Mostrando entradas con la etiqueta cipriani. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cipriani. Mostrar todas las entradas

miércoles, 11 de junio de 2008

SAN CIPRIANI DE LIMA Y ALREDEDORES (Y mi expresa excomulgación)



Sr. Cipriani, representante del clero y de la iglesia putrefacta:

Reciba Ud. mis deseos más inmundos y mi completo desprecio. Espero que al leer esta misiva pueda Ud. reflexionar en torno a sus actividades ilícitas y moralmente (¿legalmente?) condenables. Ya no se preocupe en sacar al “Señor de los Milagros” en abril (siempre se puede esperar hasta octubre), en gritar desaforadamente que los derechos humanos son una mierda, en bendecir con esa agua de sus propios orines a las armas con las que los militares mataron a humildes campesinos (los creyentes no olvidan ese letrero infame que colocó en la puerta del Arzobispado de Ayacucho que decía “No se aceptan reclamos sobre derechos humanos”), en confesar a toda esa sarta de asesinos, vividores y explotadores a quien Ud. ha perdonado de antemano, haciéndose cómplice del mal y de lo que el verdadero cristiano denomina demoníaco. Y es que Ud. es un demonio con sotana, el Belcebú limense, por eso no dudó en usar literalmente la biblia para insertar micrófonos de la Cía en la embajada de Japón y acabar con esos jóvenes equívocos que al final fueron ultimados con un balazo en la nuca.
No se preocupe en bendecir a los “comechados” que le pagan en efectivo y en especias sus “bendiciones”, a todos esos ministros y congresistas que besan su mano y se quieren comer esa sortija con los números marcados por el 666.
Deje de sobarse las manos y de querer encubrir esa montaña de basura, helmintos y heces que lo desborda; no manche el buen nombre de Pedro y Pablo (Saulo, el “Apóstol de los Gentiles”, no el Pedro Pablo Kuczinski en el que Ud. está pensando).
Responda de una vez por esos pecados capitales y veniales que sopesan su negra conciencia. Diga por qué su iglesia ha hecho las paces con Antón LaVey, el Papa Negro que sodomizaba a sus propios hijos y se entregaba como el Heliogábalo a los excesos, las drogas y al “Mal” en su expresión más alevosa y denigrante.
Diga “Señor” Cipriani: ¿por qué un sacerdote de Ayacucho puede ultrajar a una menor y hacerse el loco? (y conste que no es la primera vez) es que ya se está haciendo costumbre que cada cierto tiempo aparezca un cura-monstruo para recordarnos que es Ud. Cipriani, el verdadero culpable de que la iglesia católica en el Perú se esté derrumbando como un castillo de naipes, dejando libre el camino a los protestantes que sólo creen en el poder de la oración y en el diezmo que nos hace recordar las encomiendas y las mitas en la época virreynal ("A voz fulano, se os encomienda en el cacique mengano 50 ó 100 indios para que os sirvais de ellos en vuestras granjerías y minas y enseñadles las cosas de nuestra Santa fe Católica"). No olvidamos que hace poco se suicidó un sacerdote que no podía soportar el pecado de haber violado a infantes indefensos. (Y qué podemos decir del padre Martín, acusado de pederastia y de homosexualidad “irrespetuosa”).
Vamos Cipriani, no te hagas el loco y acepta tus errores, quizás de esta manera puedas obtener de mí una disculpa que se traduzca en un escupitajo en tu horrendo rostro. No quieras pasar desapercibido con tu silencio cómplice (callas cuando el demonio baila sobre el hambre y la opresión). Igual, eres el mismo sacerdote excrementicio que bien retrató Pasolini en su cinta “Saló o los 120 días de Sodoma”. Eres el descendiente directo de Tomás de Torquemada ("El martillo de los herejes" y confesor de la reina Isabel, heredera de Castilla), el sacerdote que se encargó de la razia de no creyentes y de judios en el medioevo.
Finalmente, Cipriani, esta misiva no tendría mayor valor sino pidiera, ipso facto, mi EXCOMULGACIÓN y por escrito. No, no te preocupes, no necesito un papel membretado y con sellos de agua (para lo cual tendría también que pagar. Te la sabes todo: demonio!!!). Me basta con que aceptes que la iglesia católica bajo la que fui bautizado y en la que hice la primera comunión (bajo humildes monjes claretianos) no es la misma de ahora. No hay punto de comparación con este endriago que supura pus, chancro y hiede a mierda. Y es que TÚ eres un IMPOSTOR, un sicofante con piel de cordero e interior de lobo que pronto sacaremos a patadas en nombre de Cristo y de todos los que repudiamos el mal y amamos la paz y el correcto proceder de los hombres de buena voluntad.

Así sea, por los siglos de los siglos.

Amén

Rodolfo Ybarra
DNI: 09441432

(Ésta misiva (con todo y comentarios) será entregada al Episcopado Peruano. Las personas que quisieran adherirse pueden dejar -en los comments- sus nombres y su DNI)