida / y de barcos que acuden a un relato del esplendor del tiempo en boca de la gente. /Suena el mar y trae olores de caña de azúcar y coliflor saltada. /Una banda toca desde un estrado de madera. /retretas de valses dieciochescos. El músico mayor parece cansado, /es gordo, con bigotes e hincha sus cachetes cada vez que su saxofón/percute ritmos oscuros. /Yo escribía hace años un ritmo de movimientos parecido. Aunque debo decir/que los otoñales de este año se le parecen / si vemos más detalles, más visiones de gran unidad…”

A partir del poema “La hiedra en la pared” el yo poético muestra la pugna implícita del hijo que “no se graduará en ninguna universidad” y un padre avasallador: se interpone en todo caso entre ellos la antítesis de luminosidad y penumbra. El conflicto se resuelve en la opción de senderos inciertos por parte del hijo, sin derrotero, sin norte, pero libre de la imagen paterna dominante; esta, a su vez, remite como símbolo a la modernidad asfixiante.

Por otro lado y más allá de los estilos –ya señalados- que transita, el lenguaje de Gómez Migliaro es en MORIDOR de índole más bien confidencial: el yo poético es un juez que observa y cuestiona con vehemencia la realidad; este juez (MORIDOR) no cesa de asir la realidad, de abstraer en la belleza de entre una vastedad inagotable de palabras. La ofrece al receptor. Este empeño es la contraparte de la comunicación fallida, tema recurrente del poemario.

“Querido W” es un texto capital. El yo poético libra en él una lucha cruenta por el lenguaje, por un tramado barroco de palabras; una suerte de fortín defensivo ante la materialidad que arremete siempre. Se comprende entonces la duda de Paul Valery y el llanto de Pablo Guevara. Y el sujeto enunciador debe enfrentar estas disyuntivas imposibles: “esperanza y/o miedo; selva o mar de silencios; hambre u olvido”. Y aunque “no cuenta ya la masacre del sexto”, se impone representar la barbarie de la civilización contemporánea. Significa otro tanto “la reintegración de Hamleth”. En el itinerario que se recorre por la incomunicación, la modernidad salvaje, el amor y la muerte, hay pie para una reivindicación de Guevara y Valery, a Shakespeare y a Kafka… y desde luego a Eliot. Homenajes pertinentes, pese a que “la ilusión de lo aprendido toda la vida” es también la ilusión del encuentro con nosotros mismos: en el amor, en la búsqueda de identidad, en el “infierno mecánico de ese andar por un camino que no es. Porque ya de nuestro amor nada se sabe”. Porque todo es ilusión; como la ilusoria reintegración de Hamleth, tanto más ilusa cuanto más seductora; como la ilusión de la materialidad y el prestigio social, en que hasta Debussy y sus violines (“Últimas letanías”) se profanaran en la vorágine de la mercadotecnia. ¿Será acaso el único refugio una “noche de matancera y ritmo desde un Caribe boleril” (Entre luciferianos”)… o los viajes oníricos a lugares comunes y a búsquedas inútiles, como la de una Lima que ya no es más, sin sus árboles de moras? (“Amargo verano”)


Lima, marzo de 2011.

sábado, 12 de marzo de 2011

ESQUIZOIDE KUCZYNSKI DICE QUE TERREMOTOS "SON BUENOS PARA LA ECONOMÍA"



Totalmente irracional y con tendencia a la patología resultó PPK al afirmar en una entrevista a Radio Programas que el terremoto de 8.9 grados ocurrrido el día de ayer en Japón "puede ser bueno" para el país (¿Qué país se puede beneficiar con un cataclismo? ¿qué mente psicopática puede hacer una reflexión semejante?). Anotando que, a pesar de la terrible destrucción (y la explosión de una planta nucler; hecho que los medios de prensa tratan de suavizar y a lo mucho muestran los barcos norteamericanos transportando líquido refrigerante para aplacar los núcleos atómicos japoneses), "el tipo de cambio se va a devaluar, sus exportaciones van a ser más competitivas" (eso sería el colmo del sadismo crematístico o la manifestación económica de la "ley de la selva" donde las hienas celebran la caída del buey); rematando con un "yo no creo que son tan graves las consecuencias económicas" y con "un toyota corolla en el Perú va a costar menos".
Todo un despropósito y una cháchara sin medida de un seudoeconomista de bolsillo (un esquizoide que a la justas cuenta con los dedos) por tratar de usurpar el poder y entronizarse a sí mismo.

jueves, 10 de marzo de 2011

HIJO DE ALAN GARCÍA HACE LOBBY MAFIOSO EN IMARPE


"La plata viene sola" Alan García dixit
Los trabajadores de Imarpe me envían con carácter de urgencia la siguiente nota periodística que ha sido entregada a otros medios informativos.
(Esperamos que esta noticia trascienda y rompa con el cerco fascista y antiproletario que sostiene la mordaza sobre las grandes mayorías, neutralizadas y condenadas a la anomia).
Cumplo con los trabajadores del mar.

El día 21 de febrero del 2011, el hijo del presidente de la República Alan García Pérez, el bachiller en Derecho Alan Simón García Nores, fue visto nuevamente ingresando al local del Instituto del Mar del Perú, en La Punta-Callao. Según refieren trabajadores del citado organismo, en lo que va del año 2011, Alan Simón García Nores ha visitado en por lo menos tres ocasiones, las instalaciones de IMARPE.
Trabajadores del IMARPE que piden mantener su identidad en reserva para evitar represalias de las autoridades de esa institución de investigación, nos informan que el hijo del presidente Alan García, Alan Simón, ingresó conjuntamente con uno que se identificó como su primo, el abogado Javier García Locatelli y con otro letrado, el abogado Oswaldo Hundskopf Exebio, quien en su doble condición de director de la Sociedad Nacional de Pesquería y gerente y socio principal del estudio Sparrow, Hundskopf & Villanueva (uno de los bufetes más vinculados al tema de derecho pesquero y finanzas, especialistas en lobbys pesqueros y gestión y modificación de leyes pesqueras), viene gestionando en el Ministerio de la Producción apoyo en el tema de las cuotas pesqueras, en el marco del mal llamado del “reordenamiento marino”.
Según las mismas fuentes del IMARPE, los dos abogados y el bachiller en Derecho, Alan Simón García Nores, se dirigieron directamente al 7º piso de la Institución, en donde se reunieron con el Calm. (r) Jorge Brousset Barrios, Presidente del IMARPE y donde trambién habría asistido el Eco. Godofredo Cañote Santamarina, Director Ejecutivo, el Director Científico Renato Guevara Carrasco y algunos directores de área, vinculados al tema marino-pesquero.
Cabe mencionar que el abogado Javier García Locatelli, asociado del bufete Sparrow, Hundskopf & Villanueva, es representante legal de varias empresas pesqueras salvadoreñas y panameñas, las mismas que vienen usufructuando de los beneficios de permisos de pesca en aguas jurisdiccionales peruanas para extracción de atún y otras especies afines con embarcaciones de gran tonelaje y redes de cerco, desde el año 2004 hasta la fecha, sin mayores problemas ni controles.
Alan Simón no solamente es asiduo en el Ministerio de la Producción
El majadero hijo del presidente, ha visitado en anteriores ocasiones el Ministerio de la Producción y no acude precisamente a entrevistarse con el ministro Villasante, sino con su tía María Talledo Arana de García y según fuentes del propio PRODUCE, está interesado en transferencia de dos permisos de pesca de alto valor comercial, según fuentes de dicho organismo (fuente La Primera).
Durante los gobiernos de Fujimori, Paniagua, Toledo y García, hubo denuncias sobre la intervención de familiares de los presidentes en la gestión de intereses particulares ante el Estado, la que configura una grave interferencia en los órganos de control y regulación al someterlos a una presión indirecta que tiende a interpretarse como un “encargo” del que está detrás.
En el tema de la pesca industrial, el asunto es aún más peligroso en tanto que, por efecto de la llamada “ley de cuotas” (Decreto Legislativo 1084), se está produciendo una extraordinaria reconcentración de propiedad de barcos, licencias y derechos de extracción, fábricas harineras y sistemas de exportación de harina al mercado internacional, lo que supone una inmensa masa de dinero que se está moviendo de unas manos a otras, a vista y paciencia de las autoridades, o quizás, peor aún, con algunos personajes del mundo político queriendo recibir su tajada del nuevo reparto.
Según informa el periodista Raúl Wiener, de la Unidad de Investigación de La Primera, “en estas condiciones, el poder discrecional del que goza el Ministerio de la Producción para autorizar cambios y traspasos de licencias, vale oro. Y la capacidad de los abogados de la SNP (como Hundskopf y García Locatelli) de llegar con el cartel de tener por acompañante al hijo del presidente y sobrino de la viceministra, tiene un aroma peor del que emiten ciertas plantas harineras y que lo chimbotanos apuntan que es así como realmente huele la plata.”

"Kenya y Keiko Fujimori y el robo del oro del Paititi"



Testimonio* del padre Juan Carlos Polentini, Ex Párroco de Lares-Cusco, El Paí-Titi Padre Otorongo, Editorial Salesiana, Lima, 1999.

Horrible Final

He meditado mucho, he pensado profundamente, he dudado cobardemente si convenía hacer público lo que ahora con toda extrañeza ustedes van a leer. Lo haré con la menor cantidad posible de palabras. He juzgado que la verdad debe estar por encima de mis meditaciones, pensares y dudas, aunque me traiga problemas por lo abominable que ella pueda ser. Al final, tantos problemas he tenido en estos años pasados por causa del Paititi, que uno más le seguirá también dando más sabor a la vida.

El Paititi ha sido un peso al cual muchas veces he querido descargar y dejar en abandono, y muchas veces lo hice, pero era una verdad tan manoseada y vilipendiada, burlada e ignorada que me exigía hacer algo para sacarla a la luz por el bien del Perú, y desagraviarla con la seguridad que me daban tantas confidencias sinceras oídas, y cosas vistas. Lamentablemente nunca encontré apoyo ni comprensión en los organismos y personas pertinentes al tema. Más bien encontré burlas, críticas, insultos, calumnias, juicios, codicia, intereses personales, engaños, deseos de riqueza fácil, y otra peor. Agradezco a los pocos que sí me han aceptado y colaborado.


Mi criterio personal era que algo tan serio, rico y con tanta historia desconocida debía salir a la luz desde la Presidencia del Perú. Traté de hacer gestiones en varios gobiernos, pero siempre el “no” y el papel de ridículo. Al Presidente Fujimori, al menos en cuatro ocasiones, le hice llegar documentación que sí recibió, una de ellas en propias manos en Calca en el Valle Sagrado de los Incas. Me dijo: “Padre, vamos a hacer la expedición”. Allí terminó todo. Tres años después me enteré del porqué. El, con toda prudencia consultó quién era ese cura que tanto lo importunaba con el Paititi, y la respuesta que recibió fue ésta: “Polentini y sus compinches son una colección de huaqueros”. Sin comentarios. Pecado mortal por calumnia agravada. Este informe perverso fue la causa de todo el desastre que vino después.

El año 1996 dejé el Cusco, y en Lima las “Hermanitas de los Ancianos Desamparados”, y bien desamparado que yo estaba, me dieron amparo y asilo en su Hogar de Ancianos de la Avenida Brasil, donde continúo mi vejez.

El año 1998 se me presentó en este asilo un alto funcionario de Discovery Channel proponiéndome hacer el descubrimiento del Paititi con todos los detalles como ellos lo saben hacer. Por supuesto que acepté, me dejó de regalo un televisor, y fue a realizar los trámites. ¡Qué le habrán dicho en el INRENA, el INC, y demás, contra el cura Polentini que nunca más volvió!

Gracias al apoyo y animación de la señora María del Carmen Rodríguez del Solar, para el mes de junio del año 1999 pude publicar el libro Paititi (Padre Otorongo). Sólo 180 ejemplares pues nadie aceptó colaborar. Pensé que al menos con eso no se perdería la investigación realizada. Y no se perdió. Allí daba las coordenadas de la ciudad, por supuesto con un pequeño error. Ya veremos qué pasó. Alguno de esos pocos libros cayeron en manos seguramente del famoso SIN y su jefe (Vladimiro Mostesinos).

Lo que sigue a continuación no es con animación política, ni deseos de acusación ni condenación. Es algo que ha sucedido en mi vida, y que pienso debo hacerlo público por el bien del Perú, para evitar en el futuro falsas apreciaciones, para ayudar en el discernimiento de la verdad histórica, y por mi propia reputación después de mi muerte.

Por el mes de julio o agosto del año 2000 leí en un periódico de Lima que la entonces señorita Primera Dama del Perú (Keiko Sofía Fujimori) había creado en la zona de la ciudad de Ica, y ya en la sierra, en un lugar con acceso sólo para helicópteros, una finca para cultivos sólo de exportación; y más adentro estaba instalando otras. Me llamó la atención la noticia que me pareció ridícula, y no le di importancia.

Por esas mismas fechas se perdió un helicóptero del Ejército que se dijo había caído patrullando la frontera con Ecuador, pero que fue desmentido por la guarnición militar del norte, ya que esa frontera no necesitaba ese patrullaje, y ellos no tenían helicóptero. Rápidamente los medios no hablaron más del tema.

Hacia mediados del año 2001 me llegaron comentarios del Valle de Lacco, de la comunidad de San Antonio, que durante muchos meses el año 2000 habían estado pasando a gran altura todos los días helicópteros de ida y vuelta, dos o tres por día. Que al principio les llamaba la atención, pero que después se fueron acostumbrando. Ese Valle de Lacco era parte de mi Parroquia de Lares, y muchas veces había estado allí en San Antonio en cumplimiento de mi labor pastoral como párroco.

No recuerdo bien la fecha, pero por el año 2002 un piloto de helicópteros, no puedo dar más datos, hablando con él, me decía que en los círculos de pilotos se comentaba que en el año 2000 Fujimori con cinco helicópteros se había robado el oro del Paititi, llevándolo al Japón. Y que uno de los helicópteros se le había caído. En otra ocasión alguien me comentó que ese operativo duró nueve meses. Y en alguna otra ocasión que ese oro había salido por Ica.

El año 2003, el mes de agosto dos turistas rusos que sabían de mi libro, quisieron conocer el Mantto. Hacía ocho años que yo no iba, y los llevé. Al llegar arriba casi me desmayo, un poco por el cansancio, 76 años tenía, y por ser una subida bastante parada, pero sobre todo por lo que vi.

Fruto del libro. Me dije entonces: es cierto lo que me dijo el piloto, que “Fujimori con cinco helicópteros se robó el oro del Paititi”…y también aquí en el Mantto, “por lo que veo”. Aquí está la prueba. Es cierto.

Había sido técnicamente bien huaqueado, saqueado. Y con explosivo. Una roca de unos dos metros y medio de alto por uno y medio de diámetro ya no existía. Había sido dinamitada. Donde ella había estado, aparecía como el brocal de un pozo de un metro aproximado de diámetro lleno de piedras dinamitadas. No sé la profundidad, pero supongo que allí haya salido su buena tonelada, o más. Había una especie de vereda como de un metro de ancho y unos ocho metros de largo de roca labrada. Todo dinamitado. ¿Qué estaría ocultando?: otras cuevas o grutas en la parte posterior de ese mural.

Por lo que pude ver, de allí han salido varios metros cúbicos de oro. Recordemos que un metro cúbico de oro macizo pesa 24 toneladas.

Terminado ese pillaje, toda la roca dinamitada había sido amontonada a lo largo de la base de esa roquería donde había estado la vereda, y en la que yo aparezco en una foto anterior. Y tapada con tierra, sobre la cual champas de gramínea del lugar para que al crecer todo quedara oculto. Pero la tierra se fue escurriendo, el pasto se secó, y aparecieron las piedras. El pozo lleno de piedras también fue tapado con tierra, que se fue escurriendo. Allí habían sembrado sorgo, quedaban unas diez plantas que aparecían entre piedras. Yo estuve allí tres años después del robo.

Lo peor fue que borraron el precioso mural histórico dejado por los Incas cuando su salida al Paititi. Quedan una o dos figuritas. Ese mural era un mensaje de despedida, el último, de los Incas. Había escenas de guerra, bailes, una cadena, los cuatro cuadrados del Tahuantinsuyo, catorce Incas, un círculo de triple raya…y lo borraron todo para no dejar huellas del robo. Cualquiera que vaya ahora al Mantto, sin haberlo conocido como era antes, dirá que allí nunca hubo algo. Lo que la naturaleza no pudo borrar ni destruir, ellos lo hicieron.

Los Incas cuando ocultaban estas cosas solían dibujar, como en un inventario, lo que allí habían colocado. ¿Y si hubieran estado allí las estatuas de oro macizo de los catorce Incas, de tamaño natural, que nunca se encontraron? ¿y la cadena de Huáscar? ¿y el disco del dios sol?...

¿Cuántas toneladas, aparte del valor históricos cultural infinitos perdidos?

Y allí, en la paccha del cerro de enfrente queda llorando a gritos la Mamá, tallada en la roca, con sus hijos, impotente y dolorida por el fracaso de su misión de custodiar el legado de los Incas. A ella no la pudieron destruir. Queda como mudo testigo.

En Choquecancha, hace ya 40 años, recogí la tradición de los ancianos de entonces que las estatuas de los Incas habían estado un tiempo en las hornasinas del muro junto a la plaza, mientras el Inca estuvo allí tres meses despachando los grupos que viajaban al Paititi, y escondían entonces tanto peso que no habrían podido cargar. Todo esto sucedió, según comentarios escuchados de los antiguos, mientras los españoles se ausentaron del Cusco para capturar a Manco Inca en Vilcabamba. Que este Manco Inca, en acuerdo secreto con Huainaapoc (Rey joven), hijo del otro Manco Inca, “segundo de este nombre”, y mayor, que había ampliado el Imperio Inca, hacía unos veinte años, hasta el Gran Paititi donde gobernaba, en la Sierra de Parecis, Rondonia de Brasil, según las crónicas. Este Huainaapoc pudo haber sido el Inca que estuvo tres meses en Choquecancha organizando las expediciones. Era hijo de este Manco Inca gobernante del Gran Paititi, y nacido allá. Los que se fueron al Gran Paititi lo hicieron por el Collao, Tiahuanaco, Cochabamba, Pampa de Mojos, y siguiendo por el Gran Río (Río Grande en Bolivia), llegaron al Gran Paititi donde gobernaba Manco Inca (el mayor). En las márgenes de este Río Grande fueron quedando gran cantidad de estos fugitivos para cuidar que no pasen los invasores, y que luego recibieron el nombre de Guarayos, cuyos descendientes continúan viviendo en esas selvas. He conocido alguno de ellos, pues he vivido un año en Santa Cruz. Por entonces no sabía nada del Paititi. Justamente la ciudad de Santa Cruz tuvo su origen como campamento de organización para las expediciones que salían hacia la conquista del Gran Paititi. Pero nunca lo consiguieron.

¿Se podrá recuperar esa riqueza incaica?, ¿ya la habrán fundido?. Y los japoneses buenos ¿querrán cargar en el tiempo esta infamia?, ¿por qué “hijo predilecto” del Japón?

Después de estar en conocimiento personal de todo esto, tomé un buen mapa del Perú. Busqué con una regla la recta más corta para llegar desde el Paititi al mar, y esa línea pasaba por la ciudad de Ica. Entonces recordé la finca de la primera dama en las alturas de Ica, y las otras más de la última a un barco anclado en alta mar, sin testigos. El regreso con el combustible y víveres para los cargadores, que no serían peruanos fuera de los pilotos y mandos, sino de las mafias extranjeras. Si hubiera habido algún peruano engañado, seguro que ya no podría hablar.

Ubiqué en el mapa el lugar concreto de la comunidad de San Antonio de Lacco, y quedaba exactamente en el trayecto de la línea recta más corta hacia el mar. Por las cercanías de San Antonio pasaban los helicópteros.

Respecto del helicóptero caído, el último informe que recibí de fuente muy confiable, y dado desde la Comandancia del Ejército, es que había caído en Mameria, que sí está en la ruta de esa línea recta y terminando el territorio del Paititi. Muy cerca. A poco de haber levantado el vuelo. Lo amañado de ese informe es que decía que ese helicóptero iba desde a no sé qué mina de oro, llevando oro hacia Lima. Sí llevaba oro, pero no de una mina de oro inexistente o fuera de ruta hacia un barco.

La caída de ese helicóptero es lo que puso fin al operativo de nueve meses, y luego se sucedieron los hechos del gran escape y nerviosismo conocidos por todos. Tengo conciencia de la gravedad feroz de lo que estoy haciendo público bajo mi total y única responsabilidad y consecuencias. Anunciando, no denunciando, cosa que no me compete a mí.

Son las cosas tristes y horribles sucedidas como consecuencia de la publicación de mi investigación en el libro PAÍ-TITI, Padre Otorongo, en su primera edición de sólo 180 ejemplares. Y que las he constatado personalmente, comprobado y verificado en el Mantto. En esta segunda edición no he querido cambiar, ni añadir o quitar algo de aquella edición.

Soy testigo real real de cómo era el Mantto antes de ese infame operativo, y cómo quedó después. Y que ciertamente eso mismo, o peor, ha sucedido en el mismo Paititi. Ha sido el robo no del siglo ni del milenio. Es el robo de la creación de la humanidad.

¿Mil, dos mil, toneladas de oro labrado, artístico?

¿O más?

Nadie ha podido robar más que estos dos señores.

¿Cómo será una eternidad fritándose en un charco de oro derretido? Y con condimentos de mentiras, engaños…y cómplices.

Ojala que ahora entiendan de una vez por todas que el maravilloso Paititi existe, y que deben sacarlo a luz. ¿Será posible que los señores del INRENA, del INC, del proyecto PROM-MANU que operaban por aquellos valles, no se hayan percatado de lo que sucedía? ¿Cómplices? Seguramente que los geólogos y mineros nipones, y gobierno japonés tienen estudiados muy buenos proyectos para la explotación de esa fabulosa mina con la resurrección de la dictadura gobernando el Perú. Debe hacerlo el mismo Perú para el Perú. No la vendan, no la rematen, no la regalen.

Estados Unidos es un rico que está sentado sobre un banco de cientos o miles de toneladas de papelitos pintados de verde; el Perú es un pobre que está sentado sobre un banco de miles o millones de toneladas de oro. El Paititi es una mina que ha enriquecido a todo el mundo, menos al Perú.

Esta mina de oro de los Incas se puede trabajar sin ningún tipo de contaminación. Lavaban el mineral sólo con las aguas del río Choritiari, en la laguna cuadrada Parrime. Muy cerca de los grandes hornos de fundición y factoría. Esa laguna Parrime se conectaba con el centro de la ciudad Paititi a través de un túnel escalonado de más o menos un kilómetro de largo. La laguna ya no existe por causa del aluvión provocado por el derrumbe de la cascada. Era artificial. En ella se decantaba el oro que venía de la mina, y tenía para ello instalaciones de compuertas y otros. En ella quedaba lo más pesado, y lo demás en los canales que se aprecian en la foto después de la laguna. Todo esto ya no existe por el derrumbe de la cascada, sucedido entre el mes de setiembre de 1993 que el avión sacó esta foto y el año 1999 en que yo recibí noticias en que algo había sucedido con la cascada del Inca, pero quedó registrado en la foto del avión.

Sugiero mejorar la ley del Parque Nacional de Manu, para hacerla más realista, inteligente, nacionalista y más humana con los nativos y sus necesidades. Y que un grupo peruano la trabaje, despachando a sus países a todas esas empresas que están envenenando todo el Perú.

(*) Extracto del Capítulo final del libro “El Padre Otorongo”, del Padre Juan Carlos Polentini, que vive en la actualidad en el Hospicio de las “Hnas. de los Ancianos Desamparados” en la Av. Brasil, de la ciudad de Lima, capital del Perú.

martes, 8 de marzo de 2011

LA FUERZA (2011) DE LA TAZA DE PLÁSTICO

Ayer en el Rímac apareció este espécimen, lamprea o subespeciación humana, repartiendo tazas de plástico. Ya que caminaba por la zona aproveché la ocasión para preguntarle a gritos cuál era su programa de gobierno, sus planteamientos, ideas, propuestas, etc., etc., (estoy haciendo caso a mis detractores que me piden que "dialogue"); pero de esa boca vípera y besaperros no salió nada. Era como si a un loro de hombro se le exigiera que repitiera lo que su entrenador (el criminal Alberto Fujimori) le había enseñado, pero ni aun así (jalarle la lengua a un psitaciforme trepador no es cosa fácil); y es que de parte de Kenyi, como de cualquier fruslería fujimorista (como el tal Carlos Raffo), no hay nada que ofrecer más que tazas de plástico y ese futuro sombrío que nos enmierdó hasta el tuétano en los años noventa.

Aquí la pequeña crónica en fotos:







FELIZ DÍA DE LA MUJER (Y DE TODOS LOS ESPÍRITUS FEMENINOS)