Hace unos
años, el 2003, le hice una larga entrevista al peruanófilo André Coyné. Debido
a mis constantes mudanzas, por razones de trabajo y asuntos personales, creí
haber perdido la cinta magnetofónica. Nunca, debido a mi horror vacui, me resigné a perder el material y cada cierto tiempo,
buscando, también, otros escritos, removía los cientos de libros, estantes, cachivaches
y papelería sin fin, tratando de encontrar la entrevista. Para mi sorpresa, la
cinta apareció (en otra mudanza) siete años después, aunque una parte estaba
hongueada e irrecuperable, prueba de que el tiempo no pasa en vano. La parte
que no aparece de la entrevista es la que se refiere a Haya de la Torre , a un encuentro que
tuvo con él en el Ganges donde se bañaron desnudos, a su labor de docente en
Camboya y su prueba sicodélica con peyote en la Argentina donde,
literalmente, se sintió volar por las aires; y otros temas que el destino ha
preferido obviar para siempre y alimentar alguna leyenda urbana. Esto es lo que
queda de aquella entrevista que recuerdo muy bien fue en una tarde de otoño
aunque con luz solar, en una casa cerca al Reducto en Miraflores, Lima. Luego
de aquella conversa hicimos algunas bromas y hubo una pequeña sesión de fotos
posadas y rostros gesticulantes y alguna declamación de poemas.
Como se
entiende este es un homenaje y una celebración a André Coyné, amigo y maestro,
y, a través de él, a César Moro.
(Fallas
técnicas)
(…)
C.-…en su
infancia tuvo problemas sicóticos, y eso duró hasta el final porque fue
encerrado durante años y allá en ese tiempo cuando estaba lúcido tenía una
aspiración hacía el “más allá”, “más arriba” que hizo que él fuese el único
surrealista que captara el pensamiento de Guenón. ¿Sabes quién fue Guenón?
Y.-Se refiere
usted al estudioso, René Guenón?
C.-Si hubieras
dicho “el filósofo” te hubiera dado una bofetada. No era un filósofo. Era un
transmisor de la sabiduría eterna. Fue predestinado para eso ¿no? Para recordar
a occidente que había perdido el sentido de la tradición con “T” mayúscula. La
tradición que rige lo suprahumano que se ha manifestado según los tiempos,
según las circunstancias en todas las tradiciones que han ido en el mundo. Yo
soy bastante Guenoniano.
Y.-Mi pregunta
era por qué Artaud en vez de ir al oriente, según la búsqueda de su misticismo,
viaja a México, un país que se había convertido en receptáculo de disidentes,
de expatriados y asilados?
C.-Bueno,
porque Artaud era medium psicológicamente. Espiritualmente hubiera podido “subir”,
pero sicológicamente estaba medio desequilibrado y no podría luchar contra eso
totalmente.
Se imaginó que
México, el México de la revolución, no tenía nada que ver con las revoluciones
de Europa que ya estaba totalmente pegado con los surrealistas que se habían
metido en el comunismo, con sus relaciones con los comunistas. No sé porque se
imaginó que la revolución mexicana era totalmente diferente y que en México
había posibilidad de renovar el contacto con la tradición. Evidentemente se
encontró con el PRI que no era lo que él pensaba.
Y.-¿Hubo
alguna relación entre Moro y Artaud?
C.-Moro se
contactó con Alfonso Reyes, con Vidaurrutia a quien llegó a conocer; pero
Artaud fue antes. Antes que Moro fuese a México. Moro nunca conoció a
Artaud…pero el viaje de Artaud no me
acuerdo cuándo fue.
Yo tengo un
texto que voy a publicar sobre la posición de Artaud cuando fue a México y
también la posición de los surrealistas. Artaud dio unas cuantas conferencias
en territorio mexicano sobre lo que era para él la revolución del espíritu. Los
más desesperados eran los mejores. Artaud llegó a dirigir la revista
surrealista el año en que salieron todas esas cartas al Dalai Lama, al Papá,
etc., etc. Y Bretón se asustó. Bretón era muy prudente dentro de su signalismo
del espíritu. Se asustó de darse cuenta que había un peligro para la integridad
de las personas.
Y.-Pero a Artaud
por qué lo acusa de cobarde. Incluso en el segundo Manifiesto hay muchas
contradicciones. Parece que Artaud tuvo una agresión. Alguien le pegó una
bofetada y este gritó “mamá”, y aparece ese texto en el Segundo Manifiesto
Surrealista.
C.-De todos
modos, Bretón tomó la dirección de la revista y explicó a su manera, tendrían
que tener todos esas revistas y documentos surrealistas donde está también el
texto de Artaud contra los surrealistas, donde no hay censuras y donde sobre
todo él quería hacer la revolución del espíritu.
Entonces en
México dio algunas conferencias, recordó sus primeros personalismos cuando él
tenía la ilusión del surrealismo. Dijo que venía a buscar a México las señales
de la revolución del espíritu y que Europa era un continente condenado; pero se
tuvo que dar cuenta que México también estaba condenado y que los dirigentes
mexicanos querían occidentalizar hasta esas “tribus” (entre comillas) que
escapaban todavía a la influencia de la civilización moderna.
Y.-Usted habló
en la conferencia de ayer que en México se hablaba el francés como una lengua
culta.
C.-Eso fue
después y durante la Segunda Guerra
Mundial. Y que tenían como idioma común al francés. Había gente que venía de
Inglaterra, España, etc., pero eso dije para el grupo que estuvo en México
durante la Segunda Guerra
Mundial.
Y.-Y en México
quienes apoyan a Artaud. ¿El creo que no tenía amigos? Incluso para viajar…
C.-Finalmente,
luego de sus conferencias en las universidades le dieron algo de dinero para
que fuera al país de los tarahumaras, pero fue una pequeña suma. En realidad él
andaba de un lugar a otro. Entonces el viaje a los tarahumaras se convirtió en
una cosa mítica de la cual se habló hasta el final de su vida cuando él tenía
momentos de lucidez, pero en realidad se quedó poco tiempo y hay varias
versiones. Si tú tienes las obras completas de Artaud te das cuenta.
Y.- Sí cómo
no. Lo que es cierto es que ingirió peyote.
C.- pero no se
sabe si realmente las tomó o no. Yo las tomé.
Y.-Y qué tal.
C.-No quisiera
contar de eso porque no acabaríamos nunca.
Sí, Artaud
contó de varias maneras su viaje a los tarahumaras porque cuando volvió de
México. Su viaje, de todos modos (fue brevísimo), para impregnarse de la
tradición. Volvió a Europa y de ahí se fue a Irlanda y fue cuando volvió a
Irlanda con la cruz pastoral de san Patricio, el evangelizador de Irlanda y
cuando lo detuvieron, cuando llegó a Francia, y a partir de ahí fue internado y
como estalló la Primera Guerra
Mundial entonces el internamiento fue total.
Y.-Había un
psiquiatra que se hizo muy amigo de él…
C.-En Rodhesia
que estaba en la zona no ocupada por los alemanes. Los alemanes durante un
tiempo ocuparon una mitad de Francia y la otra la dejaron rodeada. Artaud tuvo
la suerte de estar en un hospital del sur, después los alemanes invadieron
todo. Artaud salió del hospital, después de que terminó la guerra dio una
conferencia famosa en la que acudió todo París, pero ya estaba moribundo,
tuvieron que internarlo nuevamente en un hospicio cerca de Vitec. Es ahí donde
murió y algunas personas se aprovecharon de él.
Y.-Antes de
morir tuvo un programa de radio.
C.-Grabaron
para la radio un programa que no llegó a emitirse, sino que lo dieron en la
noche de su muerte. Es ahí cuando escribí ese poema. Los programas culturales
eran muy tarde. Mis padres se acostaban y yo escuchaba los días en que había
programas, y ahí fue cuando me enteré de la muerte de Artaud; y cuando escuché
su voz por primera vez porque ese programa fue grabado.
Y escuché su
voz que era impresionante, parecía de ultratumba y fue cuando escribí ese poema
que fue traducido por Moro en el número 6 de Las Moradas que ha sido reeditado
hace poco. Se llama la (…) y lo materno por un poeta desconocido. Título
completo del poema.
Y.-Sobre su
vida de actor, muy poco se habla de su vida dedicada a la actuación cuando
escribía guiones de teatro o guiones de cine.
C.-En aquél
momento se dominaba, pero a partir de su viaje a Irlanda yo ya había pasado,
como dijo Bretón, al otro lado del espejo. A partir de ese momento incitaba.
Bueno, antes había tomado medicamentos también, drogas para… pero, llegó a
dominarse durante la época del Teatro de la Crueldad. Ese teatro no tuvo
éxito; pero dio varias conferencias en que cita a Guenón, precisamente, y fue
cuando decidió ir a México.
Y.-Artaud
recoge a Alfred Jarry y reclama como que Ubú Rey debería ser reconocido…
C.-Pero a
partir del momento en que va a México y que vuelve de México, va a Irlanda ya
es alguien que no se controla y el que tiene que vivir bajo un control médico
permanente y como estalla la guerra, las condiciones muy especiales y muy duras
de la ocupación, sufre más. Y en el último hospicio en que fue hospitalizado
antes de su muerte, ahí hubo gente que se aprovechó.
Sus obras
completas cubren 20 volúmenes de la colección blanca. Y no ha habido muchos
pleitos alrededor de los últimos textos. Creo que el último artículo que
escribí en el suplemento de “El Comercio” el 57’ cuando, en aquél tiempo, era mejor que ahora.
No sé si en la hemeroteca se puede encontrar, se llama “sobre una cultura
mágica” y es precisamente mi último artículo que fue el último año que estuve
aquí y es precisamente una presentación de “Los Tarahumaras” de Artaud que
nadie conocía.
Y.-Han salido
varias versiones del “País de los Tarahumaras”.
C.-Sí porque
lo ha estado reescribiendo constantemente, y, por eso, hay varias versiones
también de su viaje. Debe salir exactamente ese artículo mío que en la
universidad Católica, la imprenta, no sé si han tomado cita. El rector ha dado
orden para que se reediten, reúnan mis artículos sobre, alusivos, a Moro,
Vallejo.
No sé si
conoces mis artículos que los van a publicar.
Y.-Sí, por supuesto.
C.-Pero el
rector ha dado orden y no sé cuando se publicaran. Y hay un artículo
precisamente sobre Artaud, Moro y Pere en México donde distingo las diferentes
experiencias y especialmente lo de Artaud, trato de especificar “cuál ha sido
su viaje” y lo de Pere que es un punto de vista surrealista ortodoxo que es
totalmente diferente.
Y.-En un
número de la Revista Quimera
aparece un reportaje al viaje que hizo Moro al país de los Tarahumaras en
México y habla ahí un escritor mexicano que cuenta la historia.
C.-En Quimera,
después de la muerte de Enrique Molina, se reproduce la última carta que me
escribió, eso sí ha sido reproducido por unos muchachos de san Marcos, Walter
Espinoza, y tienen una revista que se llama “El Sueño Inexplicable”. Han reproducido
mi artículo de Quimera del año 2000.
Y.-Hablemos un
poco de Moro. ¿Cómo era la vivencia de Moro con los surrealistas, el trato que
tenían ellos con Sopault, Aragón- ¿Había un trato como amigos? O había mucho
respeto literario, competitividad de camaradas, el típico celo literario.
C.-Moro entró
al grupo surrealista, no cuando llegó a Francia, sino a fines del 28, los
conoció por la línea de Silva, Alina Alestonap era prima indirecta de Moro y
crecieron un poco juntos y se consideraban como hermanas. Alina llegó a casarse
una sola vez, con Alfonso de Silva, pero cuando se casó con Alfonso, ya tenía
dos hijos con otros dos señores: uno vive y se acuerda, él es Paco, Francisco
Abril de Vivero, es sobrino también de Xavier Abril y otro que era hijo de un
señor que tuvo mucha importancia entre los pleitos de Mariátegui y Haya de la Torre , el señor Cecada, y el
hijo, también, se llama Alberto Cecada. De modo que Alina cuando se casó con
Alfonso ya tenía dos hijos con dos padres diferentes y cuando Moro llegó a
Paris se alojó en casa de los Silva. Alfonso era músico, pero que murió
relativamente joven. En Paris conoció a Vallejo, que en “Poemas Humanos” le
escribió un poema que es el único poema sobre la muerte de un amigo (que
aparece ahí). Vallejo cuando se enteró de la muerte de Alfonso de Silva, porque
murió bastante joven, escribió un poema dedicado a la memoria de Alfonso.
Pero Moro
conocía a Alfonso y a Alina desde mucho antes, en la infancia, mientras que
Vallejo conoció a Alfonso ya en Paris.
Y.-¿Conoce
usted de alguna anécdota o hecho fortuito donde Moro y Vallejo, que no son
contemporáneos, se hallan encontrado o se vieran alguna vez?
C.-No son de
la misma generación. Se encontraron alguna vez en la casa de los Silva. Uno
entraba y el otro salía, y se saludaron. Moro no había publicado nada y (más)
se le conocía como pintor.
Entonces Vallejo
en Perú había publicado dos libros, pero en Francia no había publicado nada; y,
pues, se saludaron. A Moro nunca le gustó mucho la poesía de Vallejo, lo que más
le gustaba era los poemas “Los Heraldos Negros” porque la única cosa que traían
en común los dos fue la admiración de toda la vida por Rubén Darío.
Y.-Hace poco
tiempo en la Casa España
de Lima se hizo una exposición de las pinturas de Moro titulada “Con los
anteojos de azufre. César Moro artista plástico”.
C.-Sí, la
mitad eran mías y yo estaba invitado para la conferencia, pero no pude porque
estaba enfermo.
Y.-Lo que
quería decirte es que ese día se repartió un panfleto de un tal señor Iriarte
que supuestamente había sido amante de Moro y que –según el panfleto—conservaba
poemas inéditos.
C.-Es el que
puso en Internet ese poema con una explicación totalmente idiota.
Y.-Está
incluso, otros textos…
C-Es un poema
cuyos párrafos o versos empieza todo con cadáver. Es falso. Ese nombre no
existe en la vida de Moro. No sé si es un farsante que tomó ese nombre, pero
evidentemente el poema está hecho a base de cosas que podrían ser de Moro, pero
Moro nunca hubiera escrito un poema en que todos los versos empezaran por
cadáver. Creo que lo hice autentificar por el amigo Ferrari. Y él me dijo “cómo
te metes en eso. Es, evidentemente, falso”. Además dice que lo conoció aquí y
volvió Moro al Perú. Yo veía casi todos los días a Moro. Nunca apareció un
señor con ese nombre.
Y.-Entonces es
falso.
C.-Yo voy a
poner una nota en mis archivos negando esto, yo no lo había visto, fue alguien
que me lo mandó.
Y.-En el
Periódico La Prensa
aparece un poema dedicado a Villaurrutia, el poema se llama “Si así fuera” y ha
sido recopilado en una revista nueva llamada Homúnculus (dirigido por la poeta
Gladys Flores). Ese poema no ha sido recogido.
C.-Yo no lo
puse en la edición de la Tortuga Ecuestre
y otros poemas, un poco por olvido, porque cuando murió Villaurrutia yo no
estaba en Lima. Fue una de las pocas veces en que fui a Francia y Moro me
escribió, pero evidentemente me escribió mandándome la página de homenaje que
había publicado: “Si yo fuera” no sé qué; y al mismo tiempo me escribió una
carta anunciándome la muerte de Villaurrutia que probablemente se suicidó en
una noche de navidad. Era relativamente joven porque Villlaurrutia era nacido
el mismo año que Moro. Este año están celebrando el centenario en México; y en
otra carta antes que yo regresara me dice que ha empezado a morir con la muerte
de Villaurrutia.
Y.-¿Y cuál era
la verdadera relación entre Villaurrutia y Moro?
FIN DE LA PRIMERA CINTA
(…)
..de la prosa
chilena y eso no le gustaba mucho a Huidobro. Además, Huidobro era tan
egocéntrico como Neruda, era tan natural que chocaran los dos.
El número
siguiente lo dedicó a Moro en respuesta a ese pequeño aviso. Moro de
Calcomanía. Lo insultaba a Moro. Al mismo tiempo que afirmaba que cómo iba a
ser arribista él cuando había nacido y llega a jactarse… Efectivamente Huidobro
había nacido en una familia muy rica. Su padre poseía unos viñedos enormes. Y
su madre tenía una tertulia poética en su casa cada semana. Entonces como había
nacido ya arribado no tenía porque ser arribista y entonces negaba
evidentemente, hasta negaba conocer ese número de la revista que en el
surrealismo se vio mucho. Cosa curiosa, cuando Huidobro había muerto hacía años,
uno de los surrealistas, de los llamados surrealistas chilenos, Arenas, publicó
la obra poética de Huidobro en dos tomos de editorial Zigzag. Inmediatamente
busqué ese “Árbol en Cuarentena” para averiguar qué parecido podría tener con
el texto de la revista surrealista. Ese Árbol en Cuarentena no aparece en las
obras completas. Esa sería más bien una cosa contra Huidobro.
Esa hoja que
parece que han publicado en una reproducción es “El Obispo Embotellado”, que es
la respuesta que dieron al panfleto de vital contra Moro que escribieron el
propio Moro, que escribió de propósito un texto en francés (…) porque Huidobro
es censurado ante… de poner textos en francés a sus obras cuando estaba en
América, es decir que Huidobro había escrito poemas en francés únicamente
porque estaba en Francia y para
descollar en Francia, pero lo que no imaginaba era que en España un
chiquillo podría publicar poemas franceses, y él censuraba a Moro precisamente
por haber puesto títulos franceses en una exposición que se realizaba… Se
publicaba en una hoja, en cuatro páginas grandes. En tabloide, que se llama “El
Obispo Embotellado”. Hay un texto de Westphalen, Rafo Médez, Dolores de
Lazarte. Y en la última página están reproducidos los primeros poemas de
Huidobro que es patriotiquero, etc., etc. Como Huidobro vivió desde que nació.