Taller Subverso es el nuevo libro que nos trae Giancarlo Huapaya dentro del proyecto editorial Catatay (El Elegido de John Martínez, Mares de Diego Lazarte y Ágape de Espectros de Félix Méndez). Antes que nada, quisiera precisar que aquí la idea de “taller” nos remite más al atelier del artista plástico, al laboratorio del dramaturgo, el yunque del herrero o la olla del cocinero y, porque no, a la buhardilla del poeta ensimismado en encontrar la voz personal, la palabra pulida con lima de cortaúñas o con láser quirúrgico; aunque una cosa es la búsqueda y, otra muy distinta, el hallazgo (los cuánticos o los esticosos deberían preguntarse por el trayecto, la ruta, el camino que no debería quedarse en los análisis forenses). Para abundar de ejemplos, podríamos citar a los físicos barrocos, los alquimistas, inventores o los que han encontrado en la literatura una faja continua o una probeta de experimentación con el lenguaje.
La subversión o el (sub) verso, con rango raso, intenta, dentro del camino neobarroso (o necrobarroso), una búsqueda cuyas primeras direcciones y/o simulaciones de vuelo ya han sido planteadas por Vallejo, Ana María García, Róger Santiváñez, Morales Saravia, Rubén Quiroz, Gonzalo Portals Zubiate, Reynaldo Jiménez, Mónica Delgado, Gladys Flores, etc., etc., o por Perlongher o Lemebel, por nombrar a algunos. Quizás el orden autoimpuesto dentro de un alfabeto tradicional y en razón aristotélica (inicio-medio-final) sea antes que un aporte, una secuencialidad del razonamiento formal (y no irracionalismo o propuesta postindustrial o postesquizofrenia capitalista y su consecuente debacle financiera). No obstante, los poemas van a cumplir su SMO con el aprendizaje y con la lucha supérstite por la diferencia; pero en estética, en donde se revisa y/o vivisecciona-eviscera-deshuesa (Gunther Von Hagens) a la belleza, todo es relativo y de por sí se saluda la diferencia, la disidencia y el buen gusto por no caer en los lugares comunes, el demodé, lo prosaico, la esclerosis múltiple o gerontología literaria (eso sin tomar en cuenta a la anosognosia, enfermedad de los que no se dan cuenta de lo que padecen, y que, considero, no es este el caso).
No obstante, en un mundo donde la subversión es política antisistémica y lucha asimétrica y de baja intensidad (o guerra sucia, en algunos casos), la subversión literaria o poética es antes que nada agit-prop de los recursos lingüísticos, conspiración contra el academicismo, guerra frontal contra el universo normativo político-económico-militar-axiológico-ecológico-sexual-eclesiástico, utópico-distópico (cacotopía de Bentham), y debería hacer estallar todo rezago del viejo sistema autoritario de enfoque (poético y/o metapoético y/o quid pro quo). Y un vestigio o prueba criminológica para el lector y/o reseñista es el lenguaje autoritario o dicho de modo lingüístico (academicus habemus): imperativo, imperative language. Aquí es donde el taller subverso se convierte en un manual de gritos y órdenes estalinistas, por decirlo de algún modo. Veamos, revisemos con guantes de kevlar y atrapemos en el aire con el cazamariposas o cazapolillas las órdenes que han plagado el libro y la lectura de inicio a final, de la A a la Z aunque la belleza rara y esquiva brote como una flor carnívora en terreno cenagoso: Flexionen el abanico luminoso y mojen el pie que simula la arritmia. Víbrenlo y salpiquen. Vuelvan del lado más festivo de sus torsos. Canten y conviértanse en un embudo. Inviertan los párpados. Retiren sus inhalaciones y expulsen las vibraciones del sádico disfraz. Enuncien la singularidad de lo flexible, etc., etc. (A). Aquí más órdenes que se repiten tautológicamente en todo el libro: Deberás decidir qué glándula masticarás (B). Conviertan la fantasía en hostia y vestidos con aquel corsé (C). Realicen la redundancia de la acción (D). Rompe los tambores sobre lo derramado (E). Partamos el verso con crueldad (G). Dé vuelta al vocablo que pronuncia como proxeneta (H). Merodeen la chatarra antes de morderla (I). Barajen el carnaval de lo muy humano y usen sus máscaras de diseñador (j). Disipen humor con truenos, formen minimalismos con los sarcasmos que los cuchillos (L). No trates de rechazar la vida que te almuerzas por el virus que contiene (M). Límpiense con lo que será su bandera. Sacude las alas con suspiro demoníaco. Abríguense con paranoia y señala a los delatores. Quítense los orificios y tírenlos como dados (P). Sustituyan el deseo por lo que deseen. Pídanles riesgos a la multitud y enfermen mágicamente a los apóstoles que les admiran. Transiten…enloquezcan…revolucionen…bailen...besen…vuelen (R). Giren la letra cada vez que termine. Busquen la respuesta en las próstatas de las velas encendidas (S). Atrapen las esquirlas y decoren sus venas, pateen religiosamente el obstáculo (T). Trátame como si fuera tu inodoro (W). Rumbeen en mantequilla mientras acuchillan con sus dedos la niebla (Z), etc.
Dentro de este récord de directivas, arengas y mandos, se tiene que resaltar los aciertos, no siempre poéticos, pero siempre dentro del pensamiento, la elaboración o reelaboración de conceptos, y lo performativo (John Langshaw Austin) que casi siempre nos genera dudas más allá del plano simbólico: “Las sociedades de trueque son necesariamente orgiásticas/ Los versus que ideologizan las espinas desde tus recibos de luz/”, “el lector es el espacio sexualizado y dejará de ponerse en la posición del que no sabe”. Y en ese sentido “el taller es un mito” y el “error está en querer una calificación”, etc., etc.
En algún momento el poeta se pregunta “¿Las palabras son las ilustraciones de los símbolos que desapercibes?”, pero las palabras son en esencia la licuefacción y reflejo del pensamiento, o su traducción (Wittgenstein) y de algún modo reflejan y exudan los sentimientos, ese lado oscuro al que se refería Kant desde la ilustración y que después muy bien explicó Freud (aunque su etapa de cocainómano le restó precisión y/o capitalizó en psicodelia y digresiones que han dañado y estigmatizado la psicología moderna), por eso mismo, es necesario sostener y coger con fuerza cada expresión, cada morfema y allanar el camino de la poética, sobre todo cuando cunde el exceso, prima el bullicio o la entropía y se tiene que decidir entre soltar bombas de racimos de palabras (con su consecuente daño colateral) o usar el bisturí nro 3 para operaciones y hacer un tajo limpio. Y, como sabemos por experiencia a priori y aposteriori, (la iluminación blake-rimbaudiana o el golpe de los escritores clochards, mendigos o beat, Angry Young Man o J.S Thompsonsnianos) la limpieza profiláctica más que un aprendizaje es una necesidad. Hecho que se espera en las últimas generaciones de poetas que se atreven a correr riesgos, muchos de los cuales han confundido la poesía con un deporte de aventura. Vale, pero podría valer más. El poeta sabe que “a veces como es el adverbio de renuncia” y él mismo se ha marcado con Polisexual una cima o enzima que remontar o catalizar y convertir en alimento u hostia de eucaristía. Está obligado a ello y a dejar de procastinar. Solo es cuestión de tiempo. El poeta tiene la palabra.
Aquí pueden leer la reseña de Polisexual en este mismo blog:
http://rodolfoybarra.blogspot.com/2008/02/polisexual-de-giancarlo-huapaya.html
(Abajo de esta reseña pueden chequear mis paroles sobre el libro Ágape de Espectros de Félix Méndez: http://rodolfoybarra.blogspot.com/2011/11/presentacion-de-agape-de-espectros-de.html )
http://rodolfoybarra.blogspot.com/2008/02/polisexual-de-giancarlo-huapaya.html
(Abajo de esta reseña pueden chequear mis paroles sobre el libro Ágape de Espectros de Félix Méndez: http://rodolfoybarra.blogspot.com/2011/11/presentacion-de-agape-de-espectros-de.html )
7 comentarios:
Tremenda reseña, Ibarra.
Pronto te envío mi novela. Tú sabes que siempre valoro tu franqueza.....
M.
Tremenda reseña, Ibarra.
Pronto te envío mi novela. Tú sabes que siempre valoro tu franqueza.....
M.
Este año Enrique Planas nos representará como la promesa literaria del Perú en la Feria del Libro de Guadalajara, en México. La feria empezará el próximo sábado con una enorme cantidad de eventos, presentaciones de libros, conferencias y homenajes a escritores y poetas de todo el mundo.
"Escritor y periodista, autor de las novelas Orquídeas del paraíso (1996), Alrededor de Alicia (1999), Puesta en escena (2002) y Otros lugares de Interés (2010), propuestas muy distintas entre sí, pero que tienen en común lugares cerrados, atmósferas opresivas, secuencias fragmentarias, conflictos de identidad e indagaciones en la condición femenina.", dice la información oficial del evento sobre el escritor peruano.
yo también me quedo con Polisexual, ahí se ve la franqueza del poeta, en este último libro no se le ve como es realmente.
Salomón.
Siempre es un placer leer a Rodolfo Ybarra , creo que blog como este se han perdido o se han extinguido para siempre , creo que todavía existe una cierta resistencia frente al poder carroñero del capitalismo , palabras como estas son una fruta para la sed como decía Enrique verastegui.
´´y de baja intensidad (o guerra sucia, en algunos casos´´
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Rodolfo lo citado debe ser terrorismo de Estado y me parece muy gratuito decir lainismos academicus habemus.
Y mezclar a Wittgenstein, Kant y Freud en tres reglones...seguidos. lo has entendido como filosofo o como lector. Deberias llevar un curso de interpretacion de textos filosoficos.
Centrate en el analisis literario.
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Anónimo, pasa a limpio tu pregunta y hallarás la respuesta.
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