SOBRE UN VÍDEO DE NICOLÁS LUCAR
La corrupción, el robo, la desidia, el libertinaje, la doble moral, la pendejada, el “toma y daca”, etc., etc., siempre van de la mano. Los vicios de una "sociedad moderna" se convierten en la norma y pasan como pequeños pecadillos, pequeñas ofensas a la moral (pero no a la justicia; como dijo un viejo politiquero cuando su hijo salía "inocentemente" recibiendo plata de Montesinos: "una cosa es un delito y otra, un pecado").
Ahora le toca el turno a ese ex trotskista, ex fujimorista, ex crousillista (siempre "ex" de cualquier cosa), el energúmeno Nicolás Lúcar, el cojudo camaleónico que siempre nos da sus moralinas todos los fines de semana. Total, si el que funge de presidente de la república se da sus revolcones (al que hay que añadir un hijo extramatrimonial) y, luego, habla de unión familiar, moral, buenas costumbres y tantas cojudezas, por qué no un pobre diablo (como Lúcar) puede hacer lo mismo. Es curioso que ahora Lúcar exige respeto a su intimidad y que "no se puede hacer esto" y habla escandalizado que en las imágenes se ha filtrado un niño de 8 años, etc., etc, o sea el mal no existe en la realidad concreta sino que se realiza en el sujeto a través de una cámara de seguridad en un ascensor, etc., etc. (el empirismo en su versión postmoderna), y mientras el sujeto no sea capaz de darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, entonces no pasó nada. Y encima de eso este tinterillo televisoario pretende demandar a los que han colocado “tan infame” vídeo. O sea, ahora todos somos cómplices por ver (y aceptar que se siga propalando) las imágenes donde sale el señor periodista en arrumacos con la esposa del empresauro dueño del Hotel Los Delfines, Jacques Levy. Y lo peor no es esto sino que hay más vídeos donde sale el casto Rafael Rey, el corrupto Álex Kouri, el amoral Roque Benavides y una sarta de politiqueros, en total 17 filmados con la insaciable y ninfómana María Elena Llanos.
Como cereza de la torta se escucha la voz de Frances Crousillat (en el programa de los deficitarios mentales Ortíz y Miyashiro) perdonándole todo al bueno de Lúcar; ¿por qué, pues, va a echar por la borda tantos años de matrimonio si hay vídeos de tantos personajes con la susodicha señora Llanos? O sea, si tantos han cometido ese “error”, entonces el “error” es norma y no pasó nada. Qué tal razonamiento, como cuestionar cientos de años de cartesianismo que no han servido para nada, más que para aceptar que en el pobre (les misérables) los pecados son delitos y que en el rico (el acomodado o el pendejo) los delitos, los pecados y cualquier cosa que manche sus honras, simplemente son pequeños “errores” pequeños “accidentes” que no cambian nada sus “normales vidas” porque nunca habrá pruebas suficientes para afirmar lo contrario.
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