jueves, 16 de julio de 2009

"BUJARRONES INMORTALES: EL URANISMO CORRUPTO DEGENERA AL PAÍS"


Basilio Auqui Salvatierra, un asiduo lector de este blog, me envía el siguiente artículo sobre los últimos sucesos (asesinatos de odio, psicosociales, homofobia, etc.,). No está demás decir que este blogger no se solidariza necesariamente con lo vertido en esta nota.


Primero fue la delicada boxeadora Kina Malpartida. El anguloso rostro de la noqueadora y su poderoso puño, más propios de Rocky que de la hija de la deseada Susy Dyson Gibson, no bastaron para encandilar durante mucho tiempo al pueblo. Ahora que la Relatoría de las Naciones Unidas tiene en su poder el dossier sobre el caso de los 935 muertos/desaparecidos del genocidio en Bagua y el gobierno aprista no puede seguir ocultando las manos empapadas de sangre y frente a un paro general de 3 días, exitoso en todo el país, a excepción de Lima, la ciudad pervertida por los psicotrónicos y el aprismo, entonces nada más fácil que echar mano de una minoría que, originalmente peruanos, se esfuerzan al máximo por terminar embarrados en la charca de la inmundicia: borrachines, toxicómanos, promiscuos, ignaros y arribistas sociales.

Por eso, no es casualidad que en estos últimos días todos los medios de comunicación hayan coincidido —salvo una honrosa excepción— en otorgar plena luz y primeras planas a los crímenes cometidos en contra de personajes de la farándula chola, conocidos más por sus vidas libertinas que por el talento en el arte que pregonan. Ni Abencia ni Alicia ni Marco Antonio ni ningún otro finado de la comunidad homosexual chola constituyen asunto de importancia nacional y nada justifica el impresionante despliegue que ha enmierdado televisores, radios, periódicos y revistas de circulación nacional ante el silencio cómplice de las iglesias de todos los credos, las izquierdas de todos los matices y la permisividad de los moralistas de siempre. Este proceso de enmierdamiento generalizado tiene un solo nombre: PSICOSOCIAL. No importa lo que dices, si no cómo lo dices y cómo convences al vulgo de la verdad y de la importancia de tu discurso falaz.

Conversar con algún viejo aprista es, a veces, aleccionador. Yo conocí uno hace varios años. En el parque de mi antiguo barrio veía todos los días a las 6 de la mañana a un viejecillo enjuto pero fuerte todavía realizando ejercicios de tai chi chuan, acompañado por un perro largo y seco como el dueño. Por las noches, cuando volvía a casa de la universidad, el viejo leía sentado en un banco del parque a la luz de un farol mortecino cobijado por un sauce añoso, sobreviviente heroico de la tala ordenada por el director de un antro escolar vecino al parque. Un día me acerqué y le hablé. O. Chanduví era un anciano aprista nacido en Mochumí-Chiclayo. Pasó casi veinte años de su vida rodando de prisión en prisión gracias a la ambigüedad del discurso y a la cobardía a la hora de tomar decisiones del fundador del partido aprista. Conversé con el anciano Chanduví infinidad de horas y hasta ahora resuenan en mis oídos las palabras duras del curtido luchador social afirmando que Víctor Raúl Haya de la Torre traicionó todos y cada uno de sus ideales y se puso al servicio de la oligarquía que decía combatir. Traicionó y llevó a la cárcel y a la muerte a miles que confiaron ciegamente en él. Se alió con los oligarcas que “tanto odiaba y combatía” y luego trabajó para ellos. Víctor Raúl es en América del Sur —decía O. Chanduví— el arquetipo del político arribista y falso, del cobarde y el ambigûo, el felón a las causas populares… no importa los medios, importan los resultados. El APRA es un partido de delincuentes que ha causado un daño inconmensurable al país a lo largo de su historia partidaria y, me dijo algo más, algo que, según el propio Chanduví contribuyó al carácter ambigûo y cobarde del APRA: el APRA era —es— un partido de sodomistas corruptos, rosquetes culposos que se avergüenzan de su condición, sentenció Chanduví, con la amargura del que entregó su vida por ideales equivocados… No importan la cantidad de novias que se le haya inventado ni la cantidad de romances que se le endilguen… ¿Recuerdas a María Luisa García-Montero Koechlin, la última novia oficial de Víctor Raúl? Era bonita, refinada, aristócrata, culta, caprichosa: era la encarnación de la coquetería más limeña, disfrazada de tapada colonial. Se suicidó tomando veneno, la pobre Marilucha, al sentirse defraudada. Eso de que el APRA es mi única mujer y ustedes son mis hijos, era una patraña de Víctor Raúl para esconder su homosexualidad de la que en el fondo se avergonzaba. El mismo André Coyné, el poeta francés peruanista, novio del gran surrealista César Moro, lo cuenta en sus memorias. Cuando Haya estuvo en París, recorrieron con Coyné bares de muchachitos en busca de sus favores. Luego lo hicieron en Tokyo, durante varias noches. Y aunque Mister Asilo ya se encontraba en decadencia, según palabras del propio Coyné, le encantaba mirar. Se solazaba en la contemplación de la belleza física de apuestos ejemplares masculinos.

La forma en que Víctor Raúl y su camarilla selecta de bujarrones cultivados y sibaritas reclutaban a jóvenes brillantes, inteligentes, pero sobre todo, sobresalientes, sea por su estatura, sea por su facilidad de palabra, sea por su bonhomía, real o fingida, era conocida entre todos los apristas de viejo cuño. Pero el problema no es la inversión sexual del líder y la cúpula. Sodomistas lúcidos y valientes han existido a lo largo de la humanidad y la íntima conexión entre la homosexualidad y la religión, el chamanismo y las castas guerreras en todas las culturas del mundo evidencian este aserto.

El problema con la APRA es que gira sobre su propio eje desde hace 70 años. Es un partido monárquico y esotérico con un eje conformado por un núcleo duro homosexual, felón y profundamente protervo.

¿Por qué entonces esos crímenes que tienen aterrada a la “comunidad gay” peruana?

¿Se acuerdan de Segisfredo Luza Bouroncle, aquél psiquiatra arequipeño que asesinó cruelmente al amante de su mujer en la década del sesenta? ¿Recuerdan cómo se llamaba su abogado? El estrambótico abogado era el aprista Carlos Enrique Melgar, de oscuros vínculos con los militares velasquistas, y el homicida Segisfredo Luza apenas cursó 4 años de carcelería efectiva. Carlos Enrique Melgar es muy bien recordado porque fue el que dictaminó durante el primer gobierno aprista que la matanza de Cayara nunca había ocurrido. El estrafalario penalista Melgar, paisano de Luza, fue el nexo para que el psiquiatra conozca a Míster Asilo. Luza trabajó para Morales Bermúdez, Belaúnde, el primer Alan, Fujimori/Montesinos y ahora retoma la amistad con Alan García, vinculados por las terapias, el litio y la fluoxetina en su mansión de Cieneguilla.

Según el mismo O. Chanduví, un selecto grupo de ancianos apristas estaría asqueado hasta la náusea de la degeneración moral en que han desbarrancado los relevos (Velásquez “la Chola” Quesquén, Luis “la Duquesa” Alva Castro, Agustín “Maju” Mantilla, Aurelio “Perra” Pastor, García “Puga Testostegona” Salvatecci, Carlos “Loca” Roca Cáceres, Alan “Yegua Loca” García y un prolongado et caetera). Incluso, el actual presidente de la república, se suelta de cuando en cuando las trenzas y se manda con extraños bailecitos en plazas públicas para solaz de congéneres faranduleros (Bayly, Cacho, Ortiz, Benavides, Alvarez) que han bautizado estos grotescos meneos como el Baile del Teteo, para vergûenza del distinguido grupo de ancianos apristas, quienes a lo largo del tiempo han sabido guardar discretamente cualquier señal externa que delatase su afición a los placeres uranistas.

Afirma el mismo O. Chanduví que el selecto grupo de octogenarios apristas se habría enterado de las frecuentes visitas de un grupo de cincuentones del partido a las fiestas que ofrecía el estilista Marco Antonio en su residencia de San Isidro, lugar al que acudía también lo más graneado de la derecha criolla, gente de la Academia Diplomática, congresistas, militares, embajadores, cónsules y empresarios ligados a la industria pesquera, a la gran minería y al pujante sector de la agroindustria de exportación. Huelga mencionar que estas fiestas privadas eran formidables desenfrenos en las que, confundidos entre sí, acababan todos atravesados por sus apetitos desmedidos.

A uno de estos banquetes romanos asistió un anciano aprista del selecto grupo de la vieja guardia, travestido como abuelita de Caperucita Roja. No lo sabe a ciencia cierta, pero —afirma Chanduví— que este viejo crápula asistió a la orgía con el afán de seguir a un nuevo y esquivo amante de 18 años, a quien venía atormentando desde los 15, cuando le conoció en una recepción ofrecida en la Academia Diplomática con motivo de un aniversario más del fallecimiento del varonil Raúl Porras Barrenechea.

Al contemplar al esquivo mancebo, drogado y macilento, montado sobre Javier “la chola” Quesquén, mientras éste copulaba oralmente a Marco Antonio acoplado sobre la folclorista Alicia Delgado, penetrada a su vez por el descomunal pene postizo de Abencia Meza, el anciano huyó despavorido de la residencia de San Isidro jurando cobrar pronta venganza.

Enterado por el distinguido abuelo (a) de los desmanes de la Chola Quesquén y sus amigas, Alan habría conversado inmediatamente con el Padre de los Psicosociales, Segisfredo Luza, a quien, conoció años atrás gracias a la intervención de Agustín Mantilla, cuando allá por los ochenta ambos visitaban los burdeles de mancebos negros en la mansión de Edmundo del Piélago en la Magdalena Vieja. Desde ese entonces Alan no deja de visitar mensualmente a Segisfredo para su terapia psicoanalítica en su finca de Cieneguilla en donde mantiene veinte pastores alemanes de fenotipo antiguo. Además de la adicción por la fluoxetina y el litio, son fieles convencidos de la necesidad del control sugerido a la población, de la necesidad de la persuasión, de darle a la gente elementos de juicio para que se persuadan a sí mismos. Vírgenes que lloran, curanderos millonarios, milagros y brujería, mujeres boxeadoras, cantantes folclóricas lesbianas, estilistas alegres, hasta el cura de San Miguel que cura con imposición de manos. El peruano es un pueblo emotivo, elemental, tan irracional como un animal mantenido: ese es el razonamiento del padre de los psicosociales y del ladrón Alan García Pérez.

Cuenta Chanduví que hace varios años, la bella periodista Josefina Townsend entraba al local aprista de la avenida Alfonso Ugarte y se encontró cara a cara con el jefe del selecto grupo de ancianos apristas. Frunciendo el ceño los fulminó con sus hermosos ojos glaucos y les dijo frente a frente: “Gángsters”.

Entre esa línea de búfalos estaba Alan García custodiando al jefe del selecto grupo de ancianos, Armando Villanueva del Campo. Josefina sabía muy bien —como lo sabía también su padre— Andrés Townsend Ezcurra, lo que sucedería si Villanueva y Alan se adueñaban de un partido preñado de homosexuales protervos. Así había ganado esas elecciones internas Villanueva con el apoyo de García y su bufalería: amañadamente.

La comunidad gay de Lima cobró esta vez y seguirán cobrando. Como dije al principio, originalmente peruanos, tienen todos las características de las minorías sin orgullo ni identidad propias, son por tanto presas fáciles de los perros represivos y seguramente muchos de sus miembros se sentirán hasta orgullosos de figurar por lo menos un cuarto de hora en las pantallas de la puta del sistema. Son estrellas fugaces en un firmamento de miasma.


Basilio Auqui Salvatierra

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El Poder Gay se asienta, en el Perú, en la Academia Diplomática y en las fuerzas armadas.

El resto es basurita lumpen.

¿Qué dirá el tío Oswaldo, casi íntimo del violador de niños perdonado por los jueces del aprofujimontecinismo, Beto Ortíz?

Ortíz y el injerto escaso de cacumen Miyashiro se la dan de censores, pero la cobertura que le dieron en su programa al escandalete gay digitado desde los servicios de inteligencia, habla por sí sola.


T.E.

Anónimo dijo...

¿Cuál es el legado de estos señores asesinados de manera tan sospechosa?¿Por qué tanta importancia a gente que no vale ni un cobre?¿Quién se sirve de esas muertes?

¿Qué dice el Movimiento Homosexual de Lima?

VIR

Anónimo dijo...

Josefina Townsend no es solamente una bella mujer. Sabemos de buena fuente del desprecio total que ella profesa por Alan García Pérez, a quien considera traidor, ladrón y asesino.


Comando J.A.P.

Anónimo dijo...

Excelente artículo, pero dónde queda el arzobispo Cipriani? Su mensaje por fiestas pátrias ha sido sumamente reconfortante espiritualmente. Así hablaba cuando estaba en Ayacucho encerrándose con los jefes político militares en orgías homosexuales. Luego salía oliendo a semen, rogando por la paz, azuzando a los moroquitos para que maten indios terroristas... Juan Luis Ciprinia, arzobispo del Perú, SEMEJANTE PORQUERÍA.

O.K.R.