jueves, 12 de marzo de 2009

FALLECIÓ BLANCA VARELA



A los 82 años de edad, la poeta peruana Blanca Leonor Varela Gonzáles, falleció en Lima.
Autora de importantes poemarios como Ese puerto existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), Canto villano (1978), Camino a Babel – Antología (1986), Canto villano – Poesía reunida (1986), Poesía escogida 1949-1991 (1993), Del orden de las cosas (1993), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993), Canto villano (Poesía reunida, 1949-1994) (1986), Como Dios en la nada (Antología 1949-1998) (1999), Concierto animal (1999), etc. Considerada por la crítica como una de las voces poéticas más importantes de América Latina, Varela obtuvo algunos galardones más importantes de la poesía en español, entre ellos el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el 2001. El año 2006 fue la primera mujer que ganó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, de la misma forma que el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.


Poema "La Muerte Se Escribe Sola" de Blanca Varela

la muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa algamadre madera mar
se escriben solos
en el hollín de la almohada
trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran
Pego esta entrevista realizada por Jorge Coaguila en 1994 y que se publicara en dos partes en el diario "La República", ahí Varela nos narra la edición de su primer libro "Ese puerto Existe" que en un principio se iba a llamar "Puerto Supe", también nos habla, entre otros temas, de su madre, la compositora de vals Serafina Quinteras.
Entrevista a Blanca Varela*
«La poesía es una sola»
Entrevista de Jorge Coaguila
Usted ha declarado que fue Octavio Paz quien la obligó a escribir. ¿De qué manera empezó a escribir y publicar?
—Octavio Paz, exactamente, no me obligó a escribir poesía. Empecé, en realidad, mucho antes de conocerlo. Un día, en la Universidad de San Marcos, donde estudiaba, Sebastián Salazar Bondy me preguntó no sé por qué razón si escribía poesía. Le respondí que sí, que tenía algunos textos. Sebastián interesado me dijo: «¿Me los puede enseñar?». Fue muy curioso que me hablara de usted, porque era apenas un par de años mayor que yo. Le respondí que sí y al otro día le llevé un poema.Luego de leerlo me habló de un poeta que nunca había escuchado, un uruguayo llamado Julio Herrera y Reissig, de corte modernista. Me dijo que tenía mucha influencia de Herrera. Pero yo en mi vida lo había leído.Alberto Escobar recuerda a Salazar Bondy como un gran promotor cultural.
¿A usted la alentó a escribir y a interesarse por la literatura?
—Sebastián, sobre todo, me hizo un gran favor: me enseñó a leer poesía. Me acercó mucho, en primer lugar, a la poesía de Moro, Adán y Westphalen. Al mismo tiempo, gracias a él, entablé amistad con Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren. Juntos conformaríamos un grupo dentro de lo que se denominaría Generación del 50, que es una generación muy amplia donde hay muy buenos poetas.Al grupo que conformaba la crítica lo tildó de poetas puristas, lo que me parece una tontería, porque la poesía es una sola. De la misma forma respondo cuando me preguntan si hay poesía femenina: «La poesía es una sola, la buena, la que funciona». También, gracias a Sebastián, leí a Rimbaud, Lautréamont y Breton. Fue en esa época que mi gusto poético se empezó a formar.
¿Llegaron a conocer personalmente a Moro, Adán y Westphalen?
—Sí, a ellos los conocimos en la peña Pancho Fierro, un local muy frecuentado por escritores, pintores y músicos. Una de las propietarias era Celia Bustamante, que fue esposa de José María Arguedas. Un día Sebastián me llevó a la peña. Era un lugar curioso, porque allí se reunía gente de todas las generaciones: Sabogal, Moro, Adán, Westphalen, Szyszlo, con quien me casé después.
¿Y no frecuentaba el Palermo, que era punto de reunión para los miembros de la Generación del 50?
—Ahí casi no iba. Al Palermo acudía, más bien, el grupo de Alejandro Romualdo, Wáshington Delgado, Francisco Bendezú, que son un poquito más jóvenes que yo. Alguna vez habré ido al Palermo, pero no era el local que frecuentaba mi grupo. Más bien íbamos también al bar Zela de la plaza San Martín, donde estaban pintores como Sérvulo Gutierrez, Cristina Gálvez, Ricardo Sánchez.Después de terminar sus estudios universitarios usted viaja a París.
¿Cómo desarrolló su actividad cultural en Francia?
—El mismo día que me casé con Szyszlo, en 1949, viajamos juntos a París, donde vivimos durante algunos años. Al llegar encontramos a Eielson, José Bresciani y Enrique Peña Barrenechea, quien nos presentó a Octavio Paz. Curiosamente ambos tenían el mismo cargo en las secretarías de sus embajadas. Peña en la del Perú y Paz en la embajada de México. Enrique nos presentó a Octavio e hicimos una amistad estupenda. Pero también conocimos a Julio Cortázar, quien fue muy amigo nuestro.
Julio Ramón Ribeyro contó alguna vez que fue conserje del hotel donde se alojaron ustedes.
—Es verdad, pasé una temporada en ese hotel, que quedaba en la rue de l’Harpe. Aunque fue una temporada muy pequeña, recuerdo bien a Julio Ramón como a un joven muy silencioso, discreto y apartado. Él, en esa época, me parece que no formaba parte de ningún círculo intelectual o artístico. Pero a Julio Ramón ya lo había conocido en Lima, porque él en un momento vivió cerca de mi casa. Una de sus hermanas, Mercedes, era compañera de clases de mi hermana Nelly.Se dice que el surrealismo ha ejercido una influencia en su obra.
¿Cómo fue su contacto con esta corriente literaria?
—Las lecturas surrealistas la tuvimos en grupo a través de Moro, Westphalen y Manuel Moreno Jimeno, quien tenía revistas surrealistas formidables. No sé cómo las conseguía, pero tenía una bibliografía espléndida del surrealismo. Ya cuando llegamos a París compramos todos los documentos surrealistas.A través de Westphalen no solo conocimos el surrealismo, sino también autores como Henry Miller, que era un novelista censurado en los Estados Unidos y no traducido al español ni editado en inglés. Es decir, Westphalen nos ponía muy al día. Nosotros lo íbamos a visitar a su casa.
Es muy curioso que Westpahlen, Eielson y usted, que son conocidos como poetas puristas, tengan un rechazo a la publicidad.
—Ah, sí, hay una especie de alejamiento. Westphalen y Eielson no son poetas que gusten de las lecturas en público, de ser reconocidos, pero creo que es una actitud natural. Otro caso es Eguren, que era una persona muy discreta y que tenía un grupo muy reducido de amigos. Martín Adán y César Moro son otros ejemplos.
¿Usted visitaba con frecuencia a Moro en su casa de Barranco?
—Claro que sí, fui muy amiga suya. Cuando él volvió de México estuvimos muy cercanos, lo quería muchísimo. Fui a visitarle en el Instituto de Neoplásicas, que quedaba en Alfonso Ugarte, hasta su muerte. Los médicos no sabían qué tenía. Luego se supo que tuvo una úlcera en el estómago, algo que hoy es simple de detectar y curar.
Usted ha nombrado algunas lecturas del grupo, pero no ha mencionado a Vallejo. ¿Qué opinaban de Vallejo? ¿Cómo lo consideraban?
—A Vallejo lo considero siempre como lo que es: el gran genio de la lengua de este siglo, un poeta extraordinario. Pero pienso que nos apartábamos de Vallejo por una cosa preventiva. Porque Vallejo que es un poeta que tiene tal poder, tal fuerza y es tan personal que todo poeta joven parece anémico a su lado. Además copiar a Vallejo, seguir a Vallejo es muy difícil, son muy pocos los que lo han logrado.
Otra amistad sobre la que quisiera preguntar es la que mantiene con Vargas Llosa, quien le ha dedicado su pieza teatral La señorita de Tacna (1981).
—Con Mario tengo, en efecto, una amistad muy estrecha, es una persona a la que quiero mucho. Szyszlo y yo lo conocimos antes de que se fuera a Europa, muy jovencito. Una vez nos visitó con Luis Loayza, porque estaba haciendo un libro sobre César Moro, que fue su profesor en el Leoncio Prado. Después lo conocí mejor a través de Abelardo Oquendo, cuando editábamos con Westphalen la revista Amaru, una revista que tuvo muy buen nivel.Una vez Abelardo y Mario, que colaboraba con la revista, fueron a visitarme a la oficina del centro de Lima donde trabajaba. A partir de ahí entablamos una buena amistad. Aunque Mario ha tenido un periplo político muy complicado y está fuera del país, mi afecto siempre es inalterable. No lo he acompañado, es verdad, en su aventura política, pero es porque soy muy reacia a todo asunto político. Tengo la impresión que los escritores e intelectuales siempre tienen mucho que perder en ese terreno.
Usted publicó su primer poemario con un prólogo de Octavio Paz. ¿Cómo se animó él en hacerle el prólogo?
—Hacía tiempo que Szyszlo y yo no veíamos a Octavio hasta que viajamos de vacaciones a México. Ahí, por coincidencia, Octavio también había vuelto de alguno de sus viajes como diplomático. Nos encontramos luego de cinco o seis años y me preguntó: «¿Has escrito algo?». Yo le dije que tenía algunas cosas.Bastante entusiasmado y generoso me dijo: «Pero hay que hacer ya un libro». Le contesté que tenía muy pocos poemas, y él me respondió que de todas maneras había que publicarlos.Era 1959. Le dejé mis poemas y volví a Washington, donde entonces vivía. Al poco tiempo, me escribió pidiéndome más poemas. Se los envié y, de repente, me llegó el libro, mi primer libro. Fue publicado en una serie que Octavio dirigía en Veracruz, con un prólogo que jamás le pedí. Él editó el libro, escogió el nombre y le hizo el prólogo.El libro originalmente se iba a llamar Puerto Supe, que es el título de uno de mis poemas. Pero Octavio me dijo: «Ese es un título muy feo». Yo le respondí: «Pero ese puerto existe». Entonces él dijo: «Ese es un buen nombre». De manera que se tituló así: Ese puerto existe.
Llama mucho la atención que usted publique dos nuevos poemarios y dos antologías en un mismo año. Desde Canto villano (1986), que recoge toda su poesía hasta esa fecha, no se tenía nada suyo. ¿Qué ocurrió para lograr esta confluencia?
—Había dejado de publicar libros hace mucho tiempo, es cierto, pero algunos poemas aparecieron en revistas. Es algo que sucedió de pronto. Lo que precipitó que publicara Ejercicios materiales fue que tenía escrito El libro de barro, que es posterior. Pensé que primero debía aparecer Ejercicios materiales, porque cierra una forma de expresión de mi trabajo. En cambio, con El libro de barro se inicia otro tipo de discurso.
¿Las antologías que han aparecido en Caracas y Barcelona fueron preparadas por usted?
—Sí. El año pasado, cuando viajé a Caracas para ser jurado de un premio de poesía, advertí que casi no habían libros míos en librerías. Sin embargo, había gente que se interesaba en mi obra porque habían leído poemas míos en antologías o porque tenía algunas referencias.Fue luego de participar en un recital que me propusieron editarme un libro. Pero los dos poemarios estaban ya comprometidos: uno con Jaime Campodónico en Lima y otro con Ediciones del Tapir en Madrid. Entonces se me ocurrió sugerir que recogieran toda mi prosa poética. Eso fue lo que hicieron. El caso de la antología que ha aparecido en Barcelona fue a través de un pedido por escrito.
Es evidente que El libro de barro tiene un estilo más sencillo que sus anteriores poemarios. Es más sencillo, por ejemplo, que el lenguaje utilizado en el poema «Valses».
—Sí, tiene esa característica. «Valses» es un poema barroco y está lleno de elementos. Creo que esto tiene que ver con la edad. Hubo un momento en que ya no quise usar ciertas herramientas para hacer poesía porque se estaban convirtiendo en una retórica dentro de mi obra. El emplear siempre determinados elementos me estaban limitando.Por eso, El libro de barro es un libro de libertad. No lo inicié para hacer de él un libro de poemas. Lo escribí como unas notas de impresión frente al mar. Comencé a escribir la primera página un día y, poco a poco, cada noche, anotaba algo mientras contemplaba el mar desde mi balcón. Venía como algo natural. No es un diario sino poemas muy espontáneos que no tienen intermediarios de orden puramente literario.Creo que fui más sincera que en mis otros poemas. Es un libro que quiero mucho y que es mi proyecto futuro, porque creo que le voy a añadir siempre algunos textos entre la primera y la última página. El libro que en un principio iba a publicar en Madrid tenía cuatro textos menos, pero incluí cuatro a último momento. Tengo incluso unas cuantas páginas que podrían ser incluidas en una futura edición.El poemario Valses y otras falsas confesiones (1972)
¿es acaso un homenaje a su madre, que es compositora de valses?
—No, se piensa equivocadamente que está dedicado a mi madre. «Valses» es un poema dedicado a Lima. Cuando, en uno de los últimos versos, digo: «Madre sin lágrimas» me refiero a Lima. Es un poema que escribí en Nueva York recordando Lima, recordando el Perú. Pienso que los peruanos somos muy sentimentales, que es lo que trato de expresar en ese poema. Hay un cuento de Sebastián Salazar Bondy que se titula «Soy sentimental». Entonces, el vals criollo, que considero como una canción de cuna, al ser escuchado en el extranjero provoca cierta nostalgia. Es un poema que tiene un sentido lacrimoso y satírico.¿Su madre, Serafina Quinteras, ejerció mucha influencia en usted? ¿Quizá en sus primeras lecturas?
—Mi madre, que tiene 92 años, es como se sabe compositora de valses. Pero también ha publicado libros. Ha escrito sobre el costumbrismo y también ha hecho una antología de costumbristas. Y ha escrito también algunos versos festivos. Uno de sus temas es «Muñeca rota», que es un vals bastante conocido.Ella no me inculcaba leer, porque en mi familia había una gran libertad para elegir lo que uno quería. Pero había libros a la mano. En mi familia, por otra parte, hay muchos que han escrito. Mi madre y mi abuela escribían valses, una bisabuela era hermana del escritor costumbrista José Arnaldo Márquez. Por parte de padre tengo un tío que también escribía: Luis Varela Orbegoso, que firmaba como Clovis.Creo, por otro lado, que en su obra se encuentra una constante búsqueda de la verdad.—Pienso que soy una persona crítica, aunque no pesimista. Trato de decirme la verdad, de buscar una verdad que pienso que es relativa, porque lo que es verdad para mí no puede serlo para otros. También hay una especie de preocupación por la justicia. Digamos que la vida cotidiana, la vida social tiene máscaras. Me da la impresión de que pretendo saber qué hay detrás de estas máscaras.Se percibe, además, una clara tendencia a la reflexión en sus dos nuevos libros. Porque antes era más descriptiva.—Mi primera poesía es una poesía joven, llena de elementos, muy superficial, muy artificiosa, estoy buscando por todos lados. Hay una especie de delirium interpretativo. Todo servía para hacer poesía: el teléfono, el árbol, el rostro de una persona. Creía, en ese momento, que interpretar mucho, que hacer muchas metáforas era poesía. En realidad después me he dado cuenta de que ya no me agrada ese tipo de poesía. Puedo hacerla, pero no me interesa, porque no me siento expresada de esa manera. Prefiero la desvergüenza y la desnudez que ahora cultivo.
¿De repente por cierto apetito metafísico?
—Sin duda, creo que sí. Además hay una cierta tendencia mística. Pienso que son reflexiones que se hace uno cuando ha cruzado cierta edad. Creo que, como alguna vez dije, no pienso ser una vieja niña.La soledad es otra presencia reiterada en su poesía. En los versos del poema «Destiempo» dice: «Estréchame las manos, / la única luz que nos queda, / no me dejes olvidada / en la cima de la ola». ¿Usted se ha encontrado frecuentemente sola?—Sí, muy sola.
¿Tal vez ha tenido muchas frustraciones?
—Sí, creo que sí. Pienso que todos tenemos frustraciones, sobre todo cuando uno tiene modelos de vida superiores. Hay, efectivamente, una incomunicación. Tal vez lo que no he podido decirle a alguien, en algún momento de mi vida, lo puedo decir en poesía.
Usted también refleja su condición maternal, como en el poema «Casa de cuervos». Pero ¿por qué de una manera trágica?
—Simplemente digo algo que es verdad: no se puede retener a un hijo ni hacerlo correctamente a la manera de uno. Creo, por otra parte, que los padres utilizan a sus hijos y los hijos a sus padres de alguna manera. Estas son relaciones muy complejas, como ocurre entre marido y mujer: siempre hay una utilización mutua.Considero, por eso, que lo más importante, el mayor regalo que se le puede hacer a alguien que uno ama es darle la capacidad de elegir lo que quiera, darle libertad. Creo que ese es el sentido del poema. Ahora, desde el punto de vista emocional y biológico, a una madre la comparo con una casa vacía, a donde el hijo no volverá. La maternidad a mí me transformó mucho, porque hasta antes de tener hijos era una persona muy poco comprometida con la vida.
Usted ha dicho que ha tenido muchas frustraciones pero, en el aspecto literario, ¿cuál piensa que ha sido la mayor?, ¿no haber escrito una novela, de pronto un libro?
—No, absolutamente. Me hace mucha gracia lo que se pueda decir al respecto, porque nunca he tenido ambiciones literarias, nunca me he sentido una escritora profesional, una poeta o una poetisa. Para mí el escribir es un ejercicio muy útil para liberarme de lo que me molesta mucho: de ciertos problemas o pensamientos cotidianos.Escribir es también una manera de reflexionar, de hablar conmigo misma, de conocerme, de conocer. A veces he escrito textos que me han asustado. El poema «Canto villano», por ejemplo, lo tuve guardado cinco años en un cajón porque me atemorizaba saber que había dicho esas barbaridades. Sin embargo es un poema que ya asumí, incluso fue el nombre que le puse a un poemario en 1978 y un volumen que recogió toda mi obra en 1986.
También la presencia de Dios es constante en sus libros, cito unos versos de El libro de barro: «La mano de Dios es más grande que él mismo. / Su tacto enorme tañe los astros hasta el gemido».
—Creo que tengo una relación con lo que podría ser Dios muy conflictiva, ya que no soy una persona creyente. Desde niña fui demasiado crítica y observadora para creer de manera definitiva. Pero tuve una época de misticismo como todos los niños. A los diez años uno piensa que no es posible haber nacido para morir luego; por lo pronto se considera un ser especial. De repente, la vida nos va enseñando y diciendo, probando y comprobando, que vamos a envejecer, tener dolores, algunos placeres y que vamos a morir.Como no tengo esa facilidad para creer, porque justamente soy muy inquisitiva en cuanto a la autenticidad y a la realidad de las cosas... Pero claro que tengo apetito de trascendencia. No del tipo de vida ultraterrenal luego de la muerte, no creo en el Cielo. Pero sí quisiera que nuestro tránsito por aquí no fuese tan inútil, que sirviese para algo, que ayudase a alguien. Esa es la preocupación que tengo y que no se satisface con la religión. Por eso es que un tema constante en mi poesía es esa especie de destino, de azar que nos hace estar aquí.
Creo que también hay un temor muy continuo a la vejez y a la muerte.
—No, no les tengo temor. Lo que pasa es que los miro de frente, los denuncio y hablo con ellos. A mí me encantaría, como hay poetas viejos que lo hacen, escribir poemas de amor, a un amor posible en el futuro. Pero no puedo escribir sobre eso. Es decir, lo puedo escribir, pero no me sentiría expresada si lo hago, esas experiencias ya las tuve.No niego que puedan suceder esas cosas, que un señor de ochenta años se enamore y pueda escribir los poemas de amor más encendidos, como lo hizo Borges. A mí, desgraciadamente, no me sucede, ojalá me sucediera. No, mi asunto no es ese. El mío es una conversación conmigo misma, para ver si en algún momento descubro en mí algún destello, algo que sea más sólido, algo que pertenezca a toda esa especie de cosas que se me van de las manos todo el tiempo.
Por las imágenes que ofrece en su obra, parece que hay algún influjo de la pintura, ¿no le parece?
—Sí, posiblemente. A mí más que la poesía me gusta la pintura. Cuando viajo, por ejemplo, casi siempre visito museos. En verdad, en Lima hay pintores interesantes y buenos, pero ver la gran pintura es una maravilla. No piense que me siento una pintora frustrada. No, para nada, porque como estuve casada con un pintor por muchos años, siempre pensé que era suficiente con un pintor en la familia. Con él hice el aprendizaje del ojo del pintor, juntos aprendimos a apreciar la pintura.
Para terminar, ¿por qué tiene fama de no conceder entrevistas?
—Porque, en realidad, no me gusta darlas. Soy una persona, además, que no se considera un personaje literario. No soy un escritor o una escritora que se siente como tal. Soy alguien que de pronto resulta que publica algunos libritos y que tiene la suerte de contar con amigos que se interesan en su poesía.Pero, en fin, por acumulación de años, creo que estoy en algún sitio dentro del panorama de la literatura peruana o latinoamericana. La verdad, no tengo mucho convencimiento de que sea esa persona que los demás creen que soy. Por eso pienso que, cada vez que doy entrevistas, daré un mal examen, que voy a decir alguna barbaridad. Y no quiero cometer esas imprudencias.
* Esta entrevista se publicó en dos partes: «La poesía es una sola». (Entrevista a Blanca Varela, parte 1). Diario La República, suplemento «Domingo». Lima, 15 de mayo de 1994. Págs. 25 y 26. «Prefiero la desvergüenza». (Entrevista a Blanca Varela, parte 2). Diario La República, suplemento «Domingo». Lima, 22 de mayo de 1994. Págs. 35 y 36.

62 comentarios:

Anónimo dijo...

LA POESIA MUNDIAL ESTA DE LUTO.
FALLECIO BLANCA VARELA.

Anónimo dijo...

adios blanca varela, amiga poeta

rocío

Anónimo dijo...

BLANCA VARELA, PTE!

Anónimo dijo...

LA POESIA MUNDIAL ESTA DE LUTO.
FALLECIO BLANCA VARELA.

jueves, marzo 12, 2009


Anónimo dijo...
12:25 Espectáculos y cultura

Falleció la gran poeta peruana Blanca Varela a los 82 años de edad

Era considerada como una de las voces poéticas más importantes de Latinoamérica. Fue reconocida con los premios más importantes, como el Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2001), el Federico García Lorca (2006) y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007).


Varela, nacida en Lima el 10 de agosto de 1926, fue galardonada con los premios más importantes de la poesía en español. (AFP)
Lamentable pérdida. Una de las voces poéticas más importantes de Latinoamérica, Blanca Varela, dejó de existir hoy en Lima, a los 82 años de edad.

La poetisa, nacida en Lima el 10 de agosto de 1926, fue galardonada con los premios más importantes de la poesía en español, como el Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2001), el Federico García Lorca (2006)y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007).

Se inició en la poesía en la Universidad de San Marcos, donde ingresó en 1943 para estudiar Letras y Educación.

A partir de 1947 empezó a colaborar en la revista Las Moradas, que dirigía Emilio Westphalen. En 1949 llegó a París, donde entraría en contacto con la vida artística y literaria del momento de la mano de Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la conectaría con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia.

De esta etapa data su amistad con Sartre, Simone de Beauvoir, Michaux, Giacometti, Léger, Tamayo y Martínez Rivas, entre otros.

Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.

En 1959 publicó su primer libro Este puerto existe, en 1963 Luz de día y en 1971 Valses y otras confesiones. Luego, en 1978, realizó su primera recopilación fundamental con su escritura Canto villano.

Finalmente apareció su antología de 1949 a 1998 con el título Como Dios en la nada.

Acá los dejamos con Puerto Supe, uno de los poemas más reconocidos de Blanca Varela:

Está mi infancia en esta costa,
bajo el cielo tan alto,
cielo como ninguno, cielo,
sombra veloz, nubes de espanto,
oscuro torbellino de alas,
azules casas en el horizonte.

Junto a la gran morada sin ventanas,
junto a las vacas ciegas,
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.

¡Oh, mar de todos los días,
mar montaña,
boca lluviosa de la costa fría!

Allí destruyo con brillantes piedras la casa de mis padres,
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas,
destapo las botellas y un humo negro
escapa y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.

Están mis horas junto al río seco,
entre el polvo y sus hojas palpitantes,
en los ojos ardientes de esta tierra
adonde lanza el mar su blanco dardo.
Una sola estación,
un mismo tiempo de chorreantes dedos
y aliento de pescado.
Toda una larga noche entre la arena.

Amo la costa,
ese espejo muerto en donde el aire gira como loco,
esa ola de fuego que arrasa corredores,
círculos de sombra y cristales perfectos.

Aquí en la costa escalo un negro pozo,
voy de la noche hacia la noche honda,
voy hacia el viento que recorre
ciego pupilas luminosas y vacías,
o habito el interior de un fruto muerto,
esa asfixiante seda, ese pesado espacio
poblado de agua y pálidas corolas. En esta costa soy el que despierta entre el follaje de alas pardas,
el que ocupa esa rama vacía, el que no quiere ver la noche.

Aquí en la costa tengo raíces,
manos imperfectas,
un lecho ardiente
en donde lloro a solas.

jueves, marzo 12, 2009

Anónimo dijo...

MUCHO ESPACIO PARA UNA POETA BURGUESA, COMPAÑERO YBARRA, LA LUCHA CONTINÚA.

Anónimo dijo...

era una buena poeta y eso es lo que cuenta

Anónimo dijo...

No me conmueve la poesía de Blanca Varela.

Esa actitud de intocable por el vulgo, de poeta pura, inmaculada y amiga de los "grandes artistas", me disgustan.

A excepción de algunos versos de Canto Villano y uno que otro por ahí suelto, creo que Varela es solamente una buena poeta. Y eso ya es decir bastante.

Titus

Anónimo dijo...

Cierto, Titus.

Si hubiese sido una "oscura" escritora de provincias o una "marginal" del centro de Lima (como la casi desaparecida Virginia Macías, una gran poeta que vendía libros en un carromato llamado El Brillante Desquite en la década del ochenta cuando las papas quemaban) sin más conocidos que su familia y sus pocos amigos de barrio, ¿la reacción del estercolero periodístico sería la misma?

No quiero ser mezquino, Varela es buena, pero no es para tanto.

o.e.

Anónimo dijo...

Salvando las distancias, sucede igual que con el CORRUPTO Guillermo Thorndike: en el ataúd todos eran buenitos, santitos y buenagente.

Ese viejo carcamán, aprista de mierda, se alió con lo peor de lo peor en todas las épocas políticas por las que ha pasado este país de opereta. Fue felón, canalla, artero y ladrón.

Ahora muerto todos dicen que era un gran escritor, ético, moral y no se qué más chucha. Da asco la jamonería de entierro.

Thorndike, aprista hijo de puta, demoraste en morir demasiado.

Blanca Varela, admirada poeta de la burguesía parasitaria, fue una buena poeta y una mujer temerosa. Mas nada.

T.T.P.

Anónimo dijo...

Adios blanca varela


H.H.

Anónimo dijo...

Varela es una poeta excepcional, qué pena que algunos se fijen en cuestiones de clases sociales antes que en el análisis de su obra. Ybarra qué bueno que la muerte de una gran persona como Varela haya unido a todos los bloggers. Con tu homenaje demuestras que aprecias el arte más allá de todo prejuicio antisistema. Para nada es incoherente compañero. Un abrazo y felicitaciones por el post anterior. Saludos.

Juan Valle dijo...

Lo importante es el aporte que da Varela a la poesía, es unorme pérdida,sí, así como Thorndike

saludos

Anónimo dijo...

LA TETA ASUSTADA ya fue estrenada. Todo indica que la cosa no pasa por el tema del racismo. Podria decirse que la pelicula deja mal parada a la clase dirigente, representada en la pianista y su hijo. Al cometer una injusticia contra Fausta (¿robo de la propiedad inteltual?, el no pago por un servicio prestado), la aristocrata hace que ésta lleve a cabo una transgresion. Transgresion puesta de manera positiva en la pelicula.

A su vez, la pelicula deja claro que tipo de actor cometio el abuso y violacion durante la guerra: los militares. Cuando Fausta se encuentra en la casa señorial de la pianista con una foto familiar de un militar, se ve en la necesidad de abandonar la habitacion para vomitar.

Claudia Llosa es clara en esta pelicula en su apuesta por los sectores populares, en la linea de Hernando de Soto, cuyo libro El otro sendero fuera prologado por Vargas Llosa. Y es clara en enfatizar el nefasto papel de las clases dirigentes peruanas. No por nada Alan Garcia no la condecoro.

Laura Rosales dijo...

El arte de Varela ante todo.
Su muerte, una lástima.

Anónimo dijo...
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ELOYINA MORALES..perez tu mama.. dijo...

Que buen homenaje sinceramente te felicito.Blanca Varela era una muestra de las grandes mujeres que a tenido la suerte de ver nacer este pais y no merece por ninguna circunstancia quedar en el olvido.
Un saludo

Anónimo dijo...

La pianista de La teta asustada vive con una mentalidad colonial. Tiene una empleada negra de toda la vida y cuando Fausta llega a la casa la llama permanentemente con el nombre de su empleada negra de toda la vida. La teta asustada es la de las clases retrogradas, que no aquilatan lo nuevo, aun cuando el desborde popular lo tienen en la misma puerta de la casa (el mercado popular y bullero).

Anónimo dijo...

VIVA BLANCA VARELA!!!!!

RODOLFO YBARRA dijo...

Rafael Ponce, Juan Valle, Madrugada, Eloyina, anónimos (atrabiliarios y respetuosos): dicen que los nacimientos y las muertes unen a las personas; unen también, de alguna forma, a los pueblos. La poeta lo dijo:
"la muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo".

PD: dejemos, por algún momento, los insultos y ataques (muchos de ellos sin sentido).

Anónimo dijo...

ADIOS MAESTRA BLANCA VARELA

JOSÉ

Anónimo dijo...

Tanto en Madeinusa como en La teta asustada el "opuesto" es uno solo: el ingeniero en la primera, la pianista en la segunda. Todo un mundo (andino en los Andes y andinos migrante en los arenales de Lima) contra un mundo representado en UNO.

Anónimo dijo...

palabras de Blanca Varela:

"Yo no tengo un espíritu crítico, pero sí autocrítico, es decir, corrijo mucho. Siempre hago una poda exhaustiva; recorto lo superfluo, lo que no sirve para expresarme. Pero eso es diferente a que yo tenga algo que decir sobre mi poesía; solamente escribo y no puedo hacer crítica sobre lo que hago. Eso se le dejo a los lectores y a los estudiosos. Pienso que cada persona tiene un gusto, una medida: hay poetas que hacen crítica, otros que no, así como hay autores que me gustan, otros que no; hay quienes hacen una obra de tal o cual forma. Yo sólo trato que mi poesía sea poco convencional.",

Anónimo dijo...

poema de B V

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.

Anónimo dijo...

A veces apena que la libertad de opinar se convierta en la libertad de decir cualquier estupidez. Juzgar la obra de un artista por su extraccion de clase y solo bajo ese parametro, da lugar a pateticos equivocos. Si sobre todo Titus hiciera una lectura atenta y rigurosa de la obra de Blanca Varela, dejando de lado esos prejuicios que le nublan la vista, se daria cuenta de varias cosas, entre ellas: a) que esta frente a una obra poetica de un rigor y una coherencia contundentes; b) que detras que eso que llaman "poeta burguesa", "poeta pura" y no se que otras mezquindades, hay una obra que es en realidad una profunda requisitoria contra el orden al que ella precisamente pertenece, lo cual se traduce solo en una cosa: honestidad frente al mundo que la rodea y c) que la belleza, la capacidad de desnudarse en una obra de arte, las palabras, en fin, no tienen extraccion de clase ni son hechas para el disfrute de un segmento social de manera escluyente. Ojala Titus haya tenido la valentia de escribir lo que ha escrito, al igual que sus adlateres, cuando Varela estaba en vida.

paul guillen dijo...

querido rodolfo, blanca varela es una de nuestras mas grandes poetas no hay mas vueltas que darle, asi de simple, es verdad nada mas

Anónimo dijo...

Un grupo de seres esotéricos y asombrosamente cultos se reunían los últimos viernes de cada mes para leer poesía de los Sagrados de todo el mundo.

En una de esas ocasiones, uno de ellos planteó la lectura de ESE PUERTO EXISTE, de Blanca Varela.

Huelga decir que se había leído ya con devoción a Whitman, W.B. Yeats, Vallejo, Pound, Neruda,Blake, T.S. Elliot, Scorza, Leopardi y el casi desconocido Crane.

Uno de los seres esotéricos y temiblemente cultos, dijo entonces sobre Varela:

Tiene esplendor estético, es original y hay sabiduría en sus poemas. Pero, no hay ese estado de trance, de locura, que ilumina el rostro de los condenados.

Y eso último es lo que distingue a los grandes poetas.


Titus


PD: Para el imberbe que me alude, se dice EXCLUYENTE, no "escluyente".

Por otro lado, me gustó eso de que "las palabras, en fin, no tienen extraccion de clase ni son hechas para el disfrute de un segmento social de manera escluyente." Éste si que descubrió América.

Rodolfo: la muerte no une a nadie ni tampoco el nacimiento, ese es un lugar común, terriblemente común. Anda si no El Día de los Muertos al Cementerio de los Sauces en San Juan de Lurigancho y luego date una vuelta a Los Jardines de La Paz en La Molina.

Si muere un canalla (como Thorndike) ha muerto un canalla, la muerte no redime ni mejora ni aligera.

Sólo te hace alimento de los gusanos y si hiciste algo que permanezca en el corazón de quienes te amaron, te recordarán por eso.

Anónimo dijo...

Correcto Titus, ya lo dijiste, por lo tanto no hay nada que agregar. Eres el dueno de la verdad, Que un grupo de amigos lectores haya opinado asi de Varela no quita que sea una poeta enorme, enormisima. Sigue asi, esperamos mas frutos de ti.

Carla Astoquilca Zegarra dijo...

La perdida de la Sra. Blanca Varela es una pena enorme
mi querido Rodolfo.

Carla Astoquilca Zegarra dijo...

En el arte no debe tener los grilletes que algunos tienen para expresar comentarios sobre la muerte de una poeta.

Es una làstima,pero
¿que se puede esperar de quienes no llegan a tener nombre propio?


Blanca Varela nunca serà Anonima(o)

Carla Astoquilca Zegarra dijo...

En el arte no debe tener los grilletes que algunos tienen para expresar comentarios sobre la muerte de una poeta.

Es una làstima,pero
¿que se puede esperar de quienes no llegan a tener nombre propio?


Blanca Varela nunca serà Anonima(o)

Anónimo dijo...

FALLECIO LA GRAN BLANCA VARELA. LES DEJO SU MEJOR POEMA PARA QUE LO DISFRUTEN TODOS!!!!

Tantos recuerdos juntos en el viento,
tantos jardines juntos que recuerdan
sin nadie nadie ya que los recuerde,
tantas fuentes con ángeles, sirenas,
tritones o cupidos o pescados,
tanto mar en el sueño hecho de mármol,
tantas flores de caña ya perdidas
detrás de las mareas de los ríos
y un “moriré o no moriré muy pronto”
que dicen deshojadas margaritas
en lugar de "me quiere" o "no me quiere".

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Resulta risible, pero hace poco leí un articulete del Ampuero en donde además de fustigar a los llamados escritores andinos, se solazaba con que el apodo de Los Regios había sido puesto por Blanca Varela, quien, muy amiga de todos estos falaces, les había bautizado con “humor fraternal” con el ridículo sonsonete por el que se han hecho conocidos.

Pues bien, aparte de que el apodo estuvo muy mal colocado (¿qué tienen de regios estos tíos panzones, platudos y fuera de forma, aparte de sus Audis del año, sus bicis de aluminio y las corbatas Clayborne?), sólo la discreción de Blanca y su silencio y humildad frente a los arrebatos exaltados de estos pitucones, la libra de la contaminación por su amistad con esta gentuza, por eso de dime con quién andas y te diré quién eres. Coincido totalmente con el tal Titus en que la muerte no iguala a nadie, el clasismo es hasta la muerte, no es igual morirse en la cuarta etapa de Collique que morirse en Las Casuarinas de Monterrico.

Si alguna vez Blanca Varela, con su excelente poesía, se hubiese dignado a bajar de sus alturas literarias, ofreciendo recitales en algún cono de Lima, en un colegio fiscal, en un club de madres, en alguna asociación de provincianos, si se hubiese animado a salir fuera de su costa idolatrada y querida, tal vez ahora su muerte sería llorada por la gente del pueblo, que de seguro lloraría a mares si se muriera hoy la súcubo Magali Medina.

El poeta, señores, sí tiene una función social, el resto es cobardía y vida muelle.

Chalo Orderike

Anónimo dijo...

Rodolfo, borra los insultos de los imbéciles impotentes, gente sin argumentos.

Anónimo dijo...

¿Quién ha insultado a Blanca?


No he leído ni un sólo insulto hacia la ilustre finada.

Allá los retardados mentales y tarados que entienden como insulto cuando alguien dice que no comulga con sus gustos convencionales.

El Vigía

Anónimo dijo...

Vigía tiene razón, nadie ha insultado a Varela. Titus expresa su opinión, y dice que simplemente la señora no le parece una gran poeta.

¿Cuál es el problema?

¿O le deben algo a esa gente que hoy la llora?

Igual fue cuando murió el Ribeyro, el cholo Coaguila excomulgó a todos aquellos que se rasgaron las vestiduras por su muerte, pero pocos se acuerdan que este señor, excelente cuentista, recibió la Orden del Sol de manos del genocida Alan García, ¿acaso con su muerte redimía su comportamiento canallesco?

Anónimo dijo...

Este si es un blog liberado!

Ribeyro recibió la condecoración del APRA y de manos del ladrón genocida Alan García, poco después de la masacre de los penales en el 86.

El señorial Ribeyro no pudo resistir la atracción por el poder que su noble sangre de ministros le confería.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

La verdad es que la poesía peruana para mí está en decadencia desde la segunda mitad del siglo XX. Solo me gustan de los poetas vivos Antonio Cisneros y Enrique Verastegui. Ni Watanabe, ni Varela me sedujeron nunca. Como también creo que Vargas Llosa desde la Guerra del Fin del Mundo no ha escrito una buena novela. Siempre he estado en contra del patriotismo literario. Respeto a los poetas como Watanabe y Varela que se entregan a la literatura. Pero cada uno maneja sus gustos.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Ybarrita, ese cenáculo de poetas pajeros y escritores impotentes se cuela ahora en el homenaje que la burguesía rinde a su poeta (a dos caras en El Comercio) y ataca de manera rastrera opiniones que disienten de su majadería y engreimiento.

NO NOS GUSTA LA TÍA BLANQUITA Y QUÉ CHUCHA? Eso me hace un maldito degenerado, un violador en ciernes, un vicioso, envidioso y no se qué más chucha?

Pobres cojudos, la burguesía parásita y descomunalmente ignorante se rinde ante laslas palabras de la Varela, justamente por eso, porque en este país sobran poetas pero falta poesía.


Chalo Orderike

Anónimo dijo...

La burguesía parásita, la burguesía burocrática, el BCR, toda esa gentuza comechada está de duelo:

murió Blanca Varela.

El Indio Tocto

PD: Pronto, pronto, Alan rendirá homenaje a Varela, oficiará de lectora... Mercedes Cabanillas, evangélica, bolsera y bufalilla aprista

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Pa que no digan que soy mezquino, esta es la Varela que rescato:

NADIE NOS DICE

Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta


Titus

Anónimo dijo...

La analfabeta Rosa Maria Palacios, la abogadita que le escribía los discursos al japonés tiene la concha de leer un poema de la tía Blanca... ahora sólo falta que la bruta arequipeña sirviente del judío Ivcher también se declare hincha de Varela.

Véstas csm!

Anónimo dijo...

¿Alguien sabe qué fue de la magnífica poeta Virginia Macías?

En contra de la marea, la flaca escribía poemas memorables y hermosos.

O.E.E.

Anónimo dijo...

A propósito de VIRGINIA MACÍAS, AQUÍ UNAS PALABRAS DE SU BLOG PUERTO ASTERIX, a propósito del nacimiento (y también la muerte):

"Las fechas conmemorativas, generalmente son vías para que el marketing llegue a su máximo efecto. Paralelamente estas fechas pueden ser y son en muchos casos, maravillosas maneras de expresar concentradamente cuánto amamos a nuestras madres, padres, hijos. Para volver a postear, pensé que debía ser con algo importante para mí y para todos. La presencia del padre en nuestras vidas es clave, como la de la madre, pero no todos los hemos tenido desde nuestro primer aliento de vida. En mi caso yo sólo conté con mi padre, porque la historia mía es una más de las que vemos en países como Perú, donde el caso de abandono de niños demuestra cuánto desamparo existe en lo que es la educación de los niños, su crianza, el paso de sus experiencias que los(nos)forman y nos convierten en lo que somos. La comunidad y todo lo periférico que es lo globalizado influye en nuestras existencias siendo la base, la semilla, la primera influencia la de nuestros padres. O la de la madre sola, la del padre solo, viudo, separado de la madre de su hijo(a) o viceversa. La orfandad es un hecho enfáticamente palpable en el llamado Tercer mundo, sea por la pobreza, la drogadicción, el alcoholismo o por otros motivos, el porcentaje de niños huérfanos testimonia esa soledad a la que se condena a un infante, al faltarle la presencia afectiva de quienes los engendraron. Así las heridas de nacimiento se convertirán en cicatrices, huellas, que unos abren por sentirse carentes de aquello que más anhelaron: el afecto de los padres o del que estuviera cerca. Como si fueran eternos niños huérfanos, abren sus heridas a lo largo de sus caminos. Y es allí donde existe una especie de heroísmo, cuando aquel que cria a su hijo, o aquel que asume la función paterna o materna, engrandece su capacidad amorosa y se la da a su niño en un profundo anhelo de dotarle de lo más elevado de su calidad humana."

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Internet es un buen medio para conocer la poesía actual de la ‘Generación del 2000’, por ejemplo. Esa es una de las características más interesantes de la nueva poesía. De tal forma han llegado hasta España los poemas de Pablo Salazar Calderón. Su ‘Terrado de cuervos’ es una plaquette bastante interesante que reúne muchas de las características más acentuadas de la nueva poesía: verbalismo directo, falta de puntuación, uso de lenguaje estándar… La deconstrucción formal de los poemas es algo que llama la atención, sin lugar a dudas siguiendo la estela de la poesía de los años noventa. Los cuatro poemas son intensos, iniciáticos y, por ello, con alguna acentuación rítmica impropia que seguro el poeta sabrá solventar con el paso del tiempo y la experiencia. El escritor nos sorprende con una portada oscura; un cuervo en actitud desafiante (¿El desafío de un poeta ante el poema? ¿El interior del poeta mientras escribe?) que necesariamente no alienta a la lectura: engaño primero; los poemas son otra cosa. El poema ‘En la cruz’ nos permite conocer la íntima subjetividad del poema y del poeta. La cadencia del conjunto sorprende; es, quizá, un poemario construido desde la meditación interna. ¿Meditarán los cuervos? Para el poeta piensan, como nos versifica en ‘Apenas tus ojos existen’. No hay una deconstrucción del ‘yo’ poético; el poeta está presente entre las líneas de sus versos, pero sin condicionar la poesía que conforma ‘Terrado de cuervos’. Por supuesto que este último conjunto no es un poemario tradicional al uso, algo propio de la poesía en español de nuestros días y lo que condiciona al poeta a formar parte de un gran grupo poético que muchos críticos se niegan a reconocer bajo el marbete de ‘Generación del 2000’. El poema de Pablo Salazar que más llama la atención es ‘Alumbramiento’. Una composición inteligente, con mucha musicalidad y un ritmo obtenido de la suspensión procedente del ensimismamiento subjetivo del poeta: “Una autopista blanca,/ una raya negra sobre el medio/ se extiende/ pálpito a oscuras(…)”. El poemario está lleno de psicología; carece pues de un espacio físico que da paso al espacio metafísico procedente de una subjetividad que nos retrotrae a la poesía de los años ochenta. En esto último, en la exacerbación del subjetivismo, encuentro diferencias con otros poetas generacionalmente contemporáneos de Pablo Salazar. ‘Terrado de cuervos’ da paso a la sensación de angustia y desamparo de la voz poética; abandona lo social para ocuparse del individuo que es el poeta: “El pánico en un pañuelo mira el morado del silencio (…)”. La plaquette es recomendable, como es también recomendable seguir los pasos del poeta, que tendrá que decir mucho para ir consolidándose y si hay carencias, imagino que serán solventadas a partir de la temática y de la yuxtaposición de poemas sin un nexo temático necesario.



Francisco José Peña Rodríguez
Madrid / España

Filólogo. Político. Crítico Literario. Ha sido profesor de Lengua Española en Dartmouth College (EE.UU.). Ha escrito algunos cuentos y artículos literarios en revistas universitarias sobre diversos escritores y poetas. Es profesor de Literatura y Creación Literaria. Es político (un verso suelto dentro de su partido).
Publicado por Vanessa Martínez en 16:18 5 comentarios Enlaces a esta entrada
miércoles 17 de septiembre de 2008
Este jueves 18 en el Yacana de Barranco / Poesía/ no faltar


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lunes 15 de septiembre de 2008
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Anónimo dijo...

Como esperando junio se nos fue Blaca Varela, cuando veo morir este verano y subvertir el estío, se nos fue blanquita, así en minúsculas como le gustaba.
Mujer y subterfugio de la palabra te cansaste de esconder tu cara al sol, de postrar tus ojos exhaustos en el agua. Te has ido para volver a tus entrañas, a aquel hijo que partió demasiado pronto y que hoy te abre la puerta para reconocerte, para mamar de tus senos, de tu leche bendita. Ve con Dios Blanca Varela.

Anónimo dijo...

Como esperando junio se nos fue Blaca Varela, cuando veo morir este verano y subvertir el estío, se nos fue blanquita, así en minúsculas como le gustaba.
Mujer y subterfugio de la palabra te cansaste de esconder tu cara al sol, de postrar tus ojos exhaustos en el agua. Te has ido para volver a tus entrañas, a aquel hijo que partió demasiado pronto y que hoy te abre la puerta para reconocerte, para mamar de tus senos, de tu leche bendita. Ve con Dios Blanca Varela.

Anónimo dijo...

VIVA BLANCA VARELA!!!!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

yo tb leí ese comentario.

Anónimo dijo...

Ybarra, no permitas suplantaciones. no soy Pichi del diablo. soy PICHI DE DIABLO, el inmortal.

Escuchando hoy a Mario Vargas Llosa en su semblanza de Blanca Varela para RPP, tomé cuenta de algo. Se lee poemas (en la peculiar voz de Raúl Vargas) en TV solo a la muerte de un poeta. Lo mismo pasó cuando lo de José Watanabe. ¿Por qué? ¿Es impensable acaso que la poesía tenga una presencia constante en nuestra televisión y no se restrinja a desaparecidos y aburridos programas culturales o de libros? ¿no encuentran algo morboso en esperar la muerte de un poeta para desempolvar un poemario, engolar la voz y “vibrar” de emoción?

No es insensato lo que planteo. De acuerdo con la coyuntura, se podría elegir un poema de Blanca, de Cisneros, de Cardenal (¿por qué tendrían que ser solo peruanos?), de Eliot o de Pound (los de la usura serían perfectos para las noticias de la debacle financiera en EE UU) para abrir la sección. Algo que dure solo un par de minutos y haga pensar y sentir al telespectador. Por cierto, tendría que tenerse presentadores de noticias que respeten y entiendan la poesía, para que el hecho no se convierta en rutina, o chacota.

Me parece que el alejamiento de los medios con respecto a la poesía está relacionado con el carácter tenazmente artesanal y anticonsumista de esta. La poesía no vende y no se vende, y solo puede ser explotada mediáticamente cuando la muerte la congela, por un momento. Como dice José Kozer en un librito que comentaré en un próximo post, la poesía hace que las personas reflexionen, se recojan, se queden en casa, y claro, el consumo se afecta con ello. Pero, ¿todo tiene que ser consumo?

Y lo de la muerte. Enrique Planas, en un texto de excelente título hoy en El Comercio –“Nos quedamos sin palabras”–, cita unos versos de Blanca que me interesa reproducir aquí:

Nadie nos dice cómo voltear la cara contra la pared y morirnos sencillamente…”

Eso es todo, pequeños, tiernos y talentosos seres que se afanan en ser publicados, reconocidos, vitoreados, citados, elogiados, acogidos… La conquista de la propia muerte, la que es consecuencia de una vida digna (Rilke), aquella que nos enfrenta a nuestra intrínseca soledad (disipada momentáneamente por el otro), es la tarea central. Lo demás viene como añadidura. Varela es el perfecto ejemplo.

Anónimo dijo...

Primeras variables postvanguardistas en la poesía latinoamericana actual

Eduardo Milan

http://www.7de7.net/dinamicas/general.php?id_contenido=247

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Todo poeta, mùsico, narrador, actor o cualquier persona que forma parte de nuestras vidas, se convierte en un amigo, y la muerte de un amigo se lleva parte de nosotros. A un amigo se le quiere como sea, la polìtica que siga, el recurso que tenga o el caràcter que posea. El arte primero. (Digo, si no separara o sabe distinguir el talento con ciertas personalidades de los artistas, personalmente hubiera ido a la casa de MArio Vargas Llosa a tiarle piedra y caca de perro a sus ventanas, cosa que hubiera sido màs que ridìculo).

Por ello, esas rabietas puvescentes de que ella era de la derecha, que no era reaccionaria, que no se vestìa de rojo, que vivìa en Barranco, son meras elucrubaciones (no sè què mierda significa) que no vienen al caso.
Què bueno q hayas tocado el tema, què pena lo de Varela.
Se suma a la muerte de Josè Adpolh, Watanabe, Washington Delgado, Eielson, Pablo Guevara, y extranjeros como Harold Pinter, y otros mundialmente conocidos como Alonso Cueto (¿que no se muere todavìa?)

Saludos.
Felipe

Anónimo dijo...

lo de Alonso cueto, qué buena....

Anónimo dijo...

blanca barela fue la mejor