miércoles, 29 de junio de 2011

"BORGES ABRIÓ LAS PUERTAS", ENVÍO DE CARLOS MENESES



En el cementerio Plainpalais de Ginebra, descansan las cenizas de Jorge Luis Borges desde hace 25 años (falleció en esa ciudad el 14 de junio de 1986). Con este motivo se ha escrito gran cantidad de artículos y se han hecho comentarios de lo más variados en todos los medios de casi todo el mundo. En la lápida, aparte de otras inscripciones, se puede leer una muy especial, y en inglés antiguo (incluso de antes de Shakespeare) una frase que ha hecho pensar a muchos: “And ne forhtedom na”, la traducción: “Y las puertas se abrieron para él”. Borges al fin libre. ¿Se le abrieron las puertas de la Tierra para poder salir?, o ¿se abrieron de par en par otras puertas de territorios insondables para que pudiese entrar? Posiblemente él eligió ese epitafio. Él que no tenía miedo a la muerte, lo había dicho muchas veces, debía sentir que algo lo maniataba sin poder ver qué era ese algo. Sólo distinguía una línea lejana el color amarillo, y era un fervoroso del cine.

Cuando aun veía no sólo se deleitaba con las películas que elegía, también escribía sobre ellas para satisfacción de sus lectores. Tras perder totalmente la vista mantuvo la afición cinematográfica y no dejó de ir al cine, lo hacía en compañía tanto porque solitario no habría encontrado el camino, cuanto porque otra persona le podría leer los letreros o si estaba doblada al castellano le haría las acotaciones pertinentes. En su crítica a King Kong escribió un comentario ácido que otros críticos no hicieron en esos tiempos: No es un mono jugoso: es un reseco y polvoriento artificio de movimientos esquinados y torpes”. Ha pasado un cuarto de siglo de su muerte y se sigue hablando de Borges como si viviera. Siguen publicándose libros sobre él, en una alta proporción elogiosos, aunque también hay de los otros. Ya hace años, cuando Borges vivía el político y escritor chileno, que fuera hombre cercano a Allende, publicó una biografía sobre el argentino titulada: “Los dos Borges”, que no sentó nada bien a la intelectualidad argentina. Lo básico de ese libro es el análisis que hacía para descubrir en qué momento Jorge Luis pasó de un atisbo de izquierda a situarse plenamente en la derecha. No obstante el libro de Teitelboim era muy positivo en cuanto a la visión de la obra literaria de Borges.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien por Borges,te felicito buen tema,como diria Wilde "Lo unico capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace,es el orgullo que le proporciona hacerlas".....Atte.Luna De Plata