lunes, 11 de enero de 2010

"LA TRISTEZA DE DON POTENCIO", ENVÍO DE RAFAEL INOCENTE


Foto: Rafael Inocente y Javier Garvich

El narrador R. Inocente me envía su descargo en torno a lo excretado por el tránsfuga literario (y seguro candidato a un puesto público en un eventual gobierno de Keiko Fujimori): don Carlos Rengifo Rivas.

Aquí el artículo:

Hay veces en que la pluma dice lo que el hombre calla. Y cuando el hombre calla es porque no piensa o porque oculta —prudentemente— lo que piensa. La mayoría de gente no tiene el valor de decir lo que piensa. Peor todavía, la mayoría ni siquiera se atreve a pensar y ciertas imágenes, sentimientos y sensaciones que atraviesan sus mentes quedan allí como meras impresiones. Entonces, si ya de por sí resulta complicado decir lo que se piensa, si es que se piensa, más difícil todavía resulta escribir el pensamiento. Por eso quiero felicitar, como que lo hice ya por el hilo telefónico, al acreditado narrador de cuentos Carlos Rengifo, primero por escribir lo que piensa sobre Discursos contra la Bestia Tricéfala, segundo por tener el coraje de hacerlo y tercero por exponerse a la baba pública calato y con lacito rojo, escondidas las manos en el triángulo de su entrepierna sarmentosa.



Hace un tiempo, Carlos Rengifo escribió un delicioso relato, exquisitamente estructurado y muy bien contado, en donde entre otros aparecen un escritor célebre, canoso y entrañable y un aprendiz de literato, que muchos identificaron con uno que hacía halterofilia. Algunos interpretaron el cuento en clave como una venganza literaria en contra del escritor célebre y canoso y el pichón de novelista. Hasta hoy me pregunto por qué lo hizo, porque Carlos Rengifo no es homofóbico, imputación que si pesa, por ejemplo, sobre mi cabeza.

Ahora, a la luz de lo que manifiesta en su visitado blog El Escritorzuelo (que no tenga comments no significa que no sea revisado) respecto al libro colectivo que publicamos hace unos días con Rodolfo Ybarra y Arturo Delgado, no he podido más que esbozar una sincera sonrisa por la lisura que derrama mi querido Carlos Don Potencio Rengifo.

El embrión del que nace la Bestia Tricéfala se gestó en casa de Arturo Delgado Galimberti una noche de hace varios años cuando nos reunimos con Rodolfo Ybarra. Aquella noche casi nos liamos a golpes por opiniones encontradas respecto a asuntos mundanos y ultraterrenos. Salvado el entuerto, decidimos que lo mejor era publicar un texto colectivo, una revista, un hebdomadario (mentira, jamás pensamos sacar ediciones semanales, pero me gusta la palabreja), más que fuese un fanzine encolado, pero lúcido y potente. ¿Manifiesto? Gracias por la flor, Carlitos. Transcurrió el tiempo y luego de alucinada orgía tripartita no exenta de puñete y tacle karateca, trajimos al mundo a un bebé tres leches, que nació con el pene enhiesto y sin echar lágrimas, pero si un estentóreo aullido de bestia salvaje. Las damas de sociedad alegarán descontentas que el bebé pudo ser más bonito, blanquito y con bucles dorados, pero teniendo en cuenta a los desquiciados progenitores, no podíamos alumbrar otra cosa que lo que Carlos critica tan ácidamente y no podía tener otro nombre más que Bestia y apellidarse Tricéfala. Arduo trabajo el de publicar un libro colectivo. Pero aquí estamos y nuestra criatura ya dio los primeros y seguros pasos. Y viene la zancadilla artera de un colega, un estimado colega, quien estuvo presente incluso el día en que se bautizó a la criatura.

Entonces directo al grano: al principio dije que si es raro encontrar seres pensantes, más raro aún es hallar gente dispuesta a decir lo que piensa y a plasmarlo por escrito. Pero las cosas se complican más aún cuando este pensamiento es subversivo, contrario a las normas y convenciones vigentes. Por más fresca que resulte tu jodienda, Carlos, desbarras de manera flagrante porque pierdes de vista lo principal de La Bestia Tricéfala: es un insolente texto político-literario del que no puedes desligar la intencionalidad ideológica, pues todo texto, hasta el más deslucido y espeluznante de Iván Thays lleva esa carga de ideas.


Quisiera desarropar la crítica de Carlos Rengifo como cuando desnudo a una mujer antes de que me haga suyo. Pero el tiempo apremia. Entonces, Carlitos, será un polvo de gallo. Ciertamente, la intención del libro es utópica (como rezan las palabras nuncupatorias que dedica Delgado Galimberti a Marco Aurelio Denegri, “desde el lugar del no lugar”) y la hibridación que confiere singularidad a La Bestia, no puede ser por definición un conjunto armonioso y concatenado. Un híbrido es casi siempre un espécimen inviable, pero indomable y resistente (un perro-lobo, un burdégano, un hombre-mono). Por otro lado, Carlos, ¿pides humildad, esa túnica de los sometidos, a tres monstruos tricéfalos? ¿qué más prueba de renuncia a la megalomanía libro/autor que lanzarse macana en mano en contra de la auténtica Bestia Tricéfala, que publicando un libro colectivo? ¿Qué hablas, oe, Carlos Rengifo?


Respondo por el texto en conjunto, porque coincido con lo que expresan Ybarra y Delgado y porque como ya me lo vienen comentando diversos escritores y lectores atentos, el libro es valioso y el tiempo le hará justicia. Acertada figura la que describe Gregorio Martínez para referirse a lo que él llama el tridente discursivo y narrativo de La Bestia Tricéfala: Ouroboros, aquella emblemática culebra que se devoraba eternamente a sí misma, expresando en esta imagen la unidad de todas las cosas, el devenir de la vida en un ciclo infinito de destrucción y creación. ¿Qué más prueba de unicidad de los textos de La Bestia Tricéfala que esta acertada metáfora de Goyo Martínez?


Pero en fin, estimado Carlos, dejemos de lado el chamullo literario, porque como comenté el día de la presentación, soy de los que creen firmemente que la literatura no sólo debe contar una buena historia: además debe azotar la conciencia moral de la gente (como los excelentes y valientes textos de Rodolfo Ybarra), exacerbarla hasta el límite, hasta hacerla cuestionar su propia vida y su credo, hasta hacerla recuperar esa esencia de humanidad que no puede ser opacada por las tinieblas que impone un sistema criminal creador de clientes, ese sistema del que recusan los participantes de El Foro en el atravesado texto de Arturo Delgado Galimberti, que no es cuento como pretendes.

Algunos escritores me han enviado cartas pidiendo respuesta a tu crítica maleva. Otros me recomendaron no contestar, porque Carlitos no se mete contigo, Inocente, al contrario, te salva. Creo que los términos medios son la antesala de la traición, por eso pergeño estas líneas sin afán personal, con cordialidad pero con la mayor firmeza.

El radicalismo de los tricéfalos es lo que nos juntó en un principio y lo que nos animó a publicar el texto híbrido que denuestas. Los tres tricéfalos somos radicales porque vamos a la raíz última de las cosas y nuestra intención es perseguir los objetivos de transformación hasta las últimas consecuencias. No aceptamos paliativos ni arreglos provisorios. Ni en la literatura, ni en la vida.

Aunque en lenguajes distintos, los tres cuerpos de los que se compone el libro hablan al corazón del hombre, más que a su comprensión racional. Y desde esa trinchera de combate, desde el arte libertario, es que condenamos la práctica asesina del neocapitalismo y sus cómplices, los poderes oficiales que son siempre conservadores, como tu crítica, que apela a la humildad y a la moral de rebaño. La humildad, esa ética de los sometidos y de los cristianos, la rechazamos de plano.

Las élites que gobiernan el mundo antes de usar el cuchillo y los campos de concentración usan los medios de comunicación para mantener a los cerdos sumisos en el chiquero. En todas las grandes ciudades existen los guetos de la miseria, campos de concentración de los olvidados, sin que eso impida el sueño de los poderosos. Tú, narrador popular, reclamas mientras tanto humildad.

Los tricéfalos nos confrontamos con los que dominan y sus letratenientes, no nos fingimos humildes ni nos resignamos, esperando que después de la muerte la gracia del dios de los judíos nos premie en los cielos. Cuestionamos al poder y sus súbditos en todas sus formas, algo que tú, Carlos Rengifo, llamas increíblemente “discursos trasnochados” al mejor estilo de comunicadora social de la San Martín de Porres. ¿Qué dirás cuando quienes cuestionamos el poder seamos perseguidos y si es posible, eliminados? ¿Te bastará escribir buenos cuentos solamente?

Rafael Inocente
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Debo entender que a Carlos Rengifo le suda la espalda, que no le gustan las Desdémonas sino los Otelos, y bien zapatones? ¿O es simplemente que "metaforizaste" para joder con más contundencia? Lo que veo claro es que si te joden no pones la otra mejilla para que te jodan doble sino que pones en evidencia que no amas al prójimo como a ti mismo y que no eres entonces un buen cristiano.¿O sea que no temes al infierno tan temido? Yo tampoco, Ybarrinho, yo tampoco.
PIRULO

Anónimo dijo...

Ese Inocente da risa. Se computa un escritor hecho y derecho cuando lo unico que hay debajo de su piel de cordero es un prosista mediocre y megalomano, mismo Ybarrex, su amo y senor. Patetico!!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

La mejor respuesta a Rengifo. Sin mala leche ni revanchismo. Qué dice Rengifo de la campaña que emprende hoy el gobierno contra los presos políticos y la libertad de prensa en el oriente peruano?

Q. Ronero

Anónimo dijo...

Qué lucida respuesta a la crítica, firme pero sin desbordarse (tal vez el autor tenga la piel más gruesa) He leído el libro con gran entusiamo (lying I´m not) pues nos es pan de todos los días encontrarse con libros que denuncien, se opongan y/o jodan al establishment. Eso hay que apreciarlo y saludarlo de entrada (me parece esa fue la idea de sacar el libro, su espíritu o como le quieran llamar)Después de leer los textos ya cada uno saca sus conclusiones,sean estéticas, ideológicas, etc. A mi me ha gustado mucho el texto sobre Alan Garcia de Ybarra (es un flashback forzado que pinta de cuerpo entero a esta rata gorda; una cachetada para harto amnésico que deambula por estos lares)Los otros textos que disecan a los poseros han sido esperables, intuyo el poeta tiene mejor material -tal vez no tan directos, pero más eficaces- recuerdo el "Yo Poetra" que leí en el blog y me pareció EXCELENTE (muy contenido en si y todo)
El texto sobre El Foro, lo tomé como venía, y como concuerdo con mucho sobre lo que se discute, no me ha ofendido literariamente, claro, por ser un final + o - abierto parece inacabado; los temas que toca son tan amplios que se prestan para seguir ad infinitum. Que interesante que mencionen al tal Perkins (confesions of an ex economic hit man) Hoy conferenciante arrepentido que se presentó en la ciudad donde vivía hace unos años. Realmente es abominable lo que hacen estas grandes corporaciones que manejan como títeres a los gobernantes de turno (seré yo o nadie deberia tolerar que en pleno milenio todavía exista la hambruna esclavitud, guerras)...habrá que andar por las calles agarrando a cachetadas a tanto zombie que deambula para que despierten?
Los cuentos estan bien (los he leído dos veces, a la primera se dejan leer rapidito -se presta a eso- y siempre uno descubre algo que se escapa first time)
En fin, mis felicitaciones por las agallas de sacar un libro asi
(y bienvenido más)
T. Vargas