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lunes, 25 de febrero de 2008
Velarán simbólicamente a ciudadanos muertos a causa de la represión policial
NOTA DE PRENSA
Velarán simbólicamente a ciudadanos muertos a causa de la represión policial
Organismos de derechos humanos y diversos movimientos rechazan violenta represión durante el Paro Agrario
Entregarán memorial al Ministro del Interior exigiendo sanción a los responsables
Ante la violenta represión policial durante el Paro Agrario de la semana pasada, que dejó un saldo de cuatro manifestantes y una pobladora fallecidos, además de decenas de heridos, muchos de ellos de gravedad, organismos de derechos humanos, asociaciones civiles, colectivos y movimientos están convocando a un acto simbólico este martes 26. En dicho acto, realizarán un velatorio simbólico de los ciudadanos muertos a causa de la acción de las fuerzas del orden, y entregarán un memorial al Ministro del Interior en el que exigirán sanción a los responsables y el fin de la política de criminalización de la protesta social.
En la acción simbólica, los participantes expresarán su indignación frente a la muerte de Rubén Pariona Camposano, Emiliano García Mendoza, Julio Rojas Roca y Santiago Lloclla Cañuri, así como su solidaridad con las familias de las víctimas y con su exigencia de justicia. Las organizaciones convocantes afirman que no se puede aceptar, bajo ninguna justificación, el uso de armas de fuego contra manifestantes desarmados, y reivindican el derecho a la vida y a la dignidad humanas como base de una convivencia democrática. Afirman, así mismo, que estos hechos forman parte de una peligrosa política de Estado que criminaliza la protesta, y exigen la derogatoria del Decreto Legislativo 982 que permite el uso de armas de fuego para controlar las movilizaciones públicas.
El acto se llevará a cabo frente al Ministerio del Interior, en el cruce de las avenidas Canaval y Moreyra y Pablo Carriquirry, en San Isidro, el día martes 26 a las 11 de la mañana.
Con el ruego de su difusión.
Fecha: Martes 26 febrero
Hora: 11.00am
Lugar: Frente al Ministerio del Interior, cruce avenidas Canaval y Moreya con Pablo Carraquirry, San Isidro.
"POETAS MALDITOS", NACEN O SE HACEN
x Ricardo Gómez López
Hay una especie de animales poéticos que, gracias a sus desgracias, desdichas y extremada fatalidad, han sido rotulados por sus pares como “poetas malditos”. Ellos, desafiando la lógica, enfrentan con mayor severidad la subsistencia cotidiana, al radicarse, de manera irreverente, en el inestable cimiento de la civilidad. Pero su llamarada creativa, su vocación de soñadores, su roída envestidura de salmón y su atribulado estandarte de dolores, no son suficientes para retratar sus almas tendidas al propio sol crepuscular.
¿Quiénes pertenecen a este improvisado club? Aquellos que son empujados por el desajuste vivencial, por las desventuras que acicatean sus pulmones poéticos, por sus aires de mártires y por sus sombrías angustias existenciales que les acechan en cada rincón cotidiano. Ellos son postulados a matricularse, sin carné, en la universalidad de los “poetas malditos”.
Inadaptados e incomprendidos, caminan con desenfadada sonrisa, corazón adentro, por la orilla de la cordura ¿Cómo reconocerlos? Para tal efecto he elaborado un abecedario que debe aplicarse cabalmente al vate observado. Si el susodicho cumple los malditos requisitos no cabe duda que pertenece a esta familia, e inevitablemente pasará a acrecentar los anales -extraoficiales- de nuestra “bendita” historia literaria:
Gentil Abece diario, para identificar a un Poeta Maldito:
Son aquellos que:
a)- se precipitan desnudos a la tormenta cotidiana, para luego caer de bruces vomitando ramilletes de rebeldes versos, despotricando a diestra y siniestra contra el inmundo mundo, sin estructuras ni “ismos” que entorpezcan su verborrea poética.
b)- tropiezan con el dinero de vez en cuando y se lo farrean en placeres paganos y en libros de colegas extranjeros.
c)- escriben hasta desangrar la tipiadora.
d)- de noche beben un vaso de vino largo como un suspiro de amanecida y después ruedan catre abajo para recoger sueños empolvados, pero nunca vencidos.
e)- se atreven a autopublicarse y después intentan vender sus ediciones a un amigo despistado, a un familiar solidario o a un transeúnte de las nubes, o, en un gesto sublime, se lo regalan a su musa de turno, a los ángeles o a una vecina exótica.
f)- se enamoran de la persona equivocada, intentan el matrimonio, hijos; trabajan como funcionarios públicos; se divorcian y se autoexilan en la soledad de una cárcel con cama, sin desestimar papel y lápiz, para trapear el seso con la idea del suicido.
g)- no compran automóviles, no usan corbata, no transan con la aristocracia, ni cometen adulterios políticos, y tampoco cierran la puerta a una lágrima nocturna.
h)- observan atónitos cómo la sociedad asesina a los que ellos aman, y luego cargan sus féretros al hombro, y caminan por el polvo que mañana seremos, hacia el cementerio del olvido.
i)- en la madrugadas visitan todos los bares de la ciudad hasta encontrar el vino perfecto.
j)- retratan en la luna su abecedario de nostalgias y aúllan hasta desprenderse de aquellas palabras que vibran con el canto del desencanto.
k)- buscan un mecenas para pernoctar bajo el hielo de una estrella que no les pertenece.
l)- dan cien vueltas al mapamundi para preguntarse mil veces: ¡qué cresta hago aquí!.
m)- viran el rostro desde la agresividad hacia la melancolía en un desesperado intento por frustrar la derrota total.
n)- leen poemas a sus mascotas preferidas: gatos, perros, canarios, misses inspiraciones, etc. y no cuestionan sus reacciones. Se niegan a reescribir sus textos aunque existan coincidencias críticas, (por fortuna estos receptores no suelen ser muy exigentes).
o)- visitan a un moribundo, le toman sus manos y le citan de memoria uno cuantos versos de algún poema del medioevo.
p)- bajan de los trenes antes de llegar a una lectura pública pactada en un sureño pueblo e improvisan, en una quinta de recreo, un recital para los parroquianos de un villorio abandonado -de tecnología pero no de poesía-, y remojan la garganta con pipeño del bueno para filosofar a la sombra de un parrón. Todo esto sin derramar sobre el mesón ninguna rima.
q)- alimentan sus estómagos sólo cuando las tripas gritan de humanidad.
r)- blasfeman, poéticamente, sobre la Justicia Divina, pero con el decoro que imponen las vísceras.
s)- sumergen la cabeza en agua de rosas y cogen con los dientes un verso que se ahoga en la memoria y le brindan aliento vital para que florezca en el próximo libro inédito.
t)- miran el mundo al revés y se ven caminando erguidos.
u)- amargan, de vez en cuando, la propia fatalidad, pero no avinagran el vino del que los ama, a pesar de su amalditada poética y cresta vida.
v)- los que no alcanzaron a suicidarse o morir de hambre antes del los 50, sueñan jubilarse a la sombra del Premio Nacional. Después de cumplir los 60, vuelven renacer para, por fin, continuar escribiendo, ahora con la guatita llena de insatisfacciones.
w)- siguen amando al lobo porque no sabe lo que hace, o si lo sabe, le ponen un personal estéreo al músculo cardíaco y lo inducen a escuchar cantos gregorianos.
x)- en otoño auscultan los parques hasta encontrar la hoja seca -testigo de primavera- para que le muestre el derrotero por donde se les escurrió el ángel salvador.
y)- trepan por el Diccionario de la Real Academia, buscando los sinónimos de gorrionchelo y violondrina, los cuales después, definitivamente, desechan.
z)- mueren cuatro veces al año, o tal vez veinticinco horas al día, y sólo abren sus humedecidas pupilas para recontra renacer inéditos de sonrisas.
Arenga necesaria:
¡Poetas malditos que deseáis trocar el mundo en desdichado Edén de sueños y perfectos amores! ¡Hundíos en vuestros versos de nubes; mastiquen a rabiar sus caudales de oscuras metáforas! ¡Bébanse el misterio de la palabra hasta el concho de la madre inspiración! ¡Sigan atormentándonos con sus filudas estrategias de romanticismo! ¡Sufrid lo indecible hasta parir esperanzas! ¡Hártense de sus famélicos huesos, de abofetear al prójimo con poemas de hierro y locuras! ¡Seguid cargando en cruz vuestras miserias incomprendidas!, continuad, bendecidos, y por favor: ¡no muráis en el intento!
Ricardo Gómez López
(Santiago de Chile, 1954), poeta, compositor y arreglador musical, creador y conductor de: Programa radial El Canto de la poesía; Director de Revista de Literatura Chilena RAYENTRU y del Taller de Creación Literaria, Cuento y Poesía del mismo nombre. Director de la Sociedad de Escritores de Chile. Productor de la colección de discos compactos Poetas-Chile Siglo XXI, que constituye el mayor registro de voces de poetas chilenos vivos realizado en nuestro país.
Premios y reconocimientos, entre ellos: Concurso Nacional de Poesía BATA, en Homenaje al Centenario de Gabriela Mistral (1989); Concurso de Poesía Ruta Artística (1989); Beca FONDART (Fondo para el Desarrollo de las Artes, Ministerio de Educación, Chile, 1995).
Publicaciones: Poegramas (Ed. Literatura Alternativa, 1990, prólogo de Floridor Pérez); Arte y literatura, Colección Rosas y Espinas (Ed. Ca/Sera, Bs. As. Argentina, 1994); Bitácora del Pan (Leutún, 2005, prólogo de Óscar Hahn)
Discos compactos: Poemas de ida y regreso, dúo urbe-provincia, junto a Nelson Cáceres Araya (Leutún, 2002); Con permiso de la primavera (Leutún, 2004).
INCLUIDO EN:
a) Libros: Antología Poética Joven, Iglesia Metodista de Chile (Ed. Signos y Testimonios, 1988); Cuentos de mi país, Antología Poética Extraordinaria, en Homenaje al Centenario de Gabriela Mistral (Ed. BATA, 1989); El pan del hombre (Ed. Puerto de Palabras, 2005); Antología Latinoamericana de Poesía Como ángeles en llamas (Ed. Abrace, Perú, 2004).
b)Discos compactos: Poetas-Chile siglo XXI, volumen 1 (Leutún, 2001); Tributo Poético a Pablo Neruda en sus 100 años (Leutún, 2004); Tributo a Gabriela Mistral (Leutún, 2006).
c) Sitios web y revistas literarias.
POR RICARDO GÓMEZ LÓPEZ
Hay una especie de animales poéticos que, gracias a sus desgracias, desdichas y extremada fatalidad, han sido rotulados por sus pares como “poetas malditos”. Ellos, desafiando la lógica, enfrentan con mayor severidad la subsistencia cotidiana, al radicarse, de manera irreverente, en el inestable cimiento de la civilidad. Pero su llamarada creativa, su vocación de soñadores, su roída envestidura de salmón y su atribulado estandarte de dolores, no son suficientes para retratar sus almas tendidas al propio sol crepuscular.
¿Quiénes pertenecen a este improvisado club? Aquellos que son empujados por el desajuste vivencial, por las desventuras que acicatean sus pulmones poéticos, por sus aires de mártires y por sus sombrías angustias existenciales que les acechan en cada rincón cotidiano. Ellos son postulados a matricularse, sin carné, en la universalidad de los “poetas malditos”.
Inadaptados e incomprendidos, caminan con desenfadada sonrisa, corazón adentro, por la orilla de la cordura ¿Cómo reconocerlos? Para tal efecto he elaborado un abecedario que debe aplicarse cabalmente al vate observado. Si el susodicho cumple los malditos requisitos no cabe duda que pertenece a esta familia, e inevitablemente pasará a acrecentar los anales -extraoficiales- de nuestra “bendita” historia literaria:
Gentil Abece diario, para identificar a un Poeta Maldito:
Son aquellos que:
a)- se precipitan desnudos a la tormenta cotidiana, para luego caer de bruces vomitando ramilletes de rebeldes versos, despotricando a diestra y siniestra contra el inmundo mundo, sin estructuras ni “ismos” que entorpezcan su verborrea poética.
b)- tropiezan con el dinero de vez en cuando y se lo farrean en placeres paganos y en libros de colegas extranjeros.
c)- escriben hasta desangrar la tipiadora.
d)- de noche beben un vaso de vino largo como un suspiro de amanecida y después ruedan catre abajo para recoger sueños empolvados, pero nunca vencidos.
e)- se atreven a autopublicarse y después intentan vender sus ediciones a un amigo despistado, a un familiar solidario o a un transeúnte de las nubes, o, en un gesto sublime, se lo regalan a su musa de turno, a los ángeles o a una vecina exótica.
f)- se enamoran de la persona equivocada, intentan el matrimonio, hijos; trabajan como funcionarios públicos; se divorcian y se autoexilan en la soledad de una cárcel con cama, sin desestimar papel y lápiz, para trapear el seso con la idea del suicido.
g)- no compran automóviles, no usan corbata, no transan con la aristocracia, ni cometen adulterios políticos, y tampoco cierran la puerta a una lágrima nocturna.
h)- observan atónitos cómo la sociedad asesina a los que ellos aman, y luego cargan sus féretros al hombro, y caminan por el polvo que mañana seremos, hacia el cementerio del olvido.
i)- en la madrugadas visitan todos los bares de la ciudad hasta encontrar el vino perfecto.
j)- retratan en la luna su abecedario de nostalgias y aúllan hasta desprenderse de aquellas palabras que vibran con el canto del desencanto.
k)- buscan un mecenas para pernoctar bajo el hielo de una estrella que no les pertenece.
l)- dan cien vueltas al mapamundi para preguntarse mil veces: ¡qué cresta hago aquí!.
m)- viran el rostro desde la agresividad hacia la melancolía en un desesperado intento por frustrar la derrota total.
n)- leen poemas a sus mascotas preferidas: gatos, perros, canarios, misses inspiraciones, etc. y no cuestionan sus reacciones. Se niegan a reescribir sus textos aunque existan coincidencias críticas, (por fortuna estos receptores no suelen ser muy exigentes).
o)- visitan a un moribundo, le toman sus manos y le citan de memoria uno cuantos versos de algún poema del medioevo.
p)- bajan de los trenes antes de llegar a una lectura pública pactada en un sureño pueblo e improvisan, en una quinta de recreo, un recital para los parroquianos de un villorio abandonado -de tecnología pero no de poesía-, y remojan la garganta con pipeño del bueno para filosofar a la sombra de un parrón. Todo esto sin derramar sobre el mesón ninguna rima.
q)- alimentan sus estómagos sólo cuando las tripas gritan de humanidad.
r)- blasfeman, poéticamente, sobre la Justicia Divina, pero con el decoro que imponen las vísceras.
s)- sumergen la cabeza en agua de rosas y cogen con los dientes un verso que se ahoga en la memoria y le brindan aliento vital para que florezca en el próximo libro inédito.
t)- miran el mundo al revés y se ven caminando erguidos.
u)- amargan, de vez en cuando, la propia fatalidad, pero no avinagran el vino del que los ama, a pesar de su amalditada poética y cresta vida.
v)- los que no alcanzaron a suicidarse o morir de hambre antes del los 50, sueñan jubilarse a la sombra del Premio Nacional. Después de cumplir los 60, vuelven renacer para, por fin, continuar escribiendo, ahora con la guatita llena de insatisfacciones.
w)- siguen amando al lobo porque no sabe lo que hace, o si lo sabe, le ponen un personal estéreo al músculo cardíaco y lo inducen a escuchar cantos gregorianos.
x)- en otoño auscultan los parques hasta encontrar la hoja seca -testigo de primavera- para que le muestre el derrotero por donde se les escurrió el ángel salvador.
y)- trepan por el Diccionario de la Real Academia, buscando los sinónimos de gorrionchelo y violondrina, los cuales después, definitivamente, desechan.
z)- mueren cuatro veces al año, o tal vez veinticinco horas al día, y sólo abren sus humedecidas pupilas para recontra renacer inéditos de sonrisas.
Arenga necesaria:
¡Poetas malditos que deseáis trocar el mundo en desdichado Edén de sueños y perfectos amores! ¡Hundíos en vuestros versos de nubes; mastiquen a rabiar sus caudales de oscuras metáforas! ¡Bébanse el misterio de la palabra hasta el concho de la madre inspiración! ¡Sigan atormentándonos con sus filudas estrategias de romanticismo! ¡Sufrid lo indecible hasta parir esperanzas! ¡Hártense de sus famélicos huesos, de abofetear al prójimo con poemas de hierro y locuras! ¡Seguid cargando en cruz vuestras miserias incomprendidas!, continuad, bendecidos, y por favor: ¡no muráis en el intento!
Ricardo Gómez López
(Santiago de Chile, 1954), poeta, compositor y arreglador musical, creador y conductor de: Programa radial El Canto de la poesía; Director de Revista de Literatura Chilena RAYENTRU y del Taller de Creación Literaria, Cuento y Poesía del mismo nombre. Director de la Sociedad de Escritores de Chile. Productor de la colección de discos compactos Poetas-Chile Siglo XXI, que constituye el mayor registro de voces de poetas chilenos vivos realizado en nuestro país.
Premios y reconocimientos, entre ellos: Concurso Nacional de Poesía BATA, en Homenaje al Centenario de Gabriela Mistral (1989); Concurso de Poesía Ruta Artística (1989); Beca FONDART (Fondo para el Desarrollo de las Artes, Ministerio de Educación, Chile, 1995).
Publicaciones: Poegramas (Ed. Literatura Alternativa, 1990, prólogo de Floridor Pérez); Arte y literatura, Colección Rosas y Espinas (Ed. Ca/Sera, Bs. As. Argentina, 1994); Bitácora del Pan (Leutún, 2005, prólogo de Óscar Hahn)
Discos compactos: Poemas de ida y regreso, dúo urbe-provincia, junto a Nelson Cáceres Araya (Leutún, 2002); Con permiso de la primavera (Leutún, 2004).
INCLUIDO EN:
a) Libros: Antología Poética Joven, Iglesia Metodista de Chile (Ed. Signos y Testimonios, 1988); Cuentos de mi país, Antología Poética Extraordinaria, en Homenaje al Centenario de Gabriela Mistral (Ed. BATA, 1989); El pan del hombre (Ed. Puerto de Palabras, 2005); Antología Latinoamericana de Poesía Como ángeles en llamas (Ed. Abrace, Perú, 2004).
b)Discos compactos: Poetas-Chile siglo XXI, volumen 1 (Leutún, 2001); Tributo Poético a Pablo Neruda en sus 100 años (Leutún, 2004); Tributo a Gabriela Mistral (Leutún, 2006).
c) Sitios web y revistas literarias.
POR RICARDO GÓMEZ LÓPEZ
FALLECE ALAIN ROBBE-GRILLET
Escribe
Silvina Friera
Amado por toda la intelectualidad francesa de la década del ’60, desde Roland Barthes a Gilles Deleuze, el escritor, guionista y cineasta Alain Robbe-Grillet, fundador y principal defensor teórico del nouveau roman (nueva novela), autor tan inclasificable como provocador y realizador de algunas de las películas más extrañas de las que tenga memoria la historia del cine universal, murió ayer a los 85 años en el Centro Hospitalario Universitario de Caen, al norte de Francia, donde había sido ingresado durante el fin de semana a causa de una dolencia cardíaca.
Personaje atípico en el panorama literario de su país, en marzo de 2004 había sido elegido por la Academia Francesa para sustituir a Maurice Rheims, pero no ocupó ni una sola vez su asiento. El escritor se rehusó a acatar todos los ritos previstos para el ingreso de un nuevo miembro entre los Inmortales, como son conocidos los académicos: no quería ponerse el uniforme verde con espadín, no quería pronunciar el discurso en recuerdo del predecesor cuyo puesto ocuparía, no quería que hubiera una función pública para celebrar la ocasión. De hecho Robbe-Grillet murió dejando vacío el asiento que le había sido reservado. Incansable agitador, el escritor siguió alterando el mundo de las letras hasta con su último libro, Una novela sentimental, publicada en 2007, en la que daba rienda suelta a historias de pederastas y criminales.
Robbe-Grillet nació en Brest (Francia), el 18 de agosto de 1922. En los años ’50 se consagró a la investigación innovadora sobre la escritura y se convirtió en uno de los principales defensores teóricos de la “nueva novela”, una corriente de los años ’50 y ’60 que se opuso a las formas tradicionales de la novela. Fascinado por las teorías literarias y lingüísticas, Robbe-Grillet se sumó a creadores como Na-thalie Sarraute, Claude Simon y Marguerite Duras, que rechazaban la coherencia de personajes y acciones. Se negaban además a hacer un análisis psicológico de los protagonistas y defendían “la poesía de los puros hechos”. La abolición de las convenciones narrativas y el hecho de que el énfasis estuviera puesto en la formalidad de las descripciones objetivas, hizo del nouveau roman de Robbe-Grillet, “no la escritura de una aventura, sino una aventura de la escritura”, según la definición de Jean Ricardou. Su primera novela publicada fue Las gomas (1953), pero recién con El mirón (1955) se inauguró el nouveau roman. En esta novela –que el escritor argentino Juan José Saer consideraba “un libro extraordinario, muy inquietante”–, el novelista francés “describe” las peripecias de un comerciante que vende relojes en una isla y que se pasa el día recorriendo los caminos con una bicicleta alquilada, hasta que un día es asesinada una joven. La obra fue calificada de obscena e ilegible por muchos críticos, que recomendaron a Robbe-Grillet internarse en una clínica psiquiátrica.
Es autor de La celosía (1957), En el laberinto (1959), que se puede conseguir, revolviendo en librerías de viejos, saldos y usados, en una vieja edición de Losada; La casa de citas (1965, reeditada por Anagrama); Proyecto para una revolución en Nueva York (1970), Djinn (1981) (cuya edición en castellano fue publicada por Sudamericana), y las más recientes Angélica o el encantamiento (1988) y Reanudación (2003), ambas editadas por Anagrama. La fama le llegó al ser convocado por Alain Resnais para escribir el guión original del hoy ya clásico El año pasado en Marienbad (1961). Entre sus films se destacan El inmortal (1963), Trans-Europ-Express (1966), El Edén y después (1971), Deslizamientos progresivos del placer (1974), Jugar con fuego (1975), La bella cautiva (1983) y Un ruido de locura (1995). Al tiempo que escribía, Robbe-Grillet fue consejero literario de la editorial Minuit (1955-1985) y miembro del Alto Comité para la Defensa y la Expansión de la Lengua Francesa (1966-1968).
“Por formación no soy ni escritor ni cineasta, soy matemático, soy botánico. A los 20 años fui agrónomo, a los 30 fui novelista, a los 40 cineasta, a los 60 pintor. Pero a los críticos les gusta etiquetar a la gente, que uno sea una sola cosa por vez”, decía Robbe-Grillet. “Cuando escribí la primera novela dijeron: ‘Y, pobre, no sabe, es ingeniero y se cree que con agarrar una lapicera y escribir, ya está’. Así consideraron mis primeros libros. Después hice mi primera película y dijeron: ‘Y bueno, es un novelista, se cree que con agarrar una cámara, ya está’. Diría bromeando que cuando hice mi primera película me reconocieron como novelista y así sucesivamente.” En 2003, durante la presentación en España de Reanudación, una trama cargada de elementos eróticos y sadomasoquistas, Robbe-Grillet dijo: “¿Qué queda del nouveau roman? Quedo yo. Y Flaubert. Flaubert ya hacía nouveau roman, ¿o no?”.
(Publicado originalmente en Página / 12, Buenos Aires, 19 de febrero de 2008)
RAFAEL INOCENTE EN "EXPRESO"
Vehemente y visceral
Acerca de la bien lograda novela "La ciudad de los culpables" (Editorial Zignos), del escritor Rafael Inocente (Lima, 1969)
Al biólogo y escritor Rafael Inocente lo conocí hace unas semanas de dos maneras: personal y literariamente. La primera manera de conocerlo fue en una noche de copas en el centro de Lima, junto al escritor Jorge Espinoza Sánchez y al editor Harold Alva.
Noche de cervezas y vinos en la que perdí mi DNI y mi cordura y de la que recuerdo vagamente a unas jóvenes chilenitas que estuvieron alborotadas cerca de nuestra mesa; pero esa es otra historia. La impresión que me quedó de esa reunión sobre Inocente es la de un hombre sumamente sensible y consciente frente al momento histórico que le ha tocado vivir; aparte de que es un gran bebedor y mesurado homofóbico, por cierto.
La segunda manera de conocerlo ha sido a través de su primera novela "La ciudad de los culpables" (Editorial Zignos), la cual fue presentada el año pasado en la Feria del Libro Ricardo Palma y que Harold Alva recién me entregó aquella noche en Quilca y que por fin, tras varias semanas de enfermedades, he podido terminar de leer. Harold: Si me dabas el libro en diciembre, fácil hubiera estado en el recuento de lo mejor del 2007; te falta mover mejor a tus autores, compadre. A ver si este año me haces llegar más autores.
Tras leer "La ciudad de los culpables" me quedó bien marcado lo siguiente sobre Inocente: así como defiende sus ideas conversando –vehemente, visceral y directo–, así también escribe. Estamos frente a una ópera prima que no nos da descanso, que nos atrapa, nos emociona y nos abofetea constantemente. Poseedor de una prosa impecable, Inocente ejecuta con elegancia una estructura sumamente fragmentada, la cual nos presenta, a través de testimonios en primera persona, las muchas maneras en que la guerra interna afectó el espíritu nacional.
Escrita de manera coral, los personajes de Inocente pertenecen a todos aquellos sectores sociales olvidados por la justicia, por la economía y por el poder político. Personajes pobres materialmente por cosas de la vida, pero llenos de un espíritu de lucha que los impulsa a salir adelante pese a todas las circunstancias que tienen en contra. Estos personajes marginales nos hablan de sus orígenes, de su sexualidad y de sus sueños, elementos que al final de cuentas vienen a ser el relato de la vida limeña de los ochenta y noventa. Un relato más real, no el que nos pintan siempre.
Me atrevo a decir que la ciudad de Lima como tal, con sus avenidas, sus habitantes, su pobreza, su inmoralidad, sus asentamientos humanos, sus distritos, su racismo, sus conos y sus injusticias, es el personaje mejor logrado de la novela. Capital forjadora de hombres sensibles que terminan por odiarla y amarla con la misma fuerza. Sin lugar a dudas, este debut literario ubica a Rafael Inocente como uno de los nuevos escritores que hay que seguir atentamente.
Tomacini Sinche López
Febrero 23 del 2008
FALLECIÓ ESCRITOR JOSÉ B. ADOLPH
Escritor José B. Adolph.
Lima, feb. 21 (ANDINA).- La voz del escritor José B. Adolph, una de las más entrañables de la literatura peruana contemporánea, se ha apagado. Víctima de una complicación generalizada que le produjo un derrame cerebral, Adolph falleció la madrugada de hoy.
Escritor, maestro y amigo; “Pepe”, para los conocidos, Adolph fue el escritor peruano más identificado con la ciencia ficción, género con pocos autores, pero de gran arraigo en el Perú.
Por eso nos sorprende su muerte, esa vieja conocida, ante la cual Adolph ya venía preparado, desde hace mucho y de múltiples maneras, sean literarias y personales. Nos sorprende la muerte por lo imprevisible y silenciosa que es. Adolph probablemente diría que hace bien su trabajo.
Porque así era el autor de Mañana, las ratas (1984) y cultor de la narrativa distópica por excelencia, en que el futuro no es ese mañana que pregonan las recetas más optimistas, sino más bien lugares oscuros en los que se ha perdido la fe en la humanidad. Casi como calcos exagerados y grotescos de nuestros días.
Después de todo, el escritor solía decir que la ciencia ficción "es el más profundo análisis de lo actual".
José B. Adolph llegó al Perú, a los cinco años, en 1938. Su familia, natural de Stuttgart, venía huyendo de la represión hitleriana. Se le reconoció la ciudadanía peruana en 1974.
Periodista de profesión, ejerció en distintos medios. En los últimos años, venía publicando con regularidad la columna "El señor de los colmillos", en la revista Caretas, con artículos sobre actualidad literaria, política y religión.
Preferentemente, Adolph practicó el género cuentístico, donde, valgan verdades, demostró suma maestría. Le caracterizan sus finales, como él decía, "o'henriescos", es decir, con la famosa vuelta de tuerca.
Su último libro publicado en vida, Es sólo un viejo tren (San Marcos, 2007), reúne, aparte de relatos nuevos, uno de los mejores libros de cuentos de la década de 1980: Un dulce horror.
La novela tampoco le fue ajena. Ahí están La ronda de los generales (1973), la ya mencionada Mañana, las ratas y Dora (1989). De igual modo, la trilogía novelística en un volumen: De mujeres y heridas, que contiene Ningún Dios, Especulaciones sobre otro barco y La profunda maldad del universo (2000).
En La verdad sobre Dios y JBA (2001) y Un ejército de locos (2003) se adentra, tomando las alegorías del cyberpunk, en las intrigas ciberespaciales de sectas corporativas.
La crítica literaria solía decir que Adolph era un novelista de ideas. Él reclamaba tomarse menos en serio el papel de escritor. Después de todo, la primera función de la ficción es entretener y, de paso, hacer pensar al lector.
Por ello, Adolph creía que es fundamental la documentación y la preparación del escritor al abordar un motivo literario. "Uno de los problemas de la literatura peruana es que investigamos muy poco. A veces un novelista debe ser un buen reportero", decía.
lunes, 18 de febrero de 2008
ENTREVISTA A RAFAEL INOCENTE EN TORNO A "LA CIUDAD DE LOS CULPABLES"
Por José Luis Ayala, Editor Culturales La Primera
Febrero 18 del 2008
Leer una novela como La Ciudad de los culpables, sorprende y cautiva a un lector atento. ¿Cómo pudo lograr ese hecho un autor joven? Rafael Inocente habla acerca de su experiencia literaria.
Rafael Inocente (Lima, 1969) ha publicado entre otros, los relatos titulados Mi patria en mis zapatos y No todas van al paraíso. Ha sido incluido en la Antología de cuentos sobre el mar y pescadores (2005)
JLA
¿Eres el novelista de los pobres?
¿Pobres?¿Esas masas envilecidas con el pan popular de García y los comedores populares de Fujimori?¿Esos que hoy se divierten con fútbol y reguetón?¿O los riquiricones que menean el trasero en Eisha homogenizados por Saga? La historia que narro es una articulada con los conflictos sociales, políticos y económicos del pueblo. Muchos escritores en el Perú juegan las cartas de la impostura, barajándose en la libertad creativa. Pareciera que la miseria en las calles no existiera, que los torturados, muertos y desaparecidos fueran una fábula, que los asesinos vociferando por TV, burlándose del dolor del pueblo, fuesen otro show mediático; que todo esto fuese un pajeo metafísico…
¿Qué relación hay entre novela e historia?
Es una dicotomía ancestral, tanto como los poemas homéricos o en América, los relatos del Taki Onkoy. Entre la Historia que se escribe desde Europa y una novela que tiene como esencial el hecho de fagocitar otros géneros, me quedo con la novela. Y nos han contado una historia malhadada y mentirosa. Allí es cuando entra el poeta: cuando la historia adultera. Tanto el poeta como el historiador, cuentan, su territorio común es la narratividad, pero aquí lo que importa es la mirada, para darle sentido e intensidad a los hechos. No olvidemos la existencia de un tercer género, a caballo entre la verdad y la mentira, que es el de la ficción, unido carnalmente al libre pensamiento.
¿Por qué esa estructura?
Al comenzar a escribir, se presentó el dilema de la estrategia que debería seguir para transformar la historia en un discurso capaz de emocionar al lector. Entonces opté por el manejo de espacios y tiempos, intercalando historias de manera isocrónica, con múltiples voces y registros lingûísticos.
¿No son muchas historias intercaladas?
Probablemente. El motivo de contar historias paralelas ha sido el de intentar dar diversos puntos de vista. Pienso que la novela debe parodiar la realidad, contar lo que no dice la historia oficial, mostrar su reverso.
¿Todos son culpables en la ciudad?
Nadie puede escapar de la larga sombra que, con el apoyo de parte del mismo pueblo, desangró nuestro país. Mailer alguna vez refirió que cada vez que vemos un espectáculo grotesco por la televisión estamos contemplando a la nación que apoyará el retorno de heliogábalo porque se trata de arte prostituido. Y cada vez que el pueblo se envilece colectivamente, el remedio va siendo más y más violento. Un empacho bravo exige un purgante violento y de largo alcance. Esta novela se debe a Lima. Lima forjó al autor e hizo su desolación, su amor y su odio por esta ciudad.
sábado, 16 de febrero de 2008
HOMENAJE A LUIS DE LA PUENTE UCEDA
x Danilo Sánchez Lihón
“El Perú es un país glorioso
a quien el destino le debe
una victoria”
Manuel González Prada
1. Espera
– ¡No hay nadie!
– De todos modos, aquí me bajo don Mardonio.
– Pero, ¡cómo la voy a dejar aquí en esta soledad, señorita!
– Me deja nomás en esta curva, por favor.
El vehículo se detiene y ella baja con su maletín. El aire es translúcido y el verde de la meseta de ichu y pajonales se extiende en un mar de suaves colinas que se recortan lejanas en el cielo azulino.
– ¡Suba niña que se va a resfriar!
– ¡Don Mardonio, yo he nacido en estas punas! Vaya y no haga esperar más a sus pasajeros.
– ¡No le voy a dejar aquí niña! ¡Imposible! ¿Han avisado a la hacienda que usted llegaba?
– Desde hace un mes mis tíos desde Trujillo han avisado que venía hoy sábado 22 de febrero, y en su carro.
– Entonces ya no demoran en venir a recogerla. Esperaremos tranquilos todo el tiempo que sea necesario.
– Pero las demás personas querrán llegar temprano a Santiago de Chuco. Yo espero nomás, ¡de todos modos tienen que venir!
– De ninguna manera niña. Ni lo vuelva a repetir.
2. ¿Qué habrá pasado?
– Me va a dar mucha vergüenza estar haciéndoles esperar.
–Esperemos nomás don Mardonio, –se escucha desde dentro del vehículo la voz de una mujer–. En estas punas cómo vamos a dejar sola a la señorita, ¡ni que no tuviéramos entrañas!
– ¡Ay, gracias, señora! ¡Pero no quisiera causarles molestias!
– No son molestias, niña, –contesta otra persona desde dentro, esta vez un varón– ¿Porqué tiene que ser molestia detenerse un momento en estos pajonales? ¡Al contrario, es muy bonito.
– La verdad que es hermoso ver este paisaje, estas lomas y cerros tan bellos e imponentes. Y la Cordillera Blanca de nieves eternas. –Dice otro.
– ¡Cuántas veces viaja uno y quisiera bajar, dar siquiera unos pasos por estos lugares de nieve!
– ¡Es el techo del mundo!
– Yo, por ejemplo, voy a salir a caminar.
– Ah, gracias señores, gracias. Me alivian y me hacen sentir menos culpable.
– Además, así se enojen los pasajeros yo no podría dejarle sin protección en estos confines. –Concluye el chofer.
– ¡Usted tan bueno, don Mardonio! Pero, ¿qué habrá pasado que no vienen? Deberían estar aquí.
3. Flores rojas, azules y amarillas
Ella es María Isabel, hija del hacendado de Uningambal.
Las tierras de su padre abarcan más de veinte mil hectáreas y cosechan alrededor de 18 mil sacos de papa al año, aparte de otros tantos productos agrícolas.
En estas tierras también pastan rebaños de ganado, cada uno con sus pastores que tienen miles de cabezas que se extienden de banda a banda cruzando los riachuelos.
Veinte grandes ríos y cientos de quebradas cruzan por toda la extensión de sus comarcas.
María Isabel estudia medicina en la Universidad Nacional de Trujillo.
En su rostro, sus profundos ojos verdes se pierden ahora por el horizonte reflejando el paisaje por el que deberían haber llegado quienes tenían el encargo de recogerla hoy día.
La tierra húmeda tiene aquí y allá chorrillos de agua que se deslizan tenues formando estalactitas de hielo bruñido que penden entre diminutas flores rojas, azules y amarillas que brotan de los tallos de una yerba silvestre que crece entre la escarcha.
Igual es el atuendo de María Isabel que resalta la tersura de su rostro, haciendo más misteriosas las piedras preciosas del fondo de sus ojos.
– ¿Su papá está en la hacienda?
– No. Él viene la próxima semana de Estados Unidos.
4. Este aire y este horizonte
– ¡Con razón! De lo contrario ya él estaría aquí desde temprano, como otras veces; ¿no es cierto?
– ¡Sí, pues!
Los cerros ondulan a lo lejos y pareciera que, más allá, poco a poco se hundieran haciendo redondo el universo. El viento silba en la paja brava.
Algunos pasajeros bajan, y absorbiendo una sola bocanada del viento gélido regresan tiritando a acurrucarse en sus asientos, frotándose las manos y cubriéndose con lo que sea orejas y cuello.
– De repente van a demorar mucho don Mardonio. Váyanse nomás. Yo espero. Ya vendrán. ¡Qué me va a pasar nada!
– ¡De ninguna manera señorita! Más bien pase y abríguese aquí adentro.
Y dando más énfasis a su decisión apaga el motor de la góndola.
– Aquí está bien. Tengo que mirar que aparezcan.
El sol de las seis de la mañana dora levemente las cimas de las colinas y el cierzo deja mil astillas en los ojos, las mejillas y los labios.
El viento, entretanto, ha dejado de silbar y entona una canción indescifrable.
5. Desde una orilla hasta la otra orilla
La mayoría de los pasajeros suponiendo que la espera será larga se arrellanan para dormir un rato.
Es el mundo inmóvil de la jalca, donde las garzas cruzan a lo lejos con las alas muy abiertas y las patas estiradas hacia tierra.
De repente, a lo lejos, en los cerros difusos, se hace nítido un trazo en el amanecer. Si estuviera en el cielo sería un cometa por la velocidad con que avanza. Es un pelotón de jinetes que refulge entre el suave velo de la niebla distante y el verde intenso de los pajonales. Es un dardo que se desplaza en velocidad pareja, o una saeta que vuela disparada.
– ¡Ahí están! ¡Allá vienen! –dice jubilosa.
– ¿Dónde?
– Allá, ¿lo ven?
– No veo nada.
– Un punto que se desplaza en esos cerros del fondo. ¡Allá!
– ¿Y puede mirar hasta ahí?
– ¡Sí!
– Ya lo vi, sí, ya los vi. ¡Pero allá! ¡Allá!
– Bueno. Muchas gracias por acompañarme, muchas gracias. ¡Les he hecho perder tiempo!
– Tenemos que esperar a que lleguen, niña. ¿Qué tal si los que vienen no son su familia, sino bandidos que asolan por estos caminos Y en vez de llevarla a su casa se la roban?
– Ellos son. Es Rodrigo mi hermano. Lo podría reconocer desde una orilla del océano hasta la otra orilla, –dice, ya llena de contento.
6. Mientras piafan los caballos
Dentro del ómnibus los pasajeros comentan:
– ¿Tú los ves?
– Al fondo entre esas montañas.
– Entonces. ¿Cuánto crees que demoren en llegar?
– Por lo menos dos horas, o más. Porque tienen que dar vuelta a cada cerro.
– Ya los vi. ¡Pero mira cómo avanzan!
De la curva, desde donde miran los pasajeros y está detenido el vehículo la caravana es una flecha que se asoma y oculta entre el perfil de las colinas y desaparece por las quebradas y hondonadas de los cerros sucesivos.
Los jinetes han dado ya la última curva y se divisa cómo flamean sus capas con el viento, a la velocidad de una centella.
Son más de cuarenta hombres montados a caballo que han devorado las distancias como bólidos con sus caballos de fuego de crines levantadas y altas ancas.
Dan un rodeo para amenguar la fuerza de la carrera y luego todos se alinean detrás de uno de ellos que se arroja a tierra y levanta a María Isabel en sus brazos, llenándola de besos y sacudiéndola con una alegría rebosante.
– ¡Mi golondrina! ¡Mi golondrina!
– ¡Por qué te has demorado!
– Perdón, perdóname cariño, te hice esperar. Pero desde que el ómnibus se detuvo ya te vigilábamos desde las alturas.
Mientras, los caballos piafan y se acercan a la góndola dando vueltas y juntándose, resoplando briosos y potentes.
7. Es una alhaja
– Gracias don Mardonio por cuidar a mi hermana, –dice el muchacho que apenas tendrá unos veinte años.
– No hay de qué, joven. Sus tíos me han recomendado mucho, ¡y tienen razón!, ¡la niña es una joya!
El muchacho levanta otra vez orgulloso y feliz a María Isabel como si fuera una pluma. Y le da varias vueltas en el aire.
– ¡Rodrigo, ya! ¡No seas loco!
Después la sienta sobre su caballo.
– Mil gracias por esperar –dice a todos pasando por cada ventana y estirando la mano a aquellos que la abren para saludarlo.
Y se despide feliz, seguido por su corte marcial que emprende detrás de él el camino de regreso.
– Es la hija del hacendado –dice don Mardonio suspirando cuando el carro emprende la marcha–.Ya casi está para recibirse de doctora en medicina.
– Ciertamente, es bella, –dice una persona ya mayor.
– ¡Pero, han visto!, ¿además de linda lo buena que es? Y ¡cómo quiere a su tierra, señor! A otras muchachas ¿qué les importa volver?, se van al extranjero o se quedan en las ciudades de la costa, pero a ella no.
– ¿Y siempre viene por aquí?
– Siempre. No ve ocasión de estar aquí, curando y sanando a la gente. ¡Es una alhaja esa niña!
8. Con su escuadrón comando
– El que ha venido a recogerlo es su hermano que también estudia en Trujillo –agrega un joven desde atrás.
– Es increíble cómo han galopado. No han pasado ni veinte minutos desde que lo vimos aparecer y ya estaban delante nuestro.
– Son caballos muy bien entrenados.
– Lo ganan a su vehículo don Mardonio.
– La verdad que sí, –sentencia el chofer, abstraído en los ojos de María Isabel mirando las lagunas de Coypín y las garzas que sobrevuelan las aguas cristalinas.
– Pero, ¿vieron la formación en escuadrón de esos caballos?
– Es de estrategia militar.
– ¡Claro!
– Rodrigo es del MIR –dice la misma voz desde atrás–. Ha repartido sus tierras entre los campesinos. Uningambal es un polvorín. Sólo se esperan las órdenes de Luis de la Puente Uceda, que está en el Cuzco, para atacar gobernaciones, puestos policiales, municipalidades.
– Julcán, Sangual y Uningambal están listas para levantarse en armas a favor del movimiento. Es cuestión de días…
– Pero, ¿son los hijos de los hacendados?
– Es el pueblo. Y también…
–Luis de la Puente es hijo de hacendado. Él ya repartió Julcán. Y otros le siguen.
– Con razón, vieron cómo rapidito han revisado todo el vehículo.
– Rodrigo ha venido con su escuadrón comando.
– A recoger a una linda y preciosa flor, –concluye el chofer.
– O quizá a una comandante guerrillera, –dice misteriosamente el joven.
9. Tiene sentido entonces esperar en la jalca
– ¿Y su padre?
– Su padre adora a Rodrigo y a María Isabel. Son la luz de sus ojos.
– Pero, no creo que soporte lo que va a venir.
– Entonces se irá.
– Los tiempos cambian, ¿no es cierto?
– Sino, ¡qué fuera!, la historia se detendría.
– ¿Y María Isabel sabe?, –se interesa en preguntar una señora.
– ¡Señora, María Isabel tiene la estrella de comandanteen la solapa de su sacón marrón!, –dice el joven.
– No imagino a una niña así vestida de guerrillera
– La que no puede seguir así es la situación en que vivimos y la miseria en que muere la gente.
– Luis de la Puente ha dicho: Santiago de Chuco, la Sierra Maestra del Perú.
– Ahora está en el Cuzco para desde allí lanzar su grito de rebelión, escapará y vendrá a estas tierras y se habrá desatado la insurgencia.
– Y ¿tú?
– ¿Yo? ¿Por qué cree que regreso a Santiago de Chuco?
– Entonces, ¿sabes cuál el la consigna?
– “¡Esperar en la jalca!”
– ¡Viva, compañero!
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
"POLISEXUAL" DE GIANCARLO HUAPAYA
x Rodolfo Ybarra
Giancarlo Huapaya ha publicado la plaquette electrónica “Incertidumbre” (2004) y el libro reversible y bifronte “Estado de Contemplación” y “Canción de Canción Se Gana” (Hipocampo Editores, 2005), en el que ya había indicios y un derrotero accidentado de lo que se viene denominando hace buen tiempo el neobarroco (o neobarroso, según sea el caso).
Antes de revisar el libro que nos ocupa, quiero adelantar que esta categoría me parece insuficiente como “premisa conceptual”, sobre todo cuando se trata de libros poéticos donde el discurso se ve situado (y sitiado) por una temática que no sólo recala en la provocación, sino que plantea una subversión (y sumersión) pornopoética o en su extremo pornoversicular, a un paso quizás del pornotractatus, si revisamos con meticulosidad a Wittgenstein, a quien quisiera acercar como “padrino” y mecenas ideológico de lo que tengo que decir.
Asimismo, así como insuficiente, es también excesivo para muchos casos donde el solo hecho de alterar el orden escritural tiene que aceptarse a regañadientes bajo este paraguas que no sé por qué extraña razón está siendo cobijo y parapeto para proyectos fracasados y para vicios poéticos evidentes, por eso el descreimiento y la duda cartesiana de una mayoría que requiere mayores pruebas y exige la exposición, tipo abarrote de la hybris. Felizmente no es este el caso y por eso me he atrevido a desmenuzar, con los peligros que esto acarrea, su contenido.
“Polisexual” plantea no sólo una reconstrucción del género masculino, tal y como afirma Roberto Echavarren en la contratapa, que se queda en lo aparente o las evidencias del crimen poético acometido, entiendo que esto último también es posible por razones de espacio y de apertura donde no debe agotarse las explicaciones y donde sólo debe haber indicios. Esto último no es una afirmación propia sino una conclusión rebatible (la contratapa no es un buen lugar para decir lo mejor que se tiene que decir, de repente en cuestiones capciosamente publicitarias sí lo sea. Desconfío de esto y no creo que sea necesario, salvo para vender más libros o generar atención, a veces inmerecidas). Sino que sobrepasa la estela biológica (hombre-mujer-animal) para ubicarse en el plano de las cosas o el orgasmo impropio de los juguetes sexuales, los aparatos de inventiva retorcida de las dominatrix y de los dominados o sometidos masocos o enmasocados, no violados sino seducidos (no de seducción sino por ortoconjugación de sedición). Ah, claro, también del voyeur, quien quizás es el que más goza, por eso la razón de este libro que podría también, según la imaginación y la altura intelectual, tomarse como un juguete sexual de infinitas posibilidades, sobre todo si se enrollara el libro en forma de cono. Lastimosamente ahora nos vamos a remitir al texto y vamos a tratar (intentona indesligable) de dejar el elemento libido, cuasi lascivo y concupiscente, a un lado.
El libro arranca, y no en primera sino en tercera o en cuarto cambio con el título: “Calle desnudos de una vez por todas las veces” (p. 7), e inmediatamente la primera llamada con el número “1”: ¿Qué es tener una mente abierta? Pregunta el poeta, no en su “arrechura” sino en su estro poético que quiere empezar con pie derecho antes de despojarse las primeras prendas, quiere allanar el camino al lector, o entregarle un escalpelo o consolador para que él mismo (el lector, el escritor se da por descontado) se dé cuenta de que al coger el libro e iniciar la lectura está también sujeto a una seducción y a unas reglas que son tácitas y que no se cuestionan sino que se aceptan en silencio: Mil gramos desinfectados desinhibidos mil vulvas arrogantes encimadas/ mil perchas subliman hidratando miles se cuelgan ventilados miles (ya)/ militan como alfombras. La piel asexuada se acaricia.
En “La Fiebre del Oro”, metatextualmente el remitente es el juego sexual clásico y setentero llamado lluvia dorada o en su original “The Golden Rain” donde se describe la curva de Gauss o parábola que ejecuta el orín al expelerse del cuerpo; recuerdo alguna película porno en la que la Cicciolina se deleitaba y simulaba nadar sobre el líquido de varios acompañantes. Leamos: Cae crecido Cae el oro esplendente/ nutricio nervoso desmesurado/ refrescante en perfecto refreno Ingrávido en sus hebras Indiscreto/ obligando oblicuar Venas bergantes/ pronunciando ahogo/ parálisis Fresca laguna en fango al pie de la mina. Por cierto la palabra “orín”, de referente necesario dentro de un glosario escatológico, aparece aquí subvertido y desliteralizado, hay que hacer un pequeño esfuerzo visual para conseguir literalmente la palabra o.r.í.n. y en todo el poema ciertas letras en negritas nos van a decir lo siguiente: Cae Ingrávido Venas Fresca. Ese OR. Orín. Orín. Orín. Orín.
Lo novedoso no es precisamente la estructura ya usada por poetas como Apollinaire o E. E. Cummings, sino la situación impropia en la que el poeta parece (o simula) orinar sobre el lector, el cual debe hacer otro breve esfuerzo para darse cuenta de esta situación, no sé si incómoda –para algunos–, pero sí sorpresiva: cuesta perfecta delimitando espacios/ es / un riachuelo germinando espesor.
En “Voy Euritmia” (p. 9), hay un elemento coprolálico que es producto –imagino y deduzco– de una relación contranatura –recordemos la imagen de la mantequilla en “El último Tango en París”, obviamente la pulsión de estos últimos tiempos nos hace ver esta película como si fuera un cartón para niños–, o en su defecto de una descripción anal: ¡dónde mierda no es más grande! ¡dónde mierda está agujereado!/ grandioso sir ojuelo encajado por la resolución imantada/ baboseo férvido término inferior/ se irrita y ve velo/ fidedigna vellosa ábrela toda, descuajo/ cargando al setenta y cinco por ciento/ por cierto striptease no retórico en vivo al rojo/ vivo / explícito/ foco tungsteno / incandescente / duro / denso / y sube y baja y baja y sube/ hada de asentaderas reincidentes rebosa tachos agachadita / y re, re, re, re y re.
En “Antinovenomandamiento” (p. 11), por antonomasia al “no cometerás adulterio” del decálogo entregado a Moisés, se presenta a los swingers o parejas intercambiables que se alejan del concepto de propiedad y respeto burgueses para entregarse a una frenética búsqueda del placer epicureano y, también, cireneico, la necesidad natural de la aventura y el rol intercambiable y corporativo comunistoide, socialistoide, recordemos los matrimonios corporativos de los años sesenta, los hippies y sus comunas donde los padres y las madres de uno lo eran también de todos, emulando a las manadas de elefantes. Es decir polisexual también en el terreno de la “poligamización” en analogía a la polinización, el efecto de recorrer tantas “plantas” posibles y ayudar al florecimiento. Leamos: Normal. Lazo, sí, quién. Res –adagio-/ norte ama su traba –a fichas-a jugadores-/ y pervivimos- por pares-por duplicidad-por complicidad/ contornos con resalte la transgresión-amistades-amantes/ salteando camastro-carrusel/ decoro manejo, collage cicerone –disparidad-/ disfrute primo ante mortal, di promesa de amor de/con otrora/ sobremanera otrora (o) uno sumamente otro/ ahora ante hecho ninfas endógenos/ ahogos tísicos variantes/ mano a mango-mano, mango, mano, mango, mano, mango, mango,/ mano, mango, mango, mango, mango/ muchísimo gusto:/ el primer derritiendo/ del, saludo deshielo desvergüenza/ staff se apretó/ strip botón desflora/ primer cuartro y ocho/ en las extrema pieles/ de los intramusculares/ intercambiados/ manoseándose sesudos/ profusos un convite/ en swing rebozado/ de ríos lenguas es lo mejor amistades, calados sofá al frente y yacer más zambullida/ la voltean bolsa agua/ la juntan clamor y humareda/ la cena senos apisona/ pulgar anular exprime/ pieza pezón dedo, hacia baba, concurren entre dientes/ mientras la sinfonía jala cabellos,/ arreando arrechas/ arrebatados hard core/ chorreadas ajenos de aplausos rebotes/ de swingers intrínsecos mojados/ delegados dando, dando, des matrimonio/ goce y goce atentos.// Reguladas, piernas ventilador/ hombro abdominal/ de nudos hincapié enterrados intrusos/ ajetreados largos/ bocas en segunda/ bi, trío, contra/ contáctanos y manda foto.
En “Momento Pisó” (p. 13), hay una atmósfera típica del francés menage a trois (pido disculpas a los francófobos, pero no encuentro una palabra mejor, la palabra “trío” me suena delincuencial) donde un hombre es enfrentado sexualmente a dos mujeres o una mujer a dos hombres, no se descarta la conjunción y participación de otros sexos; recuerdo el trisexualismo planteado por algunos compañeros de generación, esto en torno a los cromosómicos XY y XX y al cromosoma XYZ de los peces. No descarto esta tendencia bizarra como opción poética y en algunos casos física. El poema nos da muchos visos, lamentablemente es posible, y por ello, debido a la polisemia que haga una interpretación diferente y libre. Apunto: Momento tres un cuarto/ Citando “amaneceres taxi hotel experimentales”/ cuando justo después en el baño…vamos ignoto (u) (i) (e) (a)/ (consonante) llamada activa desde esa esfera/ ecuménicos: seres-cosas/libremente libre cuerpo/ liebre aguda/ móvil: musicalidad/ entre usted entren todos/ entre nos (éntrenos) discurso: pose/ poseído poseedor (y línea cinco)/ posaderas oración dos: gloria/ al padre al hijo y al espíritu santa/ cuidado naranja: ácidos cuitados/ asido ilimitado tarjetero breve ha sido el breado.// El clima: poema de poses para tricomía./ Polémicos, consumen a puertas abiertas/ clave vital vista en tres momentos: baile. Taxi, habitación.
“Te lo pido abrir” (p. 14), es un poema de petición, una oración religiosa al deseo sexual, a la penetración lasciva y violenta, una ordenanza y grito hormonal, (pida y se os dará): Abrir viólame donde quieras. Cúbrete anónima con las miradas fieras./ Encanalla mi cuerpo con tus pieles perversas. Entúrbiame vil calor de daños/ triunfales. Lascivo hoy. Es sentir prolongo// desvergonzado/ con crudeza a flor/ hasta abrir mi piel.// Te deseo ahora mi Abrir de solo verte entraño tus garras violentas de/ luminoso cualquier sitio. Hondonada abierta muy sadista para tus nombres/ descendentes declinados mordaces/ tus herramientas tus/ herramientas/ ovante entras lacerando mi boca masoquista/ mi punición tu lengua/ punitivo gratuito con creces porque me lo merezco// Viólame entre tus delicados de dominatriz/ por favor suplico alabándote maltratamiento/ maltratamiento poseso a cordones de desgarro juvenil/ desgajando ropones múltiples destructivos/ ay Abrir hay/ me estremezco y tiemblo jugoso/ flagelo narcotizado embestidor rugoso a terso a simado a rotoso/ hay.// Abrir bio-lame entre espasmos al acabar mi sequedad/. Viólame de bondage. Mírame de latex/ Mima mis ataduras de maniatado con problemas de circulación/ lámeme las marcas y cambiemos de rol. Etc.
“Oralah ah ah ah ahah” (p. 16), “oralohoh ohoh” (p. 18), y “Posición por oralidades” (p. 19), son textos dentro de la experiencia del fellatio y el cunnilinguis, el uso de la lengua como instrumento de catación y proyección placentera, no olvidemos que el beso es la emulación primaria de la forma en que los primeros humanos alimentaban a sus hijos, y que el primer impulso del sentido de la vida es la mecánica del lactante sobre el seno de la madre, el chupar, el lamer y por extensión el besar o viceversa.
En “Conjunto de pequeñas muertes empolvadas” (p. 20) hay una coreografía de elementos que danzan en torno a una cópula o polvo (enamorado).
En “Párrafo del cuento de clavito”, transcurre el viejo complejo de Edipo, los complejos freudianos, se abren paso para eyectar al poema, para decir no la aberración, porque en lo sexual no hay aberración, ni moral, todo puede suceder como en “Memorias de Adriano”, como en Calígula esquizoide, como en “Gargantúa y Pantagruel”, etc. Leamos: ...y así lo vemos como develando clavito/ sí, clavito no, clavito no sabe no, ni lo sabrá/ y clavito clavó a su madre desde que y/ o mejores recordatorios de clavita en sí/ menor techo o piso en tierno secuestro cilla/ clavó hey deudor apócrifo de la seca eros/ además de ser hacer y crecer hasta nudo/ huido en gabarra melo con melaza de clavos/ ¿si clavito clavase claviastra? ¿cómo la clavaría?/ detallista incorpora juez en el agujero/ conocedores de clavito desde el comido/ hasta oí tus extremos chocar en la punta/ martillase en genial extensivo otro clavo…
En “Mono semisexual” (p. 23), el poeta transgrede –otra vez– la sexualidad definida para “involucionar” en lo intelectivo y dejar que los instintos primarios –o primates– sean la faja de transporte de los deseos socialmente reprimidos, quizás esa expresión “semi” nos proteja también de un total irraciocinio, de un descabellado proceder sexual: Solo/ yacente semidiós semisexual/ entumecido corporal con vista para sueños con fantasías de todo lo anterior.// Con el céfiro acordonado con tregua recibiendo por los poros, todo lado.// Cavila quiromancia./ Entregándose al flujo eminente enfunda limo.// Variedad de rostros y peregrinos. Y monosílabos recios labios.// Antologías gotas de vahos/ protagonistas hervidos cotidianas de paso/ autoformulados en autoservicios para mantener el jadeo en el cuerpo.// Justificación de semis o monos relación quídam y mitad.
“Dedo” (p. 24) es la oda por razonamiento parte-todo a la mano, esa “construcción” inteligente ya estudiada por muchos artistas y filósofos, incluido Engels en su “Papel de la mano en la transformación del mono en hombre”, quién iba a pensar que el puño obrero podría ser también el fisting que como aclara el poeta es la “acción de introducir toda la mano en vagina o ano y hacer puño”. La sociedad industrializada y la búsqueda del placer olvidan a veces que es el propio cuerpo el verdadero generador de placer, los afeites estimulan pero no engendran placer, las imágenes sugieren pero todo ocurre en el cuerpo y dentro del cuerpo. El dedo, principal elemento fálico, quizás sea antes del pene el primer descubrimiento sexual en el proceso de maduración sexual humano. Recordemos el “dido, dido, dido garantito”, grito de la liberación femenina italiana en los años sesenta. El poema dice: Hagamos diferencias/ fetiches de fellatios. Parcialismo para el dedo./ Uno:// Fletado viejo él ya no posa/ llano erótico pervierte zona pasteurizada con nata embadurnada/ envergadura para Dedo para finales analíticas/ vaginas lícitas conocedor uno para todo/ todo para uno/ depende estreches dobles o mano o fisting/ pliegues agarran diez por donde quieras.// Dos:/ La lamida del Dedo ineludible lengua/ mientras humedad increpa escurre encaje/ saborean ambos hondos/ repletos de adhesión coreográficos/ desbordando sabor de yemas de huellas digitales/ quien toma ordeña no se pierde ni una.// Tres:// Mientras al dedo mayor del pie se le ama en los labios, una eufonía de beso toca las teclas// el dedo le arruma estrepitosamente de rodillas.
En “Indispensables” (p. 25), hay una suerte de versos o “monólogo interior” donde el poeta nos envuelve y connota a una sodomización: Pienso en un CHOQUE/ un cheque una chica de ano, por cierto yo no considero que esta forma sexual sea ya un tabú o una aberración, recordemos que desde el imperio de los incas y pre-incas, tal y como muestran algunos huacos eróticos ya se practicaban las relaciones contranatura. El historiador francés Louis Baudin en su “El Imperio Socialista de los Incas” nos indica que era una forma antiquísima de controlar la natalidad.
El poema “Sabor a tinto” nos lleva por asociación al glamour, el vino es una bebida orgánica, bebida viva la llaman algunos enólogos que se resisten a cambiar el corcho por un plástico y a los odres de roble por acero. No nos apartemos de la lectura del poema: Reflejos/ Hoja ahusada se vuelve vellosa con el circular/ sombra refleja y terciopelo deshilacha/ rodillas montadas, advenedizas.// Los jala y los baja, los mira y los lleva/ coge timón; otro reflejo; un claxon, un cierre, un par de manos/ se tarda y retrocede porque puede no prolongarse/ se puede no abordar si es que no tienen reflejos/ se deben al despliegue en exteriores por el relieve exhibido/ salen.//La ascensión como bramante a paredes bermejas unta por la manta adherida para sonrojar su mejilla/ sólo dos ojos, tres sujetadores/ se vuelve la hoja voraz/ piadosa.// Masajes por los invidentes en minúsculos pedazos vidriosos/ entran.// Amarillo/ Escena sin zapatos sin sostén/ para cuando regreses se mojó/ para cuando regreses huélelo bien/ para deslucir el efluvio fluido del filamento del convite.// Performance/ Me visto de porta ligas y canto una canción de Alissa/ me apunta la linterna que proyecta Habitación/ me pesan estas botas estampadas de Buscona/ me gustan las cintas negras en la marca Pectoral.// Me acerco y huelo dos cuerpos. La melodía confunde el sabor, la virilidad sabe y huele a senos. El olor pezón ha callado los cuerpos. Un silencio se ha aproximando a la pasarela. No aplauden.
En “Cita a cuerdas ¿te envuelves?” el tropel de palabras busca darnos un contexto sobre el froteurismo, aquella vieja pasión de los que suben a las combis repletas de pasajeros para satisfacer instintos precarios, de los que andan pegados a las grupas ajenas tratando de alcanzar una simulada penetración, generalmente por problemas psicológicos o psicosomáticos: (lo más rápido que puedas)/ (no lo niegues)/ (y dilo líricamente)/ (risas)// Rasar a los que raspen raso rato arista pum rastreo carnoso oropel/ orgullo ante diablos otea orto en teatro tejedor de ocasos ocasionales/ (principal maleable) bailoteando con sonoras luces paredes urgentes/ de carne gentes expresadas en roces movedizas gargantas profundas/ gargareando pistas morbo música pistones pistolas garabateando.// Garitos expresos gaudeamus toma clásicos de pretéritos y futuros/ maratón era erecciones ermita froteurismo erigido en el vaso magnético magno felicitado óptico se da sedado en el báratro usual orate orbe se ahorca recita convulsiona hedonista recordado.
“De la axila al ano” (p. 28) es invariablemente un poema escatológico con reverberancias eróticas manifiestas: Ano a la axila lengua/ cicuida/ circuida/ del ano/ al ano// de la axila// ano ano axila al otro/ otra axila/ otro ano/ unos otros// sabor olor saber// a axila// a ano// una lengua.
“Índice Polisexual” (p. 29) se retorna al dedo, nada más que ahora toma posesión el índice, dedo encargado de tomar inmanentemente la palabra y la acción: El final de todo es un índice.// El comienzo también, Ser uno o dos o lo quieras./ De gran capacidad./ Utilízame.
En “Transculturación” (p. 30) el sonido de campanas, el “din don” sirve de cortina musical para un aparatoso correteo sexual, bullen las palabras novísimas y rescatadas de la cultura porno reciente, las escatomancias, el hipermundo, la agonofília, la albutofília, el bukkake, o sea la herencia japonesa del castigo a la deshonra femenina, donde la mujer era atada a un palo en el centro de la plaza y todo el pueblo se acercaba a masturbarse en el rostro de la infiel. Leámos: din din es el sonido del desflore de mis cavidades din sueña/ mágicamente el retoño en la revelación de su trascendencia din en el/ establo de escatomancias sueña din sueña don don don desciende el ángel/ sensual y radiactivo, desciende transvasando don don desciende al hiper-/ mundo de dones que cambiarán al mundo disfuncional agonofílico don/ desciende de la carnicería para observar a su ángel sudoroso que oye y/ mira otras actividades albutofílicas don don don su ángel el ángel don/ pubefílicos y sudorofílicos, se tocan las nalgas bailando pigotripsis de/ amor den denden enden asciende la santa montada en la madrugada den/ etc.
En “Hipo” (p. 31) se sucede una acción que me hace recordar la película “Historia de O”, la escena correspondería justamente a la realización sexual unida a un estrangulamiento, como es sabido, la turgencia masculina se acentúa visiblemente en el caso de los asfixiados. Aquí el poema: El hipo le produjo convulsiones de hipoxifília. Su hipocondría sufría/ nerviosamente la subordinación de su asfixia. Mantenía el mismo orden de estrangulamiento-eyaculación. La hipofunción de su erección, la hipostemia hipotecaron sus bienes de roles de degradación. Se/ manchaba de dedos y de cuellos en el onanismo de su hipoxia. Con hipocresía se comportaba para su hipotensión. Se miró y me miró salteando ojos de extrangulador a estrangulado. Del encuentro hipodérmico salió una hipótesis: “la hipoxifília es espiritual más que/ carnal”. Esta afirmación causó parálisis y sangrados del mismo orden hipostático: estrangulamiento eyaculación.
En “Inventos I” e “Inventos II” (pp. 32 y 33 respectivamente) hay una suerte de catálogo de instrumentos, aparatos y juguetes sexuales de los más novedosos, quisiera anotar aquí que como una tanga o un bikini, este se esencializa en el cuerpo de quien lo usa, de aquí va a depender que el invento funcione y se haga efectivo, obviamente es el espectador, el referente quien factura las (in)debidas ganancias: La inventiva para el sexo es su utilidad/ mecánicos electrónicos químicos ortopédicos/ ornamentales. Veo sexos donde veo. Las cosas: elementos de ligera frotación que se aprietan a nuestra sexualidad:// satisfacernos/ satisfacernos// satisfacernos/ satisfacernos// con/ la silla consoladora con/ sus palancas que regulan velocidad y profundidad// las correas en tus tobillos para los arneses y pequeñas prótesis/ los lubricantes para los orificios de las bolsas con bomba de aire/ los vibradores sumergibles a pilas de goma blanda con estimulador de/ clítoris/ los anillos para penes ajustables a seis centímetros/ de diámetro con protuberancia de gelatina/ las máquinas folladoras, los dilatadores anales de silicona de ocho cm/ de longitud los dilatadores anales electroestimuladorvaginal y/o/ estimulador de clítoris en espiral compatibles con un arnés, la tira de bolas anales/ la vagina masturbadota/ o/ las prótesis de pie en doce modelos y en cualquiera de las gamas del Pantone.
En Inventos II, el desarrollo e inventiva sexual se pragmatiza en el corpus humanus, ahí es donde el ingenio humano ha invertido más horas de creatio y reformulación de las “correctas” acepciones de las partes pudendas y no tan pudendas, y es que ahora último quedan muy pocas partes de nuestra biología que puedan ser erotizadas, todo depende de cómo se aplique y retome el respectivo descubrimiento: La inventiva sexo/ se diseña./ Andamos saltando con el conejo Playboy/ Y buscamos la mochila teta/ la mochila culo (Y) comemos de la cucharita con clítoris/ giramos un ojo 90 grados para que se convierta en una vagina/ miramos clasificados telegramáticos de kinesiólogas para caballeros emergentes/ meamos en la boca urinario/ la web Porn dibuja muñecas de ensueño Y la editorial/ Taschen diagrama sexo duro/ nuestros muebles mutan funcionalmente al retoce/ las falografías son toda la historia de la arquitectura/ la vajilla se adapta a distintas partes del cuerpo/ Y el tacón tiene una copa llena de vino/ Y los ojos de peluche/ están erectos. Y las ropas interiores usadas se envasan al vacío.
“Posesión” (p. 34) es un poema donde la antropofagia se une al erotismo, no es acaso ésta la más exacta posesión. Un cuerpo que se “come” literalmente otro cuerpo y “desbroza” las partes que componen el origen del placer: no puedes poseerme no puedes poseer me/ no puedes con la necropsia/ no puedes devorarme no puedes negociarme// murió para ser chispa del poseedor que se procura una manzana para/ anulares verticalizados que untan sustancias para engrasar y fallecer// Comió un poco del cuerpo que había adquirido. Comió un pedazo, miró su rostro// rostro bello, suyo, impasible pálido/ merodeado por lo morado de su rubor/ su olor a formol de inquieta muerte/ la erección en la digestión de su músculo.// Comió un filete mientras lo penetraba// tieso cuerpo seco, suyo, rugoso con heridas de dicción// lo penetraba por las heridas// la cosa no imprimía reflejo, se deleitaba cada día hasta el acabóse de la/ carne/ dejó de ser una afonía apetecible/ entonces/ decidió adquirir otro musgo de imitación humana/ decidió untar otro pubis inanimado/ sin irritaciones ni quejas.// Los cuerpos no dicen/ no puedes poseerme// Entonces decidió adquirir el del rostro bello/ la cosa no imprimía reflejo mientras la penetraba, era durísima muerta y blando residuo de la aniquilación del accidente./ El cuerpo sin vida o la cosa era suya hasta que se descomponga/ entonces/ decidió ponerla en el refrigerador/ entonces/ el accidente no confinó la belleza/ para su reciclaje.
“Polis Sexual” (p. 36) es el poema de la redención sexual, una obra tragicómica donde los personajes copulan y son copulados, se alternan los cargos, las funciones; no hay roles que no puedan ser intercambiados y la falta de una imagen fálica es cubierta por una prótesis de caucho y viceversa: la imagen femenina puede ser in estricto una vulva de tecnoport o muñeca inflable; asimismo un árbol puede darnos mayores satisfacciones que la de sólo ser sombra, y un perro puede suplir al compañero (a). No sé qué exactamente tiene que ver un “poeta” en todo esto, salvo que sea el mismo escritor quien se devela como eslabón perdido entre la penetro-eyaculación lectural y la pasión y autosodomización del filmador del paisaje: un hombre prueba su semen en el anfiteatro de un parque sale/ corriendo mientras otros imitan la acción un hombre lleva su muñeca/ inflable al grifo para que se la parchen llega corriendo mientras otros/ continúan con la acción una mujer penetra con su vibrador a su esposo/ -las cortinas están abiertas- otras parejas los observan y repiten la/ acción un muchacho lleva puesta una minifalda y un portaligas un/ poeta joven coge su mano lo presenta a sus amigos otros travestis y poetas los miran y practican la acción una persona realiza una perform-/ ance en un paradero viste un traje blanco pegado al cuerpo sólo lleva un/ agujero en el culo y uno en la boca algunos lo miran desde el bus-/ bajan- y completan la acción una trabajadora sexual está parada sobre un pedestal luminoso que desprende calor y permite que se le vea a unas cuadras de distancia en la oscuridad otras la miran y desean la acción. Etc.
El epígrafe o colofón con el que se cierra el libro, al menos en la parte escrita puesto que después vienen unos fotogramas de mujeres que se sinceran ante el documentalista o voyeur Pierre Woodman: “Vida por favor de la promiscuidad”. En este pequeño texto el poeta nos arenga hacia la promiscuidad, hacia una afectación real de los sentidos, nos invita a hacer uso de la diversidad sexual, a amar la pornografía desde un punto de vista humano y por lo tanto deseoso: Vida pornofílica paladar para dar para frasear. Vida ninfómana para/ enseñar a ser vida promiscua. Vida para el casting vida de la enseñanza/ vida promiscua vida pornofílica paladar para dar para el fraseo del enseñante de la promiscuidad en la vida de la diversidad.
Antes de finalizar, quisiera anotar que al concluir este breve análisis me llegaron dos poemas que no fueron incluidos en “Polisexual” y que el poeta gentilmente envió a mi correo, espero en una próxima oportunidad referirme a ellos porque forman parte de ese zócalo que se forma alrededor de libros con apertura que apuestan –perdiendo a veces en lectoría- por una renovación. Giancarlo Huapaya camina ahora por lugares no asfaltados donde se hace necesario una maquinaria de afirmación o apelar a la intuición y a las sabias lecturas que le habrán de arribar a buen puerto o, dicho en sus palabras, a una “buena cama”, a un buen lecho.
Giancarlo Huapaya ha publicado la plaquette electrónica “Incertidumbre” (2004) y el libro reversible y bifronte “Estado de Contemplación” y “Canción de Canción Se Gana” (Hipocampo Editores, 2005), en el que ya había indicios y un derrotero accidentado de lo que se viene denominando hace buen tiempo el neobarroco (o neobarroso, según sea el caso).
Antes de revisar el libro que nos ocupa, quiero adelantar que esta categoría me parece insuficiente como “premisa conceptual”, sobre todo cuando se trata de libros poéticos donde el discurso se ve situado (y sitiado) por una temática que no sólo recala en la provocación, sino que plantea una subversión (y sumersión) pornopoética o en su extremo pornoversicular, a un paso quizás del pornotractatus, si revisamos con meticulosidad a Wittgenstein, a quien quisiera acercar como “padrino” y mecenas ideológico de lo que tengo que decir.
Asimismo, así como insuficiente, es también excesivo para muchos casos donde el solo hecho de alterar el orden escritural tiene que aceptarse a regañadientes bajo este paraguas que no sé por qué extraña razón está siendo cobijo y parapeto para proyectos fracasados y para vicios poéticos evidentes, por eso el descreimiento y la duda cartesiana de una mayoría que requiere mayores pruebas y exige la exposición, tipo abarrote de la hybris. Felizmente no es este el caso y por eso me he atrevido a desmenuzar, con los peligros que esto acarrea, su contenido.
“Polisexual” plantea no sólo una reconstrucción del género masculino, tal y como afirma Roberto Echavarren en la contratapa, que se queda en lo aparente o las evidencias del crimen poético acometido, entiendo que esto último también es posible por razones de espacio y de apertura donde no debe agotarse las explicaciones y donde sólo debe haber indicios. Esto último no es una afirmación propia sino una conclusión rebatible (la contratapa no es un buen lugar para decir lo mejor que se tiene que decir, de repente en cuestiones capciosamente publicitarias sí lo sea. Desconfío de esto y no creo que sea necesario, salvo para vender más libros o generar atención, a veces inmerecidas). Sino que sobrepasa la estela biológica (hombre-mujer-animal) para ubicarse en el plano de las cosas o el orgasmo impropio de los juguetes sexuales, los aparatos de inventiva retorcida de las dominatrix y de los dominados o sometidos masocos o enmasocados, no violados sino seducidos (no de seducción sino por ortoconjugación de sedición). Ah, claro, también del voyeur, quien quizás es el que más goza, por eso la razón de este libro que podría también, según la imaginación y la altura intelectual, tomarse como un juguete sexual de infinitas posibilidades, sobre todo si se enrollara el libro en forma de cono. Lastimosamente ahora nos vamos a remitir al texto y vamos a tratar (intentona indesligable) de dejar el elemento libido, cuasi lascivo y concupiscente, a un lado.
El libro arranca, y no en primera sino en tercera o en cuarto cambio con el título: “Calle desnudos de una vez por todas las veces” (p. 7), e inmediatamente la primera llamada con el número “1”: ¿Qué es tener una mente abierta? Pregunta el poeta, no en su “arrechura” sino en su estro poético que quiere empezar con pie derecho antes de despojarse las primeras prendas, quiere allanar el camino al lector, o entregarle un escalpelo o consolador para que él mismo (el lector, el escritor se da por descontado) se dé cuenta de que al coger el libro e iniciar la lectura está también sujeto a una seducción y a unas reglas que son tácitas y que no se cuestionan sino que se aceptan en silencio: Mil gramos desinfectados desinhibidos mil vulvas arrogantes encimadas/ mil perchas subliman hidratando miles se cuelgan ventilados miles (ya)/ militan como alfombras. La piel asexuada se acaricia.
En “La Fiebre del Oro”, metatextualmente el remitente es el juego sexual clásico y setentero llamado lluvia dorada o en su original “The Golden Rain” donde se describe la curva de Gauss o parábola que ejecuta el orín al expelerse del cuerpo; recuerdo alguna película porno en la que la Cicciolina se deleitaba y simulaba nadar sobre el líquido de varios acompañantes. Leamos: Cae crecido Cae el oro esplendente/ nutricio nervoso desmesurado/ refrescante en perfecto refreno Ingrávido en sus hebras Indiscreto/ obligando oblicuar Venas bergantes/ pronunciando ahogo/ parálisis Fresca laguna en fango al pie de la mina. Por cierto la palabra “orín”, de referente necesario dentro de un glosario escatológico, aparece aquí subvertido y desliteralizado, hay que hacer un pequeño esfuerzo visual para conseguir literalmente la palabra o.r.í.n. y en todo el poema ciertas letras en negritas nos van a decir lo siguiente: Cae Ingrávido Venas Fresca. Ese OR. Orín. Orín. Orín. Orín.
Lo novedoso no es precisamente la estructura ya usada por poetas como Apollinaire o E. E. Cummings, sino la situación impropia en la que el poeta parece (o simula) orinar sobre el lector, el cual debe hacer otro breve esfuerzo para darse cuenta de esta situación, no sé si incómoda –para algunos–, pero sí sorpresiva: cuesta perfecta delimitando espacios/ es / un riachuelo germinando espesor.
En “Voy Euritmia” (p. 9), hay un elemento coprolálico que es producto –imagino y deduzco– de una relación contranatura –recordemos la imagen de la mantequilla en “El último Tango en París”, obviamente la pulsión de estos últimos tiempos nos hace ver esta película como si fuera un cartón para niños–, o en su defecto de una descripción anal: ¡dónde mierda no es más grande! ¡dónde mierda está agujereado!/ grandioso sir ojuelo encajado por la resolución imantada/ baboseo férvido término inferior/ se irrita y ve velo/ fidedigna vellosa ábrela toda, descuajo/ cargando al setenta y cinco por ciento/ por cierto striptease no retórico en vivo al rojo/ vivo / explícito/ foco tungsteno / incandescente / duro / denso / y sube y baja y baja y sube/ hada de asentaderas reincidentes rebosa tachos agachadita / y re, re, re, re y re.
En “Antinovenomandamiento” (p. 11), por antonomasia al “no cometerás adulterio” del decálogo entregado a Moisés, se presenta a los swingers o parejas intercambiables que se alejan del concepto de propiedad y respeto burgueses para entregarse a una frenética búsqueda del placer epicureano y, también, cireneico, la necesidad natural de la aventura y el rol intercambiable y corporativo comunistoide, socialistoide, recordemos los matrimonios corporativos de los años sesenta, los hippies y sus comunas donde los padres y las madres de uno lo eran también de todos, emulando a las manadas de elefantes. Es decir polisexual también en el terreno de la “poligamización” en analogía a la polinización, el efecto de recorrer tantas “plantas” posibles y ayudar al florecimiento. Leamos: Normal. Lazo, sí, quién. Res –adagio-/ norte ama su traba –a fichas-a jugadores-/ y pervivimos- por pares-por duplicidad-por complicidad/ contornos con resalte la transgresión-amistades-amantes/ salteando camastro-carrusel/ decoro manejo, collage cicerone –disparidad-/ disfrute primo ante mortal, di promesa de amor de/con otrora/ sobremanera otrora (o) uno sumamente otro/ ahora ante hecho ninfas endógenos/ ahogos tísicos variantes/ mano a mango-mano, mango, mano, mango, mano, mango, mango,/ mano, mango, mango, mango, mango/ muchísimo gusto:/ el primer derritiendo/ del, saludo deshielo desvergüenza/ staff se apretó/ strip botón desflora/ primer cuartro y ocho/ en las extrema pieles/ de los intramusculares/ intercambiados/ manoseándose sesudos/ profusos un convite/ en swing rebozado/ de ríos lenguas es lo mejor amistades, calados sofá al frente y yacer más zambullida/ la voltean bolsa agua/ la juntan clamor y humareda/ la cena senos apisona/ pulgar anular exprime/ pieza pezón dedo, hacia baba, concurren entre dientes/ mientras la sinfonía jala cabellos,/ arreando arrechas/ arrebatados hard core/ chorreadas ajenos de aplausos rebotes/ de swingers intrínsecos mojados/ delegados dando, dando, des matrimonio/ goce y goce atentos.// Reguladas, piernas ventilador/ hombro abdominal/ de nudos hincapié enterrados intrusos/ ajetreados largos/ bocas en segunda/ bi, trío, contra/ contáctanos y manda foto.
En “Momento Pisó” (p. 13), hay una atmósfera típica del francés menage a trois (pido disculpas a los francófobos, pero no encuentro una palabra mejor, la palabra “trío” me suena delincuencial) donde un hombre es enfrentado sexualmente a dos mujeres o una mujer a dos hombres, no se descarta la conjunción y participación de otros sexos; recuerdo el trisexualismo planteado por algunos compañeros de generación, esto en torno a los cromosómicos XY y XX y al cromosoma XYZ de los peces. No descarto esta tendencia bizarra como opción poética y en algunos casos física. El poema nos da muchos visos, lamentablemente es posible, y por ello, debido a la polisemia que haga una interpretación diferente y libre. Apunto: Momento tres un cuarto/ Citando “amaneceres taxi hotel experimentales”/ cuando justo después en el baño…vamos ignoto (u) (i) (e) (a)/ (consonante) llamada activa desde esa esfera/ ecuménicos: seres-cosas/libremente libre cuerpo/ liebre aguda/ móvil: musicalidad/ entre usted entren todos/ entre nos (éntrenos) discurso: pose/ poseído poseedor (y línea cinco)/ posaderas oración dos: gloria/ al padre al hijo y al espíritu santa/ cuidado naranja: ácidos cuitados/ asido ilimitado tarjetero breve ha sido el breado.// El clima: poema de poses para tricomía./ Polémicos, consumen a puertas abiertas/ clave vital vista en tres momentos: baile. Taxi, habitación.
“Te lo pido abrir” (p. 14), es un poema de petición, una oración religiosa al deseo sexual, a la penetración lasciva y violenta, una ordenanza y grito hormonal, (pida y se os dará): Abrir viólame donde quieras. Cúbrete anónima con las miradas fieras./ Encanalla mi cuerpo con tus pieles perversas. Entúrbiame vil calor de daños/ triunfales. Lascivo hoy. Es sentir prolongo// desvergonzado/ con crudeza a flor/ hasta abrir mi piel.// Te deseo ahora mi Abrir de solo verte entraño tus garras violentas de/ luminoso cualquier sitio. Hondonada abierta muy sadista para tus nombres/ descendentes declinados mordaces/ tus herramientas tus/ herramientas/ ovante entras lacerando mi boca masoquista/ mi punición tu lengua/ punitivo gratuito con creces porque me lo merezco// Viólame entre tus delicados de dominatriz/ por favor suplico alabándote maltratamiento/ maltratamiento poseso a cordones de desgarro juvenil/ desgajando ropones múltiples destructivos/ ay Abrir hay/ me estremezco y tiemblo jugoso/ flagelo narcotizado embestidor rugoso a terso a simado a rotoso/ hay.// Abrir bio-lame entre espasmos al acabar mi sequedad/. Viólame de bondage. Mírame de latex/ Mima mis ataduras de maniatado con problemas de circulación/ lámeme las marcas y cambiemos de rol. Etc.
“Oralah ah ah ah ahah” (p. 16), “oralohoh ohoh” (p. 18), y “Posición por oralidades” (p. 19), son textos dentro de la experiencia del fellatio y el cunnilinguis, el uso de la lengua como instrumento de catación y proyección placentera, no olvidemos que el beso es la emulación primaria de la forma en que los primeros humanos alimentaban a sus hijos, y que el primer impulso del sentido de la vida es la mecánica del lactante sobre el seno de la madre, el chupar, el lamer y por extensión el besar o viceversa.
En “Conjunto de pequeñas muertes empolvadas” (p. 20) hay una coreografía de elementos que danzan en torno a una cópula o polvo (enamorado).
En “Párrafo del cuento de clavito”, transcurre el viejo complejo de Edipo, los complejos freudianos, se abren paso para eyectar al poema, para decir no la aberración, porque en lo sexual no hay aberración, ni moral, todo puede suceder como en “Memorias de Adriano”, como en Calígula esquizoide, como en “Gargantúa y Pantagruel”, etc. Leamos: ...y así lo vemos como develando clavito/ sí, clavito no, clavito no sabe no, ni lo sabrá/ y clavito clavó a su madre desde que y/ o mejores recordatorios de clavita en sí/ menor techo o piso en tierno secuestro cilla/ clavó hey deudor apócrifo de la seca eros/ además de ser hacer y crecer hasta nudo/ huido en gabarra melo con melaza de clavos/ ¿si clavito clavase claviastra? ¿cómo la clavaría?/ detallista incorpora juez en el agujero/ conocedores de clavito desde el comido/ hasta oí tus extremos chocar en la punta/ martillase en genial extensivo otro clavo…
En “Mono semisexual” (p. 23), el poeta transgrede –otra vez– la sexualidad definida para “involucionar” en lo intelectivo y dejar que los instintos primarios –o primates– sean la faja de transporte de los deseos socialmente reprimidos, quizás esa expresión “semi” nos proteja también de un total irraciocinio, de un descabellado proceder sexual: Solo/ yacente semidiós semisexual/ entumecido corporal con vista para sueños con fantasías de todo lo anterior.// Con el céfiro acordonado con tregua recibiendo por los poros, todo lado.// Cavila quiromancia./ Entregándose al flujo eminente enfunda limo.// Variedad de rostros y peregrinos. Y monosílabos recios labios.// Antologías gotas de vahos/ protagonistas hervidos cotidianas de paso/ autoformulados en autoservicios para mantener el jadeo en el cuerpo.// Justificación de semis o monos relación quídam y mitad.
“Dedo” (p. 24) es la oda por razonamiento parte-todo a la mano, esa “construcción” inteligente ya estudiada por muchos artistas y filósofos, incluido Engels en su “Papel de la mano en la transformación del mono en hombre”, quién iba a pensar que el puño obrero podría ser también el fisting que como aclara el poeta es la “acción de introducir toda la mano en vagina o ano y hacer puño”. La sociedad industrializada y la búsqueda del placer olvidan a veces que es el propio cuerpo el verdadero generador de placer, los afeites estimulan pero no engendran placer, las imágenes sugieren pero todo ocurre en el cuerpo y dentro del cuerpo. El dedo, principal elemento fálico, quizás sea antes del pene el primer descubrimiento sexual en el proceso de maduración sexual humano. Recordemos el “dido, dido, dido garantito”, grito de la liberación femenina italiana en los años sesenta. El poema dice: Hagamos diferencias/ fetiches de fellatios. Parcialismo para el dedo./ Uno:// Fletado viejo él ya no posa/ llano erótico pervierte zona pasteurizada con nata embadurnada/ envergadura para Dedo para finales analíticas/ vaginas lícitas conocedor uno para todo/ todo para uno/ depende estreches dobles o mano o fisting/ pliegues agarran diez por donde quieras.// Dos:/ La lamida del Dedo ineludible lengua/ mientras humedad increpa escurre encaje/ saborean ambos hondos/ repletos de adhesión coreográficos/ desbordando sabor de yemas de huellas digitales/ quien toma ordeña no se pierde ni una.// Tres:// Mientras al dedo mayor del pie se le ama en los labios, una eufonía de beso toca las teclas// el dedo le arruma estrepitosamente de rodillas.
En “Indispensables” (p. 25), hay una suerte de versos o “monólogo interior” donde el poeta nos envuelve y connota a una sodomización: Pienso en un CHOQUE/ un cheque una chica de ano, por cierto yo no considero que esta forma sexual sea ya un tabú o una aberración, recordemos que desde el imperio de los incas y pre-incas, tal y como muestran algunos huacos eróticos ya se practicaban las relaciones contranatura. El historiador francés Louis Baudin en su “El Imperio Socialista de los Incas” nos indica que era una forma antiquísima de controlar la natalidad.
El poema “Sabor a tinto” nos lleva por asociación al glamour, el vino es una bebida orgánica, bebida viva la llaman algunos enólogos que se resisten a cambiar el corcho por un plástico y a los odres de roble por acero. No nos apartemos de la lectura del poema: Reflejos/ Hoja ahusada se vuelve vellosa con el circular/ sombra refleja y terciopelo deshilacha/ rodillas montadas, advenedizas.// Los jala y los baja, los mira y los lleva/ coge timón; otro reflejo; un claxon, un cierre, un par de manos/ se tarda y retrocede porque puede no prolongarse/ se puede no abordar si es que no tienen reflejos/ se deben al despliegue en exteriores por el relieve exhibido/ salen.//La ascensión como bramante a paredes bermejas unta por la manta adherida para sonrojar su mejilla/ sólo dos ojos, tres sujetadores/ se vuelve la hoja voraz/ piadosa.// Masajes por los invidentes en minúsculos pedazos vidriosos/ entran.// Amarillo/ Escena sin zapatos sin sostén/ para cuando regreses se mojó/ para cuando regreses huélelo bien/ para deslucir el efluvio fluido del filamento del convite.// Performance/ Me visto de porta ligas y canto una canción de Alissa/ me apunta la linterna que proyecta Habitación/ me pesan estas botas estampadas de Buscona/ me gustan las cintas negras en la marca Pectoral.// Me acerco y huelo dos cuerpos. La melodía confunde el sabor, la virilidad sabe y huele a senos. El olor pezón ha callado los cuerpos. Un silencio se ha aproximando a la pasarela. No aplauden.
En “Cita a cuerdas ¿te envuelves?” el tropel de palabras busca darnos un contexto sobre el froteurismo, aquella vieja pasión de los que suben a las combis repletas de pasajeros para satisfacer instintos precarios, de los que andan pegados a las grupas ajenas tratando de alcanzar una simulada penetración, generalmente por problemas psicológicos o psicosomáticos: (lo más rápido que puedas)/ (no lo niegues)/ (y dilo líricamente)/ (risas)// Rasar a los que raspen raso rato arista pum rastreo carnoso oropel/ orgullo ante diablos otea orto en teatro tejedor de ocasos ocasionales/ (principal maleable) bailoteando con sonoras luces paredes urgentes/ de carne gentes expresadas en roces movedizas gargantas profundas/ gargareando pistas morbo música pistones pistolas garabateando.// Garitos expresos gaudeamus toma clásicos de pretéritos y futuros/ maratón era erecciones ermita froteurismo erigido en el vaso magnético magno felicitado óptico se da sedado en el báratro usual orate orbe se ahorca recita convulsiona hedonista recordado.
“De la axila al ano” (p. 28) es invariablemente un poema escatológico con reverberancias eróticas manifiestas: Ano a la axila lengua/ cicuida/ circuida/ del ano/ al ano// de la axila// ano ano axila al otro/ otra axila/ otro ano/ unos otros// sabor olor saber// a axila// a ano// una lengua.
“Índice Polisexual” (p. 29) se retorna al dedo, nada más que ahora toma posesión el índice, dedo encargado de tomar inmanentemente la palabra y la acción: El final de todo es un índice.// El comienzo también, Ser uno o dos o lo quieras./ De gran capacidad./ Utilízame.
En “Transculturación” (p. 30) el sonido de campanas, el “din don” sirve de cortina musical para un aparatoso correteo sexual, bullen las palabras novísimas y rescatadas de la cultura porno reciente, las escatomancias, el hipermundo, la agonofília, la albutofília, el bukkake, o sea la herencia japonesa del castigo a la deshonra femenina, donde la mujer era atada a un palo en el centro de la plaza y todo el pueblo se acercaba a masturbarse en el rostro de la infiel. Leámos: din din es el sonido del desflore de mis cavidades din sueña/ mágicamente el retoño en la revelación de su trascendencia din en el/ establo de escatomancias sueña din sueña don don don desciende el ángel/ sensual y radiactivo, desciende transvasando don don desciende al hiper-/ mundo de dones que cambiarán al mundo disfuncional agonofílico don/ desciende de la carnicería para observar a su ángel sudoroso que oye y/ mira otras actividades albutofílicas don don don su ángel el ángel don/ pubefílicos y sudorofílicos, se tocan las nalgas bailando pigotripsis de/ amor den denden enden asciende la santa montada en la madrugada den/ etc.
En “Hipo” (p. 31) se sucede una acción que me hace recordar la película “Historia de O”, la escena correspondería justamente a la realización sexual unida a un estrangulamiento, como es sabido, la turgencia masculina se acentúa visiblemente en el caso de los asfixiados. Aquí el poema: El hipo le produjo convulsiones de hipoxifília. Su hipocondría sufría/ nerviosamente la subordinación de su asfixia. Mantenía el mismo orden de estrangulamiento-eyaculación. La hipofunción de su erección, la hipostemia hipotecaron sus bienes de roles de degradación. Se/ manchaba de dedos y de cuellos en el onanismo de su hipoxia. Con hipocresía se comportaba para su hipotensión. Se miró y me miró salteando ojos de extrangulador a estrangulado. Del encuentro hipodérmico salió una hipótesis: “la hipoxifília es espiritual más que/ carnal”. Esta afirmación causó parálisis y sangrados del mismo orden hipostático: estrangulamiento eyaculación.
En “Inventos I” e “Inventos II” (pp. 32 y 33 respectivamente) hay una suerte de catálogo de instrumentos, aparatos y juguetes sexuales de los más novedosos, quisiera anotar aquí que como una tanga o un bikini, este se esencializa en el cuerpo de quien lo usa, de aquí va a depender que el invento funcione y se haga efectivo, obviamente es el espectador, el referente quien factura las (in)debidas ganancias: La inventiva para el sexo es su utilidad/ mecánicos electrónicos químicos ortopédicos/ ornamentales. Veo sexos donde veo. Las cosas: elementos de ligera frotación que se aprietan a nuestra sexualidad:// satisfacernos/ satisfacernos// satisfacernos/ satisfacernos// con/ la silla consoladora con/ sus palancas que regulan velocidad y profundidad// las correas en tus tobillos para los arneses y pequeñas prótesis/ los lubricantes para los orificios de las bolsas con bomba de aire/ los vibradores sumergibles a pilas de goma blanda con estimulador de/ clítoris/ los anillos para penes ajustables a seis centímetros/ de diámetro con protuberancia de gelatina/ las máquinas folladoras, los dilatadores anales de silicona de ocho cm/ de longitud los dilatadores anales electroestimuladorvaginal y/o/ estimulador de clítoris en espiral compatibles con un arnés, la tira de bolas anales/ la vagina masturbadota/ o/ las prótesis de pie en doce modelos y en cualquiera de las gamas del Pantone.
En Inventos II, el desarrollo e inventiva sexual se pragmatiza en el corpus humanus, ahí es donde el ingenio humano ha invertido más horas de creatio y reformulación de las “correctas” acepciones de las partes pudendas y no tan pudendas, y es que ahora último quedan muy pocas partes de nuestra biología que puedan ser erotizadas, todo depende de cómo se aplique y retome el respectivo descubrimiento: La inventiva sexo/ se diseña./ Andamos saltando con el conejo Playboy/ Y buscamos la mochila teta/ la mochila culo (Y) comemos de la cucharita con clítoris/ giramos un ojo 90 grados para que se convierta en una vagina/ miramos clasificados telegramáticos de kinesiólogas para caballeros emergentes/ meamos en la boca urinario/ la web Porn dibuja muñecas de ensueño Y la editorial/ Taschen diagrama sexo duro/ nuestros muebles mutan funcionalmente al retoce/ las falografías son toda la historia de la arquitectura/ la vajilla se adapta a distintas partes del cuerpo/ Y el tacón tiene una copa llena de vino/ Y los ojos de peluche/ están erectos. Y las ropas interiores usadas se envasan al vacío.
“Posesión” (p. 34) es un poema donde la antropofagia se une al erotismo, no es acaso ésta la más exacta posesión. Un cuerpo que se “come” literalmente otro cuerpo y “desbroza” las partes que componen el origen del placer: no puedes poseerme no puedes poseer me/ no puedes con la necropsia/ no puedes devorarme no puedes negociarme// murió para ser chispa del poseedor que se procura una manzana para/ anulares verticalizados que untan sustancias para engrasar y fallecer// Comió un poco del cuerpo que había adquirido. Comió un pedazo, miró su rostro// rostro bello, suyo, impasible pálido/ merodeado por lo morado de su rubor/ su olor a formol de inquieta muerte/ la erección en la digestión de su músculo.// Comió un filete mientras lo penetraba// tieso cuerpo seco, suyo, rugoso con heridas de dicción// lo penetraba por las heridas// la cosa no imprimía reflejo, se deleitaba cada día hasta el acabóse de la/ carne/ dejó de ser una afonía apetecible/ entonces/ decidió adquirir otro musgo de imitación humana/ decidió untar otro pubis inanimado/ sin irritaciones ni quejas.// Los cuerpos no dicen/ no puedes poseerme// Entonces decidió adquirir el del rostro bello/ la cosa no imprimía reflejo mientras la penetraba, era durísima muerta y blando residuo de la aniquilación del accidente./ El cuerpo sin vida o la cosa era suya hasta que se descomponga/ entonces/ decidió ponerla en el refrigerador/ entonces/ el accidente no confinó la belleza/ para su reciclaje.
“Polis Sexual” (p. 36) es el poema de la redención sexual, una obra tragicómica donde los personajes copulan y son copulados, se alternan los cargos, las funciones; no hay roles que no puedan ser intercambiados y la falta de una imagen fálica es cubierta por una prótesis de caucho y viceversa: la imagen femenina puede ser in estricto una vulva de tecnoport o muñeca inflable; asimismo un árbol puede darnos mayores satisfacciones que la de sólo ser sombra, y un perro puede suplir al compañero (a). No sé qué exactamente tiene que ver un “poeta” en todo esto, salvo que sea el mismo escritor quien se devela como eslabón perdido entre la penetro-eyaculación lectural y la pasión y autosodomización del filmador del paisaje: un hombre prueba su semen en el anfiteatro de un parque sale/ corriendo mientras otros imitan la acción un hombre lleva su muñeca/ inflable al grifo para que se la parchen llega corriendo mientras otros/ continúan con la acción una mujer penetra con su vibrador a su esposo/ -las cortinas están abiertas- otras parejas los observan y repiten la/ acción un muchacho lleva puesta una minifalda y un portaligas un/ poeta joven coge su mano lo presenta a sus amigos otros travestis y poetas los miran y practican la acción una persona realiza una perform-/ ance en un paradero viste un traje blanco pegado al cuerpo sólo lleva un/ agujero en el culo y uno en la boca algunos lo miran desde el bus-/ bajan- y completan la acción una trabajadora sexual está parada sobre un pedestal luminoso que desprende calor y permite que se le vea a unas cuadras de distancia en la oscuridad otras la miran y desean la acción. Etc.
El epígrafe o colofón con el que se cierra el libro, al menos en la parte escrita puesto que después vienen unos fotogramas de mujeres que se sinceran ante el documentalista o voyeur Pierre Woodman: “Vida por favor de la promiscuidad”. En este pequeño texto el poeta nos arenga hacia la promiscuidad, hacia una afectación real de los sentidos, nos invita a hacer uso de la diversidad sexual, a amar la pornografía desde un punto de vista humano y por lo tanto deseoso: Vida pornofílica paladar para dar para frasear. Vida ninfómana para/ enseñar a ser vida promiscua. Vida para el casting vida de la enseñanza/ vida promiscua vida pornofílica paladar para dar para el fraseo del enseñante de la promiscuidad en la vida de la diversidad.
Antes de finalizar, quisiera anotar que al concluir este breve análisis me llegaron dos poemas que no fueron incluidos en “Polisexual” y que el poeta gentilmente envió a mi correo, espero en una próxima oportunidad referirme a ellos porque forman parte de ese zócalo que se forma alrededor de libros con apertura que apuestan –perdiendo a veces en lectoría- por una renovación. Giancarlo Huapaya camina ahora por lugares no asfaltados donde se hace necesario una maquinaria de afirmación o apelar a la intuición y a las sabias lecturas que le habrán de arribar a buen puerto o, dicho en sus palabras, a una “buena cama”, a un buen lecho.
"LA CIUDAD CULPABLE DE UN INOCENTE" acerca de "La Ciudad de los Culpables" de Rafael Inocente
X Carlos Rengifo
El trajinado escritor Oswaldo Reynoso se quejaba en varias oportunidades de no encontrar a alguien que escribiera sobre la Lima actual, y de modo específico, sobre la zona de los conos, aquella parte variopinta que es habitada, en general, por gente migrante que vive con esfuerzo y terquedad mirando hacia el futuro. Los textos que había leído hasta entonces, de jóvenes escritores henchidos de ínfulas egotistas, le resultaban por decir lo menos algo fresas, ya que no veía reflejado en ellos esa Lima andinizada, provincial, colorida y mestiza que es nuestra capital de ahora. Pues bien, con La ciudad de los culpables de Rafael Inocente, el anhelo de este siempre aludido escritor de peso se ve colmado. La novela no solo posee una fuerza que arrastra hacia una lectura sin concesiones, sino que pinta un cuadro sobrio de personajes coneros, con todas sus penurias, vicios sociales y singularidades acarreadas por vivir en una ciudad enferma, llena de contrastes, castradora, sucia, racista. Allí donde pocos quieren meterse, hacen ascos y tratan de soslayar, se mete Inocente; allí donde los escollos de la pobreza, las esteras, los cuartos pigmeos, la falta de agua, la rabia, la frustración, son el pan de cada día, Rafael Inocente ingresa como en su casa, se regodea con esas miserias cotidianas y escupe con valentía las voces que lo habitan, masculinas y femeninas, valiéndose de un arma que nunca falla: la energía y vitalidad de un narrador de fuste que dice las cosas sin remilgos, sin eufemismos ni amaneramientos, y cuyo resultado, aunque espolvoreado por ciertos baches, es menester resaltar.
Comparándolas con otras novelas publicadas en los últimos tiempos, podría decirse que esta novela, para expresarnos de un modo coloquial, ha sido escrita con huevos (y conociendo personalmente al autor, no sé de dónde los habrá sacado), pues tanto la temática como el tratamiento del hilo narrativo no temen la verdad de lo que ahí enuncian, y más bien tratan de provocar una reacción —de adherencia o de rechazo— del avispado o lerdo lector para con los protagonistas. Son historias paralelas, historias de vida de jóvenes anclados en una ciudad que los irrita o los abruma, que los vuelve partícipes de situaciones adversas, solitarias y hasta bajas, en las que la conciencia, el remordimiento, los quizá, los tal vez, se enmarañan con los ideales auténticos para un fin de reivindicación.
Como no ocurre con muchas obras, antes de ser publicada, ya esta novela había sido saludada con buen gesto por Miguel Gutiérrez en su libro de ensayos El pacto con el diablo, y leyéndola ahora por segunda vez, tengo que admitir que el maestro tiene razón. Sin llegar necesariamente a la excelencia, puesto que en algunas partes el trabajo se torna flojo y un tanto descuidado, La ciudad de los culpables es una buena bofetada literaria, por su entereza, por su fuerza expresiva, como para remover las flojas paredes del delicado y estético edificio escritural de los que se están tirando a la piscina últimamente a veces sin saber bracear.
"EL SÍNDROME DEL PERRO DEL HORTELANO"
(de mi correo personal)
Roxanne Chessman (a) "Cuquita", la amante del presidente, se ha convertido en la más importante operadora política de Alan García. Ella, que es muy amiga de Moisés Wolfenson, habría contratado al abogado aprista Humberto Abanto, para que se encargue de la defensa y asesoría del fujimorista director de "La Razón". No por casualidad Abanto trabajó antes en el Tribunal Constitucional y tendría algunas influencias allí. Se trataría de presionar a los miembros del TLC para que modifiquen la contabilidad de la carcelería domiciliaria. Humberto Abanto además, tendría oscuras influencias en los juzgados de Huaral, a través de sus contactos con abogados y jueces apristas. Con razón se aceptó la acción de amparo que pretendía liberar al director del periodicucho mafioso.
Cuquita Chessman además usaría sus encantos en la cama para que el obeso presidente indulte al corrupto Wolfenson y salga a defenderlo públicamente y sería la bisagra entre Alan y el fujimorismo y el nexo con el vocal San Martín. No se explica de otra manera la nueva legislación sobre juicios orales que está proponiendo el presidente, que beneficiaria a la mafia fujimorista. Fuentes cercanas al poder judicial refieren que el aprismo tendría miedo de que se expongan los trapos sucios de Mantilla, y que se evidencien fisuras entre Montesinos y Fujimori durante los juicios públicos. La ingerencia cada vez más creciente de la Chessman y a través de ella del fujimorismo- habría irritado al primer ministro Jorge del Castillo y al secretario General del Apra, Mauricio Mulder. Las agudas fisuras dentro del gabinete, impedirían la conformación de un nuevo gabinete. La moción de censura propuesta por el fujimorismo para bajarse a del Castillo, no sería otra cosa que una hábil maniobra para fisurar aún más al aprismo y forzar una alianza más estrecha con la facción de Alan.
Sin embargo el desenlace es incierto. El 2008 será un año de crisis social, política y económica. Eso de que estamos blindados frente a los vaivenes de la economía internacional es una cojudez, de ese perro mastín del gran capital que es Luis Carranza. El precio del petróleo tarde o temprano tendrá que ser sincerado porque el subsidio de 200 millones cada quince días, es inviable en el mediano plazo.
De otro lado, la Cuquita Chessman habría sido la redactora de ese esperpento llamado "el síndrome del perro del hortelano" que publicó El Comercio el 4 de noviembre para beneplácito de los García Miró y su conglomerado empresarial. Como se sabe ella es economista y es intima amiga del ministro Luis Carranza desde los tiempos de La Católica. Las malas lenguas dicen que hoy la política económica sería un vulgar neoliberalismo incubado en el catre presidencial. Este domingo 26 se publicó la segunda entrega de ese mamarracho ideológico. Más de lo mismo: Privatizar toda la sierra y la selva a precio de huevo y cagándose en los preceptos ambientales. ¿Para qué? Para permitir la cutra y el enriquecimiento de las hordas apristas y del empresariado. ¿Quedó algo de la privatización fujimorista? Nada. Bueno, esto es igualito pero peor, porque arrasarán con la amazonía y las punas, y los expropiados serán las comunidades campesinas y los grupos nativos de la selva. ¿Dónde está Brack Egg por favor? Bien gracias, asesorando a Majaz.
Recordemos además que los casi 50 millones de dólares que fueron donados a los damnificados han desaparecido de las arcas fiscales, y pretenden ser destinados a otros fines por el caradura de Carranza. Eso se llama malversación en cualquier país decente. Pero aquí no. El sufrimiento de los miles de iqueños le importa un carajo a los gobernantes.
El creciente poder de la Chessman debería ser investigado por las autoridades, por la salud de nuestras instituciones. Cada polvo suyo hace polvo al país. ¿No incapacita moralmente al presidente el comercio carnal con esta nueva Mesalina? Y ya es hora también de que Pilar Nores abandone Palacio. Flaco favor le hace usted a la dignidad de las mujeres.
martes, 5 de febrero de 2008
ENTREVISTA CON JOHNNY BARBIERI
x Rodolfo Ybarra
Johnny Barbieri es quizás –salvo mejor parecer– uno de los poetas peruanos más interesantes de los años noventa, pese a ello su prolífica obra ha carecido de una publicidad suficiente (¿acaso hacen falta los agentes literarios?) como para ser considerado dentro de antologías necesarias o en recuentos literarios, sobre todo los auspiciados por organismos dependientes del Estado y de ciertas revistas y periódicos que manejan a su modo los semáforos culturales y la conducción de una literatura que puede llamarse sin temor a error: literatura oficial u oficiosa.
Barbieri ha venido todos estos años construyendo silenciosamente un universo donde la palabra no sólo es el ladrillo sino también el habitante, algunas veces más naturalista, con propensión al expresionismo en sus inicios (recuerdo esos versos de “La Mesón...” encabalgados y hasta cierto punto exclamativos, cuya retórica cuasi arreolana alcanzaba por ratos –por cierto, sin signos exclamativos– los despliegues órficos de Cortázar y cómo no Borges, y de ciertos reyes paganos del surrealismo: Breton, Saupault, Artaud); y otras en el exilio solipsista y la búsqueda de un lenguaje propio, que a la vez le sea impropio, como lo fue con “El Libro Azul” (Barbieri niega su filiación con Verástegui y lo “desaprueba” como alter ego) y ahora último “Yo, es otro”, donde los poemas existentes de otros creadores se reconstruyen y redigitan en una versión que a la vez que es nueva nunca deja de ser la misma, una suerte de piedra filosofal literaria donde se transmutan los logos y la creatio y el poeta (Dédalus en nuestra versión occidental) pasa a ser una suerte de alquimista o de esentia hermética., mezcla los “productos” (poiesis) o formas de la materia existentes, como lo hace el Hermes trimegistro en la versión de “Los Tres Iniciados” (o versión orientalizada), en lo que se ha llamado “El Kybalión”: “como es arriba así es abajo”, “las verdaderas verdades en realidad son medias verdades”, etc.
La presenta entrevista conforma el inicio de una zaga de interviews que se irán conformando en función de un libro donde hablen directamente los protagonistas de una generación plural y, hasta cierto punto, ninguneada como lo fue –y lo sigue siendo, a pesar nuestro y del universo lector- la “generación de los noventa”, salvo por ahí algunos ensayos y la presencia mediática de dos o tres miembros con méritos propios.
1.-Tu poética, por lo menos la inicial, en lo que respecta a “Branda y la Mesón de Los Pandos” tiene una influencia “directa” de Arreola, Cortázar, Paz, Jarry, entre otros. ¿Cómo y con qué autores te reconoces como escritor?
Influencia directa no lo creo. En “Branda y la Mesón de los Pandos” procuré, a la vez que romper con el lenguaje coloquial cargado de ideología que la generación anterior traía consigo, concretar un lenguaje propio basado en el hedonismo de la imagen, lo cual, creo, logré de alguna forma. Por entonces leía a Moro, Cortázar, al García Márquez de “El otoño del patriarca”, a Martín Adán, a Rimbaud, Paz, Eliot, Ginsberg, el Lorca de “Poeta en Nueva York”, entre otros, pero, sobre todo, con mis amigos de Noble Katerba compartimos experiencias diversas, oímos música trova, jazz, las canciones de Sui Generis (que nos las traía Manuel Cadenas), veíamos cine (Buñuel, Fellini, entre los preferidos) y compartimos harta bohemia. Algo o mucho de ello hay en el libro.
2.-En el caso de “El Libro Azul”, ¿cuáles y cómo son tus acercamientos al Verástegui de “Ética”?
Ninguna. El primer libro que leí de Enrique fue “El motor del deseo” cuando estaba en la universidad. Ahí me hacen una fama a partir de la foto de la contraportada. De la comparación física pasan a una comparación de nuestros textos, que nunca existió. Inclusive leí algo que escribe Ildefonso sobre una supuesta total admiración mía a Enrique o algo así, me hizo reír mucho. Recién hace un par de años he leído “Monte de Goce”. En “El libro azul” me intereso por un trabajo con la poesía concreto visual a partir del estructuralismo, la poesía concreta brasileña (Augusto de Campos, Haroldo de Campos, Décio Pignatari), incluso la poesía semiótica. Pero como te habrás dado cuenta, sólo llego a una libertad dentro del plano textual y no fuera de ella (es mi deuda con dicha poesía que muy pronto la pienso saldar), aunque la intención final del poemario fue de transgresión, de abrir puertas; de allí que el libro se convierte en el inicio de mis otros libros.
3.- ¿Consideras que en Noble Katerba eres –digamos- la voz más empinada? ¿Qué opinión te merecen tus compañeros de ruta: Roxana Crisólogo, Leoncio Luque, Málaga, etc.?
Bueno, eso no me corresponde decirlo a mí. Lo que sí creo es que en Noble Katerba, a diferencia de otros grupos, no hubo un jefe, todos de alguna u otra forma pusimos lo necesario para que el grupo saliera adelante. Claro, algunos nos hicimos más conocidos que otros, el caso de Roxana y yo, el porqué de ello no pretendo saberlo. Otros tuvieron menos suerte aunque personalmente creo que hacen muy buena poesía, me refiero a Manuel Cadenas, Alan Morales e Iván Segura. Los demás están andando a paso lento pero seguro; el caso de Leoncio (con tres libros publicados), Gonzalo (que ha incursionado muy bien en la narrativa), Raquel y Armando (en España ganando premios), Pedro (también en su trabajo de promotor), Rodrigo (en Argentina), etc.
4.- ¿En la actualidad existe realmente Noble Katerba o es un grupo “feliz” cuyo fin supremo es leerse los textos unos a otros, como ha ocurrido con otros grupos noventeros? ¿Por qué tendríamos que considerar a NK como un grupo importante dentro del proceso histórico literario en Perú?
Noble Katerba como grupo ha ido quemando etapas. La primera llegó hasta finales del 94. Fue de pura efervescencia, bohemia al máximo y, sobre todo, la etapa en que participamos activamente todos sus integrantes (llegamos a ser 16 poetas). Luego hubo un receso muy singular. Yo me fui a estudiar a San Marcos, Leoncio se casó, Alan y Manuel se adentraron de lleno al periodismo, Iván fue a la Ricardo Palma a estudiar traducción, Roxana conocería a su futuro esposo con quien se iría más tarde a Finlandia, Rodrigo se fue a La Plata, Raquel y Armando a España. Cuando nos volvimos a reunir fue para publicar tres libros el año 96 bajo el sello de Noble Katerba Editores y desde entonces no hemos parado. Aunque ahora ya no estamos todos.
Como grupo NK fue importante porque rompió no sólo con el lenguaje y los gestos retóricos de la generación anterior, sino también con la acepción de arte que promulgaban. Hicimos una poesía totalmente desprendida de un acento ideológico, rechazamos las poses, los clisés, los estereotipos, nos negamos a firmar manifiestos, promulgamos un culto a la libertad estética. De allí la importancia del grupo.
5.- ¿Crees que los años noventa fueron fructíferos para la poesía peruana?
Por lo dicho anteriormente creo que sí. La poesía por casi más de dos décadas se había encajonado a un espíritu producto del mito de la lucha de clases, lo cual nuestra generación rompió. Crecimos bajo el mito de la libertad total sin restricciones. Nuestro espíritu de época nos condujo, dentro del soporte verbal, a escribir de la forma que más deseábamos hacerlo. Sin esa libertad, me parece, era imposible algo verdaderamente auténtico.
6.- ¿A quiénes considerarías en una antología que tenga que incluir a cinco nombres de los noventa?
Dejando de lado a mis amigos de NK, he visto un trabajo interesante de ruptura y afirmación de esa libertad que te hablaba, en tus amigos Gonzalo Portals y Rafael Espinoza, también es bueno el trabajo de Lorenzo Helguero y Xavier Echarri (de quien sólo he leído un libro). Y considerando a una mujer pondría a Montserrat Álvarez por su “Zona Dark”.
7.-¿Cómo ves el panorama literario en el Perú; difusión, edición, facilidades para expresar una poética honesta, etc.?
Para un poeta joven es realmente difícil el trabajo de edición si no cuentas con los recursos económicos necesarios y es doblemente difícil la difusión si previamente nos has fijado bien el engranaje de relaciones que es necesario tener. Muchas veces las puertas se cierran por falta de buenas amistades. He visto amigos tocar puertas miles de veces para lograr, luego de tanta insistencia, una notita insulsa. Al menos en ese aspecto yo no soy de tocar puertas ni mucho menos de insistir. Tengo la certeza de que al final lo bueno se impone. Aunque debido a la mezquindad, muchas veces esto tarda mucho.
8.- Estoy enterado de tu incursión en el campo narrativo, que es además una herramienta en tu poética. ¿Esto es un reflejo de un hastío del verso, una exploración animosa de tu escritura, una evolución, otro paso más, etc.? Explícanos, por favor.
Paralelo a la poesía siempre me ha encantado leer narrativa. Aunque en poesía me he sentido más flexible, más cómodo, la narrativa lo había realizado sin ningún criterio sistemático, tanto es así que nunca llegaba a terminar ningún texto. Ahora ya lo hago, y es dos veces más placentero lograr un buen trabajo, ya que uno, moviéndose en un campo que –al parecer– no es el tuyo, es más propenso a resbalar y caer, de ahí que se disfruta más. Yo lo tomo como tal, porque la literatura, para todo escritor, debe provocar, antes que todo, placer al producirlo.
9.- Es fácil, perdona la expresión y el exabrupto, ser poeta con un sueldo de profesor en el Perú. ¿Hay una convivencia armónica en estas dos actividades? Creo saber la respuesta. Me gustaría tu opinión sincera.
Claro que no. Lo poco que gano como profesor es para mantener a mi familia. Yo hago un esfuerzo extraordinario para poder publicar mis libros. Me ayuda ser muy sistemático en esto. Pero aclarando un poco las cosas te diré que el hecho de ser un poeta va más allá de cualquier relación de compatibilidad con el ingreso económico, la posición social, el ser feliz, el vivir en la miseria, el publicar libros, el quedar inédito, etc. Se es poeta y eso es todo.
10.- En tu último libro “Yo es Otro” encuentro un trabajo extrapoético, un rehacer o “rearmar” el texto poético, ¿esto es una evolución o un artificio ante la creatividad supina?
Creo que el mayor logro de un auténtico creador es abrir puertas para que el quehacer poético encuentre nuevos caminos por donde andar y así sentir que la poesía está más viva que nunca. En mi libro “Yo es otro” planteo la reconversión del objeto, revivir textos que yacen muertos, esto desde una acepción de que el objetivo final del poema es producir placer al leerlo, es provocar catarsis en el lector. El texto poético tal cual un organismo vivo envejece y muere. Cuantas veces leemos textos que no nos provoca ni una pizca de placer al leerlos. Yo planteo la reconversión del poema, inyectarle vida a través de una nueva sensibilidad, de una nueva cosmovisión de moral y de arte. El producto como experiencia creativa es un objeto nuevo radiante en vitalidad y contemporaneidad. De esta forma se ha producido una nueva dicotomía, la del objeto único y el sujeto múltiple; logrando, con esto, la desacralización del poeta que a lo largo de los años se ha ufanado en sentirse un pequeño Dios, ahora es pasible a ser retomado, reconvertido, superado. El poema trasciende en la medida al proceso de reconversión que ha tenido. El siglo XXI nos exige ser nuevos hombres, encontrar nuevas formas de poetizar. La reconversión del objeto es sólo una puerta abierta, una nueva senda trazada en aquella búsqueda (en libertad) –iniciada con los poetas vanguardistas– de lo que Paz llamó el nuevo lenguaje, la verdadera forma de encontrar nuestro propio quehacer poético.
11.-De todos tus libros editados, ¿cuál te parece el más representativo? No nos fijemos en la opinión de los críticos o sucedáneos, me interesa tu versión.
Creo que es El libro Azul, porque es el poemario que transgrede límites. Intento abrir puertas. Más allá de ser un poemario trabajado con intención estructural, da origen a mis demás poemarios. Está allí el inicio del poemario Jugando a ser Dios que a través de cierta ubicuidad poética rememora al hombre y al mundo en general, anuncio el trabajo dual mente-cuerpo basado en la simbología sexual derivada de algunos textos taoístas que es mi Libro Hindú y, sobre todo, doy inicio a mi poemario Yo es otro con la publicación de un poema reconverso titulado El cuerpo y el alma basado en un poema de Vicente Aleixandre y un poema que escribí para mi poemario MAKA.
12.- ¿Cuál es tu concepto sobre los premios literarios? Tu nombre se ha hecho habitué en algunos certámenes. ¿Se puede decir que hay honestidad o podemos plantear la duda?
Mi desavenencia a participar en los premios literarios lo enterré a finales de los noventa cuando la necesidad de mantener a una familia fue más fuerte que cualquier exquisitez de artista. Hoy creo que ayudan mucho. No sólo en el aspecto económico, sino porque es una de las formas más adecuadas de hacerte un poco más conocido. Para decirlo de otro modo los premios son una especie de atajos en ese camino arduo que es llegar a la trascendencia. En el Perú el Copé y el Horacio (por citar los dos premios más importantes del medio) nos dan la convicción, debido a su convocatoria y tradición, de estar ante los premios con mayor credibilidad en el país. De los otros no puedo decir nada, lo único hay que confiar, quizás algún día nos llamen comunicándonos que hemos sido los ganadores.
13.- En cuanto a tu labor editorial: ¿Cuáles son las mayores dificultades que se tienen que enfrentar para sacar un libro? ¿No te parece –no sé cuál es la mecánica de Casa Barbieri– que el hecho que uno mismo tenga que pagar su edición resta credibilidad a una editorial?
La mayor dificultad sigue siendo el aspecto económico. Si puedes montar una empresa editorial grande te puedes dar el lujo de publicar los títulos que quieras y hacer conocido al autor más intrascendente. Pero nuestra realidad es distinta. La primera experiencia que tuve frente a una empresa editorial fue cuando dirigí Ediciones Noble Katerba. Realmente fue un trabajo de hormiga publicar cada uno de nuestros títulos. Nosotros hacíamos el diagramado, el compaginado, el colado, el empastado, etc., de esa forma reducíamos casi a un 60% el costo de la publicación que era financiado por nosotros mismos. En la actualidad con Casa Barbieri Editores el trabajo es menos pesado, ya que hay experiencia de por medio y el trabajo duro lo hacen otros. Pero aún no nos podemos dar el lujo de publicar asumiendo en su totalidad los costos de la impresión; sigue siendo necesario que el autor cubra una buena parte de los costos de la edición.
14.- ¿Qué opinas sobre las nuevas poéticas y lo que se ha llamado “la generación del 2000”?
Pienso que existe una ausencia teórica sobre la periodificación de las generaciones. No hay planteamientos sistemáticos en cuanto a rasgos estéticos, sentimientos, creencias, fe, gustos, deseos, incluso soporte psicológico –como plantea Francois Mentré–. Es necesario determinar límites, porque es absurdo en el 2007 seguir aceptando en el Perú, un sucederse en fila india cada diez años de una nueva generación. Esto es un trabajo que los críticos, sobre todo aquellos que se ufanan en considerarse los abanderados del canon literario en nuestro país, han dejado pasar.
La nueva hornada de poetas que conocí a partir de la muestra de poesía joven que publicó Claroscuro en el 2006 con prólogo de Pablo Guevara me sorprendió, sobre todo las voces femeninas. Hay un par de ellas que me parecen muy
buenas.
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