jueves, 29 de enero de 2015

HENTREVIXTA

Contra los señores esclavistas, contra el fascismo cultural, contra los hebdosaurios, los doblemoralistas, tentetiesos, oxiuros y lampreas, y contra los poderes establecidos.










MURIÓ LA LEY PULPÍN




Se acaba de derogar la nefasta "ley Pulpín" digitada por los señores esclavistas de la Confiep, sus capataces y lacayos entornillados en el congreso y los poderes públicos putrefactos y/o corruptos. Los jóvenes organizados, solos y sin líderes, lograron hacer retroceder a esa bestia descarrilada que llaman "Estado", "gobierno" y sus fuerzas represivas. Ahora les toca responder a todos esos que quisieron auparse en este movimiento espontáneo antiesclavitud, sobre todo a esos organismos larvarios como la CGTP (¿a quiénes representan estos señores?) o esos "partidos políticos" que quisieron poner sus sucias banderolas adelante de los jóvenes indignados; o esos congresistas como Yonhy Lescano, Verónika Mendoza, Natalie Condori, etc., que ahora tendrán que responder por mejorar las leyes en beneficio de los jóvenes y trabajadores en general (ya lo exigieron en público los estudiantes que tuvieron la oportunidad de hablar, en el improvisado mitin de la av. Abancay, quienes pusieron el dedo en la llaga pues estos señores nunca hicieron nada por ellos); aunque, como es sabido, el problema no son las leyes, incentivos o componendas; el problema principal es el sistema, empezando por la constitución fraudulenta de Alberto Kenya Fujimori que todavía rige los destinos de este país con aires bananeros. Ni un paso atrás. La lucha continúa.

EL FRANCOTIRADOR: UN TERRORISTA AMERICANO LLAMADO CLINT EASTWOOD. MI COLUMNA PIRATA EN LIMA GRIS

EL FRANCOTIRADOR: UN TERRORISTA AMERICANO LLAMADO CLINT EASTWOOD

American Sniper o el Francotirador Americano es la última película bélica de Clint Eastwood (ver sus Cartas desde Iwo Jima) que intenta convertirse en todo un manifiesto contra las guerras y contra las armas, pero que, en su afán patriotero, y conveniencia política ha logrado todo lo contrario. Por eso mismo, ha sido éxito de taquilla, más de 100 millones de dólares recolectados la primera semana, y aplaudida de pie por el público norteamericano, inculto, manipulado y peor informado, y ha sido motivo para que miles de jóvenes se presenten o piensen en el alistamiento militar para, dizque, defender a su patria del “enemigo” o, como ellos los llaman, “los salvajes”, el equivalente cinematográfico de los indios que mataba Jhon Wayne, con su Smith & Wesson, en las cowboyadas  a technicolor de los años cincuenta.

La Trama, basada en el best sellers y bio-libro de Kyle American Sniper: The Autobiography of the Most Lethal Sniper in U.S. Military History, es simple, trata sobre los cuatro viajes que hizo Chris Kyle, bien llamado “el demonio de Ramadi” (Al-Shaitan Ramad), a Irak en 2003 y en las que asesinó a mansalva, desde los techos y azoteas, a más de 160 personas (aunque Kyle manifestó, en una entrevista, que, extraoficialmente, había matado a 255 personas, incluido a una mujer con un bebé en brazos), hecho que lo catapultó  como “héroe” de las fuerzas ocupantes y “ejemplo” del soldado práctico, eficiente y “leyenda” que “ayuda” y “respalda” a sus compañeros en el campo de batalla. No obstante, esta trama no tiene nada de “antibélica” –como se empecina, tercamente, en decir su director Clint Eastwood—y más bien podemos notar un visible intento por justificar la guerra, la violencia extrema e incluso el asesinato de niños: la película muestra claramente que cuando Estados Unidos está en peligro todos sus enemigos, incluso los potenciales, merecen morir como animales, bombardeados, despedazados o con un tiro en la nuca.
De esta forma, la película, con un presupuesto de 30 millones de dólares, nos muestra cómo un equipo especial de la SEAL (United States Navy Sea, Air and Land o equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos), sale a patrullar por las destruidas calles de Irak, a la caza de “terroristas” y de gente (pobladores) que se oponen a la ocupación. Para ellos, lo más importante es cumplir sus objetivos, acabar con la guerra o, mejor dicho, acabar con los países que, supuestamente, ocasionaron el conflicto u osaron cometer algún atentado en suelo norteamericano. Ya es viejo el estribillo: “mejor es llevar la guerra lejos de casa” o “si no matas allá, entonces tendrás un atentado en tu ciudad”. Y Estados Unidos no solo moviliza a su ejército para estos fines criminales sino que mueve a todos sus medios de comunicación, entre ellos la prensa y el cine para crear una “verdad” ficticia que no tiene pies ni cabeza, pues lo que se oculta detrás de todo esto es la voracidad de un país imperialista por los recursos bioenergéticos, cuestiones de geopolítica y dominio político-militar-religioso, etc.
El polémico activista Michael Moore, al referirse a esta película, ha dicho que los francotiradores son cobardes porque disparan por la espalda. Y tiene razón. Un francotirador no es más que la extensión de una escopeta o una extensión de las balas y de la muerte misma. Jamás, en ninguna situación, un asesino con mira telescópica debería ser considerado “héroe” ni mucho menos reconocerlo o ponerle su nombre a obras públicas (un estadio de Texas se llama “Chris Kyle” en honor al asesino).  Más aún, si esta persona era un desequilibrado mental que no podía dejar de matar y que a todas vistas, vivía bajo el “síndrome de Vietnam”, con los signos vitales alterados, alucinando que lo persiguen, pensando siempre en un posible atentado o manifestando estados permanentes de irracionalidad y locura: “De lo único que me arrepiento es de no haber matado más”, apunta este “héroe” en su libro. Quizás, por ello, no es de extrañar que Kyle muriera en manos de otro francotirador que no era iraquí ni tampoco “terrorista”, sino su conciudadano, otro ex marine llamado Eddie Routh, quien lo asesinó a balazos, cerrando el círculo vicioso de la muerte gratuita o en nombre de cualquier tontería sobre la que se fundan las naciones modernas, “civilizadas” y/o “políticamente correctas”.
Con este film, el ultra-republicano Clint Eastwood, cuyas películas, formalmente y de acuerdo a los estándares, son bien hechas o técnicamente logradas (aunque aquí es notoria la influencia de otro largometraje sobre francotiradores: Enemigo al Acecho basado en el biopic del ruso Vasili Záitsev) se devela como admirador y defensor del orden americano, ya visto en películas como GranTorino o sutilmente en películas como Banderas de nuestros padres y Cartas de Iwo Jima, en sus dos partes que versan sobre la II Guerra Mundial y en las que no aparece ningún negro, tal y como apuntó Spike Lee en una entrevista: “Clint Eastwood ha hecho dos películas sobre Iwo Jima que duran más de cuatro horas en total y en las que no sale un solo actor negro. Si ustedes los periodistas tuvieran huevos, le preguntarían por qué es así”.
Y es que Clint Eastwood es de los que se suman en la “lucha” por un Estados Unidos para los estadounidenses, no importa al costo que sea, pues todo lo que se haga por preservar la paz en casa está bien, no importa que tengan que llevar el infierno al otro lado del mundo. Y no importa que se tenga que convertir en “héroe” o en persona de admiración a un asesino de niños o de madres gestantes o a alguien que puede decidir quién vive y quien no arriba de un edificio. Y quizás, por eso, una reseña del sitio web de derecha fascista, Breitbart.com, la denomina, sin asco, una “obra maestra patriótica, proguerra sobre el terror”. Hechos que nos hacen recordar las fotos de Clint Easwood al lado del otrora actor y asesino Ronald Reagan, celebrando el triunfo de la “democracia” u homenajeando a los veteranos de la masacre de Vietnam, quizás porque el terrorista no es solo el que dispara sino, también, el que azuza y promueve la violencia y exacerba las diferencias para justificar la muerte de los que piensan diferente o no comulgan con sus ideas. Una lástima.
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Author: Rodolfo Ybarra
Rodolfo Ybarra
Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.
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martes, 20 de enero de 2015

DIBUJA ESTUPIDECES Y MUERE. MI 'COLUMNA PIRATA' EN LIMA GRIS.

DIBUJA ESTUPIDECES Y MUERE: ¿TÚ TAMBIÉN ERES CHARLIE HEBDO?

Condenar el terrorismo –y más si este es institucional, corporativo o falogocentrista—debería ser un acto natural de todo ser humano que entiende que la vida solo se puede dar en convivencia pacífica o como dicen los vedantas o los herméticos: “en paz y armonía con el universo”; pero condenar el cinismo casi siempre se convierte en un acto de raciocinio abyecto, un desiderátum imposible o confuso en un tiempo en que pensar es un “delito”, un reto o un acto “políticamente incorrecto”. Y, claro, rechazamos el terror, venga de donde venga, pero ¿estamos dispuestos a rechazar el cinismo, la mentira, el engaño y la manipulación? ¿Estamos dispuestos a levantar la mano y la voz por unos cuantos mientras millones son vejados y muertos por quienes dicen ser víctimas del violentismo internacional? O es que en realidad somos “antiterroristas” desde la visión del cínico, no el de Antístenes ni el de Diógenes o Crates de Tebas, que al fin y al cabo hacían diatribas contra los vicios y la corrupción de las costumbres, sino desde el más ignaro cinismo, el que como decía Bertrand Russell, “no se puede curar con la simple prédica”, porque es más fácil y, de alguna manera,funcional y conveniente para todos.

Lo ocurrido con la revista Charlie Hebdo, nos mueve a pensar en que el insulto gratuito, la mofa, el escarnio y la burla sin límites, tienen licencia de lo que llaman “librepensamiento”, “democracia” o “primermundismo” y que, de alguna manera, se representan en la frase arquetípica francesa solo válida para ellos como nación colonialista: Liberté, egalité, fraternité ou la mort (“Libertad, igualdad, fraternidad o la muerte”, según consta en el lema original caído en desuso porque les hacía recordar a la época del Terror robespierrano). Todos ahora somos “Charlie Hebdo” y todos salimos con nuestras velas y nuestras pancartas a rechazar las balas que jamás podrían tener justificación desde la visión judeocristiana occidental, lo cual está bien en el sentido de oponernos a cualquier loco con metralleta y de pararnos fuerte frente a cualquier ismo que se quiera imponer por métodos barbáricos (¿el bárbaro siempre es el otro?), pero es o fue Francia y sus tenedores, adláteres y sus sachabufones o catecúmenos satíricos, como Charlie Hebdo, lo suficientemente libertarios para reclamar eso mismo que le han negado a otros y con el cual han construido uno de los estados másrepresentativos de la democracia occidental: respeto, paz, dignidad, trabajo, cooperación, etc., etc.
La revista de Charlie Hebdo ha erigido un monumento no a la libertad, sino a la befa más estrafalaria y ridícula, haciendo de los tótems o dioses de occidente, pero sobre todo oriente, víctimas y reflejos de las taras de unos dibujantes cuyo mayor talento consistía y consiste en exacerbar el odio del otro, no entendible ni siquiera desde la perspectiva de Bergson y La Risa (o quizás desde el inconsciente post-lacaniano y la dictadura del padre o desde cualquier patología clínica: mal de Tourette, fobias o frenopatías, etc.); y, sobre todo, en un momento histórico en que la opresión y el derramamiento de sangre por petróleo, recursos naturales y geopolítica han sido el lugar común en medio oriente. Así, de esta manera, para estos señores, Alá anda en silla de ruedas o es gay, filma una película pornográfica mientras pregunta ¿“te gusta mi culo”?; o come excremento o es un monigote al que se le puede latiguear o apalear como a una piñata zurrándose en los principios islámicos y la ley Sharia, o puede decir con los ojos tapados: “es posible ser amado por idiotas”. ¡Qué de libertario puede tener esto? No se necesita ser creyente o simpatizante de algún credo o religión para  entender que algo está mal aquí.
Lo inverso o lo opuesto no nos da derecho a deformarlo o destruirlo, más bien podría ser todo lo contrarío, así como el arquitecto Óscar Niemeyer no necesitó ser creyente para construir las veintitantas iglesias de Brasilia o como el principista Voltaire pudo decir enfáticamente “Aplastad al infame”, refiriéndose, en su tiempo, a la degeneración de la iglesia católica.  Y sobre todo porque lo que esconden esos dibujos de Hebdo, aparte del odio, es el mercantilismo y la capitalización de sentimientos negativos, solo acordémonos o revisemos que las ventas de ese pasquín subían cuando más islamofóbicos se mostraban (el consumo y la aceptación de sus consumidores y/o lectores se hacía a sapiencia y conciencia de esto) y, por supuesto, el 2014 no fue un buen año económico para Charlie Hebdo. Hecho que motivó a la revista a radicalizar su propuesta recayendo en lo grotesco, la calumnia y la difamación, cuando no en el facilismo y la gráfica efectista y malintencionada. A todo esto, los directivos han anunciado que el nuevo número del pasquín acaba de salir con más de 3 millones de ejemplares, o sea 50 veces más de su habitual circulación y con traducciones al español y al árabe y con versiones en Italia y Turquía.
Por otro lado, si Charlie Hebdo es el héroe caído que se intenta vengar o hacer justicia (en contraposición al héroe como profeta explicado por Thomas Carlyle cuando se refiere a los islámicos en su Sobre héroes, El culto a los héroes y Lo heroico en la historia: “Nosotros hemos escogido a Mahoma no como al profeta más eminente, sino como a aquel del que nos sentimos con mayor libertad para hablar”), ¿por qué otro dibujante francés antisemita, Dieudonné M’bala M’bala, célebre por haber hecho gráficas del periodista decapitado James Foley comparándolas con Muamar Gadafi y Sadam Husein, se encuentra actualmente preso y acusado por “terrorismo” en el país que dice que todos son “libres”, “iguales” y “fraternos” y que el derecho a la opinión es igual al derecho a la vida? O acaso la frase de  Freud “Cuando el primer hombre que insultó a otro, no le tiró una piedra, ese día empezó la civilización”, solo es aplicable verticalmente y de forma resemantizada  para quienes se muestren como disidentes a las ideas-fuerza que sostienen, en este caso, un orden euro-occidental.
Francia ha sido golpeada y el mundo levanta la voz y los críticos autorizados de occidente opinan desde las antípodas, pero ¿alguien se acuerda de que Francia se hizo sobre la opresión y la destrucción de otros pueblos? Alguien se acuerda de que Francia hace apenas un siglo o un poco más, invadió y tuvo presencia, rapiña y carroñera, en países de cuatro continentes: Túnez, Marruecos, El Congo, Sudán, Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Benín, Chad, Birmania, Laos, Tailandia, Vietnam (Annam y Tonkín), Camboya, Malasia, Canadá, Tahití y hasta la Guyana francesa, aquí en Sudamérica, considerada eufemísticamente como “departamento de ultramar” donde tiene armamento y arsenal radioactivo y otrora fue usada como lugar penitenciario. Y para los que digan que esto es historia trasnochada, pueden recordar que Argelia recién se liberó de Francia en 1962. Y lo hizo con terrorismo porque no tenían de otra, poniendo bombas en sus aeropuertos, en las discotecas y autoservicios franceses, secuestrando gente y matando a policías invasores con tiros en la nuca, algo que se grafica perfectamente en la película premiada de Gillo Pontecorvo, La Batalla por Argelia. Solo habría que recordar que los combatientes del Ejército de Liberación Nacional de Argelia se autodenominaban “muyahidines” o “guerreros de alá”, algo que cualquier crítico moderno o con dos dedos de frente no debería perder de vista, si quieren hablar de Francia y de Charlie Hebdo y recordar, cómo no, ese más de millón de argelinos que tuvieron que matar al modo de Guilles da Rais para tratar de imponer su orden y su paz.
También habría que recordar que Francia actualmente recibe más de 500 mil millones de dólares por año producto de su impuesto a sus ex colonias o neocolonias económicas por el supuesto beneficio obtenido por la invasión salvaje, cruel e inhumana impuesta a rajatabla por el yugo francés. Sumado al hecho de que 14 países africanos son obligados por los sátrapas gabachos a colocar más del 80 % de sus reservas en el Banco Central de Francia y todo bajo el control y la vigilancia del Ministerio de Finanzas y gobierno central francés quienes en los últimos 50 años no les ha temblado la mano para subvencionar y promover más de 50 golpes de estado en 26 países de África que reclamaban su total independencia.
Quizás para muestra deberíamos apuntar que cuando Guinea decidió liberarse en 1958, Francia, en represalia, ordenó destruir todo lo que habían construido en territorio guineano y que significaran algún adelanto o beneficio; de esta forma, escuelas, construcciones públicas, material médico, medicinas, libros y hasta caballos, vacas y ganado fueron quemados vivos como venganza por el “crimen” independentista.
Quizás también habría que recordar al millón de negros africanos obligados por Francia a luchar contra Hitler en condiciones precarias o a modo de mesnada o al peor estilo de los romanos, o sea como escudos humanos o carne de cañón. Y, cómo no, las palabras escupidas por Mitterrand en 1957: “Sin África, Francia no tendrá historia en el siglo XXI”. O las que manifestó crudamente Jacques Chirac en 2008: “Sin África, Francia se deslizará hacia abajo del rango de tercera potencia (en el mundo)”.
Mientras tanto, la Francia moderna es miembro activo de la OTAN, parte de los G-8 y uno de los miembros de seguridad permanente de la ONU (al lado de China, Rusia, Inglaterra y USA), además de ser, en efecto, el tercer país con más potencia nuclear y poseer más de 300 cabezas atómicas (cien más que los ingleses) y consumir, dizque, energía limpia con el uranio que le roba a Níger hace cincuenta años (cuyas instalaciones de su empresa estatal Areva han decidido defender a capa y espada de los posibles ataques que podrían recibir en estos días); y claro, ya autorizó el bombardeo de Irak o como ellos dicen, eufemísticamente, un repase con sus aviones Dassault Rafale con un daño colateral menor y con bombas lanzadas por un cirujano. Solo habría que preguntar cuántos saldrán, en estos días, con sus carteles y con sus velas para reclamar por esos niños, mujeres y ancianos muertos por las bombas que caen del cielo sin ningún dios que pueda evitarlo.
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Author: Rodolfo Ybarra
Rodolfo Ybarra
Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.
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