viernes, 14 de junio de 2013

ENTREVISTA A JUAN GONZALO ROSE POR CÉSAR HILDEBRANDT

Esta es quizás una de las entrevistas más tristes que se le ha hecho a un poeta peruano. 
Tres años antes de morir, Rose se debatía en una lucha cuerpo a cuerpo con la soledad y la depresión. Aquí un fragmento de la conversa Hildebrandt-Rose que volvió a ser reeditado en el libro: Cambio de palabras. 2a ed. Tierra Nueva. Iquitos, 2008.




CH: Usted ha dicho, desgarradoramente, que las fuerzas creadoras lo han abandonado, pero que todavía espera un milagro...

JGR: Es una manera de expresar una esperanza, dictada sobre todo por el sentimiento. Porque, racionalmente, yo me doy cuenta de que mis posibilidades de creación están agotadas.

CH: Yo me he preguntado muchas veces, Juan Gonzalo, qué fue lo que lo quebró. En un poema de Las Comarcas usted dice: "pero el gran desamor, sólo noches oscuras acarrea..." ¿Fue eso? ¿Fue la soledad?

JGR: Sí, en parte... Pero hay otros factores. En primer lugar, naturalmente el tiempo: tengo 52 años. Luego, esa soledad a la que nos hemos referido y que en mi caso es muy especial... Porque desde hace cuatro años yo padezco de depresión. Esta depresión me conduce a encerrarme en mi cuarto, y pasan semanas y semanas y yo no converso con nadie. De tal modo que, faltándome la experiencia, no hay material para la creación. Toda creación se nutre de vivencias...

CH: El país, Juan Gonzalo, nuestra realidad, ¿tienen que ver con su tristeza?

JGR: Creo que es posible. Sin duda el clima político influye...

CH: No sólo el clima político. Me refería al maltrato sistemático que este país administra a sus poetas, a sus músicos, a lo mejor de su gente en muchos casos...

JGR: Sí. El sentirse no estimulado, el sentirse siempre prescindible, esta especie de ofensiva muchas veces silenciosa, tienen que ver con mi depresión... Pero también influyen otros factores. Por ejemplo el doctor Mariátegui me decía que a mí me hace mucho daño no tener ninguna seguridad económica. Esto es cierto... He llegado a la edad que he llegado y yo vivo mantenido por mi madre... (...)

(...)

CH: ¿Alguna vez ha sido usted feliz, Juan Gonzalo?

JGR: No. No he conocido lo que es la verdadera felicidad.

CH: ¿No la buscó?

JGR: Todos la buscamos. No he tenido oportunidad de encontrarla.

CH: ¿Cómo la hubiera encontrado?

JGR: En compañía de alguien que me entendiera.

CH: ¿Nunca llegó ese alguien?

JGR: No.

CH: ¿No es esa una visión muy deprimida?

JGR: La verdad es que en lo amoroso nunca pude alcanzar una verdadera estabilidad. Fue mi juventud extremadamente bohemia. (...) Bebía mucho, sí. Yo he tenido una juventud alcohólica, de la que felizmente he logrado alejarme. Fue una batalla bastante dura.

(...)

CH: Habla usted de descansar. ¿Qué es aquello de lo que más quisiera descansar, Juan Gonzalo?

JGR: De la monotonía en que se ha convertido mi vida, del estar encerrado en mi cuarto... Yo soy una persona curiosa: no voy al cinema, no veo televisión, no escucho música, no leo, no escribo. Yo no sé qué hago con mi tiempo. Es totalmente un vacío... Todo me molesta, me repele...

CH: ¿Le molesta estar en este momento hablando de sí mismo como lo está haciendo?

JGR: No... Porque es una catarsis...

CH: ¿Teme algo de especial manera?

JGR: Sí... Me da miedo que, de agravarse este círculo de circunstancias adversas en que me muevo... Tengo pánico de retornar al alcoholismo. Sé que sería irremediable...

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