A toda acción sucede una reacción, nos enseñan las leyes de la física. Leyes que se aplican en todo orden de cosas.
Durante mucho tiempo la actividad pesquera en el Perú mantuvo un rasgo de privilegio hacia la industria reductora de harina de pescado, relegando u “olvidando” al sector dedicado al consumo humano directo proveniente de la actividad artesanal. Esta actitud derivó en una serie de injusticias en el orden tributario, social y alimentario. Creó una industria que aporta poco al Estado, que crea altos niveles de contaminación, deteriora el ecosistema y no genera seguridad alimentaria.
Esa acción ha generado una reacción lógica y consecuente, en el actual gobierno, que pretende y desea aplicar mejores y más eficientes acciones a fin de corregir las desviaciones existentes, privilegiar el consumo humano directo, la actividad artesanal y la inclusión de los pescadores artesanales a la bonanza pesquera.
También pretende hacer de la sociedad civil peruana una comunidad informada que deje de vivir a espaldas de lo que ocurre en su mar, en sus ríos y en sus lagunas.
En el camino hacia la transformación, por primera vez se hace público el nivel de desinformación en el cual vive la sociedad civil en cuanto a temas del mar se refiere, así como se vienen conociendo los altos niveles de corrupción que genera una actividad ávida del lucro a cualquier costo. Las historias que se escuchan y se conocen sobre las diversas modalidades de evasión de controles a la actividad, los artilugios que se usan en los desembarques a fin de reducir las cifras de los volúmenes de los mismos, que no solo perjudican a las tripulaciones de las embarcaciones que son indebidamente pagadas de menos, sino que afectan a los niveles sostenibles de la biomasa, son solamente una parte de lo que se viene conociendo conforme se levanta el velo del ocultamiento.
La investigación de Milagros Salazar lo pone en evidencia y se puede leer en el siguiente link:
http://redaccion.lamula.pe/2011/09/17/los-millones-que-oculta-la-anchoveta/claudiapollo
Las claras intenciones del Ministro de la Producción por actuar en beneficio no solamente del sector artesanal y de la sociedad civil, sino en aras de rescatar la moral y la ética en la actividad son evidentes y se pueden escuchar en el siguiente link:
http://www.radiouno.pe/noticias/23297/ministro-produccion-entrevista-radio-uno
Sin embargo, nuevamente la física deberá actuar y generar una reacción natural proveniente de los intereses afectados por una administración que busca devolver la moralidad al sector.
Los intentos, encubiertos o abiertos, destinados a remover a la actual administración, no se harán esperar, como ha ocurrido en algunas situaciones anteriores.
Pero esta vez hay nuevos elementos en la ecuación: Un presidente de la República comprometido con el cambio que fue bandera de su campaña, el cual cree en la necesidad de una transformación, que difícilmente cederá a las presiones del poder económico; una sociedad civil que, consciente de lo que se hace en su territorio marítimo, deberá salir a defender sus intereses y sus recursos naturales; y un sector pesquero artesanal y de tripulantes de embarcaciones pesqueras que no se dejará avasallar por la inmoralidad y abusos seculares de un esquema tradicional que los ha mantenido sumidos en el abandono y la explotación.
En las próximas semanas y meses el país estará observando hacia donde se inclina la balanza de las decisiones del más alto nivel: si hacia el mantenimiento de un status indebido de injusticia, inmoralidad y ausencia de ética, o hacia la defensa y profundización del cambio que permita institucionalizar reformas.
Reformas institucionalizadas que deberán ser defendidas por los verdaderos creadores de la riqueza pesquera: los pescadores.
El compromiso del actual régimen con sus ofertas electorales será puesto a prueba en las próximas semanas. El compromiso del Presidente de la República con los sectores excluídos y con las necesidades de moralizar el sector pesquero se evidenciará en el corto plazo.
Las presiones de todo orden, provenientes del antiguo régimen, se harán sentir en todas las esferas del gobierno y de la sociedad. Pero esta vez será diferente: encontrarán una sociedad civil bien informada, una población pesquera cansada del abandono que defenderá sus esperanzas y un Presidente de la República diferente a los anteriores.
No tendrán otra oportunidad para hacerlo más que durante el presente régimen.
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Publicado por Marcos Kisner Bueno para REVISTA PESCA el 9/24/2011
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BLOG DE
sábado, 24 de septiembre de 2011
viernes, 16 de septiembre de 2011
RECITAL POÉTICO DE REYNALDO JIMÉNEZ EN 'LIBRERÍA INESTABLE'
De mi correo personal:
Queridos amigos
Los días 4 y 6 de octubre, estaré en Lima leyendo parte de mi trabajo poetico de los últimos años en la Librería Inestable, los datos los encontrarán en el anexo. Es probable que les reenvíe esta misma información más cerca de las fechas, sepan disculpar esa mínima insistencia (así como, por esta única vez, este mensaje colectivo), pero es que será la primera vez que haga una muestra oral de poemas en la ciudad donde nací, invitado de hecho por la Librería y su creador, el poeta, generoso investigador de la poesía contemporánea, Carlos Carnero.
Para quienes no hayan oído hasta el momento hablar de ella, la Librería Inestable es un emprendimiento único y no apenas en el Perú: absolutamente dedicada a la poesía y a las escrituras de riesgo, en algún sentido exploratorias, por lo cual vale la dicha difundirla y apoyarla. Es un ámbito donde van a encontrar libros que no están en ninguna otra parte. Hasta ahora la Librería Inestable intervino --con buen funcionamiento y como verdadera novedad en un medio más bien chato y dominado por criterios totalmente ajenos a los devenires apasionados de la lectura-- en Ferias del Libro de Lima. Aunque en pocos días más, casi en cuestión de horas, abre su local al público en Porta 185 "B", Miraflores (a metros de Av. Benavídes).
Para mí es hermoso de por sí participar de alguna manera en un proyecto así de especial. Desde ya, están en total libertad de difundir y avisarles a quienes quieran, ya sea mediante reenvío de este email ya sea imprimiendo el afichito de marras y colocándolo donde les parezca razonable. Ojalá podamos brindar juntos en alguna de ambas ocasiones.
Saludos repartidos,
reynaldo jiménez
(en bs as)
Taller Breve de novela con Hemil García: Descubre el escritor que hay en ti
Definición, tipos, estructura básica de una novela y el uso adecuado de técnicas como el monólogo interior y el flashback o la retrospección serán parte de estar taller presencial y dinámico donde los participantes podrán leer sus ejercicios.
Analizaremos monólogos interiores de Vargas Llosa, Oswaldo Reynoso, Ernesto Sabato, y Joyce.
El costo del taller es de 30.00 soles. No hay límite de edad. Los participantes recibirán un libro de obsequio (novela, poesía, o antología de cuentos) al inscribirse y material de teoría literaria.
Asimismo, existe la posibilidad trabajar una antología con autores noveles a publicarse en Perú o Estados Unidos. Una oportunidad única para escritores noveles.
Abonar inscripción en cuenta en soles del BCP 193 214770116-0-85 y mandar Boucher escaneado por correo electrónico o traerlo el día de la presentación (confirmar inscripción por correo electrónico)
El taller se realizará el sábado 24 de Septiembre a las 10.30 AM hasta las 12.45- 1.00 PM. Cupos limitados (doce personas).
CL Lomas De Las Magnolias 296 Int. 202 Alt.Cdra 31 Caminos Del Inca Urb. Prolong. Benavides
Santiago de Surco, LIMA
Inscripciones e informes al 274-0542
Conductor del taller:
Hemil S. García Linares. Periodista y escritor. Publicó artículos en El Comercio (Perú) y en periódicos latinos de Estados Unidos. Ex- Editor de la revista Raíces Latinas (USA).Su obra figura en México, USA y Argentina.1er Puesto en Festival Latino del Libro USA 2010 con su libro Cuentos del Norte, Historias del Sur. En mayo del 2011 recibió la beca literaria Joan Jakobson otorgada por Wesleyan University en Estados Unidos. Ha publicado. En el 2011 publicó la novela Sesentas Días Para Abandonar El País, obra presentada tanto en Lima como en Estados Unidos.
Contactar: hemilgl@verizon.net
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viernes, 9 de septiembre de 2011
VUELVE TBC
Fernando Navarrete ("el Cardenal") me envía este link donde se acaba de recuperar una cinta perdida por más de 25 años del grupo de rock subterráneo TBC, una banda que sonaba a mediados de los ochentas y que tenía en las vocales al desaparecido "Omiso", en las guitarras a Chilolo Regalkado, en la batería a Jorge Pallete y en el bajo a "el Cardenal".
Hoy que la tuberculosis pulmonar (re)aparece en su fase más destructiva (TBC Multidrogo Resistente), volver a escuchar estos temas: "5 de febrero", "Mira la lucha por el poder", "Derecho a Protestar", "¿Y qué es de nuestro futuro", etc., etc., y, sobre todo, ese "Jóvenes Anarquistas", es una necesidad catártica y evidencia de lo poco que ha cambiado nuestra ciudad capital y, en general, nuestro país, solo cambió un poco su forma, prótesis o pátina, pero en lo esencial seguimos ocupando el primer lugar de incidencia en tuberculosis pulmonar por cada 100 mil habitantes; el segundo lugar lo ocupa Haití.
Quizás las frías estadísticas nos expliquen mejor la situación de precariedad y riesgo en la que nos encontramos: En el 2009, en el Perû se registraron 33169 casos de TBC, es decir 96 casos por dîa y 4 casos por hora.
Escuchen --y no dejen de escuchar-- el mensaje de TBC:
Hola Rodolfo....te escribo para incluirte en el lanzamiento de un material que parecía muerto...Se encontró unas cintas en una caja que terminaría en la basura...para variar...pero ahí estaba la obra prima e última de TBC Tuberculosis...1986 en algún lugar de Jmaría, con una grabadora recontra vieja..... ya te imaginas...
http://www.facebook.com/virgencitacalavera#!/pages/TBC-Tuberculosis/272488832779860? sk=app_190322544333196 o búscalo en facebook como TBC Tuberculosis....
o descarga /escucha en http://tbcescenapunkrockperu1986.ivoox.com
Hay nuevas noticias para este 2011, me piden una tocata...pero no se como vamos a tocar 3 almas casi muertas...
distribuye la pagina...si se puede.
Un abrazo..
Fernando Navarrete S. EL CARDENAL
Hoy que la tuberculosis pulmonar (re)aparece en su fase más destructiva (TBC Multidrogo Resistente), volver a escuchar estos temas: "5 de febrero", "Mira la lucha por el poder", "Derecho a Protestar", "¿Y qué es de nuestro futuro", etc., etc., y, sobre todo, ese "Jóvenes Anarquistas", es una necesidad catártica y evidencia de lo poco que ha cambiado nuestra ciudad capital y, en general, nuestro país, solo cambió un poco su forma, prótesis o pátina, pero en lo esencial seguimos ocupando el primer lugar de incidencia en tuberculosis pulmonar por cada 100 mil habitantes; el segundo lugar lo ocupa Haití.
Quizás las frías estadísticas nos expliquen mejor la situación de precariedad y riesgo en la que nos encontramos: En el 2009, en el Perû se registraron 33169 casos de TBC, es decir 96 casos por dîa y 4 casos por hora.
Escuchen --y no dejen de escuchar-- el mensaje de TBC:
Hola Rodolfo....te escribo para incluirte en el lanzamiento de un material que parecía muerto...Se encontró unas cintas en una caja que terminaría en la basura...para variar...pero ahí estaba la obra prima e última de TBC Tuberculosis...1986 en algún lugar de Jmaría, con una grabadora recontra vieja..... ya te imaginas...
http://www.facebook.com/virgencitacalavera#!/pages/TBC-Tuberculosis/272488832779860? sk=app_190322544333196 o búscalo en facebook como TBC Tuberculosis....
o descarga /escucha en http://tbcescenapunkrockperu1986.ivoox.com
Hay nuevas noticias para este 2011, me piden una tocata...pero no se como vamos a tocar 3 almas casi muertas...
distribuye la pagina...si se puede.
Un abrazo..
Fernando Navarrete S. EL CARDENAL
martes, 6 de septiembre de 2011
UBÚ CÁRDENAL Y LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ, ENVÍO DE CÉSAR ÁNGELES
UBÚ CÁRDENAL Y LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
Para romper el pacto infame i tácito de hablar a media voz
(DEBATE)
El reciente artículo del escritor Dante Castro, "La Universidad Católica no debe caer en manos de Cipriani”, sobre los conflictos entre la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Iglesia Católica (y más específicamente el Arzobispado de Lima) me parece, en general, acertado y oportuno:
Expreso aquí unas pocas atingencias y mi posición.
Sobre lo de pontificia”, bueno, al menos yo no he solido usar ese epíteto en mis documentos (también, como muchos, universitariamente me formé allí), y no pasa nada por eso. Lo de “católica”, creo que puede perderse este epíteto si cipriani y compañía así lo deciden. En todo caso, podría irse pensando cómo conservar el conocido logo de ‘PUCP’ sin esos dos epítetos de marras. Propongo una campaña imaginativa. Pensé, por ejemplo, en algo como “Privada Universidad Cristiana del Perú (PUCP)” (considerando el origen y filiación-tradición cristiano de esta universidad, más aún en un país como este), pero no sé si sea lo mejor. O quizá “Primera Universidad Cristiana del Perú (PUCP)”? O, mejor aun, “Primera Universidad Científica del Perú (PUCP)”? De paso, con este ultimo nombre, se daría una merecida bofetada intelectual a las posiciones retrógradas y cucufatas del Opus Dei y alrededores.
En segundo lugar, sin caer tampoco en exageraciones ni idealismos, me aúno a reconocer, y defender, el carácter crítico y humanista promovido en la formación de la PUCP (empezando por sus vigentes Estudios Generales). Creo que sobre este punto concreto casi todo alumno o egresado estará de acuerdo, y es la bandera principal que cimentará la unión ante la caverna política-religiosa que actualmente quiere sentar, sobre la Católica, sus excretos ideológicos. Frente al tragicómico fantasma de los interdonatos y rivaagüeros redivivos, yo convocaría y convoco a otro fantasma antagónico: el espíritu polémico, aguerrido y sublevante que muchos y muchas de nuestra promoción 80 tuvimos, y tenemos, desde aquellos nuestros años formativos en la PUCP, cuando la tierra tremaba en esta ciudad y este país. A dicha época y dicha flama también me sumo y adhiero, una vez más, ante los sucesos que aquí nos ocupan.
Dicho lo anterior, no deseo dejar pasar la ocasión –no es mi costumbre –- para hacer dos salvedades al paso. Lo hago de tal modo porque sé que no es esta la coyuntura pertinente para desarrollarlas. La primera es que la Teología de la liberación puede ser vista (y así la veo) como una suerte de reacomodo estratégico al interior del catolicismo para relegitimarlo, y de tal manera seguir vivo; es decir, influyendo en almas y mentes del común de los mortales. De ahí que cabe cuidarse de idealizarla o tergiversar su carácter, así sea verdad que esté a la izquierda de otras líneas ultramontanas dentro del catolicismo, como los aludidos opus, interdonatos y ciprianis. Quizá los cristianos más auténticos, de izquierda o no, son aquellos que fueron expulsados, o marginados, por la curia de la discutible Iglesia romana. Por otro lado, aun comprendiendo el sentido de las menciones que hace Dante Castro acerca de la Comisión de la Verdad y reconciliación (CVR), también deseo dejar sentado que el debate sobre los aportes, su real carácter, sus estadísticas y el sentido político de la CVR se halla abierto, y que, desde el campo democrático y popular, hay varios asuntos por precisar acerca de esta comisión que, a fin de cuentas, fue una iniciativa del Estado, a cuya defensa orgánica se debe.
Si Alfred Jarry, en la línea del Teatro del absurdo, creó al caricaturesco personaje de Ubú rey para representar lo grotesco y humanamente innoble que puede ser cierto poder político, en el Perú contemporáneo la realidad vuelve a desafiar la ficción, aportando en nuestro caso la figura (o figurín) de un cardenal ubicuo (Ubú cardenal), quien al representar intereses económicos y políticos egoístas, autoritarios y de ética corrupta, es la creación heroica y el sublime aporte que la extrema derecha peruana hace a la historia universal de la infamia.
César Ángeles L.
(Egresado PUCP)
Miembro de la revista de cultura y política Intermezzo tropical
APROXIMACIÓN PSICOANÁLÍTICA A LA CREACIÓN NARRATIVA DE RODOLFO HINOSTROZA, ENVÍO DE BLAS PUENTE BALDOCEDA
Aproximación psicoanalítica a la creación narrativa de Rodolfo Hinostroza
Por Blas Puente Baldoceda
Kentucky University-USA
A horcajadas entre el psicoanálisis freudiano y el psicoanálisis lacaniano, el discurso narrativo Aprendizaje de limpieza aborda la temática de la creación literaria en el seno de un hogar que habita el diáfano paisaje de Huaraz. El personaje narrador dice:
Toda una historia de literatos toda esta reyerta es nada más que una historia de literatos dios me he pasado la vida peleándome con mi padre y con mi madre a causa de la maldita literatura
Desde temprana edad el personaje narrador se apasiona por la letra de la lengua escrita y una vez asumida la escritura se horroriza ante la página en blanco, reacciones a las que subyace un resentimiento contra sus progenitores ya que ambos escriben con envidiable caligrafía y se desvelan por la gloria literaria. Dentro del marco del complejo de Edipo y el tránsito de la fase imaginaria hacia la fase simbólica, se concibe el ejercicio de la palabra en reciprocidad con el deseo sexual. Para este precoz voyeur de la privacidad de sus padres, la palabra es un flujo menstrual del inconsciente –o de acuerdo a Lacan, el inconsciente se estructura como el lenguaje–, y el acto de escribir similar a la defecación: chapalear gozosamente en esta nauseabunda materialidad para entregar al lector la subjetividad plasmada en una obra. Así pues mientras se masturba excitándose con las imágenes de un concurso de belleza en una revista, elabora mentalmente un concurso de belleza de páginas basada en la textura: el grosor, la porosidad, la dimensión y el corte del material donde se inscriben las palabras que configuran al sujeto. Este contenido psíquico de sesgo negativo –se alude a la violencia y la culpabilidad, por ejemplo– es exorcizado mediante un registro literario que pretende mimetizar la libre asociación de ideas de un paciente psiquiátrico. Rupturas sintagmáticas con la consiguiente transgresión y/o anulación de los signos de puntuación no impiden uno que otro rapto poético en las descripciones del escenario de la trama. Por lo general, prima una sintaxis narrativa de frases cortas en coordinación o en yuxtaposición que conforman párrafos tan breves como una frase, todo lo cual confiere un carácter fragmentario a la narración. Un simulacro estilístico que pretende reflejar la caprichosa asociación del decurso del inconsciente durante una sesión psicoanalítica. Ahora bien, una vez creada la palabra, no queda sino el vacío y la limpieza psíquica. El quehacer con palabra, artificio profano que se superpone al silencio sagrado, implica un sacrificio enorme e incomprensible. Escribir es, pues, una actividad enfermiza, extraña, transgresora, que sin pudor transgrede el silencio: o, en boca del personaje narrador, es manchar la página en blanco. Pues bien, al concebir la escritura como una usurpación y privilegiar el silencio con una soberanía legítima, el personaje narrador tal vez insinúa la impotencia expresiva de la creación literaria. Todo el estruendo de los escritores prolíficos no oculta sino una realidad esencial: la nada del silencio. Sin embargo, más adelante admite que la materia verbal es una forma de solución para la personalidad esquizoide y que la poesía sostiene al mundo. Pues bien, las páginas escritas sobre sus sesiones de psicoanálisis constituyen el meollo de su problemática: al destruirlas, atenúa su angustia. Probablemente porque allí queda registrada la confesión de turbios sentimientos: violencia y agresividad instintivas, odio, hacia sus progenitores porque no sólo poseen el don de la palabra escrita sino que la ejercitan con buena caligrafía de la cual está privado el personaje narrador por haber aprendido sus primeras letras en una máquina de escribir. La burla de los mayores por el insoportable hedor de sus heces y su pésima letra predisponen al personaje narrador para escribir y dibujar con sus excrementos en un papel periódico. Esta afición por la materia fecal se vincula en cierto modo a una escena primaria de carácter anal: su padre era un sodomita consumado, inclinación que lo asocia no sólo al demonio y al azufre pero al ambiente del poeta maldito. Sea como fuere, el padre es autor de una obra teatral titulada La presa de los perros que versa sobre la palabra que todos se disputan: el personaje narrador considera sus dos libros publicados como dos niños muertos y para parir el tercero es necesario luchar y matar ante la indiferencia del padre. Este parricidio generacional en la creación literaria se enmarca dentro del concepto lacaniano "en el nombre del padre", como el otro que posee el poder simbólico. Esto explicaría también la turbación profunda que produce en el personaje narrador la presencia de Córtazar en las calles de París en una circunstancia casual: este escritor consagrado es un desafío tan grave como la muerte. Por otro lado, la madre también es dueña del poder simbólico de la escritura y en su rol de matriarca puede escribir sobre las escorias de la familia, pero si el personaje narrador le arrebata dicho privilegio, teme conducirla al suicidio. En realidad, es imposible la relación entre una buena madre y un buen hijo, ya que ambas son imágenes míticas falsas: el contrato se trunca por la negación del uno por el otro y viceversa. Así pues, teme perder su imagen en el espejo materno: quizás el trauma sobre su identidad se remonta a la prohibición de lactar que le impusieron cuando era un infante. Pero este abandono existencial no conducirá al personaje narrador al suicidio. En cuanto a la relación de ambos con la literatura, dice:
Mi madre tiene terror a que escriban sobre ella.
No solamente eso también teme que hablen mal de ella es sin duda un poco parano siempre dudará de las buenas intenciones de quien lo haga además no veo por qué uno deba escribir sólo con buenas intenciones.
En el fondo tiene razón aunque no la tiene es una prueba de su fe en la literatura supongo que teme quedar retratada para siempre en alguna obra inmortal y en desventaja suya esto sería un acto irrevocable y malvado del que no podría reponerme.
Aunque ignora los secretos de su madre, el personaje narrador sospecha algo ignominioso e inhumano en ella, cuya revelación a través de la escritura lo aniquilaría, sin embargo, el escribir es fundamental y, a la vez, catastrófico. El personaje narrador insiste: es esencial escribir ya sea algo bueno, malo, sucio, con amor u odio. Y no importa el perdón de la madre, lo cual no va a restituir el secreto que la literatura revela, al convertir lo privado en público. Una literatura, pues, que cuenta la propia vida o la de los demás, aunque la vida de uno es nada, es indefinida en el dominio de lo imaginario, ya que sólo la inmersión en el dominio de lo simbólico configura la identidad ontológica.
Así pues, la pasión por la literatura en esta familia llega al extremo de lo megalomaníaco. Al respecto de su padre el personaje narrador nos dice:
Porque toda esa megalomanía él necesitaba triunfar a toda costa debía probarnos a nosotros a mi madre que él era un genio o un gran artista incomprendido que un día sería reconocido por el mundo entero entonces podría pagar sus deudas con todo el mundo con mi madre ahora que lo digo tal vez con su propia madre y ser libre al fin magnánimo y desdeñoso con quien no lo había querido escuchar.
Asimismo, el personaje narrador adopta dos puntos de vista en la narración que mimetiza el discurso asociativo de una sesión psicoanalítica: por un lado, desde la perspectiva de su niñez, no entiende la escritura del padre; por otro lado, desde la perspectiva del adulto, afirma que era un lenguaje literario de fines del siglo pasado –rígido, convencional y enfático; aunque a los catorce años leyó unos versos tensos y musicales que lo emocionaron sobremanera pero duda si en la actualidad le causarían la misma impresión. Como quiera que sea, reconoce al fin y al cabo que era un poeta menor y un pésimo dramaturgo casi sin audiencia. Luego, finge entusiasmo e interés crítico en los escritos de su progenitor que envejece, cada vez más loco y miserable, cuyo estilo literario se había esclerosado en sus cartas rígidas, secas y autoritarias. Sólo por cumplir un deber y no por convicción se propone ayudarlo a difundir su producción literaria. Menciona, asimismo, que su madre no escarmienta porque prosigue con la ilusión de la consagración literaria: publica un libro de poesía y se vuelve a casar con poeta. Al personaje narrador le atormenta el argumento que hila su relato. Confiesa:
He tenido siempre ese fantasma de estar preñado de llevar algo en las entrañas el miedo de parir un monstruo que ha estado demasiado tiempo en mi vientre porque no había nadie para esperarlo a la salida (…).
Un libro puede ser un monstruo el libro que estoy escribiendo es justamente un monstruo.
En el litigio atroz entre hijo y progenitores con respecto a la escritura se pone en tela de juicio la autoridad y la idealización del padre como paradigma artístico a tal extremo que a un nivel onírico el personaje narrador deviene en agente activo de fantasías homosexuales que de acuerdo a las creencias populares obedece al hecho de querer ridiculizarlo, humillarlo, o derrotarlo. La disociación o identificación vital o literaria con el padre repercute negativamente en su libertad y en su capacidad creativa del personaje narrador: mutila su autonomía y lo condena al silencio. Reconoce, pues, que como hijo es diferente a su padre pero de algún modo está condicionado para seguir sus pasos sombríos, opacos, como un acto de obediencia al linaje. Asimismo, reconoce los sacrificios de su madre al haberlo criado sola, aunque es una catástrofe haberla perdido. Siente en carne propia la crítica demoledora de un mediocre crítico a la producción literaria de su madre, y se propone vengarla. Sin embargo, reconoce la ligazón de sus padres como una unidad indestructible más allá de la muerte y si se separa de uno, el loco, automáticamente se separa de la otra, la feminista, y no queda sino un enigma: su yo, que, aunque bien equipado, le causa irrisión. Otra vez recurre a lo onírico –el niño con la madre en plan de comer un pollo asado que se transfigura en un búho o en un halcón que a su vez deviene un falo herido, símbolo del padre y el hijo—para revelarnos el conflicto entre la matriarca, el patriarca y el vástago, un triángulo erótico-sexual de personajes apasionados febrilmente por la gloria literaria.
En la novela Fata Morgana el personaje narrador transcribe las palabras de su psicoanalista Richter:
Y esa tarde, una vez más Richter había puesto el dedo en la llaga: mi padre era escritor, mi madre era escritora, yo era escritor, y esto bastaba para configurar un melancólico triángulo edípico en el seno mismo de lo que yo llamaba mi vocación literaria, de la que, según acababa de constarlo, no tenía escapatoria.
En una entrevista, Hinostroza declaró que Aprendizaje de limpieza y Fata Morgana constituyen, en realidad, un solo libro. La lectura de ambos libros corrobora dicha conclusión del autor biográfico ya que la columna vertebral se asienta en tres asuntos temáticos que se correlacionan: la vocación literaria, el proceso de la creación, y el logro de una obra maestra. Después de seis meses de parálisis creativa el personaje narrador retorna a la novela y menciona los problemas de carácter estructural que afronta durante la escritura: metaforizándola como una bola de nieve que en su decurso deviene más compleja con una acumulación de situaciones y efectos hasta estallar con fuegos de artificio simbólico, aunque, se admite, que todavía carece de remate. Abrumado por la intensa actividad cultural, el goce erótico, los deleites culinarios y los vinos, de la vida parisina, así como también de las asfixiantes sesiones psicoanalíticas y clases en una universidad provincial, se refugió en la encantadora isla Deyá considerada como un desprendimiento del Paraíso Terrenal y donde se propone escribir su novela, la obra maestra que conferirá una unidad compacta y transparente a su brumosa existencia caótica.
¡Esta y no otra era la ocasión soñada para escribir mi maldita novela y dar término a aquella obsesión que me amargaba la existencia! Al fin se desbloquearía esa situación que me hacía olvidar el rigor de mi vocación literaria en aquella oscura universidad de provincia, que me arruinaba la salud en aquellos coctelitos de mierda, que me hacía perder el tiempo en amoríos fútiles en lugar de dedicarlo a mi obra, esa quintaesencia que sólo yo podía crear, y en la cual se jugaba el sentido de mi zarandeada vida.
A los 34 años el personaje narrador teme convertirse en una vieja gloria literaria que no ha producido en seis años nuevas obras mejores y sólidas de acuerdo con un dinámico ritmo editorial. El tiempo mítico del horror a la página en blanco era el resultado de una ambición ilimitada que resumía las frustraciones literarias de sus padres. La solución era pasar del limbo de los proyectos a la acción, es decir, escribir, y saber si la novela es factible y no una treta de sus fantasmas psicoanalíticos. De no poder cristalizar la novela, escribiría poesía, teatro y hasta cuentos, pero jamás la novela, lo cual era como comenzar con la literatura. Por otro lado, teme haber perdido la urgencia por escribir:
esa angustia creativa, desgarradora, abominable y perentoria, que era la misma que me había llevado a escribir unos pocos poemas fulgurantes de cuyos réditos vivía hasta la fecha; temía que irse las urgencias se hubiera ido todo mi talento, tal como el niño del refrán que se va con el agua del baño, por las negras cloacas del inconsciente, con un chapoleante ruido de succión.
Una vez encarrilado en el proyecto de escribir la novela, el personaje narrador debe adoptar una posición contemplativa, pasiva, receptiva, una suerte de concavidad psicológica, propicia a la creación literaria. En este estado de receptividad que condiciona en cierto modo percepciones de carácter suprasensible, a tal punto que el narrador personaje se emociona hasta las lágrimas ante el espectáculo de un petirrojo posado en una rama
Pero el caso es que buscaba sumergirme en aquel estado tan especial de absoluta disponibilidad espiritual, sensible al menor soplo de viento o cambio de humor de las constelaciones, entregado al azar de los encuentros mágicos. Estaba seguro de encontrar en mis incesantes errores las puertas de ingreso a la lógica secreta del poema, la que me guiaría a tientas por los densos manglares de la memoria y de la percepción, y era capaz de desencadenar páginas memorables Ese era más o menos el mecanismo que me hacía escribir, y había que comenzar paso a paso para ponerme en estado receptivo, o como me gustaba a mí decirlo, cóncavo.
En Mallorca, durante seis meses, el personaje narrador se propone descubrir qué es su novela y, si es posible, la va a escribir. Por esta razón, está obligado a llegar al Punto de No Retorno, o sea, –como en los grabados medievales, cuando se creía que la tierra era plana–, el confín donde los océanos solían derramarse en el espacio infinito.
El Punto donde surgiría, de algún recodo febril y musculoso de mi inconsciente, una necesidad imperiosa de expresarme, y con una energía tal que aniquilaría la paralizante autocrítica, neutralizaría la aterradora presencia de aquel engendro que dominaba mi vida desde que lo inventé, para echarme guardabajo hacia el precipicio infernal del caos creativo. El punto en fin en donde todo se cuaja, esa misteriosa esfera en donde se cristalizan el conocimiento y la experiencia a causa del fuego de la inspiración divina, por decirlo en un dialecto de otra época, pero que para mí poseía una verdad incontestable.
Para el personaje narrador la actividad creativa involucra de algún modo una necesidad orgánica y, por esta razón, cada vez que se inmola en el fuego de la creación, le abruma al mismo tiempo la urgencia de fornicar, defecar, reír o llorar. Asimismo, cuando esboza su manuscrito alcanza momentos de trance chamánico durante el cual traza frenéticamente diagramas y deja fluir un vertiginoso caleidoscopio interior en frases elípticas, en párrafos en los cuales describe personajes y situaciones que sólo él los descifra. Sólo se detiene cuando, agotado, su creación baja de calidad con ideas adefesieras que provienen de su adolescencia limeña, de modo que trastabilla en la huachafería. Por otro lado, guarda sus distancias con el prójimo porque al escribir le abruma la sensación de ser un apestado y no quiere difuminar su horrible hedor, así como también la sensación de ser vulnerable a guisa de un personaje borgiano que luego de anunciar su verdad cualquiera podría arrogarse el derecho de matarlo. Asimismo, en un trance de profundo ensimismamiento, elucubra sobre un bestiario de personajes concebidos de acuerdo a los parámetros sexuales de la teoría psicoanalítica que cubre con una complejidad creciente un itinerario que va desde el nacimiento hasta la autonomía genital del adulto:
Seguían bailando en mi fosforescente cabeza personajes levemente monstruosos, y más que una mitología personal aquello parecía un bestiario de seres en formación que se estaban introduciendo en mi novela por aquella brecha abierta por el Arcángel Miguel. Pero era justamente los que necesitaba, un primer piso arcaico y bestial, con sabor a barbarie y relentes oníricos, que sería el basamento de toda mi novela tal como lo tenía programado en algún sitio.
Fata Morgana es, pues, una novela autoreflexiva que explora el proceso de la creación literaria concebida no sólo como modo de catarsis sino también como vehículo de conocimiento. Asumiendo el postulado de Mallarmé de que el universo se resuelve en un Libro, el personaje narrador, un sibarita que goza de las mujeres, la comida y el vino de la ciudad parisina, expone minuciosas instrucciones para su elaboración, todo lo cual le permitirá explicar el significado del mundo. Con una estructura narrativa a lo Joyce y una narración a lo Proust, el personaje narrador, imbuído de lecturas freudianas y lacanianas, pontifica sobre la significante en la cual va a plasmarse el significado que lo desgarra:
Luego se trataría de darles forma literaria, de encontrarles argumento, escenografía, pero por el momento esas secas definiciones me satisfacían como un fuerte andamiaje sobre el que ya iría a colgar figuras y sucesos, transformando en ficción a todos aquellos fantasmas brotados de mis entretelas, para ocupar la primera sección de El Libro, que a estas alturas ya se identificaban con la Materia Prima de los alquimistas, con la roca que sostiene La Catedral de Nötre-Dame, con el magma onírico que sustenta el planeta.
jueves, 1 de septiembre de 2011
CREER O NO CREER
EL PAPEL NEFASTO DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL DESARROLLO DEL PAÍS
Cuando se dice que el Estado peruano es laico (eso dice o parece decirse en el mamarracho de la constitución de 1993) uno piensa que, por ejemplo, la iglesia católica no recibe un centavo de nuestros impuestos; uno también piensa que no se tiene que recurrir a una biblia cristiana para hacer los juramentos de los congresistas y gobernantes ante un dios supuestamente no auspiciado por el Estado. Uno también cree que un presidente no puede hacer una estatua (como ese bodrio grotesco del Cristo vago) en honor y gloria a una religión --en este caso-- rezago y azote de la conquista española. Quizás la trampa esté en dos artículos de la carta magna que si se analizaran correctamente darían origen a una contradicción: mientras el artículo 2do de la Constitución Política se habla del derecho a la libertad de conciencia y de religión, en el artículo 50 se habla de que “el Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú y le presta su colaboración”. Es decir, mientras que un artículo se habla de libertad de creencia y de opción religiosa y de una aparente igualdad seudodemocrática de culto, en otro artículo, el Estado se convierte en bufón, perifoneador y ayayero del catolicismo.
Para los que piensan (como yo) que el ejército funciona como partido político no nos extraña que la Iglesia Católica también funcione como tal, por lo menos el Opus Dei tiene sus cuadros a buen recaudo o perfectamente entornillados en puestos claves (sector público, privado, empresarial, universidades, medios informativos, etc., etc.) y dispuestos a lanzarse como perros sobre la carroña politiquera, y el “señor” Cipriani quien ha movido las polleras de acuerdo a los eructos políticos que salían, primero, de la boca hedionda y cancerosa de Alberto Fujimori y, después, de la boca deslenguada y halitosa del genocida Alan García Pérez. Las canalladas de Cipriani han dado la vuelta al mundo no sólo por ubicar a los derechos humanos como una “cojudez”, o sea algo así como un desperdicio o una bagatela, sino también por manipular una creencia (fallida desde su primera concepción) para beneficio propio, usando el altar de la iglesia como tribuna política y las procesiones como arreo de ganado electoral (todavía nos acordamos de la procesión del señor de los Milagros sacada en abril y las actuales misas de salud o, mejor, misas de ablandamiento de conciencias para beneficiar la rápida salida de la cárcel del delincuente y reptil Alberto Kenya Fujimori).
Lo que está ocurriendo en la Universidad Pontificia Católica es verdaderamente vergonzante, la disputa gerenciada desde el Vaticano (el mismo que maneja el banco de lavados de activos más famoso del mundo: el banco del Vaticano heredero del degenerado narco-banco Ambrosiano, dinero que gastan para librar de la cárcel y silenciar a los cientos de curas pederastas que ocultan detrás de la sotana sus peores instintos) tan vergonzante como esa universidad decadente del Opus Dei de Piura que no consigna (o no quiere) los libros de Mario Vargas Llosa y todo ello al mismo estilo del Index Librorum Prohibitorum. En ambos casos nos damos cuenta que el conocimiento se encuentra secuestrado y quienes mandan siguen siendo los herederos de Torquemada y de los extirpadores de Idolatrías como el cretino de Pablo José de Arriaga, Fernando de Avendaño y Luis de Teruel.
Se supone que en el siglo XVII con el tratado de Paz de Wetsfalia se acabó la injerencia de la religión católica en el Estado y en todos sus estamentos, incluido la educación (no se me olvida que aquí hasta 1960 teníamos ministerio de Instrucción Pública, más parecido a un ministerio para entrenar perros o alguna normativa para criar chanchos); tampoco importa que a esta separación haya aportado la revolución francesa o la independencia americana o el avance del pensamiento en el siglo XX.
Tener a una iglesia católica con complejos de partido político y al mando de una universidad importante a la que usa de caballo de Troya y como “caja chica” es un peligro para el desarrollo del país y una piedra en el zapato para la ansiada modernidad, puesto que la planificación familiar en todas sus formas, el derecho al aborto, la igualdad de géneros (hombres, mujeres, travestis, gays, transgéneros, etc., etc.), la derrota de la homofobia, el matrimonio y la adopción libre para parejas homosexuales, el libre pensamiento de izquierda y sin falsos dioses, etc., etc. son prácticas que no deberían ser consideradas aberrantes y deberían estar --aunque esto no lo van a entender estos seudo religiosos de pacotilla-- dentro de toda tolerancia intelectual. El Perú no merece ni debe quedarse en las épocas de oscurantismo. Las universidades, institutos y colegios con rótulos religiosos, como las de rótulos militares (salvo para las instituciones netamente castrenses), deben desaparecer. Cipriani debe dar un paso al costado o de lo contrario recibir una patada en ese trasero ensebado de ideologías absurdas, mafias, porquerizas religiosas y, sobre todo, estupidez.
Actualización: un lector me envía una página de la Universidad de Piura donde en efecto figuran algunos libros de MVLL, sin embargo la denuncia viene de los propios alumnos quienes afirman que los libros de MVLL no existen en los anaqueles.
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