jueves, 6 de marzo de 2008

INOCENCIA

(de mi correo personal)

x Giuliano Vecco

Inocencia:

Señor Faverón, soy un lector recurrente de sus artículos, los cuales leo con atención y en algunos casos, satisfacción. Mas hace usted en el último envío afirmaciones riesgosas:

Repite lo que dicen las agencias noticiosas financiadas por el imperio respecto a las FARC, las llama usted TERRORISTAS, sin mayor argumento, lo cito: (…) el hoy fallecido Raúl Reyes, número dos de la organización terrorista colombiana FARC".

Raúl Reyes, negociador de las FARC, sesudo Gustavo, no "ha fallecido". Ha sido asesinado de la manera más artera por la "inteligencia" yanki-colombiana, con el mismo método con el que asesinan a los líderes de la resistencia palestina.

Le pregunto: ¿Quién dice quién es terrorista y quién no lo es? ¿Quién es ese gran censor que determina si una guerrilla o determinada organización política hacen uso además de acciones "terroristas"? ¿Alguna vez acaso aquellos ignorantes que claman contra "los terroristas" han denunciado los crímenes terroristas que cometen los estados?

En la década de los ochenta, el pésimo actor devenido a presidente, Ronald Reagan (si, ese gringo que apoyó el sistema racista en Sudáfrica, entregó dinero a Hussein, apoyó a Osama, traficó en Centroamérica, apoyó a la Contra nicaragüense, ese "campeón de la libertad" y "héroe democrático") acuñó el término terrorista, para demonizar a los movimientos de liberación de los países oprimidos, ergo, países que intentaban liberarse del colonialismo ancestral en África, Asia y Sudamérica. Usted, señor Faverón, repite como loro de hombro, los adjetivos que endilgan los poderosos a quienes intentan liberarse del yugo de esclavitud y alienación, refrenda usted con total inverencundia las políticas genocidas, hace de corifeo de los gobernantes usamericanos sin ninguna responsabilidad, intentando manipular la opinión de sus lectores.

2. Dice después: "no creo que el gobierno peruano tenga la intención de capturar a quienes nada planean, ni que quiera comprarse un lío adicional con Chávez". Inesperado su candor de quinceañera enamorada, señor Faverón. Si resulta usted una sensitiva Cossette para confiar en el más grande ladrón y asesino que ha gobernado el Perú en los últimos años. El ladrón que dejo el país en ruinas en los ochenta, el intrigante que parió al asesino Fujimori, el malandrín de los dólares MUC, el genocida de los penales, el del agua con mierda a finales de su gobierno, el de la inflación de un millón por ciento, el de la patadita al desvalido, el de los campesinos baleados en el cráneo, el supuesto autor de esa miasma mal escrita llamada "el perro del hortelano". ¿Usted es o se hace, señor Faverón?¿Cree usted que este gobierno de verdugos y bribones no desea seguir echando cristianos a los leones para seguir depredando sobre los recursos naturales y proseguir festinando el erario público, mientras los búfalos apristas repletan los organismos del Estado? No se arrebole, señor Faverón, la flema le sienta mejor.

Luego suelta otra afirmación más arriesgada e inverosímil: "lo que quisiera decir es que por primera vez en mucho tiempo, quizá por primera vez desde los años de la fascista e infame Operación Cóndor en América Latina hay un puñado de gobiernos decididos a apoyar y promover el terrorismo coordinadamente, y que la reciente bravata matonesca de Hugo Chávez lo demuestra claramente".

La primera parte de la parrafada, es conocida por todos aquellos que sufrimos persecución en Chile y Argentina de parte de los milicos asesinos, pero el siguiente enunciado es sencillamente insostenible por donde se le mire: afirmar que en América del Sur existe un puñado de gobiernos decididos a APOYAR Y PROMOVER EL TERRORISMO COORDINADAMENTE, resulta por decir lo menos, irresponsable y oportunista.

Comparar un gobierno como el de Hugo Chávez, elegido varias veces democráticamente contra viento y marea, favorecido por un pueblo que lentamente toma conciencia luego de los años de ignominia vividos con el delincuente Carlos Andrés Pérez, compadre espiritual del oscilante Alan García, digo, comparar un gobierno como el de Chávez con el de los asesinos Pinochet, Videla y Stroessner, resulta repulsivo y sospechoso. Pero más suspicaz es intentar trascender su razonamiento fallido a otros gobiernos de Sudamérica. Lo vuelto a citar, muy a mi pesar:

"Evo Morales, aliado natural de Correa y Chávez espera su momento para saltar"
"Correa. ¿Cómo es que los ecuatorianos no están exigiendo a gritos la renuncia de ese papanatas que reclama por la … (…) ¿A qué otros grupos está dispuesto a alojar Correa?¿También será tan amable, servicial, tan buen anfitrión, con los remanentes del MRTA y las columnas aún activas de Sendero Luminoso?

Y para que no quepan dudas acerca de progresismo, roza con el pétalo del escrúpulo, también, oh si, a la Bachelet y a Uribe, quien "por supuesto no es un santo". Usted no para mientes en tildar de "bravata matonesca" lo de Chávez, en reprochar de papanatas al presidente Correa y en denigrar al pueblo ecuatoriano, ese noble pueblo que, de la mano del movimiento indígena Pachacuti, ha echado ya a más de tres pezuñentos del gobierno, usted le endosa al pueblo ecuatoriano supuesta pachorra para reclamar el por qué no bota a Correa por apoyar dizque a las FARC, casi como cuando el payaso imbécil Bayli dijo que los que votaban a Humala lo hacían por hipoxia cerebral (el ignorante ese lo dijo en otros términos), tiembla usted como viejuja ante un tallo de jade enhiesto y azulino cuando alucina que Ecuador pudiese apoyar a remanentes del MRTA o SL, pero no dice nada del narcotraficante Uribe, ese hasardeur tenebroso que complota por órdenes de Bush para desestabilizar Venezuela y llevar adelante el Plan Colombia.

Su argumentación respecto a la joven Melissa Patiño es lamentable. Lamentable e infeliz. Desde El Libro de los Versos de Confucio, quien escogió 300 canciones de las miles que existían en China e incluyó textos de crítica social, a pesar de ser un ferviente defensor de los valores y de la ley del sistema esclavista (La Canción del Viejo, La Rata Cebada), hasta Nazim Hikmet, pasando por Lord Byron, Roque Dalton, Agostinho Neto, Maiakovski, Vallejo o Esenin, la sencillez y rotundidad de la orientación rebelde de los poetas se ha reflejado en su apuesta por el pueblo y sus movimientos de avanzada. Y por ello sufrieron carcelería, destierro, torturas y muerte. Si participaron o no directamente en acciones, de eso entérese usted en las biografías de poetas y escritores. De manera inaceptable, usted desliza la idea de que una Coordinadora "no coordina ideas, si no acciones", pero para curarse en salud, afirma antes que "Melissa Patiño puede perfectamente ser del todo inocente; es más, ojalá lo sea". Nuevamente, ¿A qué juega usted señor Faverón? Se agazapa taimada e intencionadamente en la oscuridad de la verborragia, se arrima con los poderosos pero se cuida muy bien de aparecer como progresista y humanista, hasta se escuda en la legalidad de un sistema deslegitimado por sus raíces criminales, desconociendo adrede que LEGITIMO Y LEGAL son dos conceptos totalmente distintos, incluso opuestos.

Señor Faverón, es una verdad de Perogrullo, poesía y revolución, son las dos pasiones humanas más intensas y constantes de todas las épocas. Tal vez sea necesario que conozca usted a los poetas más representativos de cada país, que acceda a sus libros o por lo menos a sus mejores obras, que los lea con calma (para disfrutar del trabajo con la palabra y de las alturas de la emoción y el pensamiento alcanzados por ellos) antes de realizar cualquier tipo de afirmación arriesgada.

Ciertamente, ni la edad ni el gusto por la poesía, salvarán de la cárcel a los que tienen en la mirada ese extraño brillo de los "condenados". Por el contrario, probablemente por ese gusto y por su juventud, las "leyes humanas", sobre todo las "leyes peruanas" les condenen.

Unos versos del gran poeta peruano Jorge Espinoza Sánchez sirvan a manera de despedida:

"quiero que sepas amor mío/que ser poeta en este país demente/y sangrar desesperadamente por la vida/es ser perseguido, proscrito, presidiario/y condenado a la hoguera/Paga el Perú con la cárcel/al Quijote enamorado.

Atentamente,
Giuliano Vecco

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