La
poesía es siempre metáfora, música, ritmo, rima; es emoción y canto y, sobre todo,
simpleza y naturalidad. La paradoja de esto último es quizás el fenómeno
neobarroco de estos tiempos mediáticos en que las formas más tradicionales del
verso han entrado en “crisis” o se han enfermado
de tecnicismos, retruécanos y maromas. No obstante, como en todos los procesos
de la literatura contemporánea, la verdadera poesía –si es que hay una– siempre
ha salido ilesa, dispuesta a mostrar lo cotidiano, las vivencias del diario vivir,
el amor/desamor, en palabras simples cuya primera dificultad ha sido ser parte
y expresión del lenguaje popular y a la vez ubicarse en un lugar de culto.
El
retorno de la poesía lírica –el texto que se recitaba con la lira– es lo que
Erick Robles Moran nos ofrece con La Luna
en guardia. Poemas que vienen del sentir del bardo, textos que se elevan
hacia la luna regente y en posición de alerta, en culto uránico, nunca al
garete, asintiendo ante los cambios graduales que el astro ofrece del cuarto
creciente al apogeo lucífero y que irradian en los textos dedicados a la musa,
amante y mujer perpetua: Un cielo muere
en tus brazos; en palabras que son directas y delicadas, escogidas como un
ramillete de flores, dibujadas a pulso o con pincel como si de un gouache se
tratara.
El
numen poético se hace visible en cada página desde la Caricia Muerta hasta El
Resplandor. El poeta amartilla los aperos con los que entregará el sacrificio a
la luna porque el amor, los recuerdos, como la nostalgia por la madre (Ha ido lloviendo tras los años tu ternura/ y
yo sigo andando aún para encontrarte), van a ir consolidando el ars poética o La Epístola a los Pisones de Horacio haciéndose notar sutilmente en
cada texto (de)mostrando que hay oficio y trabajo de herrero, tesón de artesano.
He ahí su valor añadido en una poesía que se reelabora en su interior solo para
mostrarnos lo simple en su superficie.
De
otro lado (o, floydianamente, al otro
lado de) la luna, como imagen simbólica de la fecundidad y de los cambios en
los procesos de la vida, va a ir trazando un derrotero en esta otra Luna en
guardia o luna patrullero, luna en estado de vigilia, siempre al tanto de lo
que ocurre o deja de ocurrir al poeta en su imago
mundi, sus poemas se van a ir haciendo un lugar, ganando un terreno, un
espacio abierto en la veta de Carlos Oquendo de Amat-Eielson-Watanabe o Saint-John
Perse-Prévert-Neruda. La creatio
ilumina con luz de tránsito y marca la travesía de Robles Morán en esta su ópera prima.
Lo
demás es el amor/desamor que se va a ir leyendo en el libro como los rastros de
un caminante en la playa o, mejor, como las pisadas del primer hombre en la
luna.
8 comentarios:
Excelentes noticias Rodolfo. Esto demuestra que la poesía peruana aún tiene buena salud. Habrá que leer el libro. Gracias por la reseña. Saludos cordiales.
Excelentes noticias Rodolfo. Esto demuestra que la poesía peruana aún tiene buena salud. Habrá que leer el libro. Una pregunta: ¿qué editorial ha publicado el libro? Gracias por la reseña. Saludos cordiales.
Esa reseña está muy buena Rodo. Y en dónde encuentro el libro?
ME GUSTA MUCHO ESTO, YBARRA: "La poesía es siempre metáfora, música, ritmo, rima; es emoción y canto y, sobre todo, simpleza y naturalidad. La paradoja de esto último es quizás el fenómeno neobarroco de estos tiempos mediáticos en que las formas más tradicionales del verso han entrado en “crisis” o se han enfermado de tecnicismos, retruécanos y maromas. No obstante, como en todos los procesos de la literatura contemporánea, la verdadera poesía –si es que hay una– siempre ha salido ilesa, dispuesta a mostrar lo cotidiano, las vivencias del diario vivir, el amor/desamor, en palabras simples cuya primera dificultad ha sido ser parte y expresión del lenguaje popular y a la vez ubicarse en un lugar de culto."
amigos, el libro se presentará en la feria del libro de julio. estén atentos. va por m.a. editores.
El retorno de la poesía lírica –el texto que se recitaba con la lira– es lo que Erick Robles Moran nos ofrece con La Luna en guardia. Poemas que vienen del sentir del bardo, textos que se elevan hacia la luna regente y en posición de alerta, en culto uránico, nunca al garete, asintiendo ante los cambios graduales que el astro ofrece del cuarto creciente al apogeo lucífero y que irradian en los textos dedicados a la musa, amante y mujer perpetua: Un cielo muere en tus brazos; en palabras que son directas y delicadas, escogidas como un ramillete de flores, dibujadas a pulso o con pincel como si de un gouache se tratara.
vale!!!!
QUERIDO RODOLFO, ESPERO ENCONTRAR ESE LIBRO PRONTO.
RAÚL M.
Gracias por la preocupación, estimado Antonio; según me informan, el libro será presentado pronto en la feria del libro.
Sldos.
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