I
(Cuota inicial)
Los días pasan, el tiempo vuela como una mosca de cementerio en un plato de sopa, the time is goldem, dice el refrán; ya casi uno no tiene tiempo de pensar en si vive una vida deseada o una vida digitada o impuesta por la maquinaria coprocapitalista. El punto de inflexión sucede en la cola para pagar el agua, la luz o los servicios de internet (aunque ahora también se puede pagar cómodamente desde casa), lo cierto es que la conminación de la pagocracia ha terminado por inventar un tipo de placer sadomasoquista donde el que paga (contribuyente, aportante, tributario, le llama el sacha-Estado) se siente “satisfecho” o “realizado” por entregarle monedas al Catón de la ortomodernidad y ese absurdo alienante que llaman “sociedad del bienestar” (sociedad del descalabro debería ser). No hay que olvidar que Suecia para gozar de su seudodesarrollo primero tuvo que vender armas durante la Primera y Segunda Guerra Mundial y disfrutar, como un voyeurista/froteurista cínico y oligofrénico, mientras el resto del mundo se sacaba los ojos y aventaban bombas a granel desde y sobre el “mundo civilizado”, el mismo “mundo civilizado” que usaba la intelligentzia al servicio del moridero; por eso la universidad de Harvard inventó el napalm con el que Estados Unidos se convirtió en el monstruo piromaníaco y verdugo de Vietnam (luego inventarían algunas bacterias, virus y “bombas sucias” con las cuales sacar del camino a sociedades disfuncionales o aplastar a los insurrectos descarriados y herejes del sistema o los que todavía tienen alguna capacidad de defender sus recursos naturales o alguna capacidad mínima de indignación para decirle No al regente de turno y sus hipnotizadores de serpientes y para decirle No a la maquinaria automatizante y lobotomizadora del capitalismo en su otoño tardío).
Pero no nos vayamos por la secante. El cobro de impuestos fue y es un invento de quienes se apropiaron del poder. Los esclavistas y señores feudales lo impusieron sobre los ilotas lacedemonios, siervos y demás sometidos a sangre y fuego. Las monedas llevaban (llevan) el rostro del rey o emperador vigente. Los “subversivos” del siglo XVI y XVII falsificaban las monedas del imperio inglés, y se perseguía a los alquimistas no porque pudieran desbaratar la idea del dios monolítico o porque desafiaban las creencias y la “fe” imperante, sino porque temían que pudieran encontrar el secreto de la piedra filosofal y convertir al plomo en oro, y, de esa manera, cualquier individuo pudiera acceder ipso facto al tan codiciado metal amarillo (la secuela del oscurantismo también fue económica). No hay que olvidar que Isaac Newton, un alquimista oculto, fue nombrado director del palacio de moneda de Buckingham y como tal persiguió a los falsificadores imponiéndole la muerte a muchos “subversivos” de la corona inglesa. He ahí un ejemplo de cómo genio, imbecilidad y codicia, en algunos casos, van de la mano. (La gravedad nunca tuvo un significado más prosaico que este.)
El sistema ha inventado sus maneras maniqueas de sacarle dinero a il popolo, los servicios son un ejemplo típico. Tienes que pagar sino te cortan el agua, la luz o los esfínteres del cable e internet. Tienes que pagar el seguro de vida o el seguro del carro, la moto o la bicicleta, el seguro del seguro (vaya tautología crematística) o el seguro de cualquier estupidez como un celular (a qué imbécil se le ha ocurrido asegurar al celular). Tienes que pagar las cuentas de débito y toda esa basura electrodoméstica y excremento mecánico que te ofrecen las tiendas por departamento. Tienes que pagar el colegio, la academia, el instituto, la universidad, el centro de idiomas, pagar el menú del día, pagar cupo al policía de tránsito, pagar al serenazgo, pagar al extorsionador, pagar al secuestrador, pagar al vendedor de órganos, pagar al dealer, pagar la Sunat, pagar para usar la toilette, pagar para sacar brevete, pagar para sacar visa, pagar para sacar partida de nacimiento, pagar para sacar dni, pagar para sacar certificado de defunción, pagar y pagar hasta descansar decentemente en un pedazo de tierra lotizada a la que llamamos “cementerio”. Si no tienes plata para eso, la fosa común es el lugar seguro y sanitario para dejar las osamentas como buen contribuyente al Estado y su sistema de recaudaciones. El epitafio, si pudiera escribirse, sería: “aquí yace el cojudo NN que pagó todos sus impuestos y murió al día con sus obligaciones cumplidas. Fue un ciudadano ejemplar. NN. Ejemplo a seguir ”.
El título “gratis” se ha perdido o es una vulgar técnica de marketing; es decir, por ejemplo, compra una lavadora y llévate “gratis” una licuadora; compra un carro y llévate “gratis” una llanta. Compra una sartén y llévate “gratis” un cucharón. Compra un corte de pelo y llévate gratis un corte de uñas, callos y juanetes. Compra un pasaje a Ámsterdam y llévate gratis un pasaje a Somalia (para ver morir de hambre a miles de negros). En suma, compra cualquier cojudeza y llévate “gratis” un caramelo, ahí radica la “cultura del gratis”, del “no pagues más” o del “vive ahora y paga mañana”, el sueño de los cojudos, sibaritas y demonios, íncubos y súcubos del mercado.
Hoy en día nadie hace nada sino mira primero cuánto va a ganar, incluso la amistad y las relaciones de pareja se valoran, capitalizan, integran, reintegran y ganan intereses por lo que tengas en el bolsillo (el matrimonio con separación de bienes es la norma, la dote medieval ha regresado a las familias pudientes o pujantes en el wc.). La voluntad de servicio tiene un precio, sin embargo, justamente en las sociedades que llamamos desarrolladas, el voluntariado es un factor importante dentro de su economía. Para no alejarnos de Suecia, delirio inalcanzable de los tercermundistas y demás cuarterones globales, podemos decir que casi un 30 % de su producción y movilización social gira en base al voluntariado y en los que construyen una nación sin pensar en cuánto se van a ganar por hacer lo justo y lo necesario. Estoy pensando en esos pobres diablos que ven al Estado como un botín de guerra del cual hay que servirse al peor modo de un mamífero carroñero o ave de rapiña. Estoy pensando en los malos “profesionistas” donde el médico no ve a enfermos sino a clientes y está preocupado en cuán grande es el cáncer o el tumor para cobrar más, así como aplicar cesárea en vez de recurrir al parto normal; la ecuación es: a mayores enfermos mayores ingresos. Del mismo modo, el abogado no ve un caso qué defender ve un negocio, la gallina de los huevos de oro a la cual hay que desplumar y destripar sin mayor consideración ni contemplamiento. El psicólogo o el alienista no ve un problema emocional o desequilibrio mental ve una forma fácil de quitarle dinero a quien está atontado o no puede defenderse y como un piraña aventarse sobre el indefenso. El profesor no ve alumnos o personas con ganas de aprender ve a imbéciles a los cuales adiestrar por un puñado de monedas. Al igual que el dentista, como el buscador de pepitas de oro, no ve muelas cariadas ve piedras con algún valor que extraer y meterse en el bolsillo; casi con la misma anteojera en que un sacerdote ve a la religión como una mercancía y cómo robarle el diezmo y las limosnas a una recua de destazados mentales a los que se les ha prometido la eternidad y la felicidad post mortem como premio a una vida de infelicidad, ninguneo, dolor y de aguantar el látigo y la pezuña del plutócrata y su mesnada ejecutoria y demás fuerza pretoriana.
En estos tiempos donde todo se compra y se venden hasta las conciencias, todo tiene un precio, todo se paga en contante y sonante o vía las tarjetas de créditos, débitos o cheques al portador, vía el sufrimiento de miles de esclavos que trabajan en las usinas y galeras del wild capitalism donde el pensamiento es sinónimo de subversión y donde todo intento por derrumbar a la máquina opresora se convierte en un mal negocio, una mala inversión en la que se puede perder la propia vida. Por cierto, la muerte es también un producto explotable y las “industrias militares”, los políticos, los broadcaster, los servicios funerarios, los sicarios y los bastardos de la reacción han aprendido cómo explotar este “bien” no fungible ad aeternum. Lo vemos y leemos todos los días en los noticieros y diarios amarillentos que envenenan, domestican y jibarizan la opinión pública.
El lema de estos tiempos debería ser “paga o muere”, lo mismo pasa si es la internet, que acaba de declararse por la ONU como un derecho fundamental de la persona humana ¿¿¿???, o como la electricidad, que el buen Nicola Tesla quería descablear y entregar gratis a la humanidad, o el aire que se respira, que si se pudiera patentar y envasar nos lo venderían en balones o nos lo llevarían a la puerta de la casa y nos la entubarían en las fosas nasales o con una traqueotomía, previo pago, claro está; o la vida misma que en la práctica es un constante camino, un ir y venir a la ventanilla de pagos o al cajero automático por una libertad fingida con pasos de coreografía y con cadenas y bolas de acero que te hipotecaran hasta el alma (oh bien esquivo) si pudiera haber alguna forma de hacerlo (y demostrarlo), ya mismo resucitarán y actualizarán la tesis oxidadas de De las Casas y Sepúlveda, y de otros misticones y excretadores de estupideces y de verdades construidas en la gusanera del Vaticano o los laboratorios clínicos y centros de espionaje y seguridad del Estado de Babylon y sus satélites.
No podría acabar este primer artículo de “cuotas de pagaré” y “recibos al portador” sino pudiera mandar a la mierda, aunque sea en el papel, al que me cobra la renta todos los fines de mes y declarar, como Proudhon y todos los que aún pueden pensar sin fijarse en el bolsillo del interlocutor, que la propiedad, la herencia, el trabajo, los impuestos, y la vida misma, sigue siendo un robo y como tal merece una acción directa o, por lo menos, la denuncia.
(Los espero en los comentarios que todavía son “gratis” hasta que blogspot y todos esos cretinos cibernéticos vean la forma de cobrar directamente porque, como sabemos, seguimos siendo una apreciable cartera de clientes para embutirles publicidad y la materia fecal de las psicosociales y otras trampas mediáticas.)
9 comentarios:
revolucion centripeta una forma de revolucion
quiero explicarte mi teoria es una forma de revolucion que yo he ideado la revolucon centripeta es una forma de transformacion en la cual el partido (organizado en sociedades secretas a la manera de los masones) primero tiene que tener una cupula, pero esta tiene que totalizar toda la gama de la creacion es decir ciencias letras y toda la forma de conocimiento que el hombre ha creado
pero com dice el nombre es una revolucion que siga el curso desde los margenes hacia el centro, ejemplo tu por ejemplo eres escritor t podrias escrbir una obra de teatro en la que una mujer cuestiona el porque
EXCELENTE RODOLFO YBARRA, QUÉ BUENO QUE SIGAS EN EL FORO. IMPERDIBLE TUS ARTÍCULOS.
JULIETTE M.
maese ybarra, ¿cuándo lo tendremos por Piura?
La "revolución centrípeta" me hizo recordar a "The Human Centipeter", una película monstruosa con un médico ingenioso pero delirante y torturador.
El gore político todavía no ha cubierto sus propias espectativas.
El cambio vendrá de todas formas.
(Hace 10 años que no he vuelto a Piura. Tengo una invitación pendiente.)
"La proprietà non è più un furto, è una malattia", de la película "La pripiedad ya no es un robo" de Elio Petri.
Excelente post. Saludos.
Siempre es un placer leer a Rodolfo Ybarra , creo que blog como este se han perdido o se han extinguido para siempre , creo que todavía existe una cierta resistencia frente al poder carroñero del capitalismo , palabras como estas son una fruta para la sed como decía Enrique verastegui.
Publicar un comentario