martes, 25 de noviembre de 2008

LA TELEVISIÓN PERUANA: UN TRATADO ESCATOLÓGICO I


ON
Hace muchos años, durante mi adolescencia, el profesor --uno de los ex-jefes de Inictel, y un gran amigo-- Walter Meza Valera me entregó su libro recién editado en el que conjugaba de otra forma aquella frase célebre de Maquiavelo en el Príncipe: “el fin justifica los medios”, frase que Meza revolvió para crear el título de su libro que casi parecía un manual para enfrentarse a la caja boba y marcarle el paso para no terminar devorado, canibalizado por el susodicho aparato: “Comunicación: el medio no es el fin”; el cual era un libro con tapa marrón en el que se detallaba todas las barbaridades que la televisión de los ochentas cometía (las salvajadas de Augusto Ferrando, los noticieros que llevaban la violencia a los hogares. Los programetes-concurso que promovían –y promueven, aún– la estupidez, la violencia y la holgazanería (que está años-luz del “ocio sociológico” que sirve para leer, para teorizar, para reflexionar, etc.). Conste que cuando anoto “violencia” no me estoy refiriendo a la “violencia subversiva” –aquellas tenían un marco especial a la hora de las informaciones generalmente asociados a cuestiones policiales, felizmente nunca llegamos a las banderitas: verde rojo o amarillo a un costado de la pantalla del televisor como se hace en Estados Unidos para situar el día en los rangos de peligrosidad o días “sin amenazas” para salir a pasear o cumplir las tareas diarias–.Y es que entre los tipos de violencia hay que diferenciar lo que los anarquistas de fines del siglo XIX llamaban violencia de “propaganda de hecho” (al respecto recomiendo leer “Ficciones del anarquismo” del cubano-francés Uri Eisenzweig en la traducción de Isabel Vericat Núñez) o lo que el periodista Mercado Cáceres llamó el lenguaje de las masas oprimidas.
No obstante, fue en los años ochentas, en que el sincretismo comunicacional tuvo mayor preponderancia y efecto sobre todo cuando las noticias relevantes se mezclaban con otras tonterías para hacerle perder efecto a las primeras y presentarlas como algo “normal”. Por ejemplo: la subida del dólar y las noticias sobre la inflación se mostraban mezcladas con noticias sobre situaciones festivas o noticias futboleras evitando las secuencias y las cortinas lo que daba la sensación que todo lo vertido era una sola noticia, un solo bloque noticioso, etc.). Sin embargo, el tiempo pasó (me resigno a pensar lo que decía Stendhal: “el tiempo no pasa los que pasamos somos nosotros”) y lo que nos parecía una salvajada, un exabrupto de las conciencias ochenteras, anteriores a la caída del muro de Berlín y al derrumbe de los países comunistas, terminó siendo un juego de niños, una rayuela, un tiro de dados como lo diría Mallarmé.
Del burlón, racista, homófobo, atrabiliario y quimboso Augusto Ferrando y su circo populachero pasamos a la monstruosidad del morbo sicalíptico, el chisme de los palomillas de ventana, la camarita debajo del catre y la ventosidad hedionda sine qua nom magalesca. La televisión en su formato proctológico y sin antenas, vía cable, para evitar el dolor y complacer el amplio espectro de necesidades digestovisuales. De la violencia fetal televisiva, la del fallecido y rabioso jefe de informaciones de canal 2 y uno de los primeros directores de “Contrapunto” y, quizás, uno de los padres putativos del periodismo chicha en este país, Ricardo Müller (a quien tuve el disgusto de conocer). Luego vendría, para nuestro mal, la gárgola de Gilberto Hume. De ahí pasamos a la violencia del periodismo chatarra, periodismo disentérico, alarmante e impresionista de ATV-Frecuencia Latina-Panamericana-América televisión (donde, desafortunadamente, ejercen antiguos amigos, compañeros de ruta de este bloger. “Amigos” (me permito el entrecomillado) a quienes siempre (o por lo menos las veces que he podido) he llamado a la reflexión y a los actos de contrición, y los nombro para que esto se tome en serio: Lorena Ormeño de ATV, José Rocha de canal ¿2?, Aldo Miyashiro de canal 2, Andrea Llosa de Día D, canal 9, Jerónimo Centurión, periodista y asistente de Cecilia Valenzuela, etc. Personas que alguna vez soñaron con hacer algo diferente, pero que el sistema doblegó y entregó al servicio de la encebada plutocracia, ubres de la cual se amamantan y que ha cambiado –al menos eso quiero pensar- sus formas de pensamiento).
Y, de esta forma, en un proceso parecido a la fermentación o putrefacción orgánica, se destaparon como letrinas, como baños públicos sin agua ni vertederos, los talk shows, donde Laura Bozzo, ese monstruo mecánico horroroso (y no me estoy refiriendo a la cuestión física sino a la cuestión mental y las actitudes), sería la matrona escatológica de los desagües y las aguas servidas, y Nicolás Lúcar (a quien César Hildebrandt aleccionó con mano de hierro) el efebo enbigotado execrable de la mierda periodística y acuñador del eslogan partidocrático “tranza, engaña y avanza”. Ni nombrar al mermelero monte-cinista, aullador cabaretero con “Feiser”, sinvergüenza y cara de suela Álamo Pérez Luna o al idiotita escribidor de porquerías, ganador del Herralde ("gran mérito"), besucón y posible candidato a la presidencia (dios o el diablo nos libre) Jaime Bayly.
Asimismo, de los enlatados alienantes y progringos usados como laxantes mentales pasamos a la producción de cojudeces (telenovelas rimbombantes que juegan con el sueño de la cenicienta, series donde el “cholo embrutecido” por el trabajo monótono y esclavizante se enamora de la patrona de belleza aplastinada y quirúrgica, o esos bodrios donde el vivo sobrevive haciendo lo que puede y tratando de sacarle la vuelta al Estado oficial u oficioso, evitando el pago de impuestos y, con ello, al sistema que le aprieta el cuello) ,haciendo caso a esa ley que exige a los canales nativos cubrir, un tanto por ciento, su producción. Ley que, por cierto, ningún canal cumple ni le interesa cumplir.

Fue el filósofo Rousseau quien desdeñaba la razón y no le otorgaba ninguna oportunidad a que ello nos lleve al progreso, contrario a las posiciones muy ajustadas al orden de la ilustración. Todo parece indicar que Rousseau no se equivocó, al menos no en lo que se refiera a la televisión peruana donde la “razón” ha sido fagocitada por lo que llaman la “razón crematística”, dándonos como resultado a un frankenstein "telemático" que funge de distractor y gran animador cultural (al menos eso es lo que nos quiere hacer creer ese viejo narrador de cuentos y gran evasor de impuestos y de sueldos Delgado Parker. Escucha viejo imbécil: paga a tus empleados, no esperes a que el sindicato de trabajadores de Pantel te linche como al alcalde de Ilave); pero que en realidad (la televisión) es un mecanismo de lavado de cerebro donde algún despistado (el papá hippie de Dharma en la serie “Dharma y Greg”) había alucinado que habían colocado un chip para vigilar al ciudadano televidente (y otras extensiones sacadas del libro de Orwell “1984”). En el Perú pensar que ello esté ocurriendo sería demasiado. A las justas estamos en el sistema analógico, entre la invención de la rueda y la carreta, al menos en lo que a mentalidad se refiere. Quizás habría que prohibir ver televisión como ha hecho una secta del distrito Jesús María estigmatizándolo como el demonio ("entidad satánica") al que hay que combatir.

O, como mi buen amigo, el poeta culteranista y gran sonetista José Pancorbo (una de las pocas personas en Lima con las que aún se puede conversar sobre temas importantes), habría que echar a la basura este aparatito embrutecedor. Y listo, sanseacabó.

Lamento haberles quitado las ganas de comprar un “televisor de plasma o último modelo” para estas navidades, a cambio les dejo el ejercicio de algunos punks y activistas antiglobalización: dar una “patada seca” y potente a la pantalla del televisor (recomiendo usar chancabuques).

Continuará.

OFF

6 comentarios:

Anónimo dijo...

buen artículo...

TGH

Anónimo dijo...

Excelente artículo, buena prosa.

Dato: la basura humana llamada NICOLAS LÚCAR todavía tiene la concha de decirse TROTSKYSTA.

Bueno, aunque a decir verdad los TROTSKOS peruanos compiten en cobardía, mediocridad, confusión y traición a sus ideas.

Basilio Auqui

Anónimo dijo...

CIRCULAR PROFUNDISTA A PROPÓSITO DE LA UTOPÍA DEL CAPITALISMO.



Esta circular no tiene otro objeto que el de resumir concisamente las medidas que todo carácter profundista debiera tomar urgentemente:


1 – el sistema financiero canibalista nos ha dejado desnudos ante nuestra propia realidad: homo hominis lupus

2 – la actual crisis económica de la cual los medios masivos de comunicación y los paraísos fiscales son los grandes beneficiados es una estrategia más para reconvertir el dinero excedente. Esta crisis es un fraude a la humanidad.

3 – la única crisis existente es nuestra falta de conciencia social. Estamos viviendo la Utopía del Capitalismo: todo tiene precio, incluso la dignidad.

4 – la política ha pasado a ser el circo de los payasos multimillonarios. Productos elitistas como el G-8, FMI, BM o la OMC son instituciones reguladoras que comercian impunemente con los mercados internacionales sistemátizando, sin moral ni escrúpulos, una gradual sustracción de poderes que posee la soberanía popular en favor de sus propios egoístas intereses.

5 – el estado de bienestar es el opio de las masas. La UE es el proyecto fallido de la Democracia Internacional; su política es la cortina de humo de las empresas transnacionales que juegan con el libreintercambio de miserias en todo el mundo.

6 – la crítica existe más que nunca pero su eficiencia práctica es nula. Las relaciones de poder están tan institucionalizadas que todo intento de reforma lo mengua y lo destruye en el camino, antes de cumplir su objetivo.

7 – Acción a tomar: la irreverencia ante la autoridad. El neoliberalismo es una anarquía inmoral, no conoce ni de leyes ni respeto, sólo se permite el lucro a toda costa. La irreverencia ante esta dictadura económica que nos impone nuestra forma social de vivir significa EL CONFRONTAMIENTO CARA A CARA CON TODO LO POLÍTICO. Desde la negación de una rectoría en las universidades hasta el voto en blanco en todos los sufragios.

8 – Confrontación contra lo Político significa exigir responsabilidades a quienes se justifican de salvaguardar nuestros derechos de cualquier índole. Negar los gobiernos nacionales no necesariamente significa negar el Estado: los gobiernos nacionales nefastos todos, son el principal obstáculo para seguir desarrollando una democratización internacional tan imperiosa en nuestros tiempos. La globalización no es una respuesta, ha fracasado en su intento de homogeneizar los hábitos y costumbres de todo el mundo; pero ha fracasado no por su original ideario sino por su falta de humanidad en toda acción.

9 - Estamos en tiempos de confusión y negación de nuestros propios derechos. Los gobiernos son los grandes responsables de este fraude económico, pero se niegan a reconocerlo incrementando aun más la asimetría económica; es más, el pueblo, la gente, todos aquellos que no pertenecen a la clase política falaz, son los únicos perjudicados de este crimen institucional.

10 - Toda manifestación contra Poder debe ser impactante y certera. La violencia es un paso, pero sólo un paso racional y dirigido contra la corrupción política, contra la elite política que impide el libre desarrollo de una social democracia.


Es tiempo de salir a la calle y defender nuestra individualidad socialmente, unidos. Nuestro mayor enemigo está en casa: SON LOS ESTADOS Y SU CLASE POLÍTICA. CONFRONTADLOS!.

26 de noviembre de 2008 4:36

26.11.08

Anónimo dijo...

Guerra siempre al Estado
Guerra hasta que caiga
Guerra para destrozar
su guerra siniestra

O.I.

Anónimo dijo...

De acuerdo en todo lo que dice, compañero Ybarra.

Renzo

Anónimo dijo...

Presentación de Amórfor de Salomón Valderrama
Comentan:

Maurizio Medo, Carlos García Miranda y Paúl Guillén.
Presentación del registro de la performance

Nunca salí del horroroso Chile de Elizabeth Neira
Yacana del Centro. Jirón de la Unión 892. Segundo piso.

Viernes 28 de noviembre. 7:30 p.m.
Ingreso liberado.