sábado, 11 de enero de 2014

LA REVOLUCIÓN DEL CULO. Mi último artículo en Lima Gris.



No es lo mismo una “cultura hasta el culo” que una cultura del culo, como no es lo mismo colonización que culonización. De hecho, vivimos tiempos mediáticos de un neobarroquismo embotador y “ganas de excretarlo todo”, donde los que leen, cada vez menos, lo hacen con el ojo del culo (Umberto Eco) y donde la sola –e insólita– aparición de un trasero-poto-anca-jarrete-tafanario puede hacer cambiar la agenda política de un país, servir de cortina de humo (para oscuros intereses seudoempresariales, por ejemplo), o fungir de hipnotizador, “opio del pueblo” o flautista de Hamelín arrastrando al despeñadero o al desaguadero a los que han elegido el culo como el nuevo dios-tótem non plus ultra de estos tiempos.

Desde la devaluada Miley Cyrus con su bailecito pendenciero en la MTV (que incluso le robó el show a la “máter monstruo” de Lady Gaga) hasta nuestra sacerdotisa siliconeada Tilsa Lozano exponiendo a los flashes sus glúteos neumáticos, las masas ortegaygassetianas solo pueden asentir o sacar el celular con cámara incorporada para registrar el magno momento y apreciarlo en la soledad del hogar o a la espalda de la esposa o de los hijos, porque el culo ajeno se admira en multitud, junto a la familia, chacchando maíz, pop corn, y tomando Coca-Cola, pero se adora (se reza, se bautiza y se reconfirma) en silencio y a escondidas en el confesionario del toilette, porque un buen culo, digámoslo de una vez, puede conceder milagros y, como el rey Midas, puede convertir en oro todo lo que esté a su alrededor. De esto último, sabía muy bien el antiguo novio de Jennifer López, Ben Affleck, quien le regaló un inodoro de oro macizo para que esté acorde con esas boteranas posaderas aseguradas en millones de dólares, superior incluso que las piernas del futbolista más famoso.

Lo cierto es que el culo ha ido escalando posiciones y, de ser una parte casi inútil y asociada a la escatología (“Mi culo ensucia el mantel de los altares”, apunta George Bataille), hoy en día, se ha entronizado: manda, ordena y exige atención. Las modas, la ciencia, las artes y hasta la religión piden que se lo canonice y que tome control de este mundo diabólico, que no anda si no le ponen un culo delante. (Y es que, por si no se dieron cuenta, el culo exorciza, evangeliza. Siente la revolución en nalga propia, ¡vive y vencerá!). Lo mismo que los periódicos, hasta los más “cultos”, que no dejan de poner el culo del día, el de la semana o del mes: si no no se vende, porque las noticias no son noticias si no hay culo o calatas, que es casi lo mismo. Y hasta la política necesita de sus buenos culos-ánforas que atraigan los votos (o los potos-conciencias) de todos los ciudadanos. La Cicciolina en Italia y Susy Díaz por estos lares supieron capitalizar bien sus grupas ofreciéndolas en bandeja de plata a sus seguidores, que acudieron a las elecciones como si fueran a un burdel o a un casting para películas porno triple equis.

Y, así, el culo, impuesto también por el cine, las telenovelas y cuanto botadero mass mediático
exista, tiene que exhibirse, con necesario close-up, tomas de apoyo y, si se puede, fotoshop y/o animación para inflar el material. Pero, así como se ofrecen culos a granel, también hay cultores y sátiros que los buscan y salen a la caza con una camarita escondida o con miradas furtivas, como la del presidente norteamericano Obama y el francés Sarkozi, fisgoneando el exuberante trasero de una señorita brasileña, a nivel mundial y con todas las cadenas de televisión “en vivo y en directo”. Y es que no hay persona que se resista, incluso el intelectual marxista Slavoj Žižek cayó en “la trampa del culo” y se casó con una modelo argentina y no precisamente por el dicho de Parménides con respecto al universo y a la esfera “armoniosamente redonda” (como un culo). Lo mismo le pasó a Godard, a quien los productores le exigieron que filmara a toda costa el derrière de Brigitte Bardot en La Luz de enfrente (1956). Y así fue como, primero, de la cintura para abajo, se dio a conocer la BB del cine avant-garde, y ni qué decir de Marilyn Monroe, a quien Ernesto Cardenal le hizo una oración que tranquilamente podría ser una plegaria para pedir al dios todopoderoso la inmortalidad de uno de los culos más adorados de la historia, al lado de Cleopatra. “Los inadaptados no te olvidamos”, diría, sobre la diva rubicunda, Jotamario Arbeláez, que sufre de priapismo.

Aquí, en Perulandia, todo se hace por imitación o por ensayo-error y, ante el injerto de aceite de avión, GTX, los calzones con dunlopillo o los jeans “anatómicos” (o atómicos) “levantapompis”, lo que se ofrece, en la mayoría de los casos, son los rancios y deformes traseros del doctor Astocóndor, el medicastro de la farándula kitsch underground limeña; o, si tienes plata, César Morillas, el cirujano plástico que convirtió en Miss Mundo a Maju Mantilla. De todo hay y al gusto del cliente, porque el culo siempre tiene la razón y merece todos los afeites, mimos y concesiones que se le pueda dar para alcanzar la perfección; o sea, seguir creciendo ad infinítum y a pedido de la platea toucherista (tocanalgas), que exige megaculos desbordantes como un océano e inaprensibles hasta reventar, como el Sr. Creosota en El sentido de la vida, de Monty Python. Eso sin olvidar los culos vintage, light como el de Marlene Dietrich-Sofía Loren-Raquel Welch, o de grasas poliinsaturadas como el de la Tongolele o la esteatopígica ochentera Amparo Brambilla, pues la taxonomía o la clasificación “culera” también tiene lo suyo. Así y a la orden del día están los culos satélites que informan, desde arriba, de la realidad: la realidad del culo; culos de motor, de propulsión a chorro, que ascienden en la estratósfera publicitaria como si fueran globos aerostáticos, o que son arrastrados voyeuramente en playas paradisiacas y vírgenes; o los culos que se han ganado su derecho por herencia: ahí tienen a la hija de “la piernona” Laura Bozo, Alejandra de la Fuente posando para Playboy o a doble página en el mingitorio Correo. Y, si ese ejemplo no les basta, tienen a la ya célebre Florcita, la hija de Susy Díaz y Polo Campos, haciendo hasta lo imposible para que su nalgamenta tenga tribuna, pues lo que se hereda no se hurta, y, definitivamente, la herencia no es un robo. (Proudhon se equivocó).

Y así como hay kilometraje hay culometraje y gran culometraje; democracia y culocracia; esquizofrenia y culofrenia; astronautas y culonautas; filosofía y culosofía; psicopatía y culopatía; inflación, deflación y culoflación; Cenicienta y culicienta (o “culisuelta”); metrópolis y culópolis; alienígenas y culonígenas; fuerzas policiales y fuerzas culiciales; proletariado y culotariado (y un imaginario Marx pontificando: “Culos del mundo, uníos”), etc. Y culos-bomba que explotan en Bagdad, Grecia, Siria, Líbano y la Franja de Gaza. Y, si alguna vez El planeta de los simios causó furor, hoy en día, es El planeta de los culos lo que mueve las cadenas y las fajas de un sistema que está sentado sobre el enorme culo fascista del club de Bildelberg o de Forbes.

Finalmente, el culo tiene movimientos peristálticos, fagocita y es fagocitado, si no pregúntenle a los iniciados del goatse, ese círculo de amigos, muy exclusivos, donde cada miembro hace lo imposible por embutir en su culo cualquier cosa: un zapato de tacón alto, un cajón de frutas, una barrena de albañil, etc.; todo vale para un culo hambriento de nuevas emociones, porque el neoculo habla en lenguas romances, en arameo, chino cantonés o filipino, ¡es políglota!, y es extrovertido: expresa sus sentimientos, se enoja, llora compungidamente, tiene rabietas, y tiene más hambre que el África subsahariana o los biafreños, Gargantúa y Pantagruel, todos juntos.


Y, cómo no, los culos también piensan y escriben libros, contestan el test de Rorschach, severos cuestionarios y entrevistas duchas. Se hacen de cargos públicos, toman posesión en altas gerencias y en el jet set; ganan subastas, licitaciones, olimpiadas, concursetes de medio pelo y de pelo entero; y ganan millones solo mostrándose, estirando la tanga en posición de lordosis, haciendo sentadillas, pilates, steps o bailando perreo chacalonero-street fighter. Y no hay lugar en donde no se le abran las puertas si es un culo bien proporcionado, con medidas antiergonómicas y antiaerodinámicas, porque para un buen culo siempre estará reservado el mejor de los tronos, incluso Palacio de Gobierno.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente...

ULISES VÁSQUEZ dijo...

HEY YBARRA, ESTE ARTÍCULO ESTÁ REVENTANTO LAS REDES. BRAVO POR EL Q-LO Y POR LAS GRANDES IDEAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Ese artículo tiene cien mil rebotes en las redes. Felicitaciones, Comanche.

Titus

Anónimo dijo...

pasu machu, comanche, he vistos este artí-culo hasta en la sopa. algo bueno debe significar eso, no?

Anónimo dijo...

FELICITACIONES RODOLFO, ESCRIBES DE LA PUTA MARE!!!!!