sábado, 18 de octubre de 2008

¡¡¡¡¡¡¡MELISSA ALFARO VIVE!!!!!!!!



Conocí a la periodista Melissa Alfaro en mis épocas de estudiante, a fines de los ochentas e inicios de los noventas, cuando estudiaba en la “Bausate y Mesa” y tenía que compartir mis horarios yendo a la Universidad “La Cantuta” (en el “burro” de la calle Ayacucho a las 5 y 30 de la mañana) y a la facultad de San Fernando a la vez, no tenía tiempo, literalmente, para nada; no obstante ello, siempre me escapaba para conversar con Melissa y con otros amigos –“conocidos de neón” como dice el poeta- en la esquina de “el chino” que vendía golosinas en el cruce de la calle Río de Janeiro con Costa Rica en la residencial “San Felipe”. Eran tiempos de aprendizaje, de experiencias políticas controversiales y de muchas búsquedas.
Melissa estaba de novia con un joven de aspecto radical, barba y chalina, a quien le llamaban “el chileno” (por su nacionalidad mapocha), un tipo bastante amable y con lenguaje de sociólogo social-cristiano. Muchos amigos se alternaban para el diálogo, por ahí estaban el flaco Aníbal, el chato Tacuri, el cara de niño Abecasis, JJ Herrera (quien purgó cinco años de prisión infame en el Castro Castro, luego recibió amnistía porque era inocente y no tenía nada que ver con el “terrorismo” y salió gracias a la labor del padre Huber Lansier. Hoy padece un extraño síndrome y lo veo cada cierto tiempo).
Cierta aura protegía siempre a Melissa, quien me invitó, alguna vez, para ir a colaborar al diario “Cambio” (diario en la que ella ejercía de Jefa de Informaciones), cuestión que me parecía, en cierta forma, un estigma para mí, porque otros medios radicales y de ultraizquierda también me querían –como a muchos- en sus filas. Muchos partidos políticos radicales (remanentes del UDP, Frenatraca, PUM, IR, PCP-Unidad, Bandera Roja, etc.) en la legalidad e ilegalidad se disputaban uno a uno a los jóvenes con sensibilidad política. La subversión crecía a costa de la inocencia de una juventud sin mayores futuros y muchos no querían mirar detrás de la ventana sino que sentían un llamado, una fuerza que les obligaba a ser partícipes de su tiempo y proceso histórico.
Debatí muchas horas, días interminables, tardes de invierno y verano, noches a punta de emoliente o café con todos ellos en las afueras de “Bausate”, entre los edificios de San Felipe, en el comedor de La Cantuta y en la canchita de la Facultad de San Fernando –muchos eran jovencísimos e incluso menores que yo que tenía 19 años- y no me arrepiento de haberlo hecho. Aprendí de la vehemencia, del amor al prójimo (en algunos casos con cierto grado de perversión), del sentido de solidaridad y, también, de la praxis política y, porque no decirlo (el tiempo se encargaría de ello), de los errores, de los dogmas, de cierta inflexibilidad política, de cierta desesperación por solucionar las cosas ipso facto, de la nulidad de una teoría dialéctica inadecuada para nuestra realidad, de los líderes “totémicos”, etc. Fueron tiempos bastantes agitados. La vida no valía nada o valía poco. Muchos tomaron caminos erráticos y cayeron abatidos por el mismo sistema que querían salvar. La guerra sucia acabaría con la ilusión y aplanaría las mentes de mi generación hasta encontrar una domesticación y un servilismo desesperante. Mientras tanto el neoliberalismo armado, en su versión chicha, ametrallaría todo intento de rebelión. Quizás mi convencimiento en la soledad y mis principios anárquicos –y quizás ciertos designios- me permitieron mantener una independencia que hasta ahora enarbolo, alejado de partidos políticos, de ideologías trasnochadas, de peleas con molinos de viento, de planes de acción monolíticos, de sujeciones insoportables, etc.
“La Bausate” en esas épocas era considerada “escuela roja”, motivo por el cual se respiraba un aire a conspiración, pero, también, un aire medio policial, casi coercitivo. En mi salón estudiaban tres policías, repartidos estratégicamente: uno adelante, uno al medio y otro al final; se hacían los que no se conocían y trataban de mezclarse con el alumnado intentando estar cada uno en grupos diferentes, era relativamente fácil identificarlos, sobre todo si eras acucioso o te planteabas la duda. Aparte de ello el porte militar y el lenguaje marcial que siempre los acompañaba aún en los momentos recreativos era delatorio. En cierta oportunidad una estudiante que era practicante de periodismo para una radio local se encontró dentro del congreso con un policía-alumno que era ¡¡guardaespalda!! de un congresista, luego de este suceso el policía desapareció de la Escuela. Así de complicada estaba la cosa en la escuelita de periodismo de San Felipe donde todos nos conocíamos a la perfección porque sus instalaciones no superaban a una casa de dos pisos y se respiraba un ambiente familiar.
Llevaba un par de cursos con Melissa, si más no recuerdo uno era “Redacción Periodística III” y otro relacionado a la “Ética y Deontología”. En septiembre de 1991 Melissa se matriculó extemporáneamente, motivo por el cual me pidió mis cuadernos y su integración al grupo de trabajo en el que yo estaba para ponerse al día. Incluso el día 9 de octubre de 1991, en la noche (que era el turno para quienes trabajaban o ejercían el periodismo), le di mis apuntes para que sacara fotocopias y así pudiera adelantar los cursos que, debido a su tardía matrícula y a su trabajo en “Cambio”, no había podido normalizar. Al salir me dijo que “mañana, no fallaría por nada del mundo”. Me sonrío y salió antes de que el profesor y escritor Manuel de Priego (hoy fallecido por una metástasis, el congreso de la república logró editarle un trabajo bastante extenso sobre Abraham Valdelomar) acabara la clase. Volteé para responderle el saludo de despedida sin pensar, jamás, que era la última vez que la volvería a ver. El mismo 10 de octubre de 1991, por la tarde, nos enteraríamos por la radio y la televisión de este vil atentado causado, increíblemente, por un sobre-bomba (mandado por el servicio de inteligencia de la marina) contra alguien inocente, una persona amante de la vida, dotada, no solamente, de una inteligencia superior, sino de esa “humanidad” del que muchos intelectuales o periodistas carecen. Por aquella época, unos meses antes, el 15 de marzo de 1991, también recibió un sobre-bomba el abogado Augusto Zúñiga Paz, director de la oficina de asuntos jurídicos de la comisión de derechos humanos del Perú. El artefacto explosivo le amputo un antebrazo. De la misma forma, Ricardo Letts Colmenares, luego de pedir que el congreso hiciera un minuto de silencio a favor de la memoria de Melissa Alfaro Méndez, recibió, como represalia, otro sobre bomba el día 13 de octubre del mismo año, bomba que, afortunadamente, fue desactivada. La modalidad empleada y el tipo de explosivo plástico utilizado en demolición, como se demostró en varios peritajes, correspondería al servicio de inteligencia de la marina del Perú. El estado calló cobardemente en esa oportunidad y sigue callando hasta ahora.
A propósito de todo esto, el domingo pasado (12/10/2008) César Hildebrandt escribió un artículo en “La Primera” donde despotrica contra Jehude Simon (sus razones tendrá, muchas de las cuáles, a mi manera de ver, son irrefutables y merecen un artículo aparte), pero creo que hace mal al querer levantar la idea del “terrorista-Simon” a través de el diario “Cambio”, creo que ya Dante Castro ha explicado, mejor que yo, este asunto del, para mí, pusilánime, cobarde, oportunista y vendepatria, Simon. Incluso “Cambio” ganó legalmente en todas las estancias donde se le acusaba por “apología de terrorismo” y no se le logró encontrar ningún vínculo directo o indirecto con el MRTA, salvo las noticias que aparecían en el mismo diario y que aparecían en otros diarios, no necesariamente, de izquierda.
Bueno, al final se impuso el Estado y Carlos Arrollo, director de “Cambio” (y a quien estuvo dirigido verdaderamente el sobre-bomba que asesinó a Melissa) tuvo que salir del País antes de ser detenido; hoy dirige “Wayra” una revista sobre cultura y literatura. Hace poco unos poetas amigos (Gonzalo Portals y Rubén Quiroz) lo visitaron en Europa, al parecer, sigue impulsando proyectos culturales, pero padece enfermedades propias de la vejez.
Este 10 de octubre se celebró 17 años de la dolorosa partida de Melissa Alfaro, para quien, desde esta humilde tribuna, pido justicia. La Asociación Nacional de Periodistas organizó un magno evento al que asistieron los familiares cercanos de Melissa, amigos como Magali Quiroz (hasta ahora recuerdo su llanto y sus ojos nublados al frente del periódico mural “El Vendaval” donde yo había colocado un poema a la amiga caída, a la compañera solidaria y sonrisa de niña, víctima de una guerra que hasta ahora, y me atrevo a decirlo, no encuentra solución porque las causas originarias no han sido atendidas. El poema salió publicado en la revista “Aedosmil” de los poetas de la desaparecida ANEA) y compañeros de trabajo como el escritor Dante Castro –amigo y colega de Melissa- que, recuerdo, le pudo dedicar el libro “Parte de Combate”, conjunto de cuentos que había ganado el premio “Casa de Las Américas” en Cuba.
Muchos años han pasado ya, y al igual que muchos amigos, inocentes de todo, que partieron en esta guerra intestina, sus memorias necesitan ser reivindicadas (no con procesos fantasiosos y payasescos como la CVR). La justicia necesita hacerse presente (en su forma más pura y democrática) y lavar las lágrimas de todos los que sufrieron ante estas pérdidas irreparables. Los padres, los hermanos, los amigos, el país lo exige.
Solo me queda decir que Melissa Alfaro Vive y vivirá para siempre en nuestras memorias, nunca la vamos a olvidar. Su vida seguirá siendo un ejemplo. Sus reportajes que todavía releo. Sus fotos, especialmente, esa donde aparece rodeada de niños pobres y sin zapatos en un asentamiento humano (lugares a los que le gustaba ir porque ahí se encontraba con el verdadero pueblo que sufría y necesitaba ser escuchado). E incluso el frío ataúd flanqueado por sus compañeros. La triste mortaja. Recuerdo que tuvieron que velarla con el ataúd cerrado porque el sobre-bomba, literalmente, la había destrozado. Las palabras de “el chileno”, aquella tarde, fueron bastante emotivas e incluso logró deslizar una carta dentro del ataúd para que Melissa la “leyera más tarde” cuando estuviera sola, cuando todos nos hayamos ido. Hasta ahora imagino esas palabras. Han pasado 17 años. Dicen que la justicia tarda pero llega. Todavía estamos esperando.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitaciones, excelente y sincero artículo.

r.h.i.

Anónimo dijo...

Pensar que ese viejo estado policial basado en el hampa soplonesca ha regresado con las ratas apristas.

Policía csm!

En las barriadas, a los tombos se les detecta por el olfato: hieden y generalmente a MIERDA.

Los soplones/as fueron reclutados durante el aprofujimontesinismo de entre las gentes del más bajo nivel intelectual de los barrios populosos: los brutos, vagos, ociosos, feos, haraganes, sin madre ni padre, esos se reclutaban para los trabajos sucios del maldito japonés y el arequipeño hijo de la gran puta.

Qué si no es un TOMBO?

A la policía se la respeta? Si pues, a esos que permiten que se fuguen los CORRUPTOS y LADRONES DE PUÑO BLANCO (Schutz, Genaro, Malca, Hurtado Miller, León Alegría), etc. a esos malparidos se les respeta?

A esa policía corrupta que permite la jarana en Lurigancho de los narcos, lúmpenes y rateros?

CSM!

Zolá dijo hace más de un siglo: POLICÍAS Y LADRONES SON PÁJAROS DE LA MISMA ESPECIE A DIFERENTES LADOS DE LA JAULA... qué gran verdad, carajo!!!

Cuando estudiaba en la primaria, una de las primeras peleas que tuve fue con Jeremy Malca, un cholito trinchudo y creído y que agredía a todo el mundo. Un día me robó unos colores, yo lo descubrí y le increpé, él se rió, tiró los lápices de colores por los aires y me desafió. Le saqué dos dientes y lo dejé inconsciente, me mandaron a la dirección, mandaron llamar a mis padres y a los padres del infeliz este. Mi sorpresa fue grande, pues su padre había sido un POLICÍA que exigió al director del colegio mi expulsión. Por suerte, el director era un tipo recio y plantado que dejó en claro que el agresor había sido Jeremy Malca y no yo, así es que el tombo tuvo que retirarse rumiando su rabia. Jeremy fue retirado del colegio al año siguiente y nos olvidamos del asunto. Pero años después nos enteraríamos que el padre, es decir, el tombo prepotente, sería el famoso cholo Malca, uno de los prófugos delincuentes del fujimontesinismo.


O.P.K.

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, Rodolfo!

María la O

Anónimo dijo...

El muerto de hambre HAROLD ALVA es HIJO DE TOMBO. Eso explica mucho de su conducta y sus profundos complejos personales.

Olguita

Anónimo dijo...

BUEN ARTÍCULO YBARRA, TE APOYAMOS SIGUE CON EL PLAN TRAZADO.

Cayo.

Julio Gómez dijo...

Hola Rodolfo, excelente artículo y esperemos que se llegue a saber la verdad. Si no te opones me gustaría realizar un banner con la fotografía de Melissa direccionando el enlace a este post.

Luego, he recibido una carta de la esposa de Roque Gonzales respecto a mi iniciativa de elaborar un banner que trata sobre el atropello que sufre Roque. Te transcribo la carta y si quieres participar, el código html lo encuentras en mi blog.

saludos


carta de damaris velasco de gonzales / libertad para roque gonzáles
Saludos amigo TVb, en principio agradecerte el interés y compromiso con la exigencia de libertad para mi esposo, se que vienes acompañando esto desde un inicio. Muy valiosa tu iniciativa con el banner que has creado, tambien lo estoy difundiendo. La detención de Roque constituye una flagrante y abusiva violación de las libertades democráticas de opinión y expresión, en la defensa de estas felizmente se encuentran tambien comprometidas personajes de distintas formas de pensamiento pero que coinciden en que esta o cualquier otra democracia sería una farsa cuando las formas de pensamiento sean penalizadas, al respecto se han pronunciado personalidades como Fernando Rospigliosi, Cesar Hildebrandt, Marcos Ibazeta, personajes que no guardan ninguna afinidad por la izquierda pero en este punto han demostrado coherencia encomiable. Muy particular reconocimiento nos merecen personas como la Dra. Susana Villaran con su consejo, su cariño y otras gestiones de suma importancia, el congresista Victor Mayorga visitandonos aún en la prisión, el sr. Gustavo Espinoza M. con su apoyo incondicional en prensa y su compromiso personal perenne, el Dr. Miguel Jugo y el Dr.Wilfredo Ardito asesorándonos de manera permanente. Personas valiosas quienes nos acompañan en esta lucha desde primera hora. Esto nos recomforta y debe recomfortarnos a todos pues expresan que muy por encima de nuestras formas de ver el mundo y la política hay un conjunto de peruanos que es capaz de encontrarse en la defensa de valores universales, ellos,nosotros, y personas como tú hacen parte de esa esperanza de reencuentro entre peruanos por un Perú mejor, sin exclusiones y sin presos de conciencia. Una vez más te agradezco por el esfuerzo que vienes desarrollando y te pido que no cejes en esta lucha porque este esfuerzo nos dignifica, nos hace coherentes.

Un enorme abrazo.

Damaris Velasco de Gonzales

RODOLFO YBARRA dijo...

Julio: no hay problema, haz el banner, no tienes por qué pedirme permiso. En el caso de Roque González he participado en varios plantones para que lo liberen de una vez (ojalá el poco tiempo del que dispongo me diera para más). Mañana estoy copiando el banner (o los banners, el de Melissa, también) para ponerlo aquí. Gracias por tu interés, dice mucho de tu persona.
PD: abajo pego un artículo de Dante Castro sobre el caso Hildebrandt, Simon y Melissa Alfaro.
Gracias otra vez.



HILDEBRANDT, MELISA Y YEHUDE ANTE LA HISTORIA

Escribe: Dante Castro Arrasco



Este viernes diez conmemoramos el 17° doloroso aniversario de la pérdida de nuestra compañera Melissa Alfaro Méndez, en la Asociación Nacional de Periodistas. Nos hubiera gustado que el colega César Hildebrandt estuviese allí, escuchase nuestros discursos, abrazara a la madre, sufriera con sus amigos, proteste contra la impunidad y luego de ello escribiera ese procaz artículo dominguero (12/10/08) despotricando de Cambio y de quienes hicimos posible su publicación continua. Incluso inmediatamente después del asesinato de Melissa, sobreponiéndonos al dolor y al riesgo, con los vidrios y escritorios rotos por la explosión.



SOBRES BOMBA A DISCRECIÓN



El asesinato de Melissa fue perpetrado el 10 de octubre de 1991 por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), quienes usaron un sobre- bomba con material únicamente accesible a comandos de demolición y operaciones especiales.



Entre marzo y octubre de 1991, cinco sobres-bomba estallaron o fueron neutralizados en distintos puntos de Lima, dirigidos contra objetivos políticos. Uno de estos sobres había sido remitido el 15 de marzo al abogado Augusto Zúñiga Paz, director de la oficina de asuntos jurídicos de la Comisión de Derechos Humanos del Perú, provocándole heridas graves y la pérdida del antebrazo. El 21 de junio murió Víctor Hugo Ruiz, vecino de Cambio, al abrir un sobre que no era para él. El diputado Ricardo Letts, también recibió un sobre-bomba el 13 de octubre de ese mismo año, el que pudo ser desactivado. ¿Su delito?... Pedir al Parlamento un minuto de silencio por la muerte de Melissa Alfaro.



EL EJECUTOR IDENTIFICADO



El autor de estos crímenes ha sido señalado en el libro de Ricardo Uceda “Muerte en el Pentagonito”. Se trata del capitán EP Víctor Penas, quien operaba a órdenes del SIE1. La familia de Melisa continúa exigiendo justicia al Estado y que se brinden todas las facilidades para procesar a los culpables. El asesino Víctor Penas pide, a cambio de su testimonio que involucraría a altos oficiales, que le den asilo en los Estados Unidos.



EL FACTOR RIESGO EN EL PERIODISMO



Melissa Alfaro, como quien escribe estas líneas, trabajábamos en el semanario Cambio, bajo la dirección de Carlos Arroyo. Formábamos parte de un grupo de profesionales y practicantes demasiado jóvenes tal vez para entender el tamaño del riesgo. O quizá sí lo sabíamos y lo asumimos valientemente. No quiero hablar por mis compañeros, pero, en la mayoría de casos, permanecimos allí por valor y convicción. Fue una tribuna privilegiada para que hiciéramos periodismo quienes carecíamos de recomendaciones o de familiares notables. Fue también el medio ideal para denunciar crímenes perpetrados contra los más humildes, abusos, violaciones a los derechos humanos, etc. No era necesario, además, trabajar en Cambio para sentirse blanco fácil dentro de un gigantesco polígono de tiro. Bastaba con ser periodista.



BESTIAS GENOCIDAS VS. PERIODISTAS



Pero, los subversivos no eliminaban sistemáticamente periodistas, sino las fuerzas del orden, aquellas destinadas a custodiar la democracia y el estado de derecho. Excepciones, las hubo, sí, como la de Barbara D'achille, asesinada por el PCP-SL. Pero nunca comparable con el grado enfermizo ni el saldo pavoroso que arrojó la "política antiperiodista" de los agentes contrasubversivos. Los policías odiaban a los periodistas, los militares y marinos repudiaban su presencia, los agentes de DIRCOTE los chuponeaban, seguían, grababan, fotografiaban, leían su correspondencia, etc.



¿Por qué? Los periodistas denunciábamos delitos de lesa humanidad y ellos hubieran querido contar con absoluto silencio cómplice. Hoy vemos esa fobia retratada en el rostro del genocida Luis Giampietri, cuando se refiere a los organismos defensores de los derechos humanos. Hoy notamos esas salivas de rencor en las hordas fujimoristas que intentan arrasar con el monumento al Ojo que Llora. El 8 de octubre el presidente García, en vez de homenajear a Grau, mugió, ladró, rugió contra quienes investigan al terrorismo de Estado. (Ante esto fue lúcido Hildebrandt).



COLEGAS INFRATERNOS



Entienda de una vez, amigo Hildebrandt: el atentado contra la revista Cambio, el mismo que mató a nuestra colega Melissa Alfaro, no fue perpetrado sólo por iniciativa de los servicios de inteligencia para acallar a un "vocero emerretista", sino a pedido de una parte de la clase política y también a solicitud de periodistas reaccionarios. Y esos colegas fratricidas que manchan el honor de la profesión, esgrimieron los mismos argumentos que ahora usa usted, don César Hildebrandt (La Primera, domingo 12).



Me explico, oiga: Para cerrar un vocero de la subversión, un semanario emerretista, un apologético del "terrorismo", podían usarse los tribunales y las leyes. Pero Cambio había ganado varios juicios por apología y seguía saliendo.



Un "ilustre" periodista como Augusto Elmore (Caretas) llamaba en sus artículos a que los familiares de las víctimas del MRTA llegaran hasta las oficinas de Cambio para reclamar por sus derechos. "Vayan a Cambio", decía provocadoramente. Eso se llamaría instigación al homicidio. No entiendo su consternación luego de conocer el resultado: un sobre-bomba mató a la joven Melissa Alfaro, jefa de informaciones de Cambio. Y no diga Elmore que no se lo advertí.



AHORA ES POR YEHUDE



Pocos años atrás, fue liberado Yehude Simon de su injustificable prisión. La dictadura fujimontesinista quería un parlamentario preso para atemorizar a la oposición y no encontró mejor cabeza de turco que Yehude.



Nadie más ajeno a un guerrillero que el cristiano Simon. Con un marxista tendría un diálogo de sordos. No es extraño que, al salir de la cárcel en que lo puso la dictadura, se incorporase a la política criolla tradicional. Ese siempre fue su lugar. Gracias a su carisma, se ganó el corazón de los norteños y la presidencia regional. Ahora, le sacan el caso Cambio para anular su nombramiento como premier del gobierno aprista.



Yehude debe librar su propia lucha. Que decida si se quema por el APRA o no. Pero exigimos que sus opositores no involucren la trayectoria de Cambio en esta contracampaña. Son dos cosas totalmente distintas. El semanario Cambio conquistó su lugar gracias a periodistas sacrificados que hoy tienen como paradigma a Melissa Alfaro, joven estudiante del Bausate y Meza, que no militó en ningún partido. Mucho menos en el MRTA.



Recuerde, señor Hildebrandt, que en el último megajuicio al MRTA (2006), la sala antiterrorista concluyó absolviendo a Cambio, a sus directores y periodistas. Cosa juzgada. No se abra más el caso. ¿Desde cuando usted tiene competencia para revocar sentencias?

.......................................................FIN...........................................................

Julio Gómez dijo...

Hola Ybarra, en http://tvbruto.blogspot.com/2008/10/carta-abierta-csar-hildebrandt-melissa.html al final del post hay un banner + código sobre Melissa que redireciona a este artículo.

Saludos, ojala que otros blogs tengan presente a Melissa y que se llegue a sancionar a los culpables.

Anónimo dijo...

Faltaban 5 dias para cumplir mis inocentes, dulces y bellos 8 años, mi hermano(gran amigo de meli) estaba de visita en mi pucallpa querido y por primera vez pasaría mi cumple a mi lado(era mi idolo gigante), el día que murió mi prima meli, no entendí mucho, sólo recuerdo ver de la ventana de mi sala a mi hermano dando vueltas en la bicicleta como animal enjaulado, a mi mami llegando de trabajar con los ojos rojos, y recuerdo pasar mis 8 años, son mi papis y mi ñaño...no entendía nada, es que a los 8 años, no entiendes de terroristas, de cartas bomba, ni siquiera entiendes la muerte..No conocí o no recuerdo a meli, pero ahora siento que la conozco mucho.
La visión desde el lado familiar es tan diferente, pero la causa sigue siendo la misma JUSTICIA que no significa VENGANZA, la JUSTICIA sirve para frenar, para evitar que se comentan los mismos atropellos.
Gracias por tener presente a Meli, no decaiganmos en la lucha!!!
Irina Ochoa Méndez

Unknown dijo...

Escribiste con el corazon en la mano, hay heridas que no tienen porque cerrarse.
Melissa Alfaro no esta muerta.

llegue a tu blog por una amiga, joven poetisa ...

y si, hay mucha verdad por conocer, muchos martires, mucha sangre, muchos culpables impunes tambien.
nos reunimos amigos que pasamos nuestra infancia y juventud entre bombas, apagones y funerales ...
y porque carajo ese mismo asesino esta de nuevo de presidente, es nuestra cruz generacional.

muchos de nosotros tuvimos que ver con la CVR, y no, exageras en llamarla bufonada, muchos traumas pasamos los que hicimos esa chamba, muchos muertos por exhumar, muchos testimonios por oir, muchas lagrimas contenidas ... que el informe haya sido mutilado y la verdad censurada, es otra cosa, pero ten respeto por los que andaron a pie esas tierras del peru no oficial.

para voltear la pagina, primero hay que leerla... y tu, con post como estos, mantienes vivo la verdad de los muertos, tan necesaria.

sobre si cambio fue o no mrtaco, creo que es otro tema, pero no creo que los jovenes de hoy puedan juzgar a los que tomaron las armas en los 80, equivocados o no, me recordaste ese poema-epistola que scorza le escribe a cesar calvo.

saludos de un bausatino y sanmarquino tambien.

Anónimo dijo...

Hola compañero, te he perdido el rastro hace ya varias lunas, siempre tengo tu presencia fuerte en mi recuerdo. Recién llego a tu blog y a tu contundente artículo.
Desde donde se encuentre nuestraMeli está a la espera de una justicia que sí llegará.

A ver si nos encontramos, tú diras...¿dónde te busco?

magari

Anónimo dijo...

Gracias por recordar a Melissa y a todas las víctimas de los anhos de la guerra sucia en Perú. Yo era amiga de Melissa, estudiabamos juntas en la Bausate, trabajabamos juntas en Cambio.En la misma oficina donde explotó el sobrebomba. Me salvé por estar de viaje. Otros colegas por que era hora de almuerzo y estabán en el comedor. Melissa tenía problemas con una ulcera latente y comía muchas veces a parte en la oficina, mientrás revisaba la correspondencia.Si hubiera bajado con la carta los muertos hubieran sido muchos. Otros jóvenes periodistas, periodistas curtidos en muchas redacciones,el portero, la senhora que cocinaba, tal vez uno de sus pequenhos nietos o sobrinos, no me acuerdo....En fin . Cuántas veces pensé que podría haber sido yo la muerta.No morí allí, pero si muxchas de mis ilusiones en un Perú más justo, en el poder de la prensa, en la libertad de prensa. Luego del asesinato de Melissa , el director Carlos Arroyo se exilio y otros continuamos, entre ellos mucha gente jóven que conocía a Melissa de la Bausate o por el trabajo y lo que nos motibava no era necesariamente dogmatismo o alguna ideología concreta. Era el no darle la razón a aquellos que querían matar la página escrita con bombas. Luego llego el golpe de Fujimori, el juicio. Algunos nos refugiamos en el extranjero a tiempo, otros terminaron presos y perdierin sus mejores anhos en la carcel, hasta que por fin se detrmino que el juicio era improcedente.
Por cierto yo entrevisté a Hildebrand en CAMBIO, la entrevista salió en portada. Fue justo antes de que se fuera a Mexico (creo) por que recibió amanazas y su programa fue cancelado.Fue justo poco antes del golpe. En esa época, cuando él era el amenazado su idea sobre CAMBIo era otra o cuando él era el que estaba en peligro todo medio era legítimo.Debería aclararlo.
Patricia Bensa
Innsbruck,Austria

Anónimo dijo...

Rodolfo no se que edad tengas, pero yo tengo 31 años estudie EDUCACION en la UNSA de Arequipa, me gustaría si tienes alguna experiencia que hables sobre algun lider agustino de tus tiempos y al que recuerdes asi como lo haces excepcionalmente con la inolvidable MELISSA ALFARO

Anónimo dijo...

una comunista menos