Hace unos días pasé por el parque de Lima. Grande fue mi sorpresa al encontrarme en una atracadera monstruosa formada por un cuello de botella donde autos diplomáticos y toda la high life limense se habían dado encuentro para departir de nuestra excitante y exitosa gastronomía popular. Este impase, cosa de todos los días en Lima, lo habría pasado por alto sino es porque a un costado de la pista, muchas carretas de comida sietecolores, tricicleros expendedores de sanguches al paso, emolienteros y fritangueros (ambulantes que han encontrado en la venta de la comida una forma de asegurarse el alimento diario), eran arreados en la calle mismo borregos, alejándolos, a palos y de malas maneras, de este, ahora, lugar de las celebridades boquerientas, chefs de barrigas opíparas, mequetrefes televisoarios (1), y señorzuelos con complejos feudales que acudían lujosamente ataviados a este encuentro fagocitario de pobres diablos, cretinos y engañados peruanos a los cuales les han vendido la idea de que el Perú avanza con la papa a la huancaína, rimposta con el tacu tacu o escala con el cuy chactado (claro, los cuadros estadísticos dicen siempre que las cifras son positivas y que el lagrimeo por el ojete estatal es un verdad fáctica y no la mentira que fluye como un gargajo de la boca sucia del elefantiásico, "reencarnado" y fluoxetinado Alan García que excreta y embarra con su boñiga a un pueblo digno).
Y, sin embargo, lo único que deflaciona es el gas metano que sale de los cuatro estómagos de estos rumiantes, dueños de un país subsahariano, banana republic, cuyo poder ha sido capturado por mafiosos, gánsteres y pirañas con partido político que funcionan como fachadas o madrigueras, y una relinchante y awebonada burguesía burocrática que se solaza y se zurra en la miseria y el olvido de las grandes mayorías donde un candidato presidencial reduccionista, alguna vez, ofreció una salida práctica a los desvaríos literarios de un plan de gobierno: “chamba y combo”; y donde cualquier intento por revertir este orden de esquizofrenia y realidad de espanto es tomado con la sobaquina de los áulicos y felipillos interesados en la tajada que les toca, tapándose la boca y llamando a gritos a los perros policías: terrorismo, subversión, conspiración, revolución, odiadores, malditos (como los “atrapados” hace un tiempo en Larcomar), delincuentes (como los campesinos que bloquean las carreteras para ser escuchados, o como los jubilados que le gritan al enrejado del Congreso), etc., etc.
Asco me ha dado leer titulares, notas periodísticas, columnas y editoriales hablando con la barriga llena de este tema superfluo (¿turismo gastronómico?) en tiempos de hambruna y tribulación. Nadie les ha mencionado lo ofensivo que resulta degustar una comida (de) cinco tenedores (algunos esquizoides hablan de comida siete trinches) en un país donde las barrigas crujen de hambre o de parásitos. Vergüenza debería darles a estos señores por poner una entrada hueleguisos de 20 soles, sólo para ver, en un país donde el sueldo mínimo diario ni siquiera llega a esa cifra. Después hablan de no segregar cuando la verdadera segregación se da vía la economía: cuando el hijo no puede pagar una universidad particular se va (si es que puede) a la universidad nacional (donde no podrá dirigir si no ser dirigido); cuando alguien no puede comprarse un carro se ve arrojado a ese submundo de las combis y el tráfago milvueltero de este medio postmoderno; cuando alguien no puede comprarse una casa se ve obligado a vivir de alquilado (Raskolnikov) a sobrevivir en pueblos jóvenes o asentamientos humanos; y, por último (aunque podría seguir en varias carillas), cuando una familia no puede comer un menú balanceado (ni siquiera estoy hablando de carnes o pescados) se ve obligado a alimentarse de pan y agua. Claro, y a esto no se le puede llamar de otra forma sino SEGREGACIÓN, MARGINACIÓN, EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE, violación de derechos humanos, Cretinismo y aberración con montaje democrático. Por eso, seguro, el cretino de Billingurst se hizo del gobierno ofreciendo un pan más grande al que ofrecía Aspíllaga; y el Apra, ese meconio estrellado de Haya de La Torre, dando risotadas de hiena, ofreció --y ofrece-- su barajada ley del hampa “pan con libertad”, donde el pan está reservado para los compañeros y la libertad sólo se vive en el palacio de gobierno, el congreso y las casonas de los ricachones del narcoestado, cuya prueba flagrante fue su primer atentado al gobierno en 1985. No nos olvidemos, tampoco, que un pituitario izquierdoso, hace años, entró a la casa de Taulichusco ofreciendo un millón de desayunos. Lo mismo que el encebado, y ahora finado feliz, Alberto Andrade, hacía sus números, aparte de reventar cohetes sobre el cielo panza de burro de Lima, ofrecía sus buffets criollos para que il popolo flatulentara los gases de alguna comida y no el flato ulceroso de una barriga vacía. Claro, todo esto sólo fue un acto de maromero. Todo esto es historia de las que nos queda algún hueso de pescado y un par de agujeros menos en la correa del pantalón; y, por supuesto, la pileta de la plaza de armas llena de pisco cuando hay que celebrar cualquier estupidez.
Por eso, todos los miserables, intelectualoides, ociólogos, antrópotos y pobres diablos culturientos, se juntan, abrazan y hombro a hombro con la presa en la boca, defienden el clisé de que nuestra gastronomía es el reflejo de nuestro estatus como “país palanca” en un seudoproceso de aceleración económica que muy pronto nos verá catapultado al primer mundo; y no lo que es: una elucubración de los pobres, una forma de matizar sus alimentos para no aburrirse y no desnutrirse en un mundo que los priva de una buena alimentación, y nos le da a elegir entre comprar en un supermercado o comer de las sobras que arrojan los comensales de comida kosher o treyfah (con el respeto que me merecen los judíos de los cuales soy un amigo crítico y nada complaciente).
Así, no resulta extraño ver coincidir al cojudo de Aldo Mariátegui con el pusilánime de Augusto Álvarez Rodrich, o al tremebundo de Federico de Cárdenas con el aedoaproso Mirko Lauer o el débil mental de Raúl Tola transmitiendo en vivo y en directo los eructos de los comechados. Todos estos criollentos que nunca han pasado hambre, que no conocen las necesidades de los ciudadanos de a pie (mucho menos se la imaginan), que nada saben de la crisis que ahorca a lo que ellos llaman sectores "c," "d", "e", y todas las letras del alfabeto; no tienen nada más que decir, sólo lambisquear el guiso de los poderosos, oletear el rissoto de las petroleras, y babear sobre un plato de "gallina mechada" de la canibalesca y garrapatulienta lumpenburguesía local.
El juvenólogo (y viejo para darse con opiniones adolescente), Sandro Venturo, al igual que cuando dijo en una entrevista con Marco Aurelio Denegri que el sistema tiene una de sus principales falencias en que los jóvenes no sean empleados rápidamente (justificando la explotación infantil), ha expectorado “que la cocina es una actividad completa, de producción y reproducción de la vida… es puro hedonismo; es capacidad de transformar los insumos de nuestra biodiversidad cultivada”. (y como dice Rodríguez Núñez --en otro artículo sobre este mismo tema-- cambien la palabra “cocina” por otro sustantivo y la frase mantendrá igual su razón). Porque cuando un adlátere del capitalismo draconiano opina, siempre termina por asentir y justificar, a como dé lugar, un estado de miseria, corrupción, hambre, decadencia moral, crimen, estafa, robo, etc.
No hace falta hacer una análisis exhaustivo para afirmar que esta “Mistura” de comida digerida ha sido un engaño más del protocapitalismo nativo, auspiciado desde las ventosas del gobierno central que intenta mantener desconectado de la realidad a todo un pueblo que tarde o temprano tomará las riendas de su destino porque como reza en los grafitis de las calles (que son el barómetro de la efervescencia social): “si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico”. Mientras tanto que los rumiantes de cuatro estómagos tomen su “Sal de Andrews” y no confundan los tambores de un pueblo en pie de lucha con sus meteorismos estomacales.
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1.-Televisoario(a).- Según el ABERRARIO, famoso diccionario ybarreano, corresponde a un presentador de televisión que no tiene nada que ofrecer intelectualmente y solo lee los discursos que el patrón le dicta.// Como segunda acepción está referido al televidente que ha sido doblegado en sus criterios y acepta como válido todo lo que la televisión le ofrece.
Y, sin embargo, lo único que deflaciona es el gas metano que sale de los cuatro estómagos de estos rumiantes, dueños de un país subsahariano, banana republic, cuyo poder ha sido capturado por mafiosos, gánsteres y pirañas con partido político que funcionan como fachadas o madrigueras, y una relinchante y awebonada burguesía burocrática que se solaza y se zurra en la miseria y el olvido de las grandes mayorías donde un candidato presidencial reduccionista, alguna vez, ofreció una salida práctica a los desvaríos literarios de un plan de gobierno: “chamba y combo”; y donde cualquier intento por revertir este orden de esquizofrenia y realidad de espanto es tomado con la sobaquina de los áulicos y felipillos interesados en la tajada que les toca, tapándose la boca y llamando a gritos a los perros policías: terrorismo, subversión, conspiración, revolución, odiadores, malditos (como los “atrapados” hace un tiempo en Larcomar), delincuentes (como los campesinos que bloquean las carreteras para ser escuchados, o como los jubilados que le gritan al enrejado del Congreso), etc., etc.
Asco me ha dado leer titulares, notas periodísticas, columnas y editoriales hablando con la barriga llena de este tema superfluo (¿turismo gastronómico?) en tiempos de hambruna y tribulación. Nadie les ha mencionado lo ofensivo que resulta degustar una comida (de) cinco tenedores (algunos esquizoides hablan de comida siete trinches) en un país donde las barrigas crujen de hambre o de parásitos. Vergüenza debería darles a estos señores por poner una entrada hueleguisos de 20 soles, sólo para ver, en un país donde el sueldo mínimo diario ni siquiera llega a esa cifra. Después hablan de no segregar cuando la verdadera segregación se da vía la economía: cuando el hijo no puede pagar una universidad particular se va (si es que puede) a la universidad nacional (donde no podrá dirigir si no ser dirigido); cuando alguien no puede comprarse un carro se ve arrojado a ese submundo de las combis y el tráfago milvueltero de este medio postmoderno; cuando alguien no puede comprarse una casa se ve obligado a vivir de alquilado (Raskolnikov) a sobrevivir en pueblos jóvenes o asentamientos humanos; y, por último (aunque podría seguir en varias carillas), cuando una familia no puede comer un menú balanceado (ni siquiera estoy hablando de carnes o pescados) se ve obligado a alimentarse de pan y agua. Claro, y a esto no se le puede llamar de otra forma sino SEGREGACIÓN, MARGINACIÓN, EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE, violación de derechos humanos, Cretinismo y aberración con montaje democrático. Por eso, seguro, el cretino de Billingurst se hizo del gobierno ofreciendo un pan más grande al que ofrecía Aspíllaga; y el Apra, ese meconio estrellado de Haya de La Torre, dando risotadas de hiena, ofreció --y ofrece-- su barajada ley del hampa “pan con libertad”, donde el pan está reservado para los compañeros y la libertad sólo se vive en el palacio de gobierno, el congreso y las casonas de los ricachones del narcoestado, cuya prueba flagrante fue su primer atentado al gobierno en 1985. No nos olvidemos, tampoco, que un pituitario izquierdoso, hace años, entró a la casa de Taulichusco ofreciendo un millón de desayunos. Lo mismo que el encebado, y ahora finado feliz, Alberto Andrade, hacía sus números, aparte de reventar cohetes sobre el cielo panza de burro de Lima, ofrecía sus buffets criollos para que il popolo flatulentara los gases de alguna comida y no el flato ulceroso de una barriga vacía. Claro, todo esto sólo fue un acto de maromero. Todo esto es historia de las que nos queda algún hueso de pescado y un par de agujeros menos en la correa del pantalón; y, por supuesto, la pileta de la plaza de armas llena de pisco cuando hay que celebrar cualquier estupidez.
Por eso, todos los miserables, intelectualoides, ociólogos, antrópotos y pobres diablos culturientos, se juntan, abrazan y hombro a hombro con la presa en la boca, defienden el clisé de que nuestra gastronomía es el reflejo de nuestro estatus como “país palanca” en un seudoproceso de aceleración económica que muy pronto nos verá catapultado al primer mundo; y no lo que es: una elucubración de los pobres, una forma de matizar sus alimentos para no aburrirse y no desnutrirse en un mundo que los priva de una buena alimentación, y nos le da a elegir entre comprar en un supermercado o comer de las sobras que arrojan los comensales de comida kosher o treyfah (con el respeto que me merecen los judíos de los cuales soy un amigo crítico y nada complaciente).
Así, no resulta extraño ver coincidir al cojudo de Aldo Mariátegui con el pusilánime de Augusto Álvarez Rodrich, o al tremebundo de Federico de Cárdenas con el aedoaproso Mirko Lauer o el débil mental de Raúl Tola transmitiendo en vivo y en directo los eructos de los comechados. Todos estos criollentos que nunca han pasado hambre, que no conocen las necesidades de los ciudadanos de a pie (mucho menos se la imaginan), que nada saben de la crisis que ahorca a lo que ellos llaman sectores "c," "d", "e", y todas las letras del alfabeto; no tienen nada más que decir, sólo lambisquear el guiso de los poderosos, oletear el rissoto de las petroleras, y babear sobre un plato de "gallina mechada" de la canibalesca y garrapatulienta lumpenburguesía local.
El juvenólogo (y viejo para darse con opiniones adolescente), Sandro Venturo, al igual que cuando dijo en una entrevista con Marco Aurelio Denegri que el sistema tiene una de sus principales falencias en que los jóvenes no sean empleados rápidamente (justificando la explotación infantil), ha expectorado “que la cocina es una actividad completa, de producción y reproducción de la vida… es puro hedonismo; es capacidad de transformar los insumos de nuestra biodiversidad cultivada”. (y como dice Rodríguez Núñez --en otro artículo sobre este mismo tema-- cambien la palabra “cocina” por otro sustantivo y la frase mantendrá igual su razón). Porque cuando un adlátere del capitalismo draconiano opina, siempre termina por asentir y justificar, a como dé lugar, un estado de miseria, corrupción, hambre, decadencia moral, crimen, estafa, robo, etc.
No hace falta hacer una análisis exhaustivo para afirmar que esta “Mistura” de comida digerida ha sido un engaño más del protocapitalismo nativo, auspiciado desde las ventosas del gobierno central que intenta mantener desconectado de la realidad a todo un pueblo que tarde o temprano tomará las riendas de su destino porque como reza en los grafitis de las calles (que son el barómetro de la efervescencia social): “si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico”. Mientras tanto que los rumiantes de cuatro estómagos tomen su “Sal de Andrews” y no confundan los tambores de un pueblo en pie de lucha con sus meteorismos estomacales.
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1.-Televisoario(a).- Según el ABERRARIO, famoso diccionario ybarreano, corresponde a un presentador de televisión que no tiene nada que ofrecer intelectualmente y solo lee los discursos que el patrón le dicta.// Como segunda acepción está referido al televidente que ha sido doblegado en sus criterios y acepta como válido todo lo que la televisión le ofrece.
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25 comentarios:
Mientras el afamado Gastón, que por lo demás me cae muy bien, no logre cautivar a los que se suceden en el poder político cada lustro vendiéndoles el discurso que tan bien maneja sobre la cocina y las actividades conexas, es decir, mientras el boom de la cocina peruana no engarce definitivamente con actividades productivas como la agricultura, la agroindustria, la ganadería, los múltiples servicios que demanda, etc., la cocina peruana será un espejismo a disfrutar solo por los privilegiados de siempre. Eso por no hablar de temas más serios e imprescindibles ligados indefectiblemente al boom de la cocina novoandina: la soberanía alimentaria de un país colonial y la desnutrición crónica de un pueblo tuberculoso y con anemia ferropénica que no se cura con potajes rijosos, aderezados para exclusivo deleite de paladares lujuriosos. Sinceramente, me sentí tentado de ir al Mistura, antes por afán literario que por urgencias culinarias. Pero hice números y reculé en el intento. Gasolina, entradas para la familia sin derecho a nada —sólo a nutrirte como los monjes tibetanos, o sea, oliendo— su emoliente o refresco (¡cinco lucas!) y anticuchos, por ahí un lomito saltado o un rico cau-cau criollo (¡ya iba como 200 soles!) pero por sobre todo la incomodidad, el jodido estacionamiento y el roce con la misma gente que repleta las ferias de autos y los multicines, agravado por el hecho de ver a tiempo por la T.V. (¡gracias canal N!) al glotón fujimontecínico, Raúl Vargas degustando por ahí lo que ofrecían, me provocaron arcadas irremediables y preferí ahorrarme el vómito… ahora todos son cheff, desde el cabrilla que decía poder preparar un menú para la familia a veinte lucas, hasta el bicicletero poeta que no la hace ni por la bragueta… y todos, ilusamente afirmando que la cocina nos arrancará de la postración y el subdesarrollo… ¿Es que queremos ser como los tailandeses, gigantesca maquiladora neocolonizada, uno de cuyos principales ingresos es además el turismo sexual de viejos pederastas europeos? Aunque a decir verdad, no estamos muy lejos… Miles de extranjeros jubilados vienen a probar los potajes peruanos y paso a los niños de la selva loretana…Y eso no lo digo yo. No deseo ser mezquino con Gastón, creo que es honesto en lo que hace, pero creer que sólo la cocina sacará al Perú del subdesarrollo, como parece sugerir candorosamente el famoso cocinero, dejando de lado la industria pesada, las actividades de transformación y sobre todo dejando de lado esa criminal costumbre de la burguesía nativa de persistir en extraer y rematar las riquezas naturales (economía primaria que le llaman, reprimarización también le dicen) que pertenecen a todos los peruanos, seguiremos recontrajodidos. Mientras el Estado no tome en serio las conexiones de la comida peruana, fomentando actividades productivas ligadas a la gastronomía, ésta seguirá siendo cuento de tres o cuatro compadres que estudiaron derecho u otra carrera en la Católica (qué casualidad no, para sus burgueses padres la cocina era asunto de la plebe, Rafael Osterling, los Berckemeyer, el mismo Gastón Acurio, todos de familias pudientes, hicieron el viaje ritual a las europas y cuando retornaron al país, el papi les tenía el restaurante listo, claro, se prestaron plata para armar el local, pero el fin de semana todo el club de golf o el club de playa de las amistades de los papis les llenaban el local, pienso en los miles de huevoncitos que ahora estudian cocina y en sus imbéciles padres pagando un huevo de plata como si en el Perú hubieran bistros a diestra y siniestra!).
Rafael Inocente
El resultado de todo esta inflación mediática (¡ay, los publicistas y asesores de imagen!, hasta la peluquita de Gastón y sus tenidas conectan con la gente, simpático el gordito, parece de mi barrio, ¡si hasta a mí que soy gruñón me cae bien!) se verá en unos años. Yo recuerdo que cuando terminaba la secundaria, a los primeros puestos del Colegio Pedagogía (ex Dintilhac) nos dieron una charla de orientación vocacional. Uno de los conferencistas fue quien por ese entonces era ministro de energía y minas, Juan Incháustegui. En aquella época dirigía TECSUP. Entre muchas otras cosas, recuerdo que dijo algo así como que las carreras del futuro estaban ligadas al desarrollo de la industria pesada, la mecánica, la electricidad, la generación de energía, las carreras ligadas a la biología. Por ahí un chanconcito le preguntó, ingeniero, ¿y la computación? Incháustegui sonrió y dijo, ah, esa es la carrera del futuro. La mayoría de gente de mi promoción se matriculó en computación, carrera que a fines de los ochenta era considerada prometedora. A veces me los encuentro por las calles. Uno o dos estarán bien instalados en el sistema. La mayoría terminó de digitadores en cabinas públicas. ¿Queremos esto para esos miles de muchachos que yo considero están siendo estafados en las academias de cocina? Porque como dice Gastón, los cocineros son también soldados que están luchando por la patria, pues la cocina peruana es, ante todo, una cocina de guerra y no una abrumadora y excluyente kermesse del Inmaculada en donde los curas astutos, para lavar la malaconciencia, invitaban también a los niños de las barriadas de Villa María del Triunfo.
El buen Gastón, serio candidato a la presidencia de la República, tiene la palabra.
Rafael Inocente
Entonces, Manso Cordero, (dicen las malas lenguas que eres en realidad nada menos que el Aldito que ha decidido honrar a la plebe con su presencia canaldosina-carloscachacienta),¿te trancaste con “behetría”? No me vas a decir que tampoco conoces estantigua, gabasa, legisperito, lectisternio, histocompatibilidad, jamerdana, begardo, azoospermia, grida, calvitar. ¿Tampoco conoces? Coño, hermano, tú no estás en nada, no jodas.
POTOVIRGEN
Buena Rodolfo, siempre con tu buena pluma punzante y pugnaz, muy buen punto de vista que suscribo. Como dijo alguien por ahí: RECIÉN SE DAN CUENTA QUE TENEMOS BUENA COMIDA!!! ... que gran cinismo e hipocrecía ... y recién le dan interés porque el cocinero pertenece a los 'niños-popó' de la oligarquía criolla ...
¿¿¿Y todos los excelentes, exitosos y requeridos cheffs negros, cholos e indios peruvianos que desde hace décadas detras de los lujosos restaurantes de los ricachones y en los mejores Cruceros y hoteles y restaurantes del mundo preparan las delicias de los 'culones' nacionales y extranjeros ??? Ellos no existen porque son negros, cholos e indios y por lo tanto 'impresentables' ...
La cocina peruana es BUENA porque la presenta un 'NIÑO-POPÓ', un 'BB-LIGHT' de la neo-oligarquía ... y las NEGRAS-COCINERAS de esa comparsa o circo de las prsentes horas, que vayan 'al fondo hay sitio' y de huele-guisos de los 'blanquitos-popó' (muy a pesar que las negras cocineras tienen décadas haciendo maravillas en la cocina y los 'NIÑOS-POPÓ' recién se están limpiando los mocos en las artes gastronómicas) ...
Bien Rodolfo, comparto tus puntos de vista ... he cambiado de blog y te dejo la dirección: http://ysodigital.blogspot.com
Siga Ud., amigo Rodolfo poniendo las cosas en sus sitio con su conocida y efectiva pluma, ya que estamos cercados y plagados mediáticamente de tanto TELEVISOARIO de cuello y corbata que también degusta de la 'MERMELADA' y que poco le interesa sino eructar lo que sus patrones le inyectan vía cánula y como lavativa diaria para tenerlos bien 'afinaditos y alineaditos' ...
Maestro Ibarra, siga adelante. Muy bueno el artículo,
saludos desde Piura ,
paisano
PP.
Rafael, Jaime, los invito a comer de carreta un día de estos.
Saludos.
Giacomo, Manso Cordero, José Manuel, Julio, Roberto P, reenvíen sus comentarios. Hubo un error en el tecleo. No comparto sus opiniones pero las publicaré igual.
Esta fue mi respuesta para el post de la “mula”, mister Ybarra…
Caramba! Qué diferencia! Cuanta amabilidad! (y esto no es ironía) como no, señor Ybarra, no hay problema, ninguna presión.
Sólo pido que, siempre que pueda, claro, publique mis comentarios que no son tan groseros (al menos, no son sólamente groseros) y que trato de que sean un poco divertidos y siempre en contra, claro (para que sea más thriller, pues) así que saludos, un gusto, buen fin de semana!!! Pero como dijo Borges:
“….discrepamos de muchas cosas, ¿verdad? Pero eso está bien. Porque entenderse es una miseria”
En fin, para el amigo “potovirgen” (qué apelativo más sugerente, es un desafío, acaso?? Ja ja ja ja ja ja) pues no, no soy Aldo Mariátegui, aunque quisiera ganar el billete que gana él (y no me jodan con la sensibilidad social!!) la foto que observan, es éste corderito en original. Ahora, me dijiste: “tú no estás en nada” eso quiere decir que estoy en algo?? O, que estoy en nada?? Como verás amigo, más importante son los signos de puntuación que las palabras más rerererebuscadas que uses……
NO JODAS YBARRA, YO TRAGO BIEN TANTO EN CARRETA COMO EN ESOS LUGARES DE PITUCOS. SÍ, A VECES, NO ME DEJAN ENTRAR, PERO QUE CHU.
J.J.
choprove, y qué hacemos con toda esa bilis, una ensaladita. quizás.
maybe
paa los resentidos sociales
ese que habla de resentidos es el clásico tontuelo, palomilla de ventana, que ha estudiado en colegio particular y que odia al cholo y al serrano.
Aunque nos odiamos y discrepamos en secreto, en algo estamos de absoluto acuerdo, y no lo hacemos para pasar por esnobs ni para que no nos acusen de racistas ni para ganarnos el rumor de que somos muy desprejuiciados ni nada por el estilo; el hecho es que a nosotros tres, nos encantan los negros, los cobrizos y los amarillos, son seres de mucha valía, créannos.
Carlos Cacho, Beto Ortiz y la chola Chabuca.
No, no, Manso Cordero, nuay desafío alguno. Lo que pasa es que me consta por curiosidad literaria que cada vez somos menos y que por cada loca de playa como Carlos Cacho, hay 500 maricos solapa que ni con espéculo los descubres.Ya ves, si hasta el nombre del aparatito médical es también afín: espéculo,¿puede haber un nombre más marico?
POTOVIRGEN
Me interesaría leer algo sobre SOBERANÍA ALIMENTARIA en relación al boom de la gastronomía peruana.
Y cómo es eso de que el pueblo peruano todavía padece de anemia ferropénica.?
Excelente comentario del señor Inocente, particularmente a mí me parece ofensiva la gula del gordo Gastón, picando en cuanto huarique se le presenta, mientras en el mundo, y especialmente el Perú, millones de niños todavía mueren de hambre e injusticia. Sarta de sinvergÜenzas.
R.V.G.
Ya, pues, Rodolfo, tu dirás. Hay un huarique bueno en el centro de Lima para comerse una butifarra con zarza criolla, a ocho luquitas, no más.
Rafo
QUE CARAJO QUIERE DECIR ESTO????
“si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico”
por qué tanto miedo, oe?
ESTO ES PARA LOS RECONTRA-ARCHI-RESENTIDOS SOCIALES !!!!
Y...
QUE CARAJO QUIERE DECIR ESTO????
“si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico”
Por cierto, la high life limense hace años que ya no vive en el Perú...
ESTO ES PARA LOS RECONTRA-ARCHI-RESENTIDOS SOCIALES !!!!
Y...
QUE CARAJO QUIERE DECIR ESTO????
“si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico”
Por la Ley del Karma, hijito: el rico que hoy se llena la panza sin compartir reencarnará en pobre y famélico... Compartan....
ERES UN RESENTIDO SOCIAL...SI TE FALTA DINERO TRABAJA, SE EMPREDEDOR, OPORTUNIDAD Y DESARROLLO ESTA AHI EN LAS CALLES DE ESTE HERMOSO PAIS. NO ESPERES QUE EL ESTADO GENERE LA RIQUEZA QUE TU PUEDES CREAR.
Si quieren un ejemplo de imbecilidad, lean el último comentario.
jjaja espectacular...sencillamente me hierve la sangre en como la gente endiosa a este mediocre gaston acurio..como si fuese el salvador del peru, como si el peru fuese a salir del subdesarrollo separando papas de cebollas...los ingenieros, tecnicos y profesionales de verdad lo haran...
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