P4R. A los sacha "puristas" (hinchados por las fuelles publicitarias del academicismo esquizoide y ramplón) les es difícil entender cómo la literatura puede liarse con la política o con la realidad social, para ellos la poesía es impoluta y nada la puede manchar; C3T, cualquier intento por "profanar" el verbo de dios con "asuntos terrestres" o intentar algún reclamo extrapoético (¿qué es lo poético y qué es lo extrapoético?) será visto como una afrenta, como un "bajón literario", P3T, como una descompensación gaseosa que rellena el ambiente del maldito lenguaje prosaico, lunfardo (el pueblo solo gruñe y lastima los oídos de los señoritos cosmopolitas que le cantan a la bomba atómica o al sexo contranatura); por eso ellos siempre aceptarán cualquier cosa: aceptarán falsear la historia, aceptarán prestarse al juego de la lumpenburguesía parásita, aceptarán cualquier premio, cualquier bequita (a cualquier lado) aceptarán callar ante el oprobio y ante la ignominia, A6C, aceptarán cantarle a la paz desde un símbolo de guerra o presea histórica (como el Huáscar), etc., etc... y seguirán aceptando y aceptando hasta pasar a la historia como los "poetas", los "escritores", los "artistas" que siempre quisieron ser pero nunca lograron alcanzar (la fiesta sólo les durará el tiempo que cueste cambiar esa superestructura falsa y decadente por una real y concreta). El lenguaje será un pretexto para callar o no decir nada (¿"Proyectaré slides sobre la nuca de mis contemporáneos" o proyectaré sus miserias sobre la nuca carcunda de mis contemporáneos vendidos a un sistema opresor por un plato de lentejas?). Jaque ("mate pastor").
Aquí el envío del amigo Dante Castro:
INFAMIA Y DISPARATES CONTRA JAVIER HERAUD
Escribe: Dante Castro Arrasco
Un 15 de mayo de 1963 murió abaleado el joven poeta Javier Heraud en Puerto Maldonado. La sociedad peruana se conmovió al saber que los jóvenes con futuro promisorio, como él, preferían optar por el sacrificio heroico antes de seguir viviendo en un país de iniquidad y explotación. Si hay algo que he tratado de hacer, es reconstruir la historia de los movimientos guerrilleros que no vivió mi generación. En ese tránsito de testimonios, entrevisté a Alaín Elías, del ELN, compañero de riesgos de Javier Heraud y el único de los dos que sobrevivió en la fatídica lancha donde murió el poeta abaleado por una muchedumbre enardecida. Mantengo mi amistad con Alaín Elías y quisiera alentarlo a que responda los infundios de Rodolfo Hinostroza, publicados en Caretas, edición 2130, de reciente aparición y que mis lectores pueden consultar en enlace:
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=879&idSTo=0&idA=46413
Veamos. Rodolfo Hinostroza -entre los peruanos becados en Cuba- no quiso enrolarse en el maretazo de guerrillas que inspiraba la revolución cubana en América Latina, porque, según él mismo confiesa, discrepaba de la línea guerrillerista de Fidel Castro. Eso es aceptable ahora, después del fracaso del foquismo en nuestro continente. Pero en ese entonces había una tentadora e irresistible teorización del nuevo método y de los mil Viet Nam, contra la desviación ideológica del "tránsito pacífico al poder". Solo la experiencia podía demostrar la eficacia del proyecto y el Che sucumbió poniendo a prueba, a riesgo de su propia vida, aquello que en algún momento planteó. Hay gente que vive como predica, pues...
Pero en la nota de Hinostroza hay un tufo de descarga de conciencia y de revancha contra la figura épica de su contemporáneo, al cual nunca pudo superar. Considero que Heraud tenía mejores condiciones que él para evolucionar como poeta y si no hubiese sido asesinado en Puerto Maldonado, la literatura peruana hubiera tenido otro contribuyente de enorme estatura como Vallejo. No lo digo por su constitución física, evidentemente. Hay que remarcar que Heraud no necesitaba de muletas extraliterarias, como la del sacrificio heroico, para ser reconocido como talentoso creador. Ya tenía el reconocimiento merecido, a temprana edad y con un futuro promisorio.
Reducir la voluntad de sacrificio de Javier Heraud a una bravuconada de pituco incomprendido e incompetente para la pelea, es caricaturizar su significado. Esa voluntad de sacrificio se venía manifestando ya en su poesía primigenia y en el acercamiento de Javier a los claustros sanmarquinos, donde tendría contacto más directo con ideas revolucionarias. Ergo, la radicaliación de Heraud no se produce en Cuba, sino aquí en el Perú.
El testimonio de Hinostroza es contradictorio. Acepta que antes Javier Heraud viajó a la Unión Soviética, a un festival de juventudes, porque era miembro del Movimiento Social Progresista, al cual rotula de "partido" y precisa demás: "de izquierda moderada". En esa época, viajar a la URSS no era fácil y mucho menos lo era retornar e incorporarse a la sociedad con el baldón de ser sospechoso de "comunista". Javier sabía dónde viajaba y para qué viajaba a países que manchaban su historial de "pituco". (Dice Hinostroza: "El sí tenía una beca para Checoslovaquia" para estudiar cine). Extraño pituco que habiendo egresado del colegio Markham enseñaba inglés en el bravo, pendenciero y popular Colegio Guadalupe de donde egresó Hinostroza. Extraño pituco que viajaba a países socialistas y aceptaba becas comunistas con la misma ingenuidad con que fue supuestamente engañado para enrolarse en una guerrilla.
La befa de Rodolfo Hinostroza no es aceptable ni por el más burdo sentido común. Nadie se enrola en una guerrilla para superar sus pánicos o temores. Mucho mejor hubiera sido ingresar a una escuela de box amateur o de lucha libre, a la usanza de la época y de la clase privilegiada. La evolución de Javier Heraud hacia el sacrificio por conquistar la justicia social, su ascensión a redentor de la humanidad, está bastante clara en su poesía y de acuerdo a la evolución gradual de su conciencia. Sacrificio redentor y aproximación a la muerte, son elementos sustanciales de sus poemas.
¿Hacia dónde apunta el artículo de Hinostroza?... Pues a desacralizar al ícono que le hace sombra y dar rienda suelta a su antifidelismo ¿Condena acaso a quienes dispararon a mansalva sobre dos hombres desarmados que iban a la deriva por el río?... ¿Condena a los anticomunistas que azuzaron a la población?... ¿Tal vez acusa a la policía por fomentar la masacre?... No hace ni lo uno ni lo otro. Quien sale sentenciado por Hinostroza es el único culpable según él: Fidel Castro, a quien atribuye frases del Che: "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución".
Así que tenemos a un Fidel Castro que cometió el crimen de enrolar jóvenes ingenuos para las guerrillas en América Latina y a un Javier Heraud que se metió de guerrillero para dejar de ser el pituco "grandazo por las huevas". Es evidente la intención liquidadora del articulista. Huelga precisar que Javier Heraud, como Alaín Elías, no fueron abaleados en un enfrentamiento entre guerrilleros y soldados, porque no habían llegado a constituirse en guerrilla. La justicia no investigó ni halló culpables. Eso se le olvidó reclamar a Hinostroza en su articulillo de marras.
La desigualdad social existente en los 60', con una brecha mucho mayor entre ricos y pobres, entre alfabetizados y analfabetos, entre atendidos en hospitales y olvidados a su suerte, no sólo movilizó hombres del pueblo hacia la lucha armada, sino también a hijos de hogares de clase media alta como Javier Heraud. En su tiempo y lugar, le tocó asumirlo a Fidel Castro, joven abogado, privilegiado como pocos, quien renunció a su colección de corbatas de seda italiana, a su docena de ternos ingleses y a su próspero matrimonio con la aritocrática Díaz Balart, para decir como Martí: "con los pobres de la tierra quiero mi suerte echar". Y de esa decisión no siempre se regresa con vida, excepto que tomemos el camino de deserción de Hinostroza, porque como dijo Fidel en 1968: "para no pelear siempre habrán sobrados motivos".
Escribe: Dante Castro Arrasco
Un 15 de mayo de 1963 murió abaleado el joven poeta Javier Heraud en Puerto Maldonado. La sociedad peruana se conmovió al saber que los jóvenes con futuro promisorio, como él, preferían optar por el sacrificio heroico antes de seguir viviendo en un país de iniquidad y explotación. Si hay algo que he tratado de hacer, es reconstruir la historia de los movimientos guerrilleros que no vivió mi generación. En ese tránsito de testimonios, entrevisté a Alaín Elías, del ELN, compañero de riesgos de Javier Heraud y el único de los dos que sobrevivió en la fatídica lancha donde murió el poeta abaleado por una muchedumbre enardecida. Mantengo mi amistad con Alaín Elías y quisiera alentarlo a que responda los infundios de Rodolfo Hinostroza, publicados en Caretas, edición 2130, de reciente aparición y que mis lectores pueden consultar en enlace:
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=879&idSTo=0&idA=46413
Veamos. Rodolfo Hinostroza -entre los peruanos becados en Cuba- no quiso enrolarse en el maretazo de guerrillas que inspiraba la revolución cubana en América Latina, porque, según él mismo confiesa, discrepaba de la línea guerrillerista de Fidel Castro. Eso es aceptable ahora, después del fracaso del foquismo en nuestro continente. Pero en ese entonces había una tentadora e irresistible teorización del nuevo método y de los mil Viet Nam, contra la desviación ideológica del "tránsito pacífico al poder". Solo la experiencia podía demostrar la eficacia del proyecto y el Che sucumbió poniendo a prueba, a riesgo de su propia vida, aquello que en algún momento planteó. Hay gente que vive como predica, pues...
Pero en la nota de Hinostroza hay un tufo de descarga de conciencia y de revancha contra la figura épica de su contemporáneo, al cual nunca pudo superar. Considero que Heraud tenía mejores condiciones que él para evolucionar como poeta y si no hubiese sido asesinado en Puerto Maldonado, la literatura peruana hubiera tenido otro contribuyente de enorme estatura como Vallejo. No lo digo por su constitución física, evidentemente. Hay que remarcar que Heraud no necesitaba de muletas extraliterarias, como la del sacrificio heroico, para ser reconocido como talentoso creador. Ya tenía el reconocimiento merecido, a temprana edad y con un futuro promisorio.
Reducir la voluntad de sacrificio de Javier Heraud a una bravuconada de pituco incomprendido e incompetente para la pelea, es caricaturizar su significado. Esa voluntad de sacrificio se venía manifestando ya en su poesía primigenia y en el acercamiento de Javier a los claustros sanmarquinos, donde tendría contacto más directo con ideas revolucionarias. Ergo, la radicaliación de Heraud no se produce en Cuba, sino aquí en el Perú.
El testimonio de Hinostroza es contradictorio. Acepta que antes Javier Heraud viajó a la Unión Soviética, a un festival de juventudes, porque era miembro del Movimiento Social Progresista, al cual rotula de "partido" y precisa demás: "de izquierda moderada". En esa época, viajar a la URSS no era fácil y mucho menos lo era retornar e incorporarse a la sociedad con el baldón de ser sospechoso de "comunista". Javier sabía dónde viajaba y para qué viajaba a países que manchaban su historial de "pituco". (Dice Hinostroza: "El sí tenía una beca para Checoslovaquia" para estudiar cine). Extraño pituco que habiendo egresado del colegio Markham enseñaba inglés en el bravo, pendenciero y popular Colegio Guadalupe de donde egresó Hinostroza. Extraño pituco que viajaba a países socialistas y aceptaba becas comunistas con la misma ingenuidad con que fue supuestamente engañado para enrolarse en una guerrilla.
La befa de Rodolfo Hinostroza no es aceptable ni por el más burdo sentido común. Nadie se enrola en una guerrilla para superar sus pánicos o temores. Mucho mejor hubiera sido ingresar a una escuela de box amateur o de lucha libre, a la usanza de la época y de la clase privilegiada. La evolución de Javier Heraud hacia el sacrificio por conquistar la justicia social, su ascensión a redentor de la humanidad, está bastante clara en su poesía y de acuerdo a la evolución gradual de su conciencia. Sacrificio redentor y aproximación a la muerte, son elementos sustanciales de sus poemas.
¿Hacia dónde apunta el artículo de Hinostroza?... Pues a desacralizar al ícono que le hace sombra y dar rienda suelta a su antifidelismo ¿Condena acaso a quienes dispararon a mansalva sobre dos hombres desarmados que iban a la deriva por el río?... ¿Condena a los anticomunistas que azuzaron a la población?... ¿Tal vez acusa a la policía por fomentar la masacre?... No hace ni lo uno ni lo otro. Quien sale sentenciado por Hinostroza es el único culpable según él: Fidel Castro, a quien atribuye frases del Che: "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución".
Así que tenemos a un Fidel Castro que cometió el crimen de enrolar jóvenes ingenuos para las guerrillas en América Latina y a un Javier Heraud que se metió de guerrillero para dejar de ser el pituco "grandazo por las huevas". Es evidente la intención liquidadora del articulista. Huelga precisar que Javier Heraud, como Alaín Elías, no fueron abaleados en un enfrentamiento entre guerrilleros y soldados, porque no habían llegado a constituirse en guerrilla. La justicia no investigó ni halló culpables. Eso se le olvidó reclamar a Hinostroza en su articulillo de marras.
La desigualdad social existente en los 60', con una brecha mucho mayor entre ricos y pobres, entre alfabetizados y analfabetos, entre atendidos en hospitales y olvidados a su suerte, no sólo movilizó hombres del pueblo hacia la lucha armada, sino también a hijos de hogares de clase media alta como Javier Heraud. En su tiempo y lugar, le tocó asumirlo a Fidel Castro, joven abogado, privilegiado como pocos, quien renunció a su colección de corbatas de seda italiana, a su docena de ternos ingleses y a su próspero matrimonio con la aritocrática Díaz Balart, para decir como Martí: "con los pobres de la tierra quiero mi suerte echar". Y de esa decisión no siempre se regresa con vida, excepto que tomemos el camino de deserción de Hinostroza, porque como dijo Fidel en 1968: "para no pelear siempre habrán sobrados motivos".
.
18 comentarios:
ABAJO TODOS ESOS MISERABLES HIJITOS DE LA BURGUESÍA QUE SE CREEN POETAS O LITERATOS. AGGG.
Vale la pena destacar el aporte de Ybarra, en un entorno intelectual como el peruano, compuesto por iluminados silenciosos y diletantes gritones. Gente que tal vez sepa algo pero se lo calla. Gente que no sabe nada pero opina sobre todo.
El cuestionamiento de este post, me parece, es hacia esa actitud idólatra hacia Marx que muchos sufrimos hace tiempo (actitud que llevaba a cierta gente a prohibir la risa o la lectura de libros "de la burguesía"). Actitud idólatra que convierte ideas revolucionarias en credos inamovibles e incuestionables.
La mejor actitud será siempre el cuestionar TODO. Y es lo que suele apreciarse en este blog.
La segunda mitad de los 80 fue prolífica en producción de narrativa. Los narradores que nos iniciábamos con primeras publicaciones, empezamos a reunirnos. Fuimos un grupo numeroso, muy ameno que intercambiaba libros, borradores e ideas, que se reunía una vez al mes en la casa de alguien elegido rotativamente o al azar, luego una vez por quincena y después cada fin de semana. Esto sucedió entre 1986 a 1992 llegando a la adictiva dependencia grupal. Los cuentos se leían en voz alta, se aceptaban correcciones y sugerencias, pero estábamos atravesando un periodo cruento de guerra en el Perú y creo que los efectos de la guerra se reflejaban inevitablemente en nuestra supuesta isla de cultura. Nuestros maestros fueron los del grupo Narración, a quienes visitábamos regularmente o nos visitaban ellos. Creo que la colaboración mutua ayudó a muchos a ser autocríticos con sus producciones y a superar escollos de forma y estilo. ¿Qué nos faltó? Dije que atravesábamos tiempos de guerra, de coches bomba, apagones, allanamientos, etc. No logramos centrarnos en una idea organizadora más allá de la experiencia literaria. Algunos podían decir como Silvio "la ciudad se derrumba y yo cantando"; otros tenían compromisos definidos. Y los que empezaban a ganar premios saliendo del anonimato, de pronto se vieron excluidos de convocatorias, las reuniones empezaron a ralear y después de la fujimorización (fascistización) del Perú en 1992 hubo una diáspora, una estampida y cada quien buscó cómo pelar sus propios higos. El grupo no resistió el acoso de circunstancias literarias y mucho menos de condiciones extraliterarias (políticas, sociales, económicas, etc.). En concreto, la experiencia nos enseñó que agruparse para hacer arte, sirve. No es algo inútil ni una pérdida de tiempo si se agrupa gente responsable con su oficio. La disolución del grupo de narradores de los 80 nos enseñó también que la mezquindad, el individualismo y el revanchismo, rompen con el esfuerzo colectivo, lo fragmentan; y los fragmentadores son los que menos provecho le sacaron a la catástrofe que ocasionaron. Nunca más recuperamos la inocencia perdida, el desprendimiento, el esfuerzo desinteresado, la solidaridad ni la amistad. Unos seguimos escribiendo-publicando y otros no han vuelto a dar muestras de continuidad en el oficio.
NO ABRE EL ENLACE DEL ARTICULO DE HINOSTROZA
ALGUIEN LO PUEDE PEGAR, POR FAVOR
GRACIAS
Miren lo que dice el poetrasto Hinostroza: “Entonces, por qué vas a la gue-
rrilla?”, le dije, y él repuso muy emo-
cionado: “Sabes cuánto mido yo? Un
metro ochenta y cinco, y siempre he
sido el punto en el colegio, el gringo
cojudo, el Grandazo por las Huevas.
Siempre todo el mundo me ha pegado
porque yo no sabía defenderme, siem-
pre me han tomado de punto, desde la
primaria. ¿Entiendes? Seguro que a ti
no te ha pasado eso…Pero ahora yo no
me corro y quiero demostrarles, a ti y
a todos del grupo, que soy tan hombre
¿Qué es
lo que habíamos en verdad ganado?, se pregunta Hinostroza con respecto a las becas cubanas. Este "uonazo" quería que den becas para estudiar "literatura pura" en un país donde la revolución había botado a patadas a un gobierno de la especie de fulgencio batista. Francamente eres un "pendeivis" Hinostroza. Te la quieres llevar fácil. Búscate becas para "gringos pitucos", pe.
N.J.
Otro buen post.
A los colegas comentaristas. Lean el artículo completo antes de escribir.
¡Cuánto resentimiento anclado por años, carajo!
¡Cuánta envidia cochina!
¿Pero qué podemos esperar de un astrólogo que olvidó sus raíces huaracinas y se globalizó cocinando (su mala conciencia)?
Basilio Auqui
PD: Creo que este articulete de Hinostroza sólo corona lo que ya se veía venir desde hace tiempo. Pese al "incuestionable esplendor verbal" del astrólogo, su poesía no cuaja, no conmueve, no llega al alma.
Esa actitud alpinchista propia de un emergente suertudo (tal como reza hoy en día la sociología progre de los Arellano "et al") ha quedado reflejada en sus poemarios consagrados por la crítica ansiosa de burrerías bien dichas.
Como ensayó Miguel Gutiérrez respecto a los versículos del poeta:
"...todo esto no es sino «coartadas con que se encubren malas conciencias y justifican su existencia parasitaria dentro del sistema burgués, sea en el centro del imperio o en las periferias, en las metrópolis o en las pauperizadas urbes de las semicolonias».
Excelente, Rodolfo, duro con esos pobres diablos.
f.
Rodolfo Hinostroza es desde hace décadas un parásito privilegiado de la burguesía hechizada por su estilo entre bon vivant y de cholo-zambo achorado del centro de Lima.
¿Cenital poeta?
Ni por la bragueta.
Titus
Hablando de Gutiérrez, creo que la última asquerosidad de Thays contra él, publicada en su puto Moleskine hace un par de días merece que alguien se la responda. Pero el manicurista de celebridades ya no admite comentarios en su blog, qué se va a hacer, pues, algún dia iremos a su casa para que coseche lo que está sembrando.
Tanta bulla por un poeta de segunda fila como Heraud. Por favor, comparen a Heraud ahora, a la distancia, con obras como las de Rose,Varela, Eielson, Cisneros, Watanabe. Lopez Degregori. No tiene nada que hacer ahi.
Hasta Ybarra es mejor poeta que Heraud, para que vean lo mediocre y superinflado que esta el exalumno del Markham. Que peleo por lo que peleo, bien, se le reconoce el lado epìco y heroico, pero no hay que mezclar las cosas pues, porque con ese criterio hasta el Che Guevara mereceria el premio nobel de literatura. No jodam pues, quilqueros, piensen antes de escupir.
a ese mequetrefe hazmerreir chef de burundanga y caficho de viejas pitucas a quienes de paso estafa con sus cartas astrales le voy a sacar la conchadesumadre por meterse con la memoria del vate Heraud, o sea que espera más de 40 años como todo cobarde para lastimar la memoria de javier, por qué no contó antes sus anécdotas fantasmales... allá Caretas que le da tribuna a este vividor, holgazán y mal poeta... por favor Rodolfo dime dónde puedo encontrar a este hijo de puta ... quiero dirección y teléfono que este viejo va a saber de mis puños... aun sea inimputable... sé que habla las huevadas que habla por un par de ketes y un ron barato que invierte caretas en este cojudo...
Duilio de la Peña
Es triste la época que nos ha tocado vivir. Hoy pueden ser valientes los cobardes, habladores los que ayer permanecían mudos, conciencia moral de nuestro país los que nunca se subieron al carro de la historia, jueces de los que intentaron hacer algo esos que jamás hicieron nada. Hay que hablar con lenguaje viril para humillar a los amujerados: para abandonar los privilegios de que uno goza en nombre del sacrificio se necesitan huevos, así de simple; cuanto mayor el privilegio, más ardua la decisión y más decoro como premio: es la historia de quien alguna vez fue Fidel, de Heraud, de Mezzich y otros pocos. La mayoría, los que se fueron a tonear a París, utilizaban la razón para eludir los retos de la historia; debieran ver la película de Bernardo Bertolucci, Prima de la Revoluzione, para reconocer o huír de su triste drama. Tío Hinojosa: la historia te recordará por tus frejoles (buenísimos, según el flaco Ribeyro) o por algunos de tus poemas, pero NO por tanta mierda que llevas en el espíritu, tu falsa irreverencia de ochentón dedicado a la tragadera... Entre tu destino coronado por uno que otro premio de establo y el de Heraud, ejemplo de idealismo moral, prefiero obviamente el segundo. No lo alcanzo. Me falta valor, sabiduría y sentimiento. Pero aunque no soy poeta, no ando echando mierda a todo aquello que es mucho más que yo.
Ideas comunes con el gran Dante Castro, ahora que releí Tierra de Pishtacos: el mundo está compuesto por cosas. Vivir en el mundo es vivir entre cosas. Las cosas no solo determinan el mundo sino que condicionan nuestra existencia, como el mito de los Pishtacos que la policía de Alan quiso vender atrabiliariamente. De algún modo, entonces, nuestra relación con y comprensión del mundo estará marcada por nuestra relación con las cosas. En este sentido, y hasta cierto punto, la acusación de consumismo es inútil: en casi todos los casos, o en todos, es reversible; puede ser devuelta tranquilamente al acusador. El consumismo es asunto de grados, aun cuando haya gente que crea que comprar discos de Gerardo Manuel es una actividad esencialmente menos consumista que comprar discos de Tongo.
Donde sí hay una diferencia esencial es en la forma en que te vinculas con las cosas, sobre todo con las cosas que no tienes. Esta parece ser la verdadera médula de otro libro de Dante Castro, Cuando hablan los muertos, con la que ganó un importante premio en Cuba. No creo que valga la pena resumir la sencilla trama de estos cuentos, dos peruanos que se juntan en torno a un sueño muy terrenal: obtener el cambio (es decir, ganar la lucha) que nunca tuvieron, pero que su información y cultura les dice que harán la diferencia, que los convertirán en esos seres “afortunados”, y no en burgueses malolientes.
Más interesante es incidir en dos aspectos formales –es decir, esenciales desde el punto de vista literario- que hacen que Dante Castro no caiga nunca en un aburrido tratado sociológico (por su idoelogía, había el peligro): la ironía, mientras más sutil más venenosa, y el estilo enumerativo que luego el escritor chalaco habría de llevar a niveles superlativos en sus mejores cuentos: Parte de combate. En efecto es peculiar la forma en que el narrador (mal)trata a sus personajes: los llama “estúpidos”, se burla de sus sueños ridículos de grandeza, pero también los mima un rato, los pone a volar, para luego dejar que caigan hasta revolcarse en el piso de su confusión total entre deseos y realidad.
En Parte de combate también están, más que en germen, las largas enumeraciones de cosas, actividades, móviles que se decantan brillantemente en sus libros posteriores. El despliegue acumulativo tiene un efecto abrumador en el lector que, llevado por un sentido del ritmo sostenido, se enfrenta a un cúmulo de sensaciones, recuerdos, imágenes al leer estos roles, y así llega a comprender mejor la confusión en la que –paradójicamente- se regodean los personajes de Castro.
Castro es así, más que hablar del mundo y de las cosas materiales, nos refiere de manera oblicua las cosas (pocas, pobres, inconducentes) que tenían lugar en el alma moderna cuando las cosas otras, las “reales”, comenzaban a dominar la escena occidental. Como corolario esa respuesta a Hinostroza que nos muestra que el gran autor chalaco sigue en PARTE DE COMBATE.
Dante Castro, cuentista de valía y narrador de polendas, ni punto de comparación con el gordo sibarita de Hinostroza... dónde se ha visto por favor!
Centegiardo
El prestigio de Javier Heraud como poeta es reconocido e inmarcesible, el no es un poeta de segunda fila como escriben en este foro algunos sujetos de la lumpenburguesía prostituída por la globalización pretendiendo enlodar a Heraud. A esos hijos de mala entraña les digo que es su ignorancia y estupidez lo que los obliga a ofender gratuitamente a un gran hombre que se atrevió a hacer lo que Uds. acidulados eunucos no hubieran hecho por falta de hombría.
Publicar un comentario