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martes, 10 de junio de 2008

SOBRE LOS EUFEMISMOS (I)



Cómo es eso de que las cosas ya no se llaman como debieran, hay una subversión por el “buen decir” y por la exactitud de las palabras, las figuras literarias han reemplazado a la realidad generando un nuevo lenguaje, un neo lunfardo, un neo argot, neo decir de élite que como una pátina se pega al mundo cognoscible para desvirtuarlo y otorgarle otra identidad, otro DNI o pasaporte que no dirá la verdad exactamente, pero que bajo esa argamasa y capa de palabras atropelladas, estrambóticas y delirantes, esconderá el concepto exacto de lo que se ha querido decir.
Uno se pregunta demasiado (cuántas "palabras bonitas" y vicios idiomáticos pasan por la cabeza de uno)sobre lo anotado arriba que no es más que otro eufemismo. Paso, sin inyección epidural, al parto literario: no es cierto acaso, que el mundo al no poder controlar su decadencia (guerra, invasiones, enfermedades, envenenamiento global, hambre, miseria, desempleo, etc) ha reaccionado cambiando el diagnóstico y creando una “deshumana” (gracias Ortega y Gasset) forma de llamar a esa mierda que nos arrojan al rostro; por ejemplo cuando un país imperialista ataca a un país tercermundista le llaman “democracia”, “conservar la paz mundial”, “llevar la guerra a los países donde se originan”, etc. Entonces cuando arrojan una bomba (de racimo) y esta mata a inocentes, lo llaman “daño colateral”, “costos de la guerra”, y en el mejor de los casos “excesos que se evitarán en los próximos ataques”.
Los países petroleros, muchos de ellos víctimas del Imperio, se han nucleado vía la OPEP (y vía otros círculos cerrrados) para defenderse, entonces cuando se ven amenazados (o lo creen conveniente) automáticamente suben el barril del dólar (cuyo precio exorbitante está encima de los 130 dólares por barril y se espera que para fin de año llegue a 150), de manera que cuando esto pasa, el Imperio lo llama “crisis del petróleo”, “crisis energética” (¡demonios árabes, cómo se atreven!) y mueven cielo y tierra para que los países pobres y agrícolas empiecen a reemplazar sus cultivos comestibles por cultivos combustibles o como le llaman ahora biocombustibles o bionergéticos.
Estos países Imperialistas han creado las “bombas perfectas” las que pueden borrar de la faz de la tierra a todo ser vivo, respetando las construcciones arquitectónicas y toda la creación humana, los rusos la llaman “bomba de vacío” que reemplaza -al menos eso es lo que nos han hecho creer- a las “bombas sucias” (término técnico con el que se conoce a las bombas que diseminan elementos radioactivos en la atmosféra).

El fenómeno por el cual el mundo se está yendo al carajo se llama ahora “cambio climático” y los países que expelen mayores emisiones de dióxido de carbono, o sea los principales enemigos del mundo biológico (E.U. y China) simplemente han decidido patear el tablero y no pertenecer al pacto de Kyoto y, sin embargo, estos sinvergüenzas hablan y se quejan de que países en vías de desarrollo como Chile o la India –según ellos- están por el “mal camino”. Hace poco escuché hablar a un político chileno sobre el agujero en la capa de ozono que tiene en la zona austral, y ello debido a los gases contaminantes que por ciertos fenómenos viajan desde el hemisferio norte, lo que perjudica tremendamente a esta parte de un país cuyas chimeneas aún no son una amenaza para la naturaleza.
Volviendo a los eufemismos, no sé a quien se le ha ocurrido hablar de la gasolina ecológica que, aunque tenga menos plomo, igual contamina. De la misma forma se habla del detergente biodegradable y hasta de plásticos (el letal cadmio y poliuretano) que son ¡biodegradables! (qué pendejos los dueños de “Metro”) hasta he escuchado decir que un "nuevo" tecnoport es “biodegradable”, cuando todos sabemos que ese veneno llamado freón no se desintegra sino en miles de años y cuyas pruebas en laboratorios europeos no tienen cuándo acabar.
Las vacunas básicas que estuvo (está) enviando el Imperio para la polio, la sarampión, etc. han venido contaminadas con timerosal y una variante del aluminio que, como se sabe, causa retraso mental (qué siniestros ¿no?); Y a esa mierda contaminante le llaman conservante o preservante, o sea que estos pendejos para sus países usan un conservante que no causa efecto secundario y para nosotros nos mandan un embrutecedor masivo, felizmente algunos hemos adquirido MITRIDATISMO que es una resistencia a los venenos formado por una administración progresiva de elementos nocivos al cuerpo humano y al cerebro.
Aquí un tipo de eufemismo clerical: hace unos días un sacerdote católico violó -en Ayacucho- a una niña, otro sacerdote de la misma congregación llamó a esa repudiable y deleznable acción, simple y llanamente “pecado”, motivos por el cual el sacerdote violador podría estar haciendo su misa luego de un acto de penitencia y tribulación (no es esto acaso una burla a su misma religión de cabrones y ganapanes, corifeos, sicofantes y delincuentes con sotana); por cierto, hace un tiempo he pedido mi excomulgación y no encuentro ninguna respuesta. Voy a redactar una carta, y la haré masiva, para que todos los que quieran plegarse se unan a esta causa para desterrar de una vez por todas a estos miserables que se aprovechan de las masas no letradas con ese dogma medieval que protege y secunda al poder político draconiano.
Por otro lado -y para dejar una perla de los "uniformados"-, cuando un policía peruano dispara y mata a un inocente, ya sea por mala puntería o porque simplemente estaba borracho, lo llaman “tiro perdido” o “bala perdida”, nadie tiene la culpa, aparte de que los policías tienen “licencia” para hacer uso de sus armas para reestablecer el orden (Alan Idi Amín García Dixit). Matar, entonces, puede ser un pecado también, pero -sobre todo- ya no sería un delito punible. Interesante estos eufemismos ¿no les parece?
En la segunda parte tocaré otros “eufemismos” más populares y en el que participamos todos, queramos o no. La resistencia a ello ya no tiene que ver con la voluntad. Pobre Nietzsche se equivocó cuando llamó “hombre” a su perro, el hombre ya no le llega ni a las pezuñas al perro, animal noble que fue perjudicado en un proceso de “domesticación” que ha durado cientos de años.