lunes, 29 de noviembre de 2010

UN PAR DE PASTILLAS PARA SOÑAR.

En estos días en que el narcoestado se inventa (y reinventa) con candidatos apropiados para "gobernarnos" hemos pasado por alto algunas expresiones de nuestro actual "presidente". Aquí un par de pastillas para soñar:

-“No vengo a gobernar para los brasileños, quienes tienen otro tipo de raza, de alegrías y de sol. Nosotros somos como somos: tristones, desconfiados”, dijo el sábado en RPP. García no es el único que cree esas barbaridades –algunos periodistas piensan igual– ni es la primera vez que las dice. En marzo 2009, explicó su baja aprobación del modo siguiente:

-“Es una sociedad que tiene elementos psicológicos de derrotismo un poco mayores que los que puedan tener los brasileños, que tienen más sol, más componente negro y alegría que nosotros los andinos. Somos un país andino, esencialmente triste, no somos un país alegre como Brasil o como los colombianos que son hiperactivos, tienen esa mezcla de español del norte, vascongado y catalán y mayor componente negro, y un poco de antropófago primitivo, hiperactivos y tienen más sol, tienen Caribe. Allá tienen leather, mexicano. Nosotros acá tenemos indígenas que cosechan hoja de coca todavía, o sea el hiperactivismo está allá: tienen un campeón mundial de vehículo, tienen torero de primera categoría, todo eso es hiperactivismo racial-físico-genético. Ciertamente, nosotros somos tristes y aquí todo está mal siempre. Yo estoy seguro de que hemos hecho bastantes cosas en favor de los pobres como las hace mi amigo Lula, pero Lula tiene 70%”.
(los espero en los comments)

jueves, 25 de noviembre de 2010

SALIÓ LA ENCUESTA: "LUCES" DE "EL COMERCIO".


¿Por qué tenemos que apoyar una premiación mediática?
¿Qué tiene que ver la calidad literaria con Magaly Medina, Adolfo Chuiman, Aldo Miyashiro, Teledeportes, Al fondo hay sitio, etc., etc.
Sin desmerecer a nuestros amigos poetas que se rankean en las axilas periodiqueras de "nuestro" heraldo nacional: ¿Cuál es el valor real de estas nominaciones?
La construcción de un canon o el fortalecimiento crítico de un poeta no pasan por las encuestas (y menos si estas no cuentan con especialistas).
Los trabajos de sondeos y merchaidising generan bulla y entropía (caldo de cultivo fácil para el libremercadismo y el engorde de los bolsillos de las patronales). No ayudan a la crítica literaria, ayudan a la venta del producto (o a la venta del poeta), pero es huérfana en logos y raquítica en tecnología del verso.
En todo caso no se debería premiar al "mejor" poeta o al "mejor" libro, sino al "más conocido" o al "más leído". El título "destacado" no nos dice nada y crea confusión empujándonos a aceptar a "destacado" como sinónimo de "mejor"; o, peor, como sinónimo de aceptación de calidad artística lo cual es una aberración.
http://elcomercio.pe/encuesta-luces

"MAR DE SUEÑOS"



SAVARIN ARTE TOTAL se complace en anunciar la inauguración de la muestra fotográfica de Carlos Alegre

Mar de sueños y poesía
(50 poetas peruanos del siglo XX)


INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA
Día: Viernes 26 de noviembre de 2010
Lugar: Savarin Arte Total (Jirón Camaná 878, 3er nivel, Lima)
Hora: 7:00 p.m.
Ingreso libre
Vino de honor

LA MUESTRA
Savarin Arte Total es un nuevo espacio para la cultura en el Centro Histórico de Lima, dirigido por Miguel Espinoza, pintor egresado de la Escuela de Bellas Artes. La historia de Savarin se remonta al año 1984 en Santa Beatriz, actividades que han continuado a lo largo de los años y ahora desde su nueva ubicación en la calle Camaná promete ser un foco de cultura que ilumine las noches limeñas. Mar de sueños y poesía es la primera muestra en el nuevo local de Savarin, se trata de 50 fotografías de poetas peruanos del siglo XX entre los que podemos encontrar a Alejandro Romualdo, Javier Sologuren, Mario Florián, Arturo Corcuera, Carlos Germán Belli, César Calvo, Manuel Scorza, Francisco Bendezú, Antonio Cisneros, Germán Carnero Roqué, Hildebrando Pérez, Luis La Hoz, Jorge Pimentel, Tulio Mora, Cesáreo Martínez, Marco Antonio Corcuera, José Luis Ayala, Alberto Valcárcel, Carmen Luz Bejarano, Livio Gómez, Nicolás Matayoshi, Alberto Benavides Ganoza, Sergio Castillo, Carolina Ocampo, Juan Cristobal, Sui Yun, Reynaldo Naranjo, Julio Nelson, César Toro Montalvo, Carlos Zúñiga, Roger Rumrrill, Miguel Cabrera, Winston Orrillo, Ricardo Falla, Jorge Bacacorzo, Luis Nieto, Jesús Cabel, Gustavo Armijos, Sonia Luz Carrillo, Rosina Valcárcel, Manuel Pantigoso, Juan Gómez Rojas, César Gallardo y Guido, Carlos Alegre, Luis Alberto Calderón, Fredy Gambetta, Aida Tam, José Pablo Quevedo, Carlos Orellano Miranda, Guillermo Delgado. En la inauguración se entregará una publicación con poemas y fotos de los poetas de la muestra, por si esto fuera poco la exposición será itinerante y se llevará a algunos de los distritos de la gran Lima.

EL AUTOR
Nació en Puerto Nuevo, Callao, en 1946. Periodista, poeta y fotógrafo. Es director fundador de la revista nacional de cultura Danza y Fuego del Perú; editor general de Ediciones Línea Éter, editor de la revista de literatura Cuadernos del Mar. Miembro fundador en 1963 del Grupo Línea Éter. En 1966 recibió la distinción Mejor poeta chalaco, Premio de la Casa de la Cultura del Callao. Distinciones en La Universidad del Callao, Municipalidad de la Punta. También distinción de honor otorgada por el Instituto Nacional de Cultura del Callao en el 2002 y Medalla de oro y Diploma de reconocimiento por la Casa del poeta peruano en el 2007. Es autor de varios libros de poesía y narrativa.

lunes, 15 de noviembre de 2010

"LOS TEXAO" DE AREQUIPA

Antes (Stone)







Ahora (The Governor's Figth)




Afines de los ochentas me vendieron un material de esta banda arequipeña. No, no voy a decir nada de ellos (ya he escrito en otros lados sobre el tema); simplemente sirva como un pedido para que un viejo colaborador me devuelva el susodicho disco. Se agradecerá la deferencia.

viernes, 12 de noviembre de 2010

HOMENAJE A LA BANDA DE ROCK "EUTANASIA"


N d P.
Saludos a todos, como ustedes saben este sàbado es la actividad que realiza POETAS DEL ASFALTO recordando los 20 años de la maqueta SENTIMIENTO DE AGITACION de la banda punk rock EUTANASIA...No es un tributo a la banda ni (mucho menos) a quienes la formaron, sino un recordaris a un trabajo esencialmente subterràneo que sirvió como testimonio de la època de rock subterràneo de la segunda parte de los años 80, la actividad es comandada por el "ejecutor y verdugo" de esa maqueta, el inefable RICHI LAKRA quien es (dicho sea de paso) el ùnico de los personajes que tuvieron que ver con la ediciòn del susodicho casette que se mantiene con una clara militancia subterrànea...Sean estas palabras la apertura a la invitaciòn que gustosamente les cursamos, a asistir al SALÒN IMPERIAL
en JIRÔN CAILLOMA 824 EN EL CENTRO DE LIMA para las actividades que se haràn en tal evento, dada la cantidad de personas (bandas,ponentes y performantes) que participaràn todo se realizarà a la HORA EXACTA, o como solemos decir KON RELOJ!, agradecemos a los y las participantes a ayudarnos a respetar ese orden para que todo salga de la mejor forma...:

PARTE 1 - CONVERSATORIOS Y PARTICIPACIÒN DE LA GENTE - INICIO: 5:50 P:M: KON RELOJ.. CADA PONENTE TENDRÂ ESCASOS 15 MINUTOS PARA REALIZAR SU PARTICIPACIÒN; PASADAS LAS 7 PARTICIPACIONES SE REALIZARÂ LA PARTICIPACIÔN DE LA GENTE DURANTE MEDIA HORA; HACIENDO UN TIEMPO TOTAL DE ESTA ACTIVIDAD DE 2 HORAS Y MEDIA (DE 5:50 a 8:15 p.m.)..

PONENTES Y HORA DE PRESENTACION:


5:50 P.M.. CONVERSATORIO : "EUTANASIA Y EL ROCK SUBTERRÀNEO" (un poco de historia- proyecciones)

Presentador : RICHI LAKRA - PRODUKTOR DE EUTANASIA y DIRECTOR FUNDADOR DE POETAS DEL ASFALTO
Moderador : LUIS "EL PRIMO" MUJICA - DIREKTOR EN JEFE DE POETAS DEL ASFALTO Y MÚSIKO DE LA BANDA HONGOS EN EL CEREBRO

6:00 - MARCOS "FÒSFORO" , EX AZLOQUECHUCHAPUNKRON Y VIEJO MILITANTE SUBTERRÀNEO, DR. EN HISTORIA
6:15 - RICARDO "MORGUE" DE LA BANDA GENERACIÒN PERDIDA Y LA DISTRIBUIDORA AZKO SOCIAL
6:30 - MIGUEL DEL CASTILLO DEL BLOG SUBTE CAÌN Y ABEL
6:45 - COMANDANTE RODOLFO YBARRA PINTO, ESCRITOR SUBURBANO Y MIEMBRO DE DISTORSIÒN ÀCIDA
7:00 - LUCHO "DESOBEDIENCIA" EDITOR DEL PERiÔDICO DESOBEDIENCIA, FANZINE EL SOL NEGRO DE LA ANARQUÌA Y FRONTMAN DE LA TIENDA ANARQUISTA UNIVERSO ÀCRATA
7:15 - RAFAEL INOCENTE, EX SEMILLA NOCIVA Y ESCRITOR; AUTOR DE LA CIUDAD DE LOS CULPABLES
7:30 - MARTÌN ROLDÀN , EX DICTADURA DE CONCIENCIA Y ESCRITOR; AUTOR DE GENERACIÔN COCHEBOMBA Y REALIZADOR DEL BLOG SUBTERRÀNEO DEL MISMO NOMBRE
7:45 a 8:15 - PARTICIPACiÔN DE LA GENTE; OPINIONES,PALABRAS, DIATRIBAS; ETC ETC....

PARTE 2 - PERFORMANCE Y PRESENTACIÒN : ESTO SE REALIZARÀ DE 8 y 15 a 8 y 45 EXACTAMENTE...

8:15 : Performance : MUERTE AL ENFERMO, POR FÊLIX MENDEZ
8:30 : Presentaciòn : POETAS DEL ASFALTO NUMERO 69


AL TERMINAR LA PARTE 2 (8 Y 45 DE LA NOCHE) SE INVITA A LOS ASISTENTES A SALIR PUES SE VÀ A DAR PASO A LA PARTE TRES, LA CUAL TIENE UNA ENTRADA SIMBÒLICA DE 4 SOLES, Y COMIENZA A LAS 9:00 PM...

PARTE 3 - CONCIERTO - INICIO 9:00 P.M. KON RELOJ, SERÀN 20 MINUTOS POR BANDA CONSIDERANDO LA CANTIDAD DE BANDAS PARA ESTE EVENTO, SE PIDE RESPETAR EL ORDEN QUE LES HA TOCADO, CASO CONTRARIO SE LE DESIGNARÀ TOCAR AL FINAL O EN ALGÙN LUGAR QUE SE VEA EN EL MOMENTO, INDISTINTAMENTE DEL ORDEN, POETAS DEL ASFALTO ASEGURA A CADA BANDA LA POSTERIOR ENTREGA DE UN DVD CON LA ACTIVIDAD...

SE PIDE RESPETAR EL ORDEN QUE SE HA TOMADO
HORA DEL INICIO DEL CONCIERTO 9 PM CON RELOJ

9: 00 - 9: 20 HONGOS EN EL CEREBRO
9: 25 - 9: 45 ANTILEY
9: 50 - 10: 10 JUSTICIA INMORAL
10:15 - 10: 35 RATAS RABIOSAS
10: 40 - 11:00 LO QUE ROE
11:05 - 11:25 CROMOSOMA X
11:30 - 11:50 DESACUERDO
11:55 - 12:15 DISTORSION ACIDA
12:20 - 12:40 SABOTAJE
12:45 - 1: 05 RUPTURAS
1: 10 - 1: 30 DESASTRE SOCIAL
1: 35 - 1: 55 P . T . K
2: 00 - 2: 20 ALCOHOLICOS KALAVERIKOS
2: 25 - 2: 45 D . H . K
2: 50 - 3: 10 GENOCIDIO
3: 15 3: 35 AGRESOR
3: 40 - 4: 00 VIOLENTA SOCIEDAD
4: 05 - 4: 25 CHURRETA
4: 30 - 4: 50 TAKY ONCOY


ORGANIZAN Y APOYAN : UNIVERSO AKRATA, AZKO SOCIAL, EL HONGO DE RODOLFO YBARRA PINTO, LUKRO RECORDS, PRODUCCIONES PRIMITIVAS DE FERNANDO LAGUNA SILVA, RADIO FELIX MENDEZ Y DEMÀS.....

viernes, 5 de noviembre de 2010

RAFAEL INOCENTE CON PDA HABLANDO SOBRE "SEMILLA NOCIVA" Y EL ROCK SUBTERRÁNEO

El novelista Rafael Inocente comenta su paso por el rock subterráneo de los ochentas junto al grupo "Semilla Nociva", banda que, como muchas bandas roqueras de esos años, no dejó testimonio auditivo, solo los comentarios y los aplausos de los conciertos, y la memoria --a veces frágil-- de sus seguidores.
A propósito, me he comprometido con Rafael para remasterizar y darle un formato apreciable a un ensayo de S. N. Mi trabajo debería ser anónimo, pero, ya que lo anuncian en la entrevista, no me queda otra opción que recalcar mi palabra (estoy a la espera del material en casete).
Están servidos:




martes, 2 de noviembre de 2010

YBARRARIO: "HIPPIE"



En la década del setenta yo todavía era un niño. El mundo vivía un enfriamiento progresivo de lo que fue Mayo del 68, las protestas de Tlatelolco, la post guerra de Vietnam y la lucha de poderes entre la ex Unión Soviética y los Estados Unidos eran la marca de un tiempo que estaba por cambiar.
El Perú vivía los estragos del gobierno militar que en sus dos fases fueron descomponiendo la realidad nacional dando una imagen de reformismo burgués y repartiendo al país a sectores que no estaban preparados para dirigirlo. No obstante ello, quizás por una necesidad de bregar contra la corriente la música no se detenía. El Perú, alejado de la periferia, seguía en las corrientes roqueras clásicas mientras que Europa, específicamente Inglaterra, se preparaba para “evolucionar” al punk, cuyo simplismo técnico iba unido a un rechazo de la belleza y la adopción de la fealdad como sinónimos de un tiempo que años después se pondría tempestuoso.

Fue en el verano de 1977 cuando escuché por primera vez a Free y su “All right now”. Mis hermanos mayores –que me llevaban más de 10 años-- habían hecho una fiesta psicodélica aprovechando la ausencia de mis padres y habían llevado amigos y amigas, y muchos vinilos que atronaban la vieja radiola marca Phillips de la sala. Sobre una pared un semáforo enloquecido guiaba el tránsito y los pasos de jóvenes con África looks y cabelleras largas que se meneaban al compás de guitarras con formas de flecha. El ambiente se enrarecía con un humo espeso que salía de los ojos y la boca de un cráneo que fungía de cenicero. Ahí, en el tumultoso pandemonio, una mujer de cabellera rubia y ojos grandes como faroles me levantó en sus brazos y me dio, con sus labios carnosos, un beso en la boca. Por un momento, pensé que me quería dar de comer algo que percibí como un chicle o quizás quería ahogarme, y empecé a patalear y a dar gritos de auxilio, gritos que sólo se escucharon cuando Free dejó, brevemente, de sonar para dar paso a Bachman Turner Overdrive y su Takin Care of a Business. Francisco, mi hermano mayor, llegó ante mi llamada de auxilio y me llevó afuera. Le dijo a los comensales que no me “hornearan” (en ese momento me sentí como un ave de corral) y me compró unas galletas de animalitos. Entonces desde la ventana me puse a ver cómo aquellos jóvenes de jeanes acampanados y con ropas de colores empezaban a bailar en grupos, haciendo extraños movimientos con las manos y agitando violentamente la cabeza como si se tratara de una histeria colectiva o una posesión diabólica. Asustado me quedé mirando todo lo que sucedía en la casa mientras mis padres no estaban. De alguna forma tenía chantajeados a mis hermanos mayores, ellos tenían que cumplir con mis caprichos de dulces, algodones de azúcar, chocolates y caramelos de peras, de lo contrario yo le contaría a mis progenitores todo lo que sucedía mientras ellos no estaban presentes. Las fiestas se sucedieron muchas veces. La premisa siempre era la ausencia de mis padres, quienes por razones de trabajo (mi padre, marino mercante; mi madre, en ese tiempo, trabajadora de la Oxi Bridas) se ausentaban varios días al mes. Poco a poco me fui acostumbrando a los sonidos, las guitarras, los efectos, la batería, el bajo, los micros, etc., etc. A veces se organizaban tocadas dentro de mi propia casa. Piura parecía un polvorín roquero a punto de estallar.
Nunca olvidaré el día en que, aprovechando el descuido de los músicos, pude rasguear una guitarra enchufada: un sonido como un quejido agudo de una vieja octogenaria salió de uno de los parlantes. El abucheo general me devolvió a mi condición de polizonte en un viaje al cual no había sido invitado. Avergonzado me alejé de la vista de todos y me juré a mi mismo que tarde o temprano yo haría aullar a una guitarra.

El tiempo pasó más rápido de lo esperado. De aquella época, ninguno de aquellos roqueros volvió a coger la guitarra, muchos se convirtieron –como dice la canción—en ingenieros, otros son médicos o abogados y otros –los más consecuentes – son políticos radicales y todavía visitan a mi familia o lo que queda de ella.
Yo me dediqué a la escritura, profesión de la que desdeño todos los días, y de vez en cuando (cuando me acosa la nostalgia o cuando me acuerdo de esa escena vergonzosa ante aquellos hippies viejos y lejanos) cojo una guitarra y toco canciones de una época pasada cuando las flores adornaban los maceteros de una realidad, un tiempo en el que, de alguna forma, fui feliz.


sábado, 30 de octubre de 2010

CHERRY, AUTOBOMBO Y SPONSOR


A los amigos interesados en "El Estereoscopio 500" pueden adquirir el libro en "Librería Inestable" de la Feria del Libro de Miraflores. A los que me escriben del extranjero y del interior del país les dejo mi correo para ver la forma de hacerles llegar el texto: rodolfoybarra@hotmail.com.
Gracias a todos los que estuvieron en la presentación. Las gracias también para Gonzalo Portals (editor), Rafael Inocente y José Pancorvo, sus palabras ingentes encendieron las tribunas. Aquí pueden ver algunas fotos del evento: http://www.facebook.com/#!/profile.php?id=1112237568

martes, 26 de octubre de 2010

PRESENTACIÓN DE "EL ESTEREOSCOPIO 500"


Nos vemos el viernes.


Nota de Prensa:

Este viernes 29 a las 5 pm., en el marco de la feria del libro “Ricardo Palma” de Miraflores se presentará el monumental ejercicio poético “El Estereoscopio 500” del prolífico escritor Rodolfo Ybarra. El trabajo más ambicioso y desmesurado de los últimos tiempos dentro de la literatura peruana.
Ybarra, cuyo talento ha sido reconocido por el nadaísta Jotamario Arbeláez y calificado como mito viviente por Enrique Verástegui, en base a talento y trabajo, vuelve a poner el orden que faltaba dentro del parnaso literario peruano.
La presentación estará a cargo de Gonzalo Portals Zubiate (editor), José Pancorvo, Gladys Flores y Rafael Inocente.
La Feria del Libro “Ricardo Palma” y “Librería Inestable” los esperan.

lunes, 25 de octubre de 2010

HOY EN LA FERIA DEL LIBRO: PRESENTACIÓN DE "HOSPITAL" DE PABLO GUEVARA (BILINGUAL EDITION)


Nota de Prensa:

Estimados amigos:


No es sumamente grato invitarlos a la presentación de Hospital bilingüe de Pablo Guevara que se realizará en la 31º Feria Ricardo Palma en el Parque Kennedy de Miraflores el día:


Lunes 25 de octubre, Anfiteatro Chabuca Granda, 5:00 p.m.


Hospital (Bilingual edition)

Participan: Gladys Flores, Rodolfo Ybarra y Rubén Quiroz

Organiza: Librería Inestable

Esperamos contar con su complicidad,
Saludos,
Gladys

miércoles, 20 de octubre de 2010

EN CHICLAYO


ENVÍO DE BLAS PUENTE-BALDOCEDA


El profesor Blas Puente-Baldoceda de la Northern Kentucky University, me envía este acertado artículo sobre la novela Travesuras de la Niña Mala de nuestro reciente premio Nobel MVLL.
Están servidos:

Travesuras de la Niña Mala (¿Una maravillosa historia de amor?)

Blas Puente-Baldoceda, PhD
Northern Kentucky University

En “Travesuras de la Niña Mala” el mundillo pequeño burgués de Miraflores se expande globalmente incluyendo Cuba, Francia, Inglaterra, Japón, Nigeria, España, etc., donde ocurre el melodrama sádico-masoquista de Ricardo Somocurcio y Lily. La trayectoria tremebunda de esta chilenita, guerrillera, Madame Arnoux, Mrs.Richardson, Kuriko. Sra. amante del marido de Martine, culmina con un retorno más a los brazos de Ricardo Somocurcio, pero esta vez para morir de cáncer, no sin antes dejarle una herencia: una casita y unas acciones de la Electricidad de Francia.

En torno a la trama central de amor giran las historias de amistad con Paul, el revolucionario, Juan Barreto, el hippy elegante, Salomón Toledano, el habilidoso intérprete multilingüe, Yadil Gravoski, el niño supuestamente sordomudo, con sus padres adoptivos, Elena y Simón. Del amor, un misterio, y de la amistad, hermosa cuando es verdadera, son concepciones manidas; por consiguiente, la novela no ofrece algo original, excepto que los sentimiento del amor y la amistad parecieran estar de alguna manera condicionados por la configuración psico-social de cada persona.

La inescrupulosa Niña Mala agravia cruelmente al prójimo, guiada por la obsesión de amasar la gran fortuna, ya que en Perú gozó de ciertos privilegios concedidos por una familia de clase media de Miraflores donde su madre era cocinera. Otilia —nombre original de la Niña Mala— llegó a detestar su humilde condición social y económica. Es decir, un lector de cualquier punto del planeta concluye, pues, que la niña es mala porque ya está predestinada por un profundo resentimiento social.

Sí, esta cholita blanca, descastada y egoísta e ingrata (según lo describe su propio padre durante la conversación con Ricardo en la fondita Chim Pum Callao), se propuso a temprana edad escapar de la miseria y se prostituye en alma y cuerpo en extramares para plasmar sus sueños de grandeza.

Ni el narrador-protagonista ni los otros personajes dicen algo nuevo con respecto a los temas universales del amor y la amistad. Por ejemplo, en Du côté de chez, Swann, un judío rico que frecuenta la aristocracia francesa, se enamora locamente de una prostituta de alto vuelo Odette de Crécy, quien deviene Mme. Swann gracias a su matrimonio poco antes de la muerte de su esposo. En este volumen de A la recherche du temps perdu de Proust, el lector sí logra penetrar en vericuetos intrincados del amor y la amistad, la vida y la muerte, el sexo y el arte. En Travesuras de la Niña Mala, por otro lado, una novela estructurada con una extraordinaria precisión matemática por don Mario, un virtuoso artífice de la forma novelesca, el lector se queda agarrotado por el melodrama de la anécdota, pero en cuanto al conocimiento de la naturaleza humana, se queda un tanto tirando pindinga. Vaya aquí un ejemplo: el amor no es sino puro sexo y nada más: Ricardo le dice a la Niña Mala que estuvo a punto de suicidarse porque quiere liberarse de su amor no correspondido, y esta última le retruca "—Mentira, tú no quieres matarte ni matarme —dijo arrastrándose hacia mí— Sino cacharme ¿No es verdad? Yo también quiero que me caches. O, si esa lisura te molesta, que me hagas el amor." (pg. 284) Más aún: el comportamiento masoquista de Ricardito, el típico diminutivo vargasllosiano que utiliza el narrador-protagonista, en sus monólogos narrados, se podría explicar por otro lugar común de la cultura andina: Más mi pigas, más te quiro, puis. Es decir, si elucubramos dentro de los parámetros del autor implícito de Travesuras…, no de Vargas Llosa, el de carne y hueso, tal vez Ricardito podría ser un miraflorino de ancestro andino, o algo por el estilo. Como quiera que sea, todas estas historias que, aparentemente, discurren cronológicamente, son el resultado de una sagaz elaboración de la estructura temporal que un crítico, experto en narratología, logrará desentrañar a costa de un arduo análisis. A modo tentativo, podríamos adelantar que, en realidad de verdad, uno termina con la sensación de una acronología, es decir, la simultaneidad del presente con el pasado mediante un vaivén casi imperceptible de estos dos tiempos. Más aún: el juego con los espacios de la diégesis también produce una especie de ubicuidad escénica que engarza armoniosamente con la temporalidad ficticia. Sea como fuere, llevo más de medio siglo leyendo literatura en tres lenguas, y durante la lectura de Travesuras de la Niña Mala las lágrimas se me agolparon más de una vez, no sé si por mis rezagos de romanticoide trasnochado, especialmente cuando la víctima era el tantas veces vejado Ricardito, así como también me indigné airadamente y más de una vez con cada uno de los actos abominables, viles, de la Niña Mala: y todo esto, creo, porque estos personajes van adquiriendo cada vez mayor complejidad dramática conforme aumenta gradualmente la tensión del conflicto de la trama central. Aunque el novelista peruano-español manipula genialmente las estrategias retóricas de género melodramático, de modo que el lector pueda acertar los desenlaces de los conflictos, es la sincronización asombrosa de los eventos narrados lo que, sin lugar a dudas, intriga lúdicamente al lector: por ejemplo, cuando Ricardito se sorprende por las repetidas gentilezas de Fokuda cuando salen a comer con la Niña Mala, Salomón Toledano y su novia Mitsuko, el lector juega con las posibilidades de desenlace y, por supuesto, cuando acierta en la más plausible —Fokuda es un voyeurista que ordena a la Niña Mala montar dicho acto para satisfacer su perversión—, se deleita en el juego de los acertijos.

Ahora bien, la lectura lúdica de esta novela es inducida por tratamiento paródico del ingrediente romántico en el juego erótico y/o sexual de la pareja: la Niña Mala siempre le recuerda al Niño Bueno que no deje de engolosinarla con sus "huachaferías" antes de que éste procede a complacerla con el deseado ritual del cunnilingus, en cuya minuciosa descripción detallada, asimismo, este Ricardito se solaza poniendo al descubierto una de las tantas taras psicológicas de la Niña Mala: un egoísmo patológico. Esto último nos lleva a sospechar que Ricardo no solamente es un intérprete que incursiona en la traducción de escritores rusos por el mero placer estético, sino que es un escritor que mantiene en secreto su identidad, es decir, las traducciones no son sino una forma de camuflaje a su pasión oculta por contar bien una historia."—Una vieja historia —le respondí—No se la he contado a nadie, nunca. Pero, mira, creo que a ti sí te la voy a contar, Elena" (pg. 209) Y cuando termina de contársela de principio a fin sin poder controlar el llanto, "¿Sabes que es una maravillosa historia de amor? —exclamó Elena, mirándome sorprendida—. Porque, eso es lo que es, en el fondo. Una maravillosa historia de amor (pg. 210) Y luego Elena, agrega: "Esta historia no puede terminar así" Todo esto no es sino autorreflexividad literaria a la Vargas Llosa: se insinúa vagamente que el narrador-protagonista de la historia va viviendo los eventos de la diégesis al mismo tiempo que va elaborando secretamente su plasmación estética: una novela sobre el amor y la amistad. Justamente la novela termina con una advertencia de la Niña Mala de que si a Ricardo se le ocurría escribir "nuestra historia de amor, que no la hiciera quedar muy mal porque, entonces, su fantasma vendría a jalarme los pies todas las noches"
—¿Y por qué se te ha ocurrido eso?
—Porque siempre has querido ser un escritor y no te atrevías. Ahora que te vas a quedar solito, puedes aprovechar, así no me extrañarás tanto. Por lo menos, confiesa que te he dado un tema para una novela. ¿No, niño bueno" (pg. 375).
Al terminar de leer estas líneas, el lector, por supuesto, asume que el narrador-protagonista decide escribir su historia de amor tan pronto como su Dulcinea desaparezca, y esto sería una versión cronológica de los eventos. Pero sabemos que casi a la mitad de la novela, los narratarios —Elena y Simón— opinan que es una maravillosa historia de amor que no debería terminar en ese momento, sino que debería continuar. Entonces, este narrador-protagonista continúa la aventura con la Niña Mala en busca de más experiencias para contar a sus narratarios y escribirlas en un futuro cercano para sus posibles lectores. Todo esto debería ser contado como una autobiografía narrada si es una versión cronológica, pero si es una versión acronológica —y esto es lo que detectamos en la novela—, se trataría más bien de una memoria narrada, de suerte que el lector se queda en el delicioso limbo de la incertidumbre: es decir, ¿si el narrador-protagonista, Ricardo, es el que escribe una buena historia mientras vive los hechos narrados en permanente suspenso por lo que sucederá después con la impredecible Niña Mala, o si la escribe diestramente después de haber vivido los hechos narrados? Este suspenso ante lo incierto, no es sino, una sublime plasmación eficaz de Vargas Llosa que sí es incuestionablemente original y diestro en su manejo de la autoreflexividad literaria que el Manco de Lepanto inició hace siglos para dolor de cabeza de los críticos.

jueves, 14 de octubre de 2010

ENTREVISTA EN "LIMA GRIS"



Hace un par de días me reuní con Edwin Cavello, periodista y director de la revista cultural Lima Gris (que pronto también se convertirá en revista física). Aunque la entrevista tenía ya varios meses de pactada, esta conversa fue casual y espontánea; se habló un poco de política, literatura y algunos hechos anecdóticos. Quedan las gracias para EC por el interés y el esfuerzo en difundir la cultura en nuestra ciudad capital. Pueden revisar aquí:
http://www.limagris.com/?p=2731

COMUNICADO DE URGENCIA DE LA "RED LITERARIA PERUANA"

A mi correo ha llegado este Comunicado de Urgencia en torno a dos académicos: el profesor Carlos García Miranda y, el, también, profesor, Daniel Salas (no entiendo mucho el entuerto, pero una cosa son las diferencias ideológicas y, otra, el insulto agraviante). A la vez, llega a mi facebook la invitación a la conferencia en San Marcos "Cuando la historia se volvió una pesadilla" por parte de Salas; esto va el día jueves 14 de octubre en el aula 6B (segundo piso de la facultad de letras).

ACTUALIZACIÓN: El profesor Carlos García Miranda, a través del Facebook envía una respuesta (pueden leerla al final).

http://www.facebook.com/notes/red-literaria-peruana/comunicado-de-urgencia-sobre-el-dr-daniel-salas/167505583262296





Comunicado de Urgencia sobre el Dr. Daniel Salas de Red Literaria Peruana, el El miércoles, 13 de octubre de 2010 a las 21:31

El día de hoy miércoles 13 de octubre el Dr. Daniel Salas, asesor académico de la Red Literaria Peruana (RELIT) y profesor visitante en la Universidad de Indiana, que estaba a puertas de dar una conferencia sobre textos del Siglo XVI en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos fue atacado por el Dr. Carlos García Miranda, profesor asociado del departamento de literatura de esta universidad.


En la plataforma social de Facebook, el profesor García Miranda se refirió al Dr. Salas con calificativos de índole personal sin aparente motivo.


Ignoramos la razón de estos apelativos gratuitos pero rechazamos esta actitud. El doctor Salas no conoce al profesor García Miranda ni tiene relaciones académicas con él. Consideramos que esta forma de proceder no es dignificante de un profesor universitario. No concordar con otras propuestas intelectuales no significa descalificar personalmente a alguien. En lugar de los insultos hubiera sido más interesante y productivo enriquecernos con un debate de puntos de vistas alturados.


Queremos dejar en claro que el accionar del profesor García Miranda no representa el sentir de ninguna comunidad universitaria que se considere plural, democrática y abierta al diálogo, ni de los estudiantes participantes en la Red Literaria Peruana. Negarse al diálogo y descalificar a investigadores gratuitamente es una forma de censura que afecta directamente a los estudiantes universitarios quienes son los más ávidos a aprender y pone en riesgo las relaciones de cualquier casa de estudios con la academia literaria.


Desde la directiva de la RELIT, lamentamos que un invitado como el Dr. Salas haya sido tratado de esta forma por un docente de la universidad más antigua del continente.


Finalmente, exhortamos a reflexionar para mantener siempre el espíritu de respeto en la comunidad académica literaria que al ser pequeña, debiera unirse en lugar de dividirse.




Red Literaria Peruana

http://www.literatura.pe/



Lima, 13 de octubre de 2010.
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CARTA RESPUESTA AL COMUNICADO DEL RELIT POR PARTE DE CARLOS GARCÍA MIRANDA


El día de ayer una red literaria independiente, que no forma parte orgánica de la Universidad San Marcos, difundió un comunicado donde me acusa de haber tenido un impasse con el señor Daniel Salas, asesor académico de dicha red. Al respecto, diré que nunca tuve ningún intercambio de palabra con el referido señor. Lo que sucedió fue lo siguiente: un estudiante, ligado a la referida red, invitó al señor Salas a dictar una conferencia sobre su especialidad en nuestro claustro universitario, lo cual fue aceptado y se programó su presentación sin ningún obstáculo ni cortapisas por los directivos de la Escuela de Literatura. Personalmente, desde hace unos años he tenido referencia del señor Salas a través de un blog de discutible contenido llamado Puertoelhueco, donde un personaje recurrente en sus escarnios era el señor Salas, al que solían llamar simplemente "Gordo Salas", como pueden observar en los siguientes liks:

http://puertoelhueco.blogspot.com/2007/09/ahora-le-toca-chechi.html,

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache%3AGWuSZp0YnXcJ%3Apuertoelhueco.blogspot.com%2F2006%2F05%2Fla-era-palm.html+%22puertoelhueco%22+%22gordo+salas%22&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=pe, y siguen interminables liks que si tienen tiempo pueden revisar en el archivo del referido blog. Ante tantas diatribas nunca vi ninguna carta de rechazo de su parte en el referido blog.

Cuando uno de los directores de la mencionada red literaria me envió un mensaje a mi facebook anunciando pomposamente la presentación del señor Salas, ahora candidato a doctor en una universidad norteamericana, me sorprendió porque la imagen que tenía de él estaba marcada por su "paso" en Puertoelhueco. Le hice saber, con algo de sorna y malicia -lo reconozco-, mi extrañeza a este director. Él me respondió que no estaba de acuerdo conmigo y que si quería podía debatir cualquier asunto directamente con él en su presentación, cosa que no acepté porque aún no me creía el gran cambio que se habia operado en el señor Salas. Luego apareció un viejo conocido y me hizo ver que yo estaba equivocado en mi percepción y que había deslizado un comentario poco feliz. Por la deferencia que le tengo a este viejo conocido, acepté su punto de vista e inmediatamente borré todo comentario que colgué en mi facebook que podría herir la susceptibilidad del señor Salas, y en la que, en realidad, el único "calificativo de índole personal" fue referirme a su excesivo peso, pues antaño así era conocido.

Eso fue todo.

A las pocas horas me enteré de la circulación del referido comunicado en el portal de LAMULA que me parece totalmente desproporcionado a los hechos, aunque sus amigos no estén de acuerdo conmigo y más bien quieran, cual torquemadas, llevarme a la hoguera por una situación que se podría calificar de un malentendido, como tantos otros que ocurren a diario en la red y que, generalmente, con borrar el comentario agraviante queda el asunto resuelto.

Tal vez los amigos del señor Salas, como Faveron -con el cual alguna vez discrepé en su blog- no estén satisfechos con este descargo y sigan, fiel a su estilo, agitando el tema hasta el aburrimiento; y mis colegas adversarios en la universidad, a la sazón asesores de la referida red literaria, quienes, por haber sido parte del grupo que les ganó en las últimas elecciones, seguro continuarán con su pequeña vendetta.

Mención aparte merecen mi ex alumnos que integran esa red literaria que no fueron testigos directos de los hechos, de los que, al margen de la simpatía o no, por el simple hecho de haber pasado conmigo unas horas de clase, esperé un e-mail indagando mi narración de lo acontecido.

Por mi parte aquí cierro este enojoso asunto, y seguiré en lo mío, que es la investigación académica, mis clases en la universidad y en el facebook, obviamente, con algunos ex amigos bloquedos para siempre.

Termino reiterando que la Escuela de literatura seguramente continuará en su política de apoyo a las iniciativas estudiantiles, y que si vuelven a invitar al señor Salas y él accede a ir, tendrá las puertas abiertas. Ese ha sido siempre la conducta nuestra Escuela, a pesar de que a veces los estudiantes incurran en despropósitos como invitar al señor Dante Castro en un próximo congreso, personaje que en la red no ha escatimado INSULTOS de la peor estofa contra Mario Vargas Llosa, nuestro reciente Premio Nobel. Ante ese hecho, realmente grave, la red literaria, que difunde un comunicado contra mí por haberle dicho "gordo" al señor Salas, contribuye a la difusión del evento donde, vaya sorpresa, el mejor defensor del señor Salas, Gustavo Faverón, presentará, a modo de apertura del evento, su reciente novela.



Un abrazo a las personas que han sabido ponderar esta situación y siguen dialogando conmigo en mi facebook.



Carlos García Miranda

martes, 12 de octubre de 2010

1er FESTIVAL DE POESÍA EN LIMA:

UN PAR DE VUELTAS POR LA REALIDAD


Promagra:


martes 12 de octubre

5:00 p.m. Inauguración: "Un par de vueltas por
el continente"
Palabras líricas del Comité
5:15 p.m. Primera lectura
Miguel Ildefonso (Lima)
Diana de Hollanda (Río de Janeiro)
Danitza Fuentelzar (Iquique)
Augusto Rubio (Ancash)
Gladys Gonzáles (Santiago de Chile)
6:15 p.m. Vídeo Poesía
“Jerónimo final”
Nicole Cuglievan y Pedro Favarón
7:00 p.m. Segunda Lectura
Jorge Pimentel (Lima)
Enrique Verástegui (Cañete)
Tulio Mora (Junín)
Fernando Obregón (Lima)
Eloy Jáuregui (Lima)

Lugar: Casa de la Literatura Peruana
Jr. Ancash 207 (Antigua Estación Desamparados)
Centro Histórico de Lima

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9:30 p.m. Vídeo: Europa • “While we were watching TV”
Janine Soenens
Tercera lectura
Víctor Ruiz (Lima)
Bruno Pólack (Lima)
Danitza Fuentelzar (Iquique)
Kreit Vargas (Arequipa)
Juan de la Fuente (Lima)
Presentación Audiovisual
Carlos Estela (Callao)
Rocío Fuentes (Lima)
Vídeo Poesía: “Cuerpo Tallado a verbos”
Jair Uzziel y John Martínez

Lugar: El Círculo Bar
Av. Bolognesi 185. Barranco


miércoles 13 de octubre

3:00 p.m. Primera lectura
Julius Mirlo (Madrid)
Erick Sarmiento (Cañete)
Feli Dávalos (Ciudad de México)
Augusto Rubio (Ancash)
Dira Martínez (Cumaná)
Paola Paula (Lima)
Performance
Christians Luna (Lima)
Félix Méndez (Lima)
Poesía Graffiti
Ale Wendorff (Lima)

Lugar: Alameda Chabuca Granda
Centro Histórico de Lima

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6:00 p.m. Segunda Lectura
Víctor Coral (Lima)
José Pancorvo (Lima)
Tatiana Berger (Lima)
Paul Guillén (Lima)
Marx Espinoza (Junín)

7:00 p.m. Tercera lectura
Virna Teixeira (Sao Paulo)
Miguel Ildefonso (Lima)
Andrea Cabel (Lima)
Arianna Castañeda (San Martín)
José Córdova (La Libertad)

Lugar: Brisas del Titicaca
Wakulski 168 (cdra. 1 de Av. Brasil)
Centro Histórico de Lima

•••
9:00 p.m. Cuarta lectura
Carlos López Degregori (Lima)
Pablo Salazar (Lima)
Cecilia Podestá (Ayacucho)
Vladimir Herrera (Puno)
Carlos Carnero (Lima)
Oliver Glave (Lima)
Diana de Hollanda (Río de Janeiro)
Vídeo Poesía: “Cuerpo poético”
Zachary Payne (Utah)

Lugar: Albazos – Bar/Centro cultural
Calle Berlín 172. Miraflores

jueves 14 de octubre

3:00 p.m. Conversa: Nueva Poesía Latinoamericana y mercado editorial
Paul Guillén (Ica)
José Córdova (La Libertad)
Virna Teixeira (Sao Paulo)
Marina Ruíz (Curenavaca)
Víctor Ruíz (Lima)
4:00 p.m. Primera lectura
Rubén Quiroz (Lima)
Rodolfo Ybarra (Lima)
Diego Ramírez (Santiago de Chile)
Marx Espinoza (Junín)
Virna Teixeira (Sao Paulo)
Vedrino Lozano (San Martín)
Performance
Marina Ruiz y Ernesto Martínez
(Ciudad de México)

Lugar: Universidad Federico Villarreal
Av. Nicolás de Piérola 351
Centro Histórico de Lima

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6:30 p.m. Segunda lectura
Pablo Maire (Santiago de Chile)
Josefina Jiménez (Lima)
Dira Martínez (Cumaná)
Arturo Córdova (Lima)
Ana María Falconí (Lima)
John Martínez (Lima)
7:30 p.m. Tercera lectura
Julio Paredes Vásquez (San Martín)
Rafael García-Godos (Lima)
Luis Alberto Bravo (Guayas)
Feli Dávalos (Ciudad de México)
Kreit Vargas (Arequipa)
Video-instalación-performance poética
Jorge Luis Chamorro (Lima)

Lugar: Casa de la Literatura Peruana
Jr. Ancash 207 (Antigua Estación Desamparados)
Centro Histórico de Lima

•••
9:30 p.m. Cuarta lectura
Vladimir Herrera (Puno)
Willy Gómez Migliaro (Lima)
Victoria Guerrero (Lima)
Rodrigo Quijano (Lima)
Rafael Espinosa (Lima)
Domingo de Ramos (Lima)
Frido Martin (Lima)
Performance
Florentino Díaz y Laureliana Santa Cruz
(Lima)

Intervención musical
Enrique Ortiz (Lima)

Lugar: De Grot – Bar Cultural
Av. Nicolás de Piérola 995 (Plaza San Martín). Centro Histórico de Lima


viernes 15 de octubre

3:00 p.m. Primera lectura
Raquel Jodorowsky (Iquique)
Rosina Valcárcel (Lima)
Denisse Vega (La Libertad)
Luis Alberto Bravo (Ecuador)
Performance - Intervención
Cecilia Podestá (Ayacucho)
6:00 p.m. Segunda lectura
Rodolfo Hinostroza (Lima)
Vladimir Herrera (Puno)
Arturo Corcuera (Lima)
Gladys Gonzáles (Santiago de Chile)

Lugar: Pasaje Santa Rosa
Centro Histórico de Lima (Plaza Mayor)

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8:30 p.m.
Intervención Audiovisual: “El trabajo a gritos”
Marina Hodecker y Diana de Hollanda
(Río de Janeiro)
Tercera lectura
Armando Arteaga (Lima)
José Antonio Villarán (Lima)
Enrique Sánchez Hernani (Lima)
Marina Ruiz (Ciudad de México)
Luis Fernando Chueca (Lima)
Poesía Visual:
José Aburto (Lima)
Performance:
Amapola Prada y Carlos del Águila
Poesía sonora: Proyecto “Pop es Cía”
Omar Córdova (VJ Murciélago) y
Giancarlo Huapaya (Lima)

Lugar: Café-Bar Zela
Nicolás de Piérola 961 (Plaza San Martín)
Centro Histórico de Lima


sábado 16 de octubre

12:00 p.m. Primera lectura
Danitza Fuentelzar (Iquique)
Erick Sarmiento (Cañete)
Marina Ruiz (Cuernavaca)
Gladys Gonzales (Santiago de Chile)
Diego Lazarte (Lima)
Wilver Moreno (Lima)
Denisse Vega (La Libertad)
Performance sonora
Daniel Otoya (Lima)
3:00 p.m. Segunda lectura
José Córdova (La Libertad)
Luis Alberto Bravo (Guayas)
Feli Dávalos (Ciudad de México)
César Castillo (La Libertad)
Salomón Valderrama (La Libertad)
Raúl Heraud (Lima)
4:00 p.m. Muestra de trabajos y conversatorio: “Poesía y nuevos soportes”
Karen Bernedo (Lima)
Luis Alvarado (Lima)
Christians Luna (Lima)
José Antonio Villarán (Lima)
Carlos Estela (Callao)
Janine Soenens (Lima)
Modera: Giancarlo Huapaya (Lima)

Lugar: Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Auditorio de la Facultad de Letras
Av. Universitaria con Av. Germán Amézaga s/n
Cercado de Lima

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8:00 p.m. Tercera lectura
Virna Teixeira (Sao Paulo)
John Martínez (Lima)
Diego Ramírez (Santiago de Chile)
Enrique León (Lima)
Tilsa Otta (Lima)
Vanessa Martínez (La Libertad)
Alessandra Tenorio (Lima)
Karina Valcárcel (Lima)
Rafael García-Godos (Lima)
Performance
Atelier de la Carne (Lima)
Lugar: Casa Galería El Tábano
Av. Bolognesi 720. Barranco


jueves, 7 de octubre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA, PREMIO NOBEL: UN RECUERDO NECESARIO



Mario Vargas Llosa acaba de ganar el Premio Nobel en literatura. Hay que recordar que la nominación de MVLL viene dándose desde 1983 y que justamente este año había sido el año menos publicitado para el creador de Conversación en La Catedral (tanto que el escritor pensaba que el anuncio era una broma). Muchas reflexiones se levantan en torno a este premio y al mismo MVLL siempre presto a la polémica. No obstante ello y a pesar de la necesaria celebración, deberíamos repasar algunos puntos que me parecen contradictorios en la carrera de este escritor.
Por ejemplo el premio Rómulo Gallegos, dinero que habiendo prometido donar a Cuba y que más bien le sirvió para comprarse una casa en Los Pulpos, barrio residencial playero al sur de Lima. El caso Uchuraccay donde MVLL era el presidente de la comisión investigadora llegó a conclusiones inverosímiles: los comuneros asesinaron a los periodistas porque confundieron las cámaras fotográficas con armas de fuego, controversia que se acentuó cuando se revelaron los rollos de Willy Retto (periodista del desaparecido “Observador”) y se ve en la foto que hubo diálogo previo a la matanza; esta visión cavernícola nunca fue aceptada por los especialistas ni por la opinión popular y marito se ganó las críticas por su ineficiencia.
Su apoyo a los banqueros en el sonado caso de la estatización de la banca empujado por Alan García en su primer desastroso gobierno. Quizá otro hecho escandaloso fue el que se nacionalizara español cuando perdió las elecciones de 1990 –y motivo por el cual también lo celebran allá—cuando más se le necesitaba como intelectual en la lucha contra el reptil Fujimori. Otros escándalos menores quedan en el memoria, el asunto del ojo moreteado que le dejó a García Márquez o el caso de la tía Urquidi con quien tenía un entuerto por asuntos de derecho de autor con la novela “La tía Julia o el escribidor”. Su fracaso como político (y, también, como cineasta) terminó por empujar al novelista a no salirse de la pluma y el papel en una perseverancia que ha merecido el saludo de muchos escritores y de quienes --a pesar de sus torpezas políticas-- lo admiran.
Para muchos la carta de renuncia a presidir la Comisión del Museo de la Memoria fue un ápice, la gota que derramó el vaso para la designación de MVLL como Premio Nobel.
Pero hoy MVLL ha ganado el máximo galardón de la literatura mundial, el rey Carlos de España ha sido el primero en saludar este premio que "llena de orgullo a España y los países hispanoparlantes", sic. http://www.dw-world.de/dw/article/0,,6092212,00.html

De otro lado, un crítico español dice lo siguiente:
“Es una satisfacción congratular a Mario Vargas Llosa en su merecido Premio Nobel, el premio por cierto sufragado por la dinamita, o sea, muy poco ecológico, pero aquí en España estamos todos encantados de que un autor castellano se lleve el Nobel”. http://www.republica.es/2010/10/07/un-caballero-de-las-letras/

Otro crítico afirma:
“Hay que empezar a hablar bien de España y el premio Nobel de Literatura concedido a Mario Vargas Llosa es una buena oportunidad para ello, porque el escritor peruano es también español y forma parte de nuestro entorno y acervo cultural y merece, desde hace ya muchos años, el mítico galardón que la Academia sueca se resistía a concederle por presuntos motivos políticos, lo que prueba que en todas partes hay poderes fácticos que se imponen a la realidad, la verdad, al mérito y la excelencia, como la que adorna el ingente y precioso trabajo literario de Vargas Llosa”. http://www.republica.es/2010/10/07/el-triunfo-de-vargas-llosa/

De seguro, muchos me van a acusar de envidia o de cualquier otra estupidez (como esa de que fui a pedirle un "autógrafo" cuando quería compartir un ensayo con MVLL), pero un premio importante merece verse por las dos caras. Y, claro, la “lucha por la democracia” embanderado por MVLL (y uno de los pretextos del premio) no significa que la lucha incluya a los menos favorecidos por este sistema neoliberal.

ÚLTIMO MINUTO: MARIO VARGAS LLOSA ACABA DE GANAR EL PREMIO NOBEL

Hace unos momentos acaban de premiar con el Nobel en literatura al escritor peruano nacionalizado español Mario Vargas Llosa.
Aquí el cable de EFE:




Vargas Llosa gana el Nobel de Literatura por su "cartografía del poder"


Estocolmo, 7 oct (EFE).- El escritor peruano Mario Vargas Llosa ganó hoy el Premio Nobel de Literatura 2010 por su "cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo", según la explicación de la Academia Sueca.


EL REY DE ESPAÑA CELEBRA EL NOBEL:

Oporto (EFE) . El rey Juan Carlos mostró hoy su satisfacción por la “fantástica noticia” que supone para España la concesión del premio Nobel de Literatura al escritor peruano Mario Vargas Llosa, del que destacó su condición de gran “amigo de España”.

“Le quiero mucho y ha sido buenísima la noticia”, subrayo el monarca en unas breves declaraciones a los periodistas al término de las sesiones de trabajo del VI Encuentro Cotec Europa, tras recalcar que la concesión del Nobel a Vargas Llosa es “una noticia fantástica para España”.

El Rey de España se encuentra hoy en Oporto para presidir, junto a los jefes de Estado portugués, Anibal Cavaco Silva, e italiano, Giorgio Napolitano, la sexta edición del foro que coordina la actividad de las fundaciones Cotec para la innovación tecnológica en estos tres países europeos.

jueves, 30 de septiembre de 2010

ÚLTIMO MINUTO: INTENTO DE GOLPE DE ESTADO EN ECUADOR







Mientras se aclara (o se agrava) el panorama de intento de golpe en Ecuador, les dejo estos vídeos de apoyo popular a Rafael Correa, y mi rechazo absoluto al fascismo militar y los esbirros de la reacción norteamericana que, de seguro, están detrás de este atentado contra la democracia. Todavía no hay información clara, los aeropuertos están tomados por los militares, el pueblo se encuentra en las calles, Correa estaría internado en un hospital. Alan García ha cerrado las fronteras con Ecuador.

"EL OLOR DEL TACUCHAUFA", ENVÍO DE RAFAEL INOCENTE


El que nació para panzón, aunque lo fajen, decían las abuelas decimonónicas y, a la par que aconsejaban a la hija acerca de las cualidades de un nutritivo yantar para los infantes, velaban por la economía doméstica, salmodiando el refrán popular, somos lo que comemos. Es que se conservaba todavía una cierta decencia para el bitute y el convite de olla. Hoy no. Hoy las cosas han cambiado y tanto salen por televisión un cerdo fujimontesinista y tragaldabas, corrupto dirigente de fútbol, pontificando de cebiches, cau-cau y chancho al palo, como un afeminado maromero pretendiendo engañar a las marujas nativas afirmando que con veinte lucas adereza un plato gourmet para una familia peruana. Si antes la carrera del futuro era la computación, hoy miles de willys y panchitos desinformados sueñan con ser futbolistas o cocineros para alcanzar rapidito nomás su primer millón y mudarse de barrio. Si este corral porcino llamado Perú se ha envilecido en manos de políticos apátridas, arzobispos renegados del Cristo, abogados delincuentes, militares inmundos y ministros rateros, ahora se suman a la pandilla opresora, cocineros sabelotodo. Escribo hastiado de estos sujetos, de sus sartenes y cacerolas, de sus marmitones y fogatas ofensivas. Harto de toda esa horda guisandera que infesta la televisión, aliñando platillos de nombre impronunciable a mujercitas inútiles. Hoy en la televisión peruana reinan zorrimodelos que enantes nomás se entregaban por cien dólares, futbolistas fronterizos, cabrillas envilecidos y cocineros mediáticos tragando como gargantúas en cuchipandas onerosas, afrenta grotesca para millones de peruanos que sobreviven con un caldo de chuño o un puñado de cancha. Atestiguan mi palabra veinte mil tuberculosos limeños y sus empobrecidas familias, mudos espectadores del banquete del escarnio, la Tercera Feria Gastronómica Mistura.
¿Que mi crítica es inmediata y mezquina? ¿Que el peor enemigo de un peruano es otro peruano? ¿Que confundo gastronomía con nutrición? ¡Bah! lugares comunes, frases de adocenados, optimismo oligofrénico de arrebañados orgullosos de un país inexistente. Solidaridad, dignidad, esfuerzo, patria, memoria común, son palabras desconocidas por glotones de izquierda y derecha, hijos todos de la misma madre, mamones todos de la misma teta1.

Como soy de los que deben ver para creer, conseguí mi reventa a treinta soles en una de las puertas del Parque de la Exposición, a vista y paciencia de los tombos. Ni siquiera hice cola para ingresar y en un santiamén me encontraba sitiado por miles de insaciables que pujaban por hacerse plaza en una de las decenas de colas en donde se apretujaban monjas lascivas embutiéndose gruesos churros chorreantes de manjarblanco, emergentes2 endomingados orgullosos de codearse con la high life lorcha, intelectuales cansados infectados de sociología —postmodernos adoradores de Tongo y la buena olla—, pitucos progre capaces de tragar ceviche+tallarín colorado+papa a la huancaína+chicha morada helada y votar luego a la Susana Villarán, pero incapaces de pagarle un sol más a la muchacha que les cocina, les lava y les limpia el depa de San Borja y un ministro de la incultura, que confunde kotosh con tocosh, pero es capaz de admirar a Alan García por su visión de momento (sic).

Así estaban las cosas ese sábado. Mas de un de repente, como dicen los nortinos, de una guarida en donde vendían curiosos helados de papa, rocoto y palta, veo salir a uno, alucinante por la tenida. Pensé que se trataba de la propaganda ambulante de la exótica gelateria: pero no, se trataba un ser humano ataviado con un terno verde ocopa, abierto de par en par, con una camisa nívea y una corbata de seda con topitos negros. Saboreaba un helado de palta. Llevaba en una mano una bolsa plástica grabada que decía Ermenegildo Zegna y en la otra, a una gordita con botas de cuero y lentes para el sol ¬¬—¡pero estaba nublado!¬¬¬¬¬¬¬—, sospechosamente lacia como Cleopatra. La joven madona engullía a dos cachetes un pan con jamón rebosante de ajíes, cebollas y salsas de colores. Eran mis viejos conocidos del Jockey Plaza y no pude más que alegrarme por tan dichoso encuentro. Los seguí discretamente, lo cual no fue difícil, confundido entre la mar de gente excitada. Recordé mis días vividos en Egipto y La India. Me sentía en un mercadillo de El Cairo o Calcuta por lo apretado de la vía, pero la lujuria que destilaba aquél amasijo frotidista no la observé durante el año que pasé en Oriente. Aquí el ambiente exudaba saliva, lubricidad y efluvios malolientes. El olor de las viandas difuminaba el de los perfumes con que se había adobado aquél horroroso monstruo acéfalo, un bestial tubo digestivo ansioso de comida, diversión, trago y más comida.

Willy y Verito venían decididos a todo. Como dicen los jovenzuelos indolentes de hoy en día: asumo que se cuadraron primero en El Chinito, por los panes con jamón cuyas envolturas arrojaron sin miramientos al suelo. El tour de mis bizarros amigos había comenzado. El mapa obsequiado por el revendedor lo arrojé por la borda apenas divisé a la dichosa parejita, seguro de que ellos serían la mejor guía por aquél dédalo de sabores.

Lo que siguió raya en lo inverosímil. Se cuadraron para empujarse un extravagante tacuchaufa a una velocidad asombrosa, lo cual por otra parte no fue nada del otro mundo, porque la porción ameritaba el apetito de un periquito enfermo. Acto seguido, la pareja se zampó en la cola del cebiche y con las cebollas rebasando por sus mandíbulas, miraron el mapa que Verito llevaba en un carterón chino de cuero sintético. Sin pérdida de tiempo corrieron hacia la chanfainita con tamales e inmediatamente después dieron cuenta de seis palitos de anticuchos elaborados con corazón de res importado, ese que parece tecnopor viejo. Calmada su ansiedad, nuestros mamones alargaron la fila para ingerir un chupe de camarones, coloradote, grasiento y vaporoso.

Ya a estas alturas, la mistura de frijol canario, huevo, sillao y cebollita china, aderezado con ají amarillo y abundante ajo habían convertido los intestinos de Verito y el estómago ulcerado de Willy en un campo de batalla en donde metilsulfuro, amoníaco y escatol, sulfuro de hidrógeno, helio y otros gases nobles, pugnaban por desbandarse por arriba y por abajo. Mi amor, todavía tengo hambre, me ha dado la depre, rogó Verito volteando los ojos. Al frente suyo, tres kilómetros de trogloditas babeaban por el chancho al palo. Se sumaron a la interminable fila de glotones y, con la esperanza de apaciguar la efervescencia de su fuero interno, cataron de un jugo frozen de melón +naranja+ pepino dulce, el popular mataserrano del criollo añejo. En poco menos de media hora, el bolo alimenticio fermentado, hedía. Los canarios silbaban y los palominos maculaban el calzón Leonisa de Verito, anticipando enteritis aguda a nuestros precoces ventrales.

Si comprendemos que la capacidad del estómago humano apenas llega a 1.5 kg, entonces repararemos en el crimen que cometieron contra sí mismos los circunstantes del Mistura. Entre el chancho al palo, el tacuchaufa, los anticuchos, el sándwich de jamón, el chupe y el cebiche de lenguado, la parejita había engullido por lo menos 5 kg de comida, justo lo que cabe en el estómago de un chancho joven. Willy se había descorrido la correa para aliviar la opresión de la guata y se venteaba sin pudor alguno, mientras que Verito ya no cabía en el jean al cuete en el que había calzado su figura cuadrada.

Daban las siete de la noche. Sucesivos shows habían engalanado la Feria y peruanos de todas las clases comían, bebían y bailaban al son de la cumbia postmoderna de Bareto. Pero un olor sulfuroso, pesado e irrespirable abotagaba el recinto de la alegría. Los gases nobles habían logrado escapar del pozo séptico y el producto de la sobreingesta compulsiva de los intemperantes se liberaba al ambiente: ni los más potentes jugos gástricos, ni las más furiosas enzimas hidrolíticas habrían digerido tal cantidad de comida tan torpemente combinada. ¿Cuántos años permanecería todo ese alimento putrefacto en el pozo séptico, negro y estancado, en que se había convertido el colon de nuestros ventrales? ¿Sus cerebros aturdidos de comida repararían en ello?

En las grandes orgías romanas eran más previsores y si bien es cierto, satisfacían a saciedad los deseos del cuerpo, los desechos y la mierda propia de la condición humana seguían un cauce ya previsto. Nuestros romanos comían como leones, bebían como camellos y fornicaban como bononos, pero vaya que tenían un sistema sanitario impecable. Baños públicos, bacinicas al paso, sistemas de canalización de aguas servidas. En el Mistura, tamales, cebiche y carapulcra, causa, seco y tallarines, estofados, paellas y anticuchos, chanfainita, chupe y tacuchaufa, chinchulines, pancita y chancho al palo, jugos de frutas, helado y pisco sour, se habían mezclado de manera tan innoble, desatinada y compulsiva en las vísceras purulentas de los golosos que inodoros, urinarios y vomitaderos públicos brillaron por su ausencia o notoria insuficiencia.

En algún momento de mi odisea me crucé con Gastón Acurio. Más asediado que estrella del rock, el cusqueño sonreía a todo el mundo. Iba sin afeitar y el chaquetín cocinero lucía arrugado. Su peluquín oleoso apenas se mecía al traidor viento limeño. Si antes un hijo te salía golfo lo metías a cocinero. Sudoroso, panzón y autoritario, este cachaco de la cocina guisaba para las fauces de la alta burguesía y se preciaba de usar sólo productos franceses. A Gastón, por el contrario, se le veía tan bonachón, tan intercultural e incluyente que resultaba imposible agarrarle bronca alguna a este pretendido Che Guevara de la cocina peruana. Esa facha de ex gordo beneficiario de banda gástrica, chévere con todos, es lo que hace de Gastón bolo fijo a lo que sea. En cambio, los pequeños cultivadores serranos de papa lucían menguados y silenciosos. Silenciosos como los anémicos que estiraban las manos por entre las rejas del Parque rogando por un mendrugo a los ventrales. Esos 600 pequeños productores de papa invitados al Mistura, utilizados hábilmente por el discurso gastronómico y ministerial, permanecían impermeables al boato de la concurrencia y al protagonismo atribuido por el discurso gastronómico. Sospechaban quizá que las 15 toneladas de papa que movieron en la Feria eran nada frente a los 3 millones de toneladas que anualmente producen 600 mil agricultores peruanos y que cada año pierden terreno frente a los productos importados subsidiados: trigo, arroz, soya, azúcar, aceite, lácteos y, paradójicamente, papas. Sospechaban seguramente que al día siguiente del Mistura los intermediarios seguirían pagando por las papas nativas 10 o 20 céntimos de sol por kilo, mientras que sus hijos formarían parte de ese vergonzoso ejército de desnutridos crónicos o de esos 20 mil tebecianos que agonizan lentamente sólo en la Ciudad de los Culpables.

Al retirarme vi a Rómulo, Alan y Remigio, esos ladrones que esperaron pacientemente a que sus delitos prescriban para retornar al país y seguir robando. Sus carrillos repletos de caucau de pota —¿o poto?— acusaban el desgaste de la mentira. Dos mujeres, rubias al pomo y rucas a la vista, masticaban tallarines a la huancaína, colgadas de sus brazos haraganes de logreros profesionales. Sentí horror y pena por el Perú y por los miles de chiquillos ingenuos, futuros chefs subempleados —¿sabrán acaso que Ferrán Adriá empezó lavando platos y jamás pisó una escuela de hostelería?¿sabrán cuántos bistros y restaurantes tres Michelin hay en Lima?¿serán lo suficientemente guerreros como para sobrevivir con una fonda decente cuando el papi ya no les subvencione?—. Sentí lástima por Gastón, sobrepasado a la legua por las condiciones del neocapitalismo consolidado desde políticas liberales e inequitativas en sí mismas. Sentí pena por Gastón, aprovechado por esa manada de políticos filogenéticamente ladrones que medran sin remordimientos su bonito discurso inclusivo, su discurso de poeta-cocinero de una burguesía cada día más soberbia, insensible y decadente.
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1 Poco ha cambiado el Perú desde 1907 cuando Manuel Gonzáles Prada escribió “Vemos la prosperidad de una oligarquía, el bienestar de un compadraje; no miramos la prosperidad ni el bienestar de un pueblo. Lima es no sólo, el gran receptáculo donde vienen a centralizarse las aguas sucias y las aguas limpias de los departamentos: es la inmensa ventosa que chupa la sangre de toda la Nación. Esas quintas, esos chalets, esos palacetes, esos coches, esos trajes de seda y esos aderezos de brillantes, provienen de los tajos en la carne del pueblo, representan las sangrías administradas en forma de contribuciones fiscales y gabelas de todo género.

2 Emergentes: esa categoría postmoderna inventada por la sociología embustera para disfrazar los conflictos de clase. Hoy más que antes se debe hablar de proletariado, subproletariado, pequeña, mediana y gran burguesía. Lo increíble es que existen quienes se sienten orgullosos del dichoso adjetivo, emergente, flotante, grumoso, como el mojón que sobrenada en el inodoro por su propio peso específico.

martes, 28 de septiembre de 2010

YBARRARIO: CUADERNO DE MÚSICO (EN SOL MAYOR)

“DISTORSIÓN ÁCIDA” 1990-2010






Tenía 15 años cuando me acerqué por primera vez al Conservatorio Nacional de Música, ubicado, en ese tiempo, en la avenida Emancipación, a un costado del jirón de La Unión. Hacía poco que había leído a Hegel y sus conceptos sobre la música y la poesía, y había nacido en mí, casi por inercia y natural motivación, la necesidad de perfeccionar lo poco que sabía sobre la guitarra, el bajo y contrabajo. Grande fue mi decepción cuando me dijeron que tenía que hacer una audición, leer música y entonar sin errores un instrumento musical. El hombre viejo y roñoso que me atendió tenía cara de pocos amigos y lucía una calva moderada, al parecer la música que le interesaba –y era la que tenía en el receptor am—era una salsa sensual de pésima melodía y letra horrorosa. Le dije que no tenía sentido todos los requisitos que pedían para ingresar al conservatorio, era como si para ser ingeniero te pidieran que, antes de iniciar la carrera, tuvieras que saber sobre números imaginarios, circuitos eléctricos y cálculos diferenciales y encima construir un puente o reparar un motor trifásico; o para ser veterinario te pidieran que supieras despanzurrar a un gato y determinaras por qué el hígado de este animal es muy sensible. "Gargament", el viejo de calva sudorosa, me miró fijamente y me dijo de mala gana que esos eran los requisitos y que la audición era en una semana para lo cual había que llenar un formulario y pagar al Banco de la Nación un equivalente a 300 soles. En ese momento me di cuenta que mi camino no era ser un músico de salón o de cámara, y no es porque estuviera vedado para este tipo de arte, sino que por razones de formas y de acomodamientos conceptuales nunca iba a ser parte de la manada de los cincuentas tocacuerdas y soplasaxos que se reúnen bajo la batuta del histriónico director de orquesta con el síndrome de Joe Cocker, sobre todo cuando entonaba el clásico betlesillo “Por una ayudita de mis amigos”.
Al salir del local, furioso (con ganas de patearle en el culo a Bach, con ganas de torcerle el cuello a Paganini o sacarle los ojos a Haydn) me encontré con unos niños de bien con sacos y corbatas michi que iban muy orondos a sus ensayos mientras sus empleadas domésticas les cargaban el instrumento. La imagen feudal, propia de esta ciudad hipócrita, unido al “arte” (o a los que ellos entienden como arte) me dio ganas de vomitar, pero por sobre todo me alejó de ese centro segregacionista que exigía requisitos que un muchacho cualquiera del Perú no podía cumplir; una forma muy sutil de aplicar la selección natural de los ricos (bien educados) sobre los pobres (mal educados y mantenidos en la ignorancia) y frustrar las intensiones de cualquier trovador o compositor cuyo estro o espíritu artístico necesite una perfilada o la corrección natural dentro de un proceso de aprendizaje.

Aquella noche me encerré en mi cuarto y empecé a tocar la guitarra lo más fuerte que podía, hasta los vecinos se quejaron y mis padres me pidieron que dejara las cuerdas y que no descuidara los estudios. Por la madrugada de aquel aciago día ya tenía compuesto mi primera canción en cuatro cuartos en una versión de rock primitivo con algunos arreglos que lo hacían ver como música de los cincuentas. Y así durante ese verano de 1985 me dediqué a hacer canciones, escribir letras y guardarlo todo en un cuaderno que escondía secretamente entre el colchón y el somier de la cama.
Todo ese material lo mantuve en reserva, celosamente guardado bajo llave –más, incluso, que mi poesía-- hasta que en 1990 fundé la banda de rock “Distorsión Ácida”, una especie de funk rock, heavy, blues y el revival sesentero con fusiones modernas. Nunca tuve intensión ni tuve la idea de hacer de mi esfuerzo musical motivo de orgullo o, mucho menos convertirme en un emblema del rock subterráneo del Perú. Por eso mismo, al principio me negué a grabar y tocábamos en bares de mala muerte y en algunas universidades solo por una necesidad de expresarnos.
Escribo esto, no porque quiera hacerme el músico frustrado o el artista incomprendido que ha visto cómo brota la mierda en un cuadro de Kandinski o como los hermanos Yaipén se llenan los bolsillos cantando prosaicos estribillos. Escribo esto porque sin pensarlo han pasado 25 años de aquella mala experiencia con la Escuela de Música, y 20 años desde que se fundara “Distorsión Ácida”. Este fue uno de los motivos principales por el cual nos reunimos hace un mes para volver a tocar aunque sea para nosotros. Sobre la entonación de instrumentos me quedo con una frase del viejo Amador Ballunbrosio que dijo en El Carmen-Chincha hace muchos años: “Rodolfo, no te preocupes de las formas, lo que tienes que hacer es dejar que el instrumento te use a ti, si el violín quiere salir del corazón, pues entonces deja que sea así”. El viejo Amador, contrario a todas las reglas de ponerse el violín en el hombro, se ponía el instrumento a la altura del pecho y dejaba salir las notas. Y es que para la música, como para cualquier arte, no existen reglas, ni formas, ni escuelas, ni parámetros o caminos, lo único que existe es pasión y las ganas de expresarse.
Y así, de mis ganas de formar parte algún día de la Orquesta Sinfónica Nacional y tocar el contrabajo haciendo pizzicatos, pasé a las filas de los roqueros que escarban en la basura un pedazo de alambre para reemplazar la cuerda que acaba de romperse. No sé si valió la pena, todavía sigo componiendo y me reúno de vez en cuando con músicos orquestales para hacer música clásica y hablar menos (o decir menos palabras, ya que como sabemos la música es también otro lenguaje). Y todavía no sé porque se tiene que repetir el estribillo “el rock es cultura” como si un tipo especial de música no podría calificarse como tal: música, cultura, creación intelectual, producción heroica del hombre desde que apareció en la tierra, expresión del espíritu, el lenguaje de los dioses, etc.

Les dejo este vídeo donde aparezco con un casco de un helicóptero norteamericano derribado en Vietnam (no necesito explicar el valor simbólico de esto, sólo que para conseguirlo tuve que pagar un precio oneroso). Mi hermano Edward aparece con una máscara de soldador que es como se tenía que andar en los ochentas ante tanta explosión que sacudía nuestra ciudad.

PD1: Quisiera aprovechar la ocasión y agradecer a todos los músicos que pasaron por la banda, entre ellos a Carlos Rodríguez, sanmarquino escritor y músico de fuste que hace homenajes al rock psicodélico, a Led Zeppelin, ACDC, etc. Las gracias, también van para Luis Godoy, baterista y poeta que ha publicado: Despertar el dolor. Hemil García quien en un tiempo nos acompañó en las vocales y ahora está dedicado de lleno a la literatura haciendo carrera en Estados Unidos. Las siempre eternas gracias a Manolo Garfias, guitarrista sabático (por Black Sabbath) que por estos días debe estar en Australia. También el saludo y las gracias a Carlos Tacuri, hijo del ex diputado Tacuri, músico de la desaparecida banda de rock fusión Ñaupamachu. Las gracias también a Julio Almeida, el Ñaka de "Mazo", Manolo Bonhan, Jesús del primer “Mister Blues” quien creía y confiaba en el proyecto hasta que por razones económica abandonó el país con la idea de formar una banda de country en EU.

PD2: Hoy la banda cuenta con el virtuoso Edward Quisquiche quien se quedó en la batería desde 1997. En el “guitar hero” está Hernán Manrique (sobrino de Nelson Manrique), y en la voz y bajo este humilde servidor.
Aquí otros temas:

Diazepam


Icaro


Clamor en negro

PALABRAS DE ELMORE A VIOLETA CARNERO HOKE EN "CARETAS"

LUGAR COMÚN



AUGUSTO ELMORE



CARETAS /setiembre 23, 2010 p. 50



(…)

*

Ha muerto Violeta Valcárcel, la espléndida y vital viuda de Gustavo Valcárcel,

que en vida fue su extraordinaria compañera de infortunios (porque eso fue todo

lo que tuvo en vida el poeta, infortunio tras infortunio). Tuve el gusto de

conocerla hace muchos años en que los visité en su modesta pero acogedora

casa, en donde hablamos un poco de todo, del aprismo que ellos habían

abandonado siguiendo los pasos de Alberto Hidalgo, el poeta autor del prólogo de

mi primer libro de poemas, Origen, que fue lo que nos juntó, pero sobre todo de

poesía. Ella era una mujer bella y espigada, de la que seguramente se enamoró, como

yo y todos los que la conocimos, el gran pintor mexicano Diego Rivera, quien

durante el destierro de Gustavo y Violeta en México hizo de ella un valioso retrato.

Violeta fue en vida un vigoroso impulso para el poeta, y su ausencia será como un

Pedestal perenne. Por eso Gustavo escribió ¡Qué dicha más espléndida oír la libertad!

Ahora los dos son finalmente libres.



(…)

¡Salud a los poetas que fallecen (Violeta Valcárcel lo era) porque de ellos es

El Reino!

NOCHE CRIOLLA EN "EL AVERNO"

Noches de Saycope en el Averno

CARLOS HILDAGO
CESAR CALDERON
CARLOS CASTILLO
LALO LLANOS
CARLOS CONDOR
REY SOTO
GOMER VALVERDE
ANTONIO ZEBALLOS
PIERO BUSTOS

INVITADOS ESPECIALES

30 DE SETIEMBRE
9 : 30 PM
C.C EL AVERNO JR.QUILCA 238 - LIMA

Revista Malabia 49 : arte, cultura y sociedad







www.suplementoliterariomalabia.blogspot.com

www.colaboracionesyconvocatorias.blogspot.com

RAQUEL JODOROWSKY EN EL BRISAS DEL TITICACA

MIÉRCOLES CULTURALES

Raquel Jodorowsky


Recital y conversatorio

Libros - Música – Brindis – Solidaridad

29 de setiembre – 7:00 p.m.
Asociación Cultural Brisas del Titicaca,
Wakulski 168, Cdra. 1 de Av. Brasil

INGRESO LIBRE

PRESENTACIÓN DE "BELLAS Y SUICIDAS" EN LA CLP



ALESSANDRA TENORIO CARRANZA
Jefa de Imagen Institucional y RR.PP.
de la Casa de la Literatura Peruana
Visítanos: http://www.casadelaliteraturaperuana.gob.pe
Oficina: 426 2573
Celular: 990 977993

MAESTRO ARGENTINO EN LA CASONA DE SAN MARCOS

Nota de Prensa:


El reconocido Director de Orquesta José María Ulla cumplirá una nutrida agenda en la Dirección de Música de la Decana de América.




La Dirección de Música de San Marcos recibe la visita de José María Ulla, Director de Orquesta argentino, quien ha venido exclusivamente al Perú para realizar actividades docentes y ofrecer un recital.



El miércoles 29 y jueves 30 a las 6:30 p.m, nuestro invitado disertará sobre la emblemática obra “Turangalila” de Olivier Messiaen, de la cual nuestro invitado realizó el estreno en Egipto. Las conferencias se realizarán en el Auditorio. Ingreso libre.



Para culminar con sus presentaciones en la Casona sanmarquina, nuestro invitado ofrecerá este viernes 1 de octubre un concierto con obras de Carlos Guastavino y otros, en el que participará la cantante peruana Victoria Villalobos. Este recital se realizará en el Salón General a las 7:00 p.m. Ingreso libre.



Todas estas actividades forman parte de la ESCUELA ABIERTA DE MÚSICA SAN MARCOS y es válida como Capacitación Docente.Se entregarán constancias a solicitud y bajo las siguientes condiciones: Asistir al 100 % del tiempo programado, entregar un breve trabajo que de cuenta de su participación en el evento y cancelar S/. 20.00.



Para obtener mayor información, comunicarse con la Dirección de Música: Telf. 4278155 / direcciondemusica@unmsm.edu.pe



Centro Cultural de San Marcos: Av. Nicolás de Piérola 1222 – Parque Universitario - Centro Histórico de Lima.

jueves, 23 de septiembre de 2010

YBARRARIO: UN ÁNGELUS PARA LILITH

HOMENAJE




I

A fines de los noventas conocí a Lilith. Yo había ido al centro de Lima, en una de mis acostumbradas travesías, a sacar fotocopias, conversar con unos amigos y comprar unos libros (viejo vicio del cual aún padezco) y de cara a mi mundo hostil y a mis búsquedas egotistas me encontré con ella: una chica de 16 ó 17 años de rostro rosado, cabello rojizo y de una amabilidad poco frecuente, en suma, una belleza (espiritual-física) que podría calificarse de literaria. Me hizo unos descuentos, me recomendó unos títulos, algunas novelas y ensayos lingüísticos en inglés, e incluso me dijo que podría prestarme algunos libros con la condición de que, luego de ver su calidad, los comprara (así, sin más). Me sorprendí ante un trato demasiado amable para una librería del centro de Lima. Ante tanta delicatesen no me quedó otra que gastar (¿invertir?) todo el dinero que tenía disponible. Aquella noche me fui con mi pequeño cargamento de libros dispuesto a encerrarme unos días para leer. Eso creía yo. En la noche, mi amable librera (la ideal, la buenagente y prestalibros, la que todo lector busca) se metió en mis sueños, parecía que tuviera alas, era un hada a quien yo daba gracias de haber encontrado el camino, y por ayudarme a creer en los libreros, seres a quienes, por lo general, despreciaba, porque jugaban con los sentimientos de los lectores, y su único afán, aparte de las conversas aguanosas y la falta de buceos batipelágicos, era lucrar con títulos y autores que de repente jamás tuvieron prioridades monetaristas, o, por lo menos, no eran sus principales búsquedas.
Al día siguiente, fui a buscarla, hablamos de poesía y me acercó un poemario de un jovencísimo vate totalmente inédito de nombre Álvaro Lasso; el libro, escrito a mano sobre cuaderno loro, se titulaba “La Casa de Bakú” que no sé por qué exacto motivo de orden gramatical me hizo recordar al libro de Gerald Durrell, hermano de Lawrence: “Los Sabuesos de Bafut”, un libro que habla de un viaje al África en busca de unos extraños especímenes para unos museos europeos. Leí “La Casa de Bakú” con detenimiento, con la pasión y la curiosidad de estar leyendo algo secreto o algo indebido, y otro día le di a Lislibeth –ese era su nombre sin contracción-- mi opinión sincera: el libro estaba bien escrito, había unos versos cacofónicos y otros que se repetían, pero que podían fácilmente corregirse, y, por lo demás, aparte de uno que otro detalle, el conjunto de textos estaba publicable. Mientras le contaba esto se me despertó inexplicablemente algún tipo de celos, envidia, inquina o rabia, y me iba preguntando ¿quién era Álvaro Lasso? ¿Por qué diablos le había entregado su poemario inédito y en original? ¿Cuál era la relación de este joven poeta con ella? etc., etc. Aquél día Lilith me acercó unas revistas “Quimera”, me dio como diez números, y me dijo que las leyera y que cuando terminase las devolviera, así, sin fecha, como si fuese una bibliotecaria que estaba sobrepasando sus funciones. Entendí que ella había lanzado el anzuelo, que había cierta reciprocidad, algún tipo de interés, alguna importancia hacia mi persona, aunque nimia, pero importancia al fin (o eso creía yo).
Nuestra amistad de lector-librera se extendió por casi tres meses. Empecé a ir a diario, conversábamos de autores, de libros que nadie leía y mucho menos, nadie compraba; de las manías de ciertos escritores (por ahí había uno que se reclamaba seguidor de Wilhen Reich pero no aceptaba la última etapa ufológica de su vida; asimismo, había escritores lamentables que renegaban de Joyce por haber puesto las vallas tan alto, o los escritores que se las daban de aristócratas y escupían su hiel amarga sobre los escritores populares, etc., etc.), las conversaciones con Lilith también trataban de ediciones príncipe, de diseños de carátulas, de versos citables, de argumentos, etc., etc., e incluso había días en que, sobrepasando mi relación impersonal de compralibros, le ayudaba a cerrar la librería, a acomodar las rumas de revistas, quitar los letreros y poner los candados, algunos amigos que pasaban por ahí pensaban que me habían contratado de vendedor (secretamente guardé una de mis frustraciones de librero de viejo). Lilith, poco a poco, me empezó a contar de su vida, aparentemente era una mujer sola, alguien que no tenía padres ni hermanos, su juventud me hacía dudar en la veracidad de esos detalles. Un día de esos (cuando ya tenía la seguridad de que no sería rechazado; esa estúpida ansiedad de los jóvenes por la aceptación), la invité a salir y como una araña meticulosa (aquél arácnido de los plátanos) construí mi tela, preparé mi treta, le dije que a unas cuadras en la prolongación de Jirón de La Unión, había un bar llamado el “Munich” donde había visto a un buen pianista ciego que cantaba canciones de Ray Charles. En realidad la engañé, estaba usando una de mis triquiñuelas; el pianista era ciego pero tocaba temas aburridos de los Beatles (opositores históricos y mediocres de los greasers) y baladas románticas comerciales. Tomamos dos botellas de vino y, antes de las doce, Lilith me dijo que tenía que irse, que se le iba a hacer tarde, que “tenía cosas importantes que hacer” (esas fueron sus palabras). Salió corriendo como si fuese alguien que hubiese visto al mismo demonio o estuviese encantado. Paramos un taxi y se alejó. Lilit, la librera-cenicienta no dejó ningún zapato, pero sí varios libros que yo tenía que devolver. Regresé al bar, pedí más vino y me emborraché. Tambaleando me acerqué al pianista ciego y le pedí que tocara para mí “La casa del sol naciente” de The Animals. Lo hice por joder y porque estaba molesto conmigo mismo al haberme hecho falsas ilusiones. Quería desquitarme con alguien. Recuerdo que el pianista no atinaba a nada y me pedía que le repitiera el título, se lo dije en inglés: The house of the rising sun, y nada de nada. Entonces puse mis manos frías y sudorosas sobre las teclas y le toque la introducción. El ciego se rio con una mueca cuasi inexpresiva parecía que tuviera puesta una máscara de madera, y, para mi sorpresa (y para sorpresa de todos los borrachos de aquel bar), me dijo que sí la sabía. Metí mi mano dentro de mi chaqueta, le puse un par de billetes en su bolsillo de la camisa y me senté al fondo del bar para terminar el vino agrio que tenía en mi mesa. Di una última pitada al cigarrillo y metí la colilla dentro del vaso. Aquella noche llegué tarde a casa y me puse a releer “La casa de Bakú”, libro al cual había secretamente sacado una fotocopia, y contrario a mi opinión anterior, esta vez le encontré un sinnúmero de errores, faltas de sintaxis, falta de tropos, falta de música, falta de ritmo, etc., etc., hasta me imaginé que el autor debía ser un enano acondroplásico de aspecto circense con “genu varu” (piernas chuecas) o un mutante de manos con membranas digitales y dos cabezas; muy dentro de mí sabía que estaba tomando de forma personal algo que debía ser la crítica de un lector acucioso y sin prejuicios.
Al día siguiente, con el pretexto de devolver los libros prestados, fui a buscar a Lilith. No la encontré, la librería estaba cerrada. Entonces tropecé con un escritor, un narrador de temas urbanos y aburridos, que fungió de acompañante en mi búsqueda; por cierto, no era ningún Virgilio era más bien un Lazarillo de Tormes, el perro de Unamuno, el cuervo de Poe, la rata o el vómito de Bukowski, etc. Él se dio cuenta, al darnos varias vueltas por el local cerrado, de que algo me interesaba en esa librería. Le dije que estaba buscando un título extraño de un autor medieval y que sólo lo había visto en uno de los stands de aquella tienda de libros. Le mentí para que dejara de preguntarme; además, este escritorzuelo se la daba de erudito y yo no quería gastar saliva en discusiones bizantinas. Así, buscando a mi ángel propiciatorio de lecturas, transcurrieron varios días seguidos sin mayores resultados. Averigüé por ahí y nadie me daba razón. Mis intentos detectivescos fracasaron irremediablemente. Había querido hacer del sherlock Holmes del jirón Quilca y sólo había hecho el ridículo, y me quedé vagando como Jimmy, el de la canción “Jimmy quiere” de César N.
Pasaron veinte días sin saber nada de Lilith. Cuando ya pensaba olvidar el asunto y quedarme con los libros, me encuentro cara a cara con mi querida librera; estaba desgreñada y vestía una camiseta blanca y pantalón caqui con unos números rojos bordados a un costado, le pregunté, a modo de ironía, si no se había escapado de un centro penitenciario (no sé porque se me ocurrió que la hubieran usado de burrier), y, sin reírse, me dijo que había huido de un lugar parecido: el hospital Hermilio Valdizán. Como la vi ansiosa supuse que tenía hambre o sed y le propuse ir a almorzar en un restaurante vegetariano que quedaba en la primera cuadra del jirón Moquegua. Ahí entre una sopa de espárragos y carne de gluten me contó que le querían achacar una enfermedad llamada “psicosis delirante”, eso decían los médicos (motivo por el cual unos familiares la habían encerrado en el frenopático), pero que si se medicaba podía estar “casi en la normalidad”. Esa palabra “casi” quedó retumbando en mi cabeza. Le comenté (para calmarla y para calmarme) que la anormalidad es la norma de las sociedades modernas que buscan uniformizar el pensamiento, las conductas, las tendencias, las modas, etc., con el fin de establecer un control social y evitar cualquier divergencia o disidencia. Además –apunté, ahora sí para hacerla sentir bien-, “los tipos sanos son aburridos”. Cuando le dije que quería devolverle sus libros me dijo que me los quedara que ya no importaba nada de la librería porque nunca fue la dueña, ella sólo la regentaba, era la encargada. Entonces le dije que quería compensar de alguna forma esa deferencia o, en su defecto, devolver irrevocablemente ese regalo. Me dijo que estaba necesitando casa, no sabía donde pasar la noche y estaba haciendo frío; entonces, en una decisión rápida (lo reconozco), le propuse ir a mi humilde morada en La Encantada de Villa a pie del mar de Chorrillos. Nunca pensé propasarme con ella. Un espíritu de extraña solidaridad me animaba. Aquella noche nos bañamos con ropa y todo en ese mar furioso. Mi pericia natatoria se ponía a prueba con esas olas continuas. Lilith me miraba desde la orilla. Unos muchachos rubicundos pensaban que me estaba ahogando pero las risas de Lilith bajaban la tensión de los espectadores. Al sumergirme para evitar un espumón tropecé con un pez gordo y plateado que golpeó mi rostro escapándose de mis manos cuando intenté cogerlo. Entonces bajé hasta la arena y recogí unos caparazones de caracoles que luego se los regalé a Lilith para que escuchara el sonido del mar y encontrara la calma que tanto necesitaba. La luna llena nos alumbró toda la noche cuando nos quedamos dormidos en la orilla.
Los primeros días fueron de “aclimatación”. Mis extrañas costumbres como salir a caminar en la madrugada, comer sólo cuando tenía hambre o escribir compulsivamente tanto en máquina de escribir como computadora o a punta de lapicero, fueron expuestas. Lilith era más rara aún, sus psicopatías evidentes la alejaban de la socialización. A veces hablaba sola y manejaba unos celos enfermizos ("celotipia" lo llaman). Sacó de las paredes de mi cuarto algunos carteles de modelos famosas como la Lollobrígida, Evangelista, Crawfor, etc. que en realidad no eran “mis” afiches sino de un primo que había viajado al Brasil y me había dejado los carteles y unos pequeños enceres para que se los cuide.
Una noche la sorprendí leyendo mis poemas antiguos y rompiendo los textos donde hacía referencia a alguna mujer, así sea como amiga. Buscó también todos mis libros y rompió las dedicatorias escritas por mujeres. Mis amigas escritoras se convirtieron en las víctimas de una celosía cabalgante. Esas eran sus condiciones, pero a mí me daba igual porque al fin y al cabo solo era papel y tinta, y siempre he pensado que todo lo escrito (por mí) puede ser superado (por mí mismo). Lo único que me molestaba es que por las noches se ponía a llorar y temblaba como perro chimú o perro berengo. Entonces, la abrazaba, le daba besos en la frente, acariciaba su cabello y le decía que se calme que ya iba a pasar. A veces le cantaba una canción de cuna hasta que se quedaba dormida. No sabía exactamente qué es lo que le ocurría, pero sabía que sea lo que fuese tenía que acabar.
Así, entre pequeños viajes y largas estadías en la casa de La Encantada de Villa, pasaron dos años. La elaboración de artesanías, pinturas y pequeños adornos la calmaban, y encontraba un motivo para olvidarse de las voces que la aquejaban o de esa pena que nunca me contó de qué se trataba.
Cierto día se levantó con la idea de que yo la engañaba con una antigua enamorada. Imaginaba que yo me veía a escondidas con ella. Cada vez que regresaba de hacer algunas compras me empezaba a oler, metía sus manos en mis bolsillos, sacaba los boletos de micro, las facturas, los vouchers, todo lo revisaba con meticulosidad y como si tuviera la urgencia de encontrar algo; a mí me daba la impresión de estar viviendo con un ente policíaco, un investigador privado que había contratado para que me vigilara a mí mismo; pero trataba de no molestarla y le seguía el juego porque eso saciaba (¿o alentaba?) en cierta forma su ansiedad. Fue en aquella época que le sugerí ir a visitar a un amigo psiquiatra, propulsor de la antipsiquiatría y las teorías del doctor Laing, quien nos podría ayudar. Al principio, Lilith, entendió, pero luego empezó a maquinar que yo había hecho contacto oculto, un trato bajo la mesa con su familia y que me estaba dejando guiar por su mamá-verdugo y lo que quería en el fondo era encerrarla.
Una noche, luego de ir a un recital de poesía regresé a casa cansado y grande fue mi sorpresa al encontrar sobre la mesa un papel escrito con un mensaje, las letras se notaban nerviosas y el papel lucía arrugado como si en medio de la escritura se hubiera arrepentido y vuelto a aceptar su contenido: “Rodolfo, me voy, no permitiré que te prestes a la cochinada. Tú más que nadie sabes que no estoy loca. Por favor, no me busques, voy a vivir mi vida de la mejor manera que conozco, o sea en libertad y sin nadie que dude de mi cordura, ya estoy cansada de fingir mi personalidad para que me consideres “normal”. A pesar de todo te quiero, pero es un rollo que tiene más que ver conmigo que contigo. Espero que puedas entender. Te extrañaré. Juro que te extrañaré. Adiós. L”.
La pequeña nota lo decía todo. Aunque no entendía en su verdadera dimensión qué es lo que fingía: o era sus estados de demencia o era la parte de su personalidad que yo consideraba “normal”. De todas formas, yo había hecho poco por solucionar su problema interno y, lo sabía, haría menos por solucionar este alejamiento que me devolvía a la soledad de siempre. Después, casi inmediatamente, me arrepentí, pero, en el fondo, opté por lo que, en ese momento, pensé, era lo mejor para ella. La dejé partir.


II

Después de dejar de ver a Lilith (o al revés, después que Lilith dejó de verme) empecé, con cierto desgano, a retomar mis antiguas amistadas. Volví a aparecer en el jirón Quilca. Volví a ir al cine compulsivamente y, por supuesto, a las bibliotecas a escarbar en historias que se parecieran a la mía como para constatar que no era la primera persona en el mundo a la que le ocurría esto. Encontré una, la de Maiakovski y su amada Lili, la del surrealista Bretón y su loca Nadja (1928), la de Dostoievski y su amada Polina, la que aparece con el mismo hombre en la novela “El Jugador”; la de “Rayuela”, la de Horacio con la maga Lucía me pareció una historia formal, además “la maga” era depresiva, no loca. En ese trance, rearmé una antigua banda de rock sinfónico con los que ensayaba los fines de semana. Compuse una canción a Lilit que titulé “Diazepam” (“En la noche espiral, yo te encontré al final/ entre drogas y azafrán/ entre alcohol y diazepam/ por favor, muérdeme, escúpeme, quiéreme, ámame, soy tu esclavo/ soy tu perro, miserable de vez en vez/ recostado en la pared tú me verás retroceder, retroceder…”: http://www.youtube.com/watch?v=X-uSF_Ljs5o), creyendo ingenuamente que con esto cerraba un capítulo en mi vida. Luego, me matriculé para unas clases de griego e italiano; y reescribí a mano algunos poemas que Lilith había roto, felizmente los sabía de memoria, no me costó mucho trabajo y me sirvió como impulso de corrección. En el fondo hacía eso para no pensar en ella, aunque en el real significado freudiano era todo lo contrario, y quería evitarlo. Nunca me gustaron los apegos ni los sentimentalismos. Las tristezas se curan con trabajo y manteniendo el cerebro ocupado. La vida es corta y a veces uno no puede darse el lujo de caerse y quedarse tirado en la vereda, hay que ponerse de pie y continuar el camino, no queda de otra. A pesar de mis principios de vida, una noche, después de compartir una cena y unos tragos con unos amigos, llegué a casa y me puse a escribir algo que en su momento identifiqué como debilidad. El apunte escrito sobre una hoja de cuaderno decía:
“Qué sería de ella en esta noche afable, qué sería de su mirada encendida como un palito de fósforo, de sus manos blancas y pequeñas que daba temor tocarlas, percibir su olor como un perro cuando lame a su amo. Qué sería de su cuerpo delicado, de sus cabellos rojizos, de toda esa magia que la envolvía como un manto místico cuando aceptaba caminar por esas calles enigmáticas siguiendo a un Diógenes artrítico que no era más que el mendigo de siempre, en la esquina de siempre, aullando ese dolor que calaba los huesos y, por oposición, y por unos instantes, dejábamos de ser los seres más miserables de la tierra, los que se quejaban por la falta de zapatos cuando había alguien que no tenía extremidades ni motivo alguno para decir que la vida “valía la pena” cuando nada, realmente nada, valía la pena”.
No sé en qué momento de esta historia quemé todos los papeles que había dejado Lilith, junté uno a uno todos sus dibujitos, sus cartas breves (la que dejó a un amigo dentista, la que deslizó una tarde por mi casa, la que escribió en el forro de una cajetilla de cigarrillos, la que dejó metida en un libro para que yo por cuestiones de sortilegio la encontrara, la que arrojó con una piedra a mi ventana, etc.), y aprovechando la llama que se había desatado en el jardín de mi casa, casi como un pequeño volcán, un Etna literatoso, arrojé sin mayor indulgencia la fotocopia del libro La Casa de Bakú de Álvaro Lasso. Vi cómo las hojas fotostáticas se retorcían ante las llamas y se llevaban al cielo los primeros versos de este, para mí, desconocido poeta. Y mientras todo se volvía cenizas y volaban por los aires restos de hollines y destellos fugaces, me repetía a mí mismo: “estos textos no son los extraviados Siete Pilares de la sabiduría de T.E. Lawrence o el maletín con textos que Hemingway perdió en Victoria Station, etc., etc.," además, todavía existía el original y lo tenía Lilith.
En este proceso de curación dejé de verla cinco años. Por razones políticas tuve que salir dos veces fuera del país. En mis viajes y correteos por asuntos literarios y, claro, por las eternas búsquedas de cosas, situaciones, libros que no existen (o que nunca podrían existir), que sólo son pretextos para continuar con una vida que de repente no tiene sentido, me acordaba de ella; a veces, por las noches, timbraban el teléfono y no contestaban, sólo una respiración agitada con un seseo nervioso me devolvía a mí mismo y a la imagen de Lilith detrás de la línea perseguida por sus fantasmas, temblando ante el frío de la noche espacial (perdona este rapto Ernesto C.) queriendo escuchar aunque sea mi aliento o su propio aliento, acercándome su metapresencia por el cableado telefónico. “¿Estás ahí, Lilith? Contesta, por favor, si necesitas ayuda o algo puedes decirme. Si no tienes dónde pasar la noche puedes venir a mi casa, tú conoces el camino…” Las llamadas se repetían, aunque había varios meses de espaciamiento. Cierta vez que me encontré con un amigo en común me informó que la habían visto trabajando en una agencia de modelos, se había hecho un corte de cabello a la moda y andaba con ropas caras y usaba tacones altos. Otro día llegó a mi casa un extraño regalo, era un inodoro totalmente nuevo que traía un título “para el Slumdlord de la poesía peruana”, no sé si eso era un piropo o un insulto, pero lo asumí como lo primero y lo que había buscado desde que escribí Sinfonía del Kaos a inicios del noventa: ser el señor de la mierda de la poesía peruana. No había nada qué hacer, Lilit desde la clandestinidad había acertado en el título y para celebrarlo llevé a la playa a rastras al inodoro de 30 kilos de peso y me senté encima del trono para ver el sunset , imaginar mi reino (poético y absurdo) y olvidarme de todo aunque sea por un instante. No lo logré y más bien percibí el aguijón, la espada de Simbad, la lanza de Longines que había entrado por mi costado tasajeándome el corazón porque realmente –lo confiezo-- me daba curiosidad en qué proyectos andaba metida Lilith (¿qué es lo que hacía merodeando alrededor de mi vida?) aunque en esta curiosidad no había ningún deseo de malicia. Siempre inspiró en mí un sentido de paternidad y protección de carácter incestuoso. Lo reconozco.
Una tarde mientras escribía un ensayo sobre “La bomba atómica artesanal” (trabajo en el que ha profundizado el profesor sanmarquino Grillo de Anunzziata), tocaron a mi puerta. Un joven de lentes con barbita radicalizada traía un mensaje importante. Lo hice pasar, le dije que tomara asiento y le invité un jugo de naranjas, por un momento pensé que era un activista de izquierda, un cuestionador del orden, o algo así. El joven me dijo que no tenía sed y procedió a leerme un texto. Era la despedida definitiva de Lilit hacia mi persona. El texto era más largo que la anterior misiva, la que dejó en mi casa. En este caso me decía que siempre me iba a recordar (la repetición de esa frase me molestó un poco) y que, aunque yo no me había dado cuenta, había ido varias veces a escuchar mi poesía y había comprado mis últimos libros. Estaba al tanto de mi trabajo literario. Me vigilaba desde lejos. Y lo seguiría haciendo… “desde la eternidad”. Le dije al joven que me leyera dos veces el mensaje. El texto hablaba de un tiempo pasado pero como si fuese en presente, ahí Lilith me hablaba de amores donde las relaciones de pareja eran una utopía, había algo de descoordinación en las frases, pero el mensaje era claro, sobre todo la despedida en la que transmitía un dolor que hasta ese momento no lo había captado en su real significado. Traté de no pensar en lo peor, un vértigo de desesperación me invadió por un momento, en todo este tiempo yo había hecho mi vida de la mejor forma que conozco: escribiendo, leyendo, participando de eventos culturales, apoyando a los movimientos ecológicos, etc., etc., y me había apartado de todo tipo de relación que me alejara de lo literario, aunque Lilith siempre estaba ahí en mis nostalgias una quimera y, al igual que Tristán estaba condenado a la soledad.
En un momento mi interlocutor, tratando de ser directo pero cauto, se adelantó a decirme y vomitar que Lilith se había suicidado en una piscina del Hotel Los Delfines de Trujillo. Su cuerpo fue encontrado flotando, había ingerido varias docenas de pastillas y se había quedado “dormida” en el agua. Al parecer, Lilith había aprovechado la fiesta de “La reina de la primavera”, o algo así, que se celebraba en la ciudad y que había movilizado a casi todos los alojados en el hotel. Y ante un sol primaveral y faltando unos días para su cumpleaños número 27, había optado por acabar con su existencia.
La noticia me cayó como un balde de agua fría. Mi interlocutor al ver mi sorpresa se identificó como un amigo de Lilith, ella le había escrito un correo electrónico diciendo lo que tenía que hacer cuando “sucedieran las cosas”. Por un momento me quedé sin palabras. Mi interlocutor cortó el breve silencio diciendo que “Lilith se fue para siempre”. El joven tenía los ojos rojos y trataba de ocultar el temblor de sus manos cogiéndose las piernas como si se le fueran a ir caminando dejando su cuerpo atrás. Le dije, levantando la voz, si tenía la confirmación de esa noticia. Me respondió que estuvo en el velatorio. Traté de contarle mi situación con respecto a Lilith, pero mi interlocutor se negó a escucharme, me dijo que sabía todo de mí, incluso había leído mis poemas y me consideraba un “renegado social, un elemento pernicioso para cualquier persona. Alguien incapaz de amar, un ser miserable lleno de odio”. Ante esa desnudes con formas de insulto, un contenido sentimiento de amor brotó casi por inercia o por sentido de autodefensa, y de forma inmediata como si recién hubiera dejado de ver a Lislibeth. Me acordé de aquella vez en que un vecino había querido apropiarse de una bicicleta de Lilith y ella me había llevado para que la recuperara, me acordé de la gresca y de los policías increpándome por mis malos modales y yendo a declarar por “agresión física” a la comisaría de La Curva en Chorrillos. Me acordé de cuando viajamos a la sierra y, en plena noche y con la poca visibilidad que nos daban las linternas acampamos en un porquero donde nos llenamos de pulgas y garrapatas, y luego tuvimos que botar nuestras ropas y comprar medicamento para las picaduras. Recordé cuando nos metimos a una casa abandonada y estuvimos viviendo a oscuras, tratando de apartarnos del mundo para que nadie la encontrara (para que nadie me encontrara). Me acordé cuando un día caminando sin zapatos por la arena de una playa lejana ella pisó un clavo oxidado y yo la limpié y le succioné la herida como si la hubiese mordido una serpiente u otro animal venenoso y luego la traje cargada a la casa caminando 3 kilómetros bajo un sol que parecía un horno microondas, y al día siguiente la llevé para que le pongan la vacuna antitetánica, hecho que me costó trabajo en convencerla. Todos los recuerdos posibles vinieron de inmediato, como un peso cuya enormidad hacían imposible que me mantuviera de pie. Fue un ligero mareo que me hizo tambalear, y me senté rápidamente en el sillón. Le pedí al mensajero que me dejara solo. El joven me pidió disculpas por el insulto maquillado, me dijo que sólo cumplía con un encargo (funerario) y que si quería más detalles me dejaba un correo electrónico.
Después de tomar una botella de vino, apenado por la triste partida de Lilith, busqué en mis cajones un teléfono de emergencia que Lilith me había entregado cuando recién empezamos a salir. Estaba escrito con letras de molde sobre el cartón plateado de una cajetilla de cigarro. Era el número de una tía carnal que vivía en San Borja. Lugar al que una vez había ido esperando desde lejos a que Lilith dejara un encargo. Su tía Juana, a quien conocía a través de una foto, era una mujer conservada (no conservadora) con el cabello teñido de rubio, su color natural debía haber sido el castaño claro. Su rostro explayaba bondad. La conversación telefónica fue accidentada al principio y cordial, después. La señora Juana me dijo que sabía mucho de mí. Lilith se había encargado de contarle sobre mi vida, e incluso había leído mis libros y sabía (no sé cómo, aunque lo imagino) que apreciaba y quería a Lislibeth. Me sorprendió su discurso. Me trató amablemente y me dijo que buscara a la madre de Lilith, o sea la hermana de Juana, porque había un cajón con cosas para mí. Imaginé esa caja de pandora como una puerta hacia un terreno prohibido y que yo había evitado desde que la conocí. Me entró un temor literario, casi patológico y me contuve de ir por mi herencia. ¿Qué tendría yo que decirle a la madre de Lislibeth? ¿Qué es lo que yo podría reclamar más allá de esa caja en la que no sabía cuál era su contenido? ¿Era acaso yo el culpable de ese suicidio o lo era la madre, quien siempre trató de encerrarla y obligarla a un tratamiento ortodoxo? ¿Por qué Lilit había preparado de antemano este injusto encuentro entre dos personas que habían tenido un trato desigual con ella? A fin de cuentas ¿Qué es lo que podría hablar yo con la madre de una joven que había decidido suicidarse?
Lo cierto es que no me atreví, reconocí mi cobardía, y dejé pasar el tiempo, el mejor médico para los males del alma como dicen por ahí.


III

Un día, después de muchos años, en una feria de Libro organizada en el vértice del Museo de la Nación me encontré con el poeta Álvaro Lasso, convertido, con esfuerzo y trabajo, en un famoso editor quien mantiene hasta ahora un perfil bajo en cuanto a su trabajo poético. Hablamos de títulos literarios, de presentaciones y alguno que otro tema. De pronto, no sé porque extraña razón, le comenté de Lilith y del libro “La Casa de Bakú”. Lasso me miró intrigado a los ojos y me preguntó si yo tenía el libro-cuaderno. Le dije que hacía muchos años yo lo había leído, había hecho las correcciones posibles y le había entregado el libro a Lilith. Lasso me dijo que el libro, por diversas razones, nunca había llegado a sus manos. Supuse, entonces, que el texto debería estar en la caja que era para mí y que no tenía el valor de recoger. Me sentí como en la Santa Inquisición regodeándome ante un bonzo humano que era yo mismo. Por un breve instante me culpe de haber arrojado al fuego la fotocopia de “La Casa de Bakú”. Preferí no contarle este detalle a Lasso. Mi monstruosidad y mezquindad literaria no sería expuesta en ese momento (lo sé, no tengo perdón y por esto merezco el peor de los castigos).
Lasso, después de lamentarse por lo de Lilith (se había enterado hace un tiempo por unos amigos comunes), me encargó recuperar el libro, ir por un texto extraviado en el tiempo y atravesado por una partida imprevisible y que nos tocaba tangencialmente, siempre sutil como Lilith misma. Me llenaría de valor e iría a cumplir con mi destino.

Hace unos días me levanté temprano y decidí que esta historia debía tener un final aceptable, un final donde todos de alguna manera seamos confrontados con un tiempo punitivo, y salgamos victoriosos. Muy dentro de mí sabía que un final feliz sería imposible. Ninguna muerte asegura un final feliz para un escrito o para continuar el camino. El poeta Lasso debía recuperar su libro. Yo no debía volver a hablar más de Lilith. Y Lilith, mi querida librera, la que tuve y perdí para siempre, debía descansar en paz sabiendo que su último deseo se hizo realidad: iría a ver a su madre, me enfrentaría con un pasado doloroso y alguna verdad oculta, algún secreto por develar, y, quizás, por esos motivos de la vida que nos mantienen de este lado del camino, cerraría la puerta, ahora sí para siempre. Amén.